Título original: Tereza Batista Cansada de Guerra
Año de publicación: 1972
Valoración: Imprescindible
Antes de entrar en materia enfocando al
personaje –grandísimo personaje, por cierto– su carácter, vida y milagros, no
me resisto a hablarles de su creador, a quien admiro hasta el infinito y más
allá desde la primera novela suya que leí, y ya van unas cuantas. Jorge Amado
(1912-2001) fue un escritor brasileño que no pueden ignorar si aman las
emociones fuertes, los contenidos de gran crudeza transmitidos de forma amable,
los textos sólidos literariamente hablando, si aprecian el humanismo de quien
nos habla a través de la ficción –un humanismo perfectamente identificable que
recurre a artimañas como socarronería,
ironía, cambios de opinión según el dueño de los pensamientos que muestra, y
otras muchas formas de manifestar su postura sin incordiar demasiado a los
lectores. También si disfrutan con las historias complejas, repletas de
personajes de diferente relevancia –muchísimos secundarios, por cierto– que se retratan
tanto a ellos mismos como a la sociedad de la que forman parte. Hablo de esos
novelones, casi inacabables, que nos parecen eternos al principio y, tras
varios centenares de páginas, no querríamos abandonar nunca, que finalmente nos dejan un gusto agridulce y que quizá
recordemos y recomendemos durante años y años.
Habitualmente, cuando nos preguntamos
qué es lo que importa, si el autor o las obras que ha dejado, nos referimos a
esas personalidades poco atractivas, que nos decepcionan cuando conocemos sus hazañas, ideología o temperamento. En
este caso ocurre lo contrario: encontramos unidas la excelencia personal y la literaria,
y esto no es nada frecuente. Amado dejó un legado extenso, coherente y
magnífico protagonizado por antihéroes, marginados, expulsados de la sociedad,
pasto de maltratos e injusticias a cargo de prebostes y sinvergüenzas de medio
pelo, con frecuencia, pícaros ellos mismos. Sus historias se leen con pasión, como
si las estuviéramos viviendo en carne propia ya que, aparte de su interés,
están narradas con gracia, con una prosa sencilla y juguetona que cambia de
enfoque y de sintaxis a cada momento, evitando la monotonía y con un desenfado
tal que parece estarnos hablando al oído. Por tanto, dificultad de lenguaje ninguna,
la alteración de la cronología se subsana con información suficiente; sus
explicaciones nunca abruman debido a la variedad de recursos que saca de la
chistera continuamente para divertirnos. Lo curioso es que sabemos cómo piensa
Amado en cada momento, aunque no dé su opinión, solo con mostrarnos la realidad
en todas sus facetas o los pensamientos de unos y de otros ante los diversos
conflictos éticos que plantea, y aún así no nos condiciona, él solo muestra,
luego cada uno es muy libre. Por eso, su forma tan personal de presentar los
hechos puede confundir a algún lector. En otras palabras, quien no esté de
acuerdo con él se va a sentir reforzado pues, igual que en la vida real,
encontrará argumentos a favor. Todo tiene doble cara, este narrador es un mero
intermediario que, por mucho que muestre sus cartas, siempre deja elegir.
No es difícil ponerse en el lugar de
Tereza Batista, a quien conocemos con trece años y abandonamos otros tantos más tarde. Sus
desventuras nos sobrecogen, su fuerza y resistencia nos fuerzan a admirarla. No
pienso relatar aquí esas vivencias, que son las de las mujeres en general,
sobre todo las de clases no favorecidas en nada, básicamente lo que tiene que
pasar la gente de segunda para que los de primera vivan como príncipes. A
Tereza la vendieron con trece años los familiares que la cuidaban porque era
huérfana y bonita, una conducta que no puede sorprendernos porque está ocurriendo
en todo el mundo, y cada día más. Pero la novela comienza in media res, con ella bailando en un cabaret y defendiendo a quien
está peor aún. Antes y después de eso le ocurren muchas cosas, unas muy malas y
otras no tan buenas como ella creía, pero por comparación con lo anterior debió
pensar que vivía en un paraíso. El tono del relato va variando. Es cierto que
la mayor parte del tiempo todo gira en torno a su figura. Hasta ese último
capítulo, tan lleno de sabor local, de ambiente festivo, heroísmo, lucha contra
la injusticia y, sobre todo, repleto de magia, de dioses engendrados en la
tierra, de personalidades místicas y hasta de milagros producidos a la vista de
todos. En este punto, sin dejar de centrarse en Tereza, el argumento ha
adquirido un tono mucho más coral y una dimensión cercana a la épica. Queda por
saber (y sabremos) si en algún momento llegó a ser libre.
Se preguntarán quién es ella, por qué
es interesante su vida. He visto –y durante muchas páginas lo he creído un
fallo– que la protagonista reúne muchas cualidades, demasiadas para tratarse de
una obra realista. Es guapísima,
trabajadora, honrada, valiente, inteligente, simpática, educada, con una
personalidad a prueba de bombas, solidaria etc. Esto no parece muy verosímil. Pero
es que la novela no es realista en absoluto, lo puede parecer al principio, y
desde luego pinta una realidad crudísima que no tiene nada de fantástico, pero
según vamos avanzando encontramos elementos de otra índole. En primer lugar, el
personaje ya no vive, aquello sucedió años ha, y desde entonces se ha ido
fabricando un mito a la medida de las necesidades de la gente. Esta elemento
mítico aparece también de forma expresa: en cancioncillas o rimas, en
los títulos de las secciones, en sobrenombres que Tereza ha ido recibiendo con
el tiempo, en el triunfo de su sola persona contra la epidemia más mortífera
del siglo y, más directamente, en esos capítulos en cursiva donde alguien que está investigando (¿el autor?) hace
preguntas a algún testigo, no de primera mano, claro, sino receptáculo de
versiones recogidas aquí y allá. Mítica es la identificación explícita de
Tereza con el pueblo brasileño y mítico es también, sin duda, ese final que,
por supuesto, no pienso adelantarles.
Otras obras de Jorge Amado: Capitanes de la arena,
4 comentarios:
Muy buena reseña. Leí esta novela hace unos meses. La historia de Tereza Batista fue tremenda, con unos fragmentos muy duros, que chocan bastante. Pero aún cuando chocan, termina uno observando que lo que ella vivió ha pasado y sigue pasando en el mundo actual. ¡Qué brillantez la de Jorge Amado para construir radiografías sociales, no solo de Brasil! Una novela que sensibiliza. Totalmente recomendada,
Posdata: muchas gracias al blog por todo :)
Saludos.
Hola,
Vista la escasez de comentarios, parece que este autor no está muy en auge. Cosas de las modas, supongo, porque literariamente es intachable, fabrica unos argumentos muy complejos y tiene una humanidad que me ha fascinado siempre. De él también he leído Gabriela, Clavo y Canela y Los viejos marineros. Un disfrute total, te recomiendo los dos. Pero tiene una obra enorme y espero que la mayoría sean igual de buenos. Me has recordado que tengo que volver a él, que hace mucho que no leo nada suyo.
Escasez de comentarios y de obras reseñadas, de un autor del que se considera el García Márquez brasileño. Yo he leído Grabiela, clavo y canela y el que considero uno de los libros con los que más he disfrutado: Doña Flor y sus dos maridos. Una delicia de libro en el que se combinan el retrato social y el realismo mágico con un toque de humor. Absolutamente recomendable.
Muchas gracias por las recomendaciones. Yo de Amado además del libro acá reseñado, he leído Mies Roja, que pese a no estar dentro de los más aclamados del autor en tops o artículos, me pareció muy bueno. Lo recomiendo. Aborda la pobreza rural del norte brasileño, y las distintas vías en que este flagelo lleva a configurar a la sociedad y la política.
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