viernes, 3 de octubre de 2025

Mircea Cărtărescu: Dietarios 1990-2017. Una selección

Idioma original: rumano
Título original: Jurnal. 1990-2017
Traducción: Xavier Montoliu Pauli (traducción al catalán para Lleonard Muntaner). Sin tradicción al castellano hasta la fecha.
Año de publicación: 2024
Valoración: imprescindible para fans


Ardua empresa la que aquí se me presenta: reseñar un dietario ya es una tarea harto difícil, pues para conseguir algo de coherencia y sentido uno se debería meter en la piel (o la cabeza) del autor. Si ya esto, de por sí, supondría un reto ingente, hacerlo en el caso de mi admirado Mircea el desafío es colosal, pues si su obra es extremamente enrevesada y críptica, su cerebro (origen y manantial de su escritura) no lo es menos. Pero bueno, ya que aquí estamos, adentrémonos en el mundo onírico de Cărtărescu.

Afirma Sam Abrams en el prólogo que esta obra se trata de un ejemplar casi único pues su traducción al catalán es la única existente aparte de la traducción al sueco. Este dietario seleccionado y publicado consta de una recopilación (antología) de algunas de las entradas escritas entre 1990 y 2017. Así, Cărtărescu empezó este dietario el 17/9/73 cuando tenía diecisiete años y sigue escribiéndolo hoy en día de manera que ya tiene más de cincuenta años de recorrido y que solo finalizará con su muerte (o al menos esta es la intención). Ya el propio autor reconoce este dietario como su obra más importante, pues «se trata del punto de partida de todos mis escritos» y, por tanto, asevera que se trata de «mi obra más importante. Es extraordinariamente complicada. Es una auto entrevista hecha a lo largo de diecisiete años. Es el tronco de mi árbol. Mi obra son las ramas. Los diferentes libros son los frutos. Es fundamental para mi obra. Es el centro de mi escritura». Y, de hecho, una vez leído de forma íntegra constato que así es porque el eje central de su vida es su obra, pero más allá del proceso de escritura o de la temática: el centro nuclear del autor es cómo encara la creación, cómo todo su manera de vivir y pensar es plasmada posteriormente en sus libros. Así, sus delirios, sueños, ilusiones y episodios oníricos, sexuales, anatómicos y orgánicos son presentes también en sus propios sueños, en sus pensamientos, en su manera de ver y entender el mundo. Solo así, desde una mentalidad tan holística del mundo ilusorio se puede entender cómo un autor puede tejer una obra (en general) tan compleja y extensa, tan profunda e inquietante, pero a su vez tan rica y desbordante en calidad y en ambición.

Ya el autor confiesa y reconoce su talento y lo empareja con el deseo (casi necesidad) de trascender, pues ya en la primera entrada del diario, el 1 de enero de 1990, afirma que «el 1989 ha sido un fracaso en cuanto a lo que ha escrito (no me ha salido nada. Todo lo escrito está muerto)». En paralelo al análisis sobre sus textos, y de manera puntual y tangencial, Mircea también comenta a menudo la situación política y social del momento, como cuando afirma el 10/1/1990 que «ahora vemos que la destrucción del antiguo (aunque cercano en el tiempo) régimen ha sido la primera etapa, explosiva, de la revolución, y que ahora vivimos la Segunda, igual de peligrosa. La lucha tiene que ganarse por todos sitios y a todos los niveles, por gente honrada y competente».

El libro está repleto, como no puede ser de otra manera hablando de Cărtărescu, de frases ambiciosas, grandilocuentes, pero también derrotistas, pues su ambición y talento le exigen a menudo cotas muy elevadas de calidad literaria hasta el punto de abandonar trabajos ‘menores’ en aras de su proyecto vital, pues, tal y como asevera, «mi única razón de existir (y la única de ser feliz) es la escritura». Por ello, ya en 1990 el autor abandona su trabajo en una revista porque «mi objetivo no es la notoriedad ni tampoco la posición social, es la literatura. No tan solo sé de qué viviré. Alcanzaré a tocar de nuevo la pureza del artista verdadero, que evita el contacto con los otros, que se escucha y se comprende a sí mismo» siendo a su vez consciente de que el mercado literario rumano es limitado, conocido y ya explotado, así que marca claramente sus «dos objetivos con prioridad absoluta: 1. Escribir. 2. Publicar fuera. En el mundo literario de aquí ya no queda mucho por hacer».

Por todo ello, y a lo largo de sus casi quinientas páginas en letra pequeña, su lectura nos confirma que los dietarios de Cărtărescu son una lectura impresicindible para los amantes de la obra del autor rumano, pues en ellos uno se adentra en sus pensamientos más personales centrados a menudo sobre su creación (que comenta a medida que la va escribiendo compartiendo sus impresiones “en tiempo real”), pero especialmente para conocer lo que pasa por la mente de este genio, sus inquietudes, sus dudas como escritor y sobre su resultado, su gran ambición y la necesidad imperiosa de construir una obra inmensa, amplia y ambiciosa, que tropieza una y otra vez con una autoexigencia mayúscula que le impide avanzar, forzándole una y otra vez a demostrarse a sí mismo que es capaz de plasmar lo que su cerebro ve e imagina. Su colosal talento exuda en esta obra en la que se entrevé una personalidad crítica y autoexigente, pero de una capacidad literaria inusual y prodigiosa a la vez que compleja y de la que el autor es plenamente consciente cuando afirma, en pleno proceso de escritura de «Cegador» que «no hace ni tres años que estoy escribiendo esta locura y todavía no sé si es esquizofrenia hebefrenética, parafrenia o búsqueda de la belleza en la escritura», reconociendo a su vez que duda que alguien lea más allá del tercer volumen, por su complejidad y fragmentarismo o cuando, teniendo en la cabeza la idea de escribir un libro sobre Theodor desde los años noventa, tal es su obsesión y su ambición que le lleva treinta años ponerse a ello pero no cede en el empeño hasta publicarlo.

Ya para terminar, y tal y como afirma el autor: «no podemos descifrarnos a nosotros mismos, igual que un jeroglífico no puede leerse a sí mismo. Estamos hechos para ser leídos por alguien otro». Y justo ahí es donde entramos nosotros al tener en manos esta pequeña joya: la abertura a una de las mentes más prodigiosas del mundo literario a través de sus propias palabras y pensamientos. Una lectura que, no sé si conseguirá que descifremos su enigmática mente, pero sí que nos acercará como lectores a un ser que, como gran parte de su obra, parece de otro mundo.

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