Año de publicación: 1985
Valoración: Recomendable
Este libro engaña. Desde el primer momento, además, porque la primera página nos remite a una nota de prensa en la que se informa del reclutamiento de monos por parte del ministerio de defensa de Israel para labores de tipo humanitario. Podríamos pensar, entonces, que lo que encontraremos en las siguientes 150 páginas será algo así como una distopía, una novela de ciencia - ficción o una comedia. Vaya, si estaremos ante una versión tropical de El planeta de los simios o de 12 monos, por poner un par de ejemplos.
Pero pronto descubriremos que apenas hay nada de lo anterior y que lo que finalmente leeremos será una novela, protagonizada por un pequeño grupo de marimondas, bastante más compleja de lo que podría inicialmente parecer.
Protagonismo animal, por tanto, pero animales humanizados (y humanos animalizados, como reverso de la moneda) en un texto que toca multitud de temas. Así, colonialismo, globalización, relación hombre - naturaleza, organización social o la formación de los liderazgos atraviesan las páginas de una novela que en un tono casi ligero, como si estuviésemos leyendo un documental de National Geographic, vuelve a poner sobre la mesa un tema muy tratado en la literatura latinoamericana de la primera mitad del siglo XX: aquello de civilización o barbarie.
Superada la extrañeza inicial que provoca ese protagonismo animal, uno va extrayendo cosas positivas de la novela. Tres destacan por encima de todo:
- el lenguaje, que combina lo popular con "poéticotorrencial", tan relacionado con el contexto geográfico en el que se ubica la novela. Mejor un ejemplo que, no sé si acertadamente o no, me lleva a pensar en Tomás González:
Subió hasta la cara rugosa del cadáver de abiertos ojos en cuyo fondo opaco se copiaba adentrado un reflejo de cielo estrellado, y halló que de esos ojos estrábicos por la muerte, como si quisieran mirarse al propio interior del cráneo, y de la nariz que era poco más que unos agujeros tenebrientos, hoy se escapaba la esencia de ese olor a muerte condensado en gotitas
- los cambios de perspectiva. El peso de la novela recae en el líder de la manada de marimondas, pero Escobar Velásquez lo traslada a unas hormigas, un zorro, una lagartija, unas vacas o a un hombre, sin pudor y sin que la cosa chirríe.
- la capacidad del autor para acercarse a temas profundos desde la más absoluta sencillez, en un tono casi de fábula.
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