La senda del solitario es una colección de relatos del escritor estadounidense O. Henry. Las catorce historias compiladas en este volumen se caracterizan por su sencillez (que no simpleza) en lo que respecta al fondo y la forma, y su absoluta querencia por el humor (un humor afable, casi entrañable, que llega a dulcificar incluso hechos tan patéticos o trágicos como la ruina económica o el crimen).
Personalmente, reconozco el estatus de clásico de O. Henry y soy perfectamente capaz de valorar las virtudes de su ficción (su ya mentada simpleza, su capacidad para perfilar a los personajes con apenas unos párrafos, su precisión estructural, sus giros argumentales...). Sin embargo, yo no he acabado de conectar con su humor (supongo que es demasiado lineal y bonachón para mí, que soy tan retorcido y cáustico). Tampoco me han asombrado demasiado sus desenlaces (Borges, por el contrario, los alababa, pues describió a O. Henry como un maestro del «relato en cuya línea final acecha una sorpresa»).
De manera que recomiendo La senda del solitario a quienes quieran adentrarse en el universo litertario de O. Henry, aunque deben tener en cuenta la humildad de su narrativa (pese a ser considerado un clásico y reivindicado por titanes de la talla de Borges, el autor apelaba a lo popular) y que su humor carece de afán crítico o mala leche.
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