jueves, 28 de agosto de 2025

Tarjei Vesaas: Los pájaros

Idioma original: noruego
Título original: Fuglane
Traducción: Carolina Moreno (en catalán para Club Editor) y Juan Gutiérrez-maupomé, Teigen Gund (en castellano para Nórdica Libros)
Año de publicación: 1957
Valoración: recomendable


Hay autores clásicos que, por motivos que desconozco, pasan de largo de nuestras vidas lectoras. Es posible que sea porque pertenezcan a países con menos influencia mediática o por utilizar idiomas menos populares. Y esto me ocurrió con Tarjei Vesaas, al que descubrí hace relativamente poco por su libro «El palacio de hielo» en el que, a pesar de cierta irregularidad, esgrimía destellos de una prosa que merecía ser profundizada y ampliada a través de otras de sus obras. Y aquí estamos, aunque con resultado poco convincente.

Empieza la novela de manera directa, como suele ser habitual en la literatura nórdica, y el autor nos introduce a los dos personajes que conformarán el eje central del relato: Mattis y Hege, dos hermanos que, a pesar de encontrarse en la madurez, viven juntos pues sus padres murieron cuando ellos eran aún niños; ella tiene cuarenta años y él tres menos; él sin trabajo y con remordimientos por no encontrar uno porque, según su opinión, no tener trabajo «es el mal que lo alimenta todo el año, y que lo ha hecho a lo largo de cuarenta años». Le apodan “el tarugo”, de manera justificada según él mismo y, por esa condición, teme que su hermana lo abandone ya que supone un lastre para la familia. Por ello, Mattis espera que la monotonía de su vida cambie y por ello está siempre pendiente de alguna señal que cause una disrupción en su vida. Y ese hecho, a su entender, se produce cuando, un día por la noche, la becada hace un vuelo por encima de su casa, algo bastante inusual, y él lo atribuye de forma inequívoca a que aquello es un presagio de que algo cambiará, de que nada será nunca más como antes. «Si esto no tiene importancia te juro que ya no sé qué puede tenerla» afirma, a la vez que intuye sin lugar a dudas que «a partir de ahora todo será diferente” pero, ¿lo será también para él?

La narración transcurre a través del día a día de los hermanos, centrándose en Matis y en cómo pequeños acontecimientos marcan de manera profunda su día a día, elevando situaciones cotidianas a hechos excepcionales. Para él todo tiene importancia, en su mundo interior rico y anárquico, una escena que salga de lo habitual es un el hecho de vital trascendencia. Y esa manera de ver y sufrir el mundo le causa un aislamiento interior pues nadie le entiende, nada ve el mundo como él, y eso le crea un abismo emocional pues en su fuero interno él sabe que es diferente al resto y que parece ser el único en darse cuenta y constatar la importancia de pequeños detalles y cambios en su rutina, ya sea el vuelo de unos pájaros o la amenaza de una inminente tempestad.

A pesar de que la historia promete, pues uno empatiza con Matis y sus preocupaciones, es precisamente esa rutina la que contagia el relato si bien es cierto que la irrupción de un tercer personaje que altera el orden y suscita episodios personales y vivenciales que abren y reformulan nuevas cuestiones sobre la vida y su futuro aumenta sumamente su interés hasta llevarlo a niveles suficientes para disfrutar de su lectura. Es por ello por lo que la lectura produce sensaciones encontradas pues el retrato de los personajes está bien definido y uno se une a la angustia de Matis, pero es justamente esa rutina en la que se halla instalado que causa que a veces el lector se pierda en ella y se someta a su mismo abatimiento.

También de Tarjei Vesaas en ULAD: El palacio de hielo

No hay comentarios: