Título original: The Royal Family
Traducción: José Luis Amores
Año de publicación: 2000
Valoración: Muy recomendable (pero no para todos los públicos)
"...Maradona, en una corrida memorable, en la jugada de todos los tiempos... Barrilete cósmico... ¿De qué planeta viniste para dejar en el camino a tanto inglés, para que el país sea un puño apretado gritando por Argentina? Argentina 2 - Inglaterra 0..." narraba un enloquecido Víctor Hugo Morales en aquel lejano 1986 en el Estadio Azteca.
Algo así me viene a la cabeza tras la lectura de las 1052 páginas de "La familia real": ¿de qué planeta viniste, señor Vollmann, para escribir una novela tan brutal, tan enorme, tan excesiva en lo bueno y en lo malo, para descender a los infiernos y mostrarnos esa doble cara del sueño americano, para juntar en una sola novela lo que otro hubiera separado en 6 o 7 libros y que el conjunto no descarrile?
Porque "La familia real" y sus 1052 páginas es un texto que puede ser leído como novela negra, novela existencialista, crónica social, ensayo (sí, ensayo)..., una historia más o menos circular protagonizada por seres marcados por soledades en busca de alguna forma de redención, ya sea a través del amor, de la degradación o del martirio, una novela plagada de referencias bíblicas y dantescas (Caín y Abel, cielo, purgatorio e infierno, etc), una obra que remite, y no solo en su monumentalidad, a los clásicos rusos del XIX, al Solenoide o al Cegador de Cartarescu o a ciertas partes del 2666 de Bolaño.
Todo lo anterior para hablar de temas tan diversos como la soledad, la autoridad, el poder, la justicia, la violencia, el éxito y el fracaso, las relaciones familiares, etc. a través de personajes brutales y memorables (especialmente, los hermanos Brady) que malviven / sobreviven en el Tenderloin (los bajos fondos) de San Francisco o en su área de influencia.
En cuanto al estilo de Vollmann, 1052 páginas dan para mucho y el autor opta por combinar también una narración más directa y cruda con una narración más elusiva y poética. Puestos a elegir, prefiero esa narración directa, sórdida y casi visceral tan próxima al realismo sucio que esa otra parte poética que se ve lastrada por el abuso por parte del autor de ciertas metáforas no demasiado logradas.
También merece la pena llamar la atención sobre la acertada conjunción de narrador omnisciente y narrador autoconsciente, lo que sirve para "cambiar un poco el paso" y aligerar una narración por momentos algo repetitiva.
Llegados a este punto os preguntaréis de qué carajo va "La familia real". Bueno, sería demasiado largo de contar y creo que las reseñas no deben prestar especial atención al argumento en sí. Lo contado debería ser suficiente para dar una idea general de las virtudes y defectos de la novela. Que os animéis o no a leerla debería depender más de esto. ¿O no?
También de William T. Vollmann en ULAD: Historias del Arco Iris y El Atlas
No hay comentarios:
Publicar un comentario