Año de publicación: 2020
Valoración: entre recomendable y está bien
Libro de relatos -diecinueve, claro; lo del "pájaro oscuro"... en fin, hay que leerlo para comprenderlo-, fruto de la perturbadora pluma de la argentina Agustina Bazterrica. Relatos cortos, por lo general, y de estilo y resultado bastante desigual, aunque todos comparten un tono inquietante, más o menos explícito y, en conjunto, dejan un poso de intranquilidad o, cuando menos, cierto incomodo. No obstante, quizá (o al menos en mi opinión), los relatos más logrados que nos presenta esta compilación sean aquéllos con una vocación humorística más evidente: me refiero, por ejemplo a Rosa Bombón, escrito en forma de instrucciones para superar una ruptura amorosa; Anita y la felicidad -historia de amor entre un tal Pablo y su novia Anita, que él sospecha que es un alien- y Teicher vs. Nietzsche, la enemistad entre un hincha de Boca y el gato de su ex-mujer.
También con un componente de humor, pero resultados menos satisfactorios, creo yo, encontramos Sin lágrimas, que cuenta el soterrado duelo entre un tipo que acude a los funerales de desconocidos para hacer reír a la gente y una mujer que acude para explayarse llorando a gusto; Roberto, donde una niña nos explica que tiene un conejo entre las piernas (sic) y La continuada igualdad de la circunferencia, en el que la inclinación surrealista del relato deviene un tanto gore...
Hay otros cuentos en los que el humor no está presente -en algún caso, más bien todo lo contrario- o no de forma tan evidente, pero cuyo resultado también es notable e incluso excelente: hablo, en concreto, del que abre el libro, Las cajas de Unamuno, en el que la pasajera de un taxi especula con que el taxista sea un asesino en serio (nada que ver con el escritor bilbaíno, en principio); Lavavajillas, donde una acomodada joven que vive en la Nueva York de los años 60 ve la realidad de una forma muy distinta a los demás; la muy tremenda Tierra, que cuenta la desesperación de una niña junto a la tumba de su padre; la excelente, para mi gusto, Arquitectura, nada más -y nada menos- que la descripción y definición de una iglesia y, sobre todo, el último y angustioso cuento (y uno de los mejores del libro) Las solitarias, en el que una mujer queda atrapada sola en el metro -el subte, para ser más exacto- en Nochevieja.
Por último, encontramos una serie de relatos cuyo resultado deja más que desear, a mi entender, aunque hay que reconocer que en muchos de ellos -también en algunos de los anteriores- Bazterrica ha explorado o, cuando menos, jugado con el aspecto formal -de todas maneras, en general esta escritora tiene cierta tendencia a narrarnos sus historias desde puntos de vista u ópticas inusuales-; esta originalidad a veces juega en favor de los relatos y otras, no tanto, pero es de justicia reconocerle el mérito (al menos yo lo juzgo como tal). Sería el caso de Elena-Marie Sandoz, donde utiliza la enfermiza tendencia a la repetición del protagonista y narrador. En Simetría perfecta, nos detalla cómo un tipo cocina un plato, pero no entendemos el sentido del relato hasta casi el final, mientras que Los muertos está contado por un niño que ha perdido a su madre. Por fin, encontramos también el abarrocamiento estilístico de Infierno y La lentitud del placer (esto... ¿Cuántos relatos llevo ya?), el tremendismo de Un agujero esconde una casa (vale, diecisiete), la desolación, en segunda persona, de Un sonido liviano, rápido y espantoso (dieciocho, ya casi...) y el simbolismo onírico del microrrelato El aliento del lobo (diecinueve).,
Bueno, pues ya estaría.
También de Agustina Bazterrica y reseñados en Un Libro Al Día: Cadáver exquisito, Las indignas
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