Título original: Never Breathe a Word: The Collected Stories of Caroline Blackwood
Traducción: Damian Tullio
Año de publicación: 2010
Valoración: Recomendable
Ni una palabra, antología en la que Chai Editora compila los mejores cuentos de Caroline Blackwood, me ha fascinado. Y es que los cuentos aquí reunidos son de mi tipo: resultan perturbadores, abordan temáticas oscuras, presentan personajes con claroscuros e interacciones oblicuas, se benefician de una satisfactoria ambigüedad, se cierran con catarsis de lo más dudosas y están excelentemente escritos.
Los tres cuentos que inauguran el volumen, agrupados bajo el rótulo "Hechos" y titulados "Ni una palabra", "Cochino" y "Unidad de quemados", tienen una gran carga autobiográfica. Si bien prefiero aquellos que los siguen, exhiben un nivel muy alto, sobre todo los dos primeros.
A continuación tenemos ocho cuentos encabezados por la palabra "Ficción": "La entrevista”, "La niñera del bebé", "Mi amor, por favor, no llores", "La esposa de Taft", "Addy", "La Navidad de Marigold", "Compra compulsiva" y "El contestador automático". Aunque todos ellos funcionan muy bien, mi favorito es "La entrevista", pues además de rozar la genialidad recuerda vagamente, por su premisa, personajes y perversidad, al magistral "Ravissante" de Robert Aickman.
Llegados a este punto, abordemos los cuentos de Ni una palabra uno a uno, aunque sabed que mi pequeño resumen no les hace justicia:
- "Ni una palabra". Un antiguo jockey profesional, que acompaña a dos niñas ricas cuando van a montar, pide a una que se reúna con él por la noche en medio del bosque.
- "Cochino". La escuela de alumnos masculinos en la que, por los avatares de la guerra, termina yendo la protagonista, deviene un lugar violento por culpa de un matón que impone su ley.
- "Unidad de quemados". Una mujer espera, en la asepsia de un hospital de quemados, un milagro para su hija.
- "La entrevista". Un periodista invita a la viuda de un pintor famoso a tomar algo tras la proyección de un documental sobre la vida del difunto artista, para preguntarle qué le ha parecido. La anciana, aparentemente patética, se revela capaz de perturbar y avergonzar a su joven interlocutor con sus opiniones, proposiciones y sarcasmo.
- "La niñera del bebé". Una joven cae en depresión tras parir y su marido contrata a una niñera, que poco a poco va adueñándose de su hogar.
- "Mi amor, no llores, por favor". Una mujer se somete a una operación estética en contra de la voluntad de su marido, quien aún así deberá tratar de calmarla mientras aguarda que le den el alta en el hospital.
- "La esposa de Taft". Un atractivo asistente social, muy entregado en sus casos pero solitario y celoso de su vida privada, encuentra a la madre de un niño abandonado, ahora casada con un hombre rico, y concierta una comida entre los tres.
- "Addy". Una mujer asimila la muerte de una perrita por la que no sentía especial cariño.
- "La Navidad de Marigold". Una madre soltera se prepara para pasar la Navidad sin su ex marido por primera vez, pues éste, incluso después del divorcio, siempre las acompañaba a ella y a su hija.
- "Compra compulsiva". Una cuarentona que se quiere gastar el dinero de su marido experimenta todo tipo de sentimientos con la solícita empleada que se ofrece para atenderla.
- "El contestador automático". Una viuda trata de superar el luto con un excéntrico ritual, que consiste en llamarse a sí misma desde un pub sórdido y dejarse mensajes en el contestador automático.
Ya digo que si tuviera que elegir entre alguno de los cuentos que componen Ni una palabra, me quedaría con "La entrevista", por su protagonista tan frágil y senil como perversa y lúcida, y quizá también con "La niñera del bebé", por las turbias dinámicas familiares que plasma.
Asimismo, resaltaría el impacto que producen "Ni una palabra" y "Mi amor, no llores, por favor", la tensión creciente que erige "Cochino", el retrato psicológico del protagonista de "La esposa de Taft" y las catarsis malrolleras de "Addy", "La Navidad de Marigold", "Compra compulsiva" o "El contestador automático".
Habréis notado que sólo me ha quedado por citar uno de los once cuentos de Ni una palabra en los dos párrafos anteriores. Y es que, si bien "Unidad de quemados" es un cuento más que solvente, engalanado con metáforas y reflexiones muy sugerentes, a mi juicio le falta algo de cuerpo a su argumento y protagonista.
Resumiendo: Ni una palabra es una antología harto recomendable. Al fin y al cabo, nos permite adentrarnos en el universo literario de Blackwood, oscuro, cruel y hasta retorcido, pero no exento de cierta ternura y humor, y conocer a los personajes, que oscilan entre lo grotesco y lo vulnerable, que recorren las páginas de la autora.
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