Año de publicación: 2021
Valoración: recomendable, sobre todo para interesados
Uf, casi me pilla el carrito del helao... me refiero a que casi se me pasa este 2021, centenario del nacimiento de Luis García-Berlanga (también, entre otros, de Stanislaw Lem, Patricia Highsmith y Leonardo Sciascia, pero de ellos sí que hemos reseñado libros) sin rendirle un homenaje, si quiera por medio de la reseña de esta biografía escrita por su paisano Miguel Ángel Villena. Vale, que ya sé que éste es un blog sobre libros y no hablamos de un literato, sino de un cineasta, pero tampoco nos vamos a poner tan tiquismiquis y, además, Berlanga es de los pocos creadores que ha visto su apellido convertido en un adjetivo , "berlanguiano", aceptado por la RAE y toda la pesca...Adjetivo que, para quien nos lea desde España seguramente no hará falta definir, pero para el resto, podemos decir que representa una visión entre escéptica, socarrona y cariñosa de una realidad contradictoria, caótica o incluso absurda, amén de hipócrita... (y sobre todo, atañe a la obra cinematográfica de este director, aunque en mi opinión también se le puede aplicar a otros como el coreano Bong Jong-hoo, por ejemplo).
Una visión del mundo en la que hay consenso en que tiene mucho que ver la tierra de origen de Berlanga (además de las flores, de la luz y del color): Valencia. Nacida en una familia burguesa de posibles, en su posterior vis desencantada tuvieron mucho que ver, sin duda, los avatares políticos que zarandearon su juventud: hijo de un político republicano -y nieto de todo un prócer liberal-, García-Berlanga era un "gamberro pijo" de simpatías anarquistas y amigos falangistas, para acabar, tras su paso por el ejército de la república durante la guerra Civil, luchando contra los soviéticos en la División Azul, con el fin de conmutar la pena de muerte a la que el régimen franquista había condenado a su padre... y al volver de Rusia, aún le tocó hacer la mili, al pobre. Otras facetas de su vida no le fueron a la zaga a esta paradójica etapa juvenil: burgués "benestante" pero crítico implacable de su clase social y de la Iglesia; amigo de comunistas, pero refractario a encuadrarse en alguna ideología política; célebre erotómano, pero marido y padre fiel durante toda su vida; misógino, aunque de trato exquisito con las mujeres; tímido recalcitrante , mas sempiterno amante de la bulla mediterránea; con fama de cineasta descuidado, pero en realidad sumamente atento a los detalles y plazos de rodaje y, sobre todo, maestro del complicado plano-secuencia...
Esta biografía, escrita por el veterano periodista Miguel Ángel Villena -de raíces geográficas similares a las de Berlanga- hace tras estos episodios juveniles, un exhaustivo repaso a la trayectoria del director: su paso por el IEEC -primero como alumno y luego, ya en la Escuela de Cine, como profesor-, su vida familiar y social y, por supuesto, a todas sus películas, desde la primera, dirigida al alimón con Juan Antonio Bardem, a sus obras maestras de los años 50 y 60 -Bienvenido, Mr. Marshall, Plácido, El verdugo-, el cierto declive que vivió después, pese a esa insólita e iconoclasta cinta que es Tamaño natural, el nuevo éxito de la serie de La escopeta nacional y La vaquilla, hasta llegar a sus últimas películas y su testamento cinematográfico que fue París-Tombuctú. El libro diserta además sobre las circunstancias y peculiaridades de cada una de las épocas en las que fue rodando estos films, así como las distintas personas participaron en ellos, en muchos casos amigos del director, tanto actores como Fernando Fernán-Gómez, José Luis López Vázquez, Amparo Soler Leal... ayudantes como Ricardo Muñoz Suay, productores -Alfredo Matas- o guionistas como su propio hijo Jorge y, cómo no, el sin par Rafael Azcona, que formó con Berlanga una pareja irrepetiblemente caústica en la historia del cine español.
He escrito antes "exhaustivo", pero no es sinónimo de "rollazo"; todo lo contrario: el libro, además de escrito con gran soltura, resulta suficientemente variado y ameno para no aburrir al lector en ningún momento. Además de recoger múltiples testimonios de personas que trabajaron o trataron con el director, se basa en gran medida en libros de memorias escritos por él, en colaboración con escritores amigos, como el significativamente titulado Bienvenido, Mr. Cagada -el apodo que le pusieron durante el rodaje de la película que todos suponéis-, y aunque parece ser que Luis García-Berlanga era alguien propensos a equivocarse de fechas e incluso recuerdos concretos, las anécdotas resultan de lo más ilustrativas y, sabrosas... Como se suele decir (ya casi es un lugar común), lástima que Berlanga no siga entre nosotros porque nuestra cotidianeidad (más aún últimamente), le iba a proporcionar una montón de ideas más para sus películas... Porque somos berlanguianos, queramos o no (el mundo entero, en realidad), no lo podemos remediar....
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