Idioma original: Alemán
Título original: Metropol
Traducción: Alberto Gordo
Año de publicación: 2018
Valoración: Bastante recomendable
El pasado mes de agosto tuve la oportunidad de leer el descatalogado "El fin de la inocencia" de Stephen Koch, libro en el que se habla de la relación entre el estalinismo y la cultura occidental, así como del papel de la propaganda en esta relación. Poco después llegó el turno de
El comunismo internacional y la guerra civil española, ensayo en el que, entre otras cosas, se analiza la imbricación entre lo personal y lo institucional, entre lo "privado" y lo "político" y la relación del comunismo internacional, movimiento y personas, con la Unión Soviética.
Tirando del hilo llegamos a este "Metropol", novela en la que encontramos los aspectos ya citados en los dos anteriores textos aunque desde una perspectiva algo diferente. Porque Eugen Ruge, partiendo de personajes, hechos y documentos reales como lo hicieran Kirschenbaum y Koch, lo que hace es novelizar los años del terror estalinista.
Así, a través de cartas, informes, confesiones, etc obtenidos en los archivos desclasificados de la inteligencia soviética, el autor reconstruye la vida de su abuela Charlotte, alemana, militante comunista y trabajadora del OMS (servicio secreto del Komintern) en los meses de las purgas estalinistas (que afectaron también de lleno al Komintern) de 1936-1937.
Esta doble aspecto del texto, real y ficticio, permite que el mismo pueda ser leído, al mismo tiempo, como novela histórica, novela "negra", thriller político o crónica ambientada en una época dominada por las contradicciones, el terror y la paranoia. Pero todas estas posibles lecturas de "Metropol", interesantes y perfectamente válidas por sí solas gracias al ritmo y a la tensión que Ruge imprime a la narración, quedan ensombrecidas por la vertiente psicológica de la novela, esa en la que se reflejan los diferentes estadios por los que pasan los personajes al ver las contradicciones y vaivenes del sistema, al comprobar que todo su entorno cae en desgracia: incredulidad, supresión de la incredulidad, temor, miedo, desconfianza, sospecha, esperanza, etc. y con la vertiente más centrada en los mecanismos del poder y el culto a la personalidad.
"Subjetivamente, entiendo tus dudas. Pero, objetivamente, tu punto de vista es nocivo"
"No puede pasarnos nada porque no hemos hecho nada"
"Estoy seguro de que, si ciertas injusticias llegaran a oídos de Stalin, las corregiría"
En el aspecto menos positivo del libro, quizá el "desaprovechamiento" de algunos personajes con un potencial brutal. El caso más claro es el de Ulrij, presidente del Colegio Militar del Tribunal Supremo de la URSS y personaje contradictorio a más no poder. Quizá diera por sí solo para otra novela o para un ensayo acerca de esos personajes plenamente conscientes de las farsas en las que estaban metidos y que no solo se muestran incapaces, por el motivo que sea, de salir de ellas sino que tratar de medrar a través de las mismas.
Pese a esto, muy buena novela, quizá más recomendable para alguien con un previo conocimiento de los tejemanejes de la época (por aquello de no perderse entre siglas y nombres), sobre un tema que puede parecer lejano en el tiempo y el espacio, pero que no deja de darnos pistas sobre cómo funciona o puede funcionar el mundillo de las "altas esferas" y sobre el más puro instinto de supervivencia en situaciones dignas de película de terror.
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