Año de publicación: 2024
Valoración: recomendable
Un fenómeno curioso que se ha dado en los últimos años es el de escritores/as que han conseguido publicar gracias a su labor previa en las redes sociales; entiéndase que no estoy hablando de los y las típicos influencers, youtubers indocumentados o poeticastros de carpetas de instituto, sino de gente que sabe mucho sobre algún tema -o investiga y luego sabe explicarlo-, pero que no tenían otro lugar para contarlo, así que se dedicaron a hacerlo a través de los conocidos como "hilos" en el antiguo Twitter (lo de ahora es un engendro nazi) o Bluesky. Algunos de estos divulgadores/as (me niego a llamarles "creadores de contenidos") han publicado luego libros que recogen todos esos hilos, de los que unos pocos elegidos, hasta ahora, han merecido la inmortalidad de las reseñas de Un Libro Al Día, como ha ocurrido con los escritos por Pedro Torrijos y Laia San José. En el caso que hoy nos ocupa tenemos a otro de estos divulgadores en redes, Daniel Guillén Hidalgo -conocido en internet como @Manuel_ de BCN-, que no se dedica a contarnos historias sobre arquitectura o vikingos, sino de algo que suele ser del agrado general o que, al menos, todos y todas disfrutamos alguna vez, según los gustos de cada cual, e incluso puede volverse adictivo: la comedia.
Pero no cualquier tipo de comedia; no hablamos ni de la Comedia dell'Arte ni de los vodeviles burgueses que se suelen representar en los teatros durante las fiestas patronales de cada ciudad... En el caso de este libro, los muchos capítulos se dividen entre los dedicados a:
a) Series de televisión o "comedias de situación" (sit-coms) más o menos míticas: Fawling Towers -de donde el autor sacó su seudónimo en redes, pues uno de los personajes siempre se presentaba como "Manuel, de Barcelona"-, Te quiero, Lucy, Seinfeld, Loco por ti o Las chicas de oro...
b) Películas de humor: entre los que aparecen grandes éxitos (por no decir filmes ya míticos) como Una noche en la ópera, El jovencito Frankenstein, La escopeta nacional, La vida de Brian, Aterriza como puedas, Cuando Harry encontró a Sally o Tiempos modernos, de Chaplin -en un capítulo en el que también nos habla de otros dos colosos de la época: Harold Lloyd y Buster Keaton-; al igual que en las series del apartado anterior, los capítulos se centran, sobre todo, en la génesis, en ocasiones dificultosa, de estos grandes y divertidísimos títulos 8un recuerdo desde aquí al beatle George Harrison, que hipotecó su mansión para poder financiar y, sobre todo, ver La vida de Brian, en lo que se ha llamado "la entrada de cine más cara de la Historia").
c) La mayor parte del libro está dedicado a cómicos/as que, si bien han podido triunfar luego en el cine y/o la televisión, comenzaron o cuando menos cultivaron con frecuencia durante alguna época de su vida lo que se conoce como stand up comedy, es decir, que han sido monologuistas o, aunque sea, cuentachistes... La lista es muy amplia y en ella encontramos desde estrellas de cine -es decir, que se dedicaron al cine posteriormente, pero empezaron sobre los escenarios-, como Steve Martin, Woody Allen, Robin Williams, Bill Murray, Richard Pryor, Jim Carrey... (estos primeros nombres quizá sorprendan a los no norteamericanos), otros que no dieron el salto a la gran pantalla , pero cuyo nombres resultan legendarios para los profesionales y aficionados al humor, como George Carlin o Lenny Bruce; epítomes de cierto humor británico -aparte de los (Monty Python, claro), como Peter Sellers, Rowan Atkinson y Ricky Gervais e incluso representantes hispanos del género: el gran Gila, Andreu Buenafuente o, a estas alturas ya mítico Eugenio. En esta categoría también podemos incluir a grupos teatrales que , aunque no hagan exactamente monólogos -de hecho, hay unos que ni siquiera hablan-, han triunfado en los escenarios de allí por donde han pasado: me refiero a Tricicle y a los no menos geniales les Luthiers.
Como se ve, a excepción de estos últimos, argentinos, el resto de comediantes de los que Daniel Guillén nos habla en el libro -hay alguno/a más, pero ocurre lo mismo- son o del ámbito cultural español o de países anglófonos. No hay más representantes del humor latinoamericano ni tampoco de , por ejmplo, el humor francés o italiano. Es comprensible, puesto que la muchos de los personajes y obras de los que trata el libro aparecen en él debido al recuerdo o la trayectoria vital y cultural del autor y, además, la bibliografía disponible sobre humoristas escénicos parece estar sobre todo en inglés, pero, de todos modos, sería deseable que en algún futuro nuevo volumen se incluyeran a cómicos/as de otras lenguas o culturas. También, aunque ya aparecen aquí unas cuantas, como la mencionada Lucille Ball o Carole Burnett, podría dedicarse más espacio a las mujeres humoristas, algunas de ellas excelentes (y particularmente en el ámbito del monólogo, creo yo). Lo mismo puede desearse sobre la inclusión de humoristas surgidos no en los clubes de comedia, los teatros o en la tele, sino en los diferentes canales que proporciona internet hoy en día (como el propio autor del libro).
Puntualizaciones éstas, en todo caso, muy secundarias ante la gran virtud del libro, que es hacernos pasar un buen rato y, sobre todo, darnos ganas de pasarlo aún mucho mejor conociendo o revisitando, toda la plétora de humor que nos propone.
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