sábado, 22 de junio de 2024

Emil Ferris: Lo que más me gusta son los monstruos - Libro Dos

Idioma original: inglés

Título original: My Favourite Thing is Monsters Book Two

Año de publicación: 2024

Traducción: Montse Meneses Vilar

Valoración: recomendable (sobre todo si se ha leído la primera parte, claro)

¡Aleluya, hermanos y hermanas comiqueros/as! ¡Por fin tenemos entre nosotros la continuación de aquella novela gráfica que nos dejó patidifusos y encantados aquel ya lejano año II antes de la Pandemia ( es decir, en 2018) y, sobre todo, con la miel en los labios al darnos cuenta de que era un libro de 700 paginacas (¡700!) que no cerraba la historia que nos estaba contando, ni mucho menos... Es decir, las aventuras de la pubescente Karen Reyes en el Uptown de Chicago de 1968, cuando esta niña- monstruo se dedica a investigar el posible asesinato de su vecina Anka Silverberg.

Aunque, a decir verdad, en este segundo volumen dicha investigación se desdibuja bastante y cede su lugar tanto a otros misterios, como a las cuitas personales y familiares de Karen, de su peculiar hermano Deeze y a la descripción de diversos personajes del barrio, algunos de nueva aparición, como Jeffrey el Cerebro o la nueva amiga de Karen, Shelley. Por supuesto, sigue habiendo lugar para las cintas de Anka donde cuenta su historia durante la II Guerra Mundial, etc., pero, en general, los temas que vertebraban la primera parte quedan un tanto diluidos en el conjunto. Encontramos también aqui los elementos que hacían tan atractivo el primer tomo de esta obra, las reflexiones de una niña tan especial como Karen, en pleno desarrollo de sus preferencia afectivas y sexuales, las portadas de las revistas pulp de ciencia-ficción y terror, las referencias a muy conocidas obras de arte -en este caso, de Caravaggio, Hopper, Lucas Cranach...- y el ambientillo contracultural de finales de los sesenta. Sin embargo, el resultado final da una sensación más heclerótica, menos integrada,  que en la primera parte, quizá debido a ese deslizamiento, no radical pero sí perceptible, hacia una suerte de costumbrismo o incluso pistoresquismo y (ATENCIÓN, SPOILER) la falta de conclusión de varios temaas abiertos durante la narración, que nos lleva a pensar si no será que nos espera aún tercer tomo de las aventuras de Karen Reyes, la niña-lobo.


En cualquier caso, lo que importa aquí es que nos ,emos a encontrar con una historia intrigante y enternecedora, una protagonista entrañable con un mundo propio muy peculiar y con unos personajes que se salen, en gran medida, del estereotipo habitual al que nos puede tener acostumbrada la novela gráfica protagonizada o dirigida (aunque no es este el caso, tampoco, pero bien podría serlo) a adolescentes., Y ante todo, con un despliegue gráfico inigualable, espectacular, a medio camino de la caricatura, el dibujo de los cuadernos escolares,el expresionismo y, por qué no, el género de retrato de tribunales (es a lo que me recuerdan a veces) e incluso el collage... La única pega puede ser que Emil Ferris apueste demasiado porque este apartado gráfico deslumbre  al lector -como así ocurre-, más que por hilar y rematar adecuadamente el aspecto narrativo del libro, como ya he comentado, pero, considerando el resultado del conjunto, sin duda se le puede perdonar... El secreto es abrir el libro por cualquier página y ante semejante despliegue de ilustraciones, con todo tipo de recursos, dedicarse a disfrutar.


La primera parte de esta estupenda novela gráfica. reseñada en:  Lo que más me gusta son los monstruos

viernes, 21 de junio de 2024

Erika y Klaus Mann: El milagro de España. Crónica de un viaje en 1938

Idioma original (de los artículos): Alemán

Año de publicación: 2024 (el libro), 1938 (los artículos)

Traducción: Carlos Fortea e Isabel García Adánez

Valoración: Recomendable

Es innegable la importancia que la guerra civil española tuvo y tiene en la cultura popular. Decenas (o centenares) de novelas, ensayos, comics, series, documentales, películas, etc se han acercado al tema desde los más variados ángulos. Dicho esto, y sin negar la importancia de la ficción o los estudios históricos, creo que es fundamental acudir a autores que tuvieron la ocasión de presenciar in situ (parte de) la contienda.

Dentro de este grupo, "llama la atención" la cantidad de periodistas alemanes que cubrieron y/o participaron en la guerra: Alfred Kantorowicz, Ernst Toller, Egon Erwin Kisch, etc. En este grupo hay que incluir a Erika y Klaus Mann, hijos del celebérrimo Thomas Mann y exiliados de la Alemania nazi desde 1933.

Los 13 artículos recopilados en este pequeño volumen de apenas 120 páginas tienen su origen en las tres semanas (23/06/1938 a 14/07/1938) que los hermanos Mann estuvieron en la España republicana, siendo Barcelona, Tortosa, Valencia y Madrid los lugares por donde se movieron.

Seis son los textos de Klaus, cinco los de Erika y dos los escritos a cuatro manos. En todos ellos se observan aspectos comunes que oscilan entre la indignación y la compasión y que dan cuenta de la fe y esperanza en el triunfo del bando republicano, el asombro ante la resistencia de la ciudad de Madrid, el reconocimiento del esfuerzo en materia de educación y formación por parte de la República (pedagogía vs demagogia, etc).

Pero más que estos puntos comunes me interesan ciertas diferencias entre los textos de uno y otro y algunas notas que creo que son 100% actuales (recordemos que estamos a unos días de unas elecciones legislativas en Francia en las que la ultraderecha parte como favorita).

En lo que a las diferencias se refiere, los textos de Erika son más íntimos y personales que los de Klaus. Erika pone su mirada más en los pequeños detalles, en las pequeñas cosas y en la cotidianeidad que asoman en medio de la destrucción y el horror. Además, se permite licencias más literarias, como observamos en este párrafo:

Siempre es una impresión extrañamente horrible y conmovedora ver a la gran ciudad encogerse como un animal atemorizado cuando las luces se apagan en segundos, la gente desaparece de las casa, cuando no hay más que miedo y tinieblas.

En cuanto a la vigencia de los textos, resultan interesantes las reflexiones de ambos en lo que a "comprar el marco mental del enemigo" o al sentido y objetivo de la lucha se refiere. Ese dilema pacifismo / guerra en una situación de excepcionalidad es algo que lleva a los autores al cuestionamiento de sus propias convicciones.

Dicho esto, si alguien busca profundidad o un análisis completo de "cómos y porqués", que se olvide de El milagro de España. Son textos escritos en la urgencia del momento y con un objetivo muy claro, el del hacer un llamamiento desesperado a la implicación de pueblos y potencias democráticas. Ahora bien, si se busca un testimonio de primera mano, subjetivo (obviamente) sin ser panfletario, y que no requiera del lector que se estruje las meninges, esta puede ser una buena opción. 

También de Klaus Mann en ULAD: El volcán

jueves, 20 de junio de 2024

Manuel Benito Aguirre: El subterráneo habitado

Idioma: Español
Año de publicación: 1830
Valoración: Se deja leer

El subterráneo habitado es una novela decimonónica y castiza. Decimonónica porque se escribió en el siglo XIX y presenta los esquemas, tropos y vicios narrativos de la época. Castiza porque se la debemos a la pluma de Manuel Benito Aguirre, un profesor de primaria, periodista y candidato a diputado en Cortes soriano.  

Novela decimonónica y castiza, pues. También de aventuras, ya que en menos de cien páginas embute toda clase de infortunios (¡hay dos naufragios consecutivos, dos!) y peripecias (entre las que se cuentan el asalto de unos bandidos, el abordaje de unos piratas o el descubrimiento de una civilización recóndita). 

El subterráneo habitado sigue los pasos de Timancio, huérfano desde niño que, ya de joven, huye de su patria con su amada Adela tras asesinar en un duelo a un rival amoroso.

Aunque he apreciado la novela de Benito Aguirre en tanto que curiosidad histórica, debo admitir que ha envejecido bastante mal y flojea en múltiples apartados:

  • Su estilo. No sólo es arcaico, sino que, para narrar el más mínimo evento, se enzarza en una maraña de sintaxis alambicada, léxico apolillado, soliloquios dramáticos y reflexiones morales tangenciales. Fijaos, por ejemplo, en cómo comunica que Timancio cae dormido en la página 13: «la fatiga y el cansancio habían rendido mis fuerzas y mis potencias ya no se encontraban en estado de ejercer sus funciones, de modo que el sueño se apoderó bien pronto de todas ellas».
  • Su argumento. Obliga al lector a suspender la incredulidad en demasía. Asimismo, recuerda a un culebrón: la concatenación de acontecimientos rebuscados e inverosímiles, las coincidencias forzadas, los giros de tuerca gratuitos, las falsas muertes, las equívocas intenciones de diversos personajes, el maniqueísmo de la mayoría del elenco...
  • Su ritmo. Se antoja sumamente inconsistente. En ocasiones la trama se estanca por culpa de la prosa farragosa y el foco en escenas o detalles innecesarios para el conjunto, y en cambio otras veces los sucesos se encadenan sin apenas dar respiro. 
  • Sus personajes. Salvo el protagonista, que es menos intachable de lo habitual en este tipo de historias, son demasiado planos (secundarios altruistas y magnánimos o villanos irredimibles).
  • Sus digresiones de corte moral. No siempre aportan gran cosa. Además, están bastante desfasadas a día de hoy, pues sus halagos a los placeres de la sociedad parecen desmesurados, y su visión etnocéntrica es decididamente colonialista. 

Probablemente lo mejor de El subterráneo habitado sea el tramo al que alude su título, durante el cual el protagonista convive con unos salvajes en una cueva. A fin de cuentas, hay cierta creatividad a la hora de plasmar la sociedad de los letingbergs (sobre todo aquello que refiere a su aspecto, sus costumbres y sus creencias). Sin embargo, creo que hay civilizaciones del subsuelo más originales en obras afines, como por ejemplo la que se muestra en El maravilloso viaje subterráneo de Baron Trump de Ingersoll Lockwood.

Resumiendo: El subterráneo habitado es una novela curiosa, pero difícilmente convencerá al lector contemporáneo, por más que éste se acerque a ella prevenido del contexto al que pertenece. 

La editorial independiente Deméter es la encargada de desempolvar este clásico ya olvidado de Benito Aguirre, el cual engalana con una serie de ilustraciones (algo toscas en su ejecución, todo sea dicho) de Lau Oreja Pedreira. Me quedo, pues, con otras publicaciones de su personalísimo catálogo, a mi juicio más jugosas en el fondo y logradas en la forma.
  

miércoles, 19 de junio de 2024

Fumiko Enchi: Los años de espera

Idioma original: japonés

Título original: Onnazaka (女坂)

Traducción: Keiko Takahashi, Jordi Fiblia

Año de publicación: 1939

Valoración: muy recomendable


No suelo comparar la edición original del libro (en este caso, japonesa) con la edición en español, que al fin y al cabo es la que se está reseñando, pero el título de esta novela es uno de esos casos en los que el traductor debería poner un asterisco y escribir al pie de página: “expresión intraducible que significa…”. Además, el título en español no le hace justicia al original. En los templos japoneses, 女坂 (onnazaka) y 男坂 (otokozaka) son dos tipos de caminos o escaleras que llevan a los santuarios, diferenciándose principalmente por la dificultad del ascenso. Onnazaka, camino de mujeres, es menos empinado y tiene una pendiente más suave, diseñado para ser accesible a personas mayores, mujeres con kimono o niños. Por otro lado, otokozaka, camino de hombres, es más empinado y directo, con escalones pensados para aquellos que buscan un ascenso más vigoroso y físicamente demandante, visto por algunos como una prueba de fortaleza y determinación. Fumiko Enchi emplea "onnazaka", a mi parecer, con un significado cargado de sarcasmo, señalando la condescendencia hipócrita hacia las mujeres en una sociedad donde los hombres mandan, a pesar de que en muchos casos las mujeres transitan la vida por un camino lleno de obstáculos.

Un alto funcionario de provincia, según las viejas tradiciones que ya no son bien vistas en la capital, decide tomar a una concubina, lo cual reforzará su imagen de mandamás entre su séquito. A pesar de su vil decisión, es lo suficientemente liberal como para delegar la tarea de elegir a la joven afortunada a, nada más y nada menos, que a su abnegada esposa, quien ha tenido que soportar las infidelidades (socialmente aceptables) de su marido. Obviamente, el descaro de su esposo le supone una humillación. Sin embargo, “los celos de la esposa que se encontrara en semejante situación tendrían su contrapeso en el orgullo natural por ese signo de la creciente prosperidad de la familia”.

Hay muchos aspectos de esta novela, tanto de estilo como de temática, que la hacen merecedora de una valoración positiva, pero quisiera resaltar ciertos pasajes que me parecieron curiosos:

Ya que uno de los temas principales del libro es la infidelidad y la diferencia en cómo los hombres y las mujeres experimentan la sexualidad, no podían faltar los pasajes cargados de erotismo. Una de mis escenas favoritas es cuando la esposa se afana en atrapar una serpiente que se había colado en la habitación en medio de la noche. La acción hace que se abra su kimono, dejando sus hombros y senos al desnudo, cubiertos de sudor e iluminados por la luna. Esta escena no solo es visualmente impactante, sino que también contrasta la vulnerabilidad y la fuerza de la protagonista. La serpiente, representación del invasor, en este contexto parece simbolizar las amenazas constantes a la estabilidad familiar. La imagen de la mujer, a la vez expuesta y poderosa en su determinación por proteger su hogar, encapsula muchas de las tensiones que Enchi explora a lo largo de la novela.

Otro pasaje que destaca es la descripción de la elección de la concubina por parte de la esposa. La autora logra capturar la complejidad de las emociones de la protagonista, mezclando resentimiento, resignación y un sentido perverso de deber. La forma en que la esposa maneja esta situación refleja su inteligencia y su capacidad para manipular las expectativas sociales a su favor, aunque sea en una situación humillante.

Uno de los personajes que más me atrajeron fue el “otokogeisha”, el geisha hombre, una figura anacrónica ya a finales del siglo XIX, quien sirve de celestino durante la elección de la concubina. Al estar en contacto constante con hombres de la nobleza, mira con desdén las costumbres de los provincianos, aunque al mismo tiempo envidia el orgullo de una tradición que está desapareciendo.

En conclusión, "Los años de espera" es a la vez una obra conmovedora y una profunda crítica social (nótese el año de publicación). Las descripciones de las costumbres de la época enriquecen la narrativa, ofreciendo una visión vívida y crítica del Japón de finales del siglo XIX. En definitiva, este libro es una obra imprescindible para quienes buscan entender mejor la literatura japonesa y las dinámicas de género que Enchi tan hábilmente pone en relieve. Personalmente, es una de mis novelas japonesas favoritas.



martes, 18 de junio de 2024

Melanie Mitchell: Inteligencia artificial. Guía para seres pensantes

Idioma original: inglés
Título original: Artificial Intelligence: A Guide for Thinking Humans
Traducción: María Luisa Rodríguez Tapia para Capitán Swing
Año de publicación: 2020
Valoración: recomendable


En pleno auge de la exploración y explotación de la IA varias voces han alertado de los peligros que conlleva si su uso no se regula a nivel legislativo y gubernamental. Porque, como ocurre a menudo, el avance y el progreso tecnológico son más rápidos que el análisis y la conciencia que tenemos sobre sus posibles futuros usos. Ha pasado con el móvil y la adicción a los juegos, pero ha sucedido también con algo que es mucho más específico pero igualmente nocivo y que ha llevado incluso a su creador a pedir perdón: el scroll infinito. Así, herramientas que a priori estaban pensadas, diseñadas e implementadas para facilitar la vida de la gente se han convertido en peligros y amenazas creando adicciones de las que no es fácil evadirse ni escapar.

La IA no anda lejos de caer en ese mismo agujero negro infinito que todo lo absorbe y suma al que cae en él en una espiral eterna en la que el tiempo dedicado a parar y reflexionar parece no tener lugar. Pero la IA conlleva otros peligros más allá de la posible adicción y este libro publicado en 2020 y plenamente vigente nos alerta de ello a la vez que nos tranquiliza pues, si bien los peligros existen y hay que tenerlos en cuenta, la ciencia no está tan avanzada para que ahora mismo puedan suponer una problema o, al menos, no de momento, y quizá justamente por ello es el momento de detenerse y analizar lo que puede venir, antes de que la bola de nieve del avance tecnológico nos arrastre a todos hacia un destino elegido por unos pocos. 

Melanie Mitchel, experta en Complejidad, arquitectura cognitiva e Inteligencia Artificial, nos alerta de entrada afirmando que «Google ha dejado de ser un portal de búsquedas por internet. Se está convirtiendo rápidamente en una empresa de IA aplicada (...) La aspiración suprema de la empresa matriz, Alphabet, queda reflejada en la declaración de objetivos original de su grupo de Deep mind: "resolver la inteligencia y utilizarla para resolver todo lo demás"». Con esta aventurada, ambiciosa e inquietante declaración, y ante el auge de la IA y el cada vez más importante impacto en nuestras vidas, la autora explica que «este libro nació del intento de comprender la verdadera situación de la inteligencia artificial: qué pueden hacer hoy los ordenadores y qué podemos esperar de ellos en las próximas décadas».

Como en todo ensayo elaborado, la autora traza un arco temporal y nos ubica en los inicios de la inteligencia artificial en 1956 en un seminario del Dartmouth College organizado por un joven matemático llamado John McCarthy y desde ahí hasta mediados de los años dos mil desglosa su avance hasta el salto cualitativo más reciente producido en la IA con la creación de sistemas como el traductor de Google, coches autónomos, asistentes como Siri, Alexa, subtítulos automáticos en YouTube y la traducción simultánea en llamadas vía Skype así como la identificación del rostro al subir fotos en Facebook. Pero, a pesar de los grandes avances de la IA las predicciones realizadas sobre qué se conseguiría y cuando siempre han sido excesivamente optimistas, siempre la realidad ha frenado las expectativas pues parece que emular la inteligencia humana no es tan fácil como parecía porque, a pesar de que Zuckerberg auguraba que hacía el 2025 la IA llegaría al nivel de la humanidad (“IA general”), lo cierto es que los modelos actuales siguen siendo ejemplo de la “IA estrecha” pues solo pueden llevar a cabo una tarea estrictamente definida (el mejor programa para jugar al Go solo puede hacer eso, ni siquiera puede jugar a las damas o al tres en raya). Por ello, «aunque la IA general era el objetivo de este campo de investigación, materializarla ha resultado mucho más difícil de lo esperado. Los trabajos de IA han acabado centrándose en tareas concretas y muy definidas». 

Analizando las debilidadades del sistema, la autora expone uno de los principales retos de la IA: la narrativa visual. Cuando vemos una imagen, nuestro cerebro es capaz de crear una historia en torno a ella: qué pudo suceder antes de la toma de la fotografía, qué después, que emociones sintieron sus personajes, cual es el ambiente que transmite, etc.. Esto es algo muy difícil de emular computacionalmente así como también el reconocimiento de los objetos (algo fácil para los humanos, pero no tanto para los ordenadores). Así, la autora describe las enormes dificultades de la IA en la interpretación de objetos, algo que por el contrario un niño pequeño puede realizar a través de otros ejemplos. Este es un campo en el que la inteligencia artificial encuentra más dificultades más allá de que, en cualquier caso, las redes no pueden aprender solas, sino que es necesario un equipo de ingenieros programadores que las entrenen con un proceso de entrenamiento que requiere millones de imágenes obtenidas gracias a todas las publicaciones de los usuarios de las redes como Facebook etc. pero también la identificación de imágenes en la verificación captcha que sirve a Google para etiquetar imágenes de su banco de imágenes. De todos modos, «no es realista pensar que podemos etiquetar todo lo que hay en el mundo y explicar meticulosamente hasta el último detalle al ordenador».

De igual modo, también está lejos de conseguir uno de los atractivos de los avances tecnológicos en la conducción y los ansiados coches autopilotados, pues «es imposible entrenar o codificar un sistema para todas las situaciones posibles» porque a pesar de que los humanos cometemos errores tenemos «una gran competencia fundamental de la que carecen todos los sistemas de IA actuales: el sentido común. Tenemos un amplio conocimiento de fondo del mundo, tanto en el aspecto físico como en el social» por no decir también los problemas que hay que resolver en aspectos éticos que la autora ejemplifica en el dilema del tranvía y si los compradores de vehículos autónomos los comprarían teniendo en cuenta los principios morales bajo los que se rige su conducción y elección en la toma de decisiones porque, al fin y al cabo, ¿quién querría comprar un coche que, en aras del “bien común”, elija estrellarse uno mismo en un accidente mortal antes de atropellar un grupo de personas? Las estadísticas muestran que una inmensa minoría. Por ello, más allá de los avances en algún aspecto en concreto que la IA sí se ha conseguido con bastante éxito (traductores automáticos, transcripciones de voz y subtítulos en tiempo real…) hay otros en los que no está aún tan avanzada pues «el objetivo verdaderamente difícil es crear máquinas capaces de comprender verdaderamente las situaciones a las que se enfrentan».

La conclusión de todo ello es que la gran distancia que nos separa de cualquier IA es el “aprendizaje por transferencia” algo que para los humanos es habitual pero totalmente incipiente en la IA. Nosotros somos capaces de aprender cosas basándonos en conocimientos adquiridos en tareas similares pero la IA es tan específica que siempre debe partir de cero en cada nueva tarea. Así, lo que para una persona que sabe jugar al tenis (por ejemplo) implica cierta ventaja para aprender paddle (por ejemplo) en una máquina son dos procesos totalmente diferentes. Y ya no únicamente en cuanto a ejecución de tareas mecánicas sino algo mucho más complejo: entender la situación. Así, «si bien los sistemas de IA más avanzados casi han igualado (y en algunos casos superado) a los seres humanos en algunas tareas muy concretas, ninguno posee la comprensión de los ricos significados que los humanos aportan a la percepción, al lenguaje y el razonamiento».

Por todo ello, este libro se trata de una muy interesante lectura pues trata un tema que nos afecta a todos y nos presenta no únicamente los avances de la IA sino sus pros y contras, sus debilidades y sus fortalezas. En este análisis en profundidad de la IA, la autora nos muestra su amplio conocimiento en la materia, aunque en ocasiones se adentra en exceso en detalles técnicos y eso conlleva a que alguien sin nociones de programación o de tecnología pueda tener cierta dificultad en seguir el desarrollo de algunas partes del libro así como la exposición de ideas de la autora por la densidad de su análisis. Ya la propia autora lo reconoce al afirmar en algún apartado «vamos a ponernos un poco técnicos, así que prepárense (o sáltense esta parte)».

Afirma la autora en las páginas finales que la principal preocupación es «que los algoritmos y los datos se usen de forma peligrosa y poco ética». Ese es el principal reto, y no es un reto a nivel tecnológico, sino social. Y me temo que eso lo hace aún más complejo (y me atrevería a decir que más peligroso), pues ya sabemos siempre hacia qué lado de la balanza se decanta el progreso y cuáles son sus resultados cuando hay intereses económicos en juego. No dejemos que lo artificial supere la inteligencia… ni la ética.

lunes, 17 de junio de 2024

Peter Bergen: Osama de cerca


Idioma original:
inglés
Título original: The Osama Bin Laden I Know
Traducción: Gabriel Dols Gallardo
Año de publicación: 2006
Valoración: bastante recomendable

Si hay una máxima periodística que dice que no hay nada más viejo que el periódico de ayer, imaginad cómo me siento programando hoy una reseña como esta. Ni tan siquiera cuento con la coartada de la efemérides o de la rememoración de algún hecho relacionado con cierta fatídica fecha, no hay nada (aparte de las referencias el texto en cierta lectura reciente de Susan Sontag) que justifique que recupere o reabra el interés por este personaje que, cuesta encontrar los términos para ser preciso, es historia de la humanidad. Porque han pasado casi veintitrés años de ese momento que, como muy pocos, queda definido en la memoria colectiva con la consabida frase ¿dónde estabas cuándo cayeron las Torres Gemelas? Y para los muy jóvenes o muy despistados, un gentle reminder sobre los motivos por los que cada vez que tomas un vuelo hay que pasar por los farragosos controles de equipaje y los rutinarios arcos de seguridad. O porque en los puertos hay controles aleatorios de escaneo de los contenedores. Y un largo etcétera de cosas que el liderazgo de Osama Bin Laden provocó. Bueno, y los actos de sus seguidores y su organización terrorista. claro.

De hecho, cuando este libro se publicó ni siquiera se había producido el misterioso episodio de su muerte (o de su desaparición) y el libro, antes de epílogos y apéndices finales, aún habla en tiempo real del cabecilla de Al Qaeda y, con un respeto distante pero respeto al fin y al cabo, se refiere a él como lo que fue durante años: el hombre más buscado del planeta. Un respeto precavido que, ya sabemos cómo se las gastan, habré de mantener para no excitar los ánimos. A ver si habiendo sobrevivido a los fanáticos de Manuel Vilas voy a caer con esto. 

Peter Bergen articula un texto extenso y documentado con dos centros de gravedad: la entrevista que le hizo al propio líder de Al Qaeda y ese crescendo hasta el 11-S al que ineludiblemente el libro nos arrastra. En medio, fragmentos de entrevistas, testimonios y confesiones de detenidos y condenados, confesiones, semblanzas de acólitos y enemigos, recortes biográficos, declaraciones propagandísticas y textos con un claro factor diferencial entre el frío relato de los hechos y el fervor, diría ingenuo pero no, religioso, que tizna las declaraciones y me corrobora en mi opinión expresada no hace demasiado sobre lo pernicioso de las religiones y lo curioso que es que, en los sectores más extremistas, se deteste con tanto encomio a los ateos, como si se tratara de invididuos rebeldes incapaces de acatar un orden superior, bajo el nombre en que este pueda presentarse. Aunque el texto tenga ese efecto colateral de la humanización, al que muchas veces se presenta como un hombre educado, austero, de maneras y ademanes correctos y matizados, apenas hay que raspar un poco para ver cómo sus ideas influyen en sus seguidores, cómo éstas anulan a las de los suyos, cómo el discurso se inflama y se convierte en un díálogo cansino y monocorde (mencionando, eso sí, a Dios cada tres frases) y cómo calaba o cómo cala. 

Porque aún asistimos a los poderosos coletazos de esos hechos y Osama Bin Laden, sin lugar de entierro al que peregrinar, sin que la gente lo lleve en camisetas como a Pablo Escobar, aún está vivo en su estela en el presente. Y no sólo por la escasa habilidad de la civilización occidental para neutralizar su influencia. Cuidado, que los frentes que abrió aún están muy lejos de cerrarse.

domingo, 16 de junio de 2024

José Antonio Garriga Vela: Cruce de vías

Idioma original: Español

Año de publicación: 2024

Valoración: Está muy bien 

Resulta complicado hacer la reseña de un libro en el que se reúnen 104 textos seleccionados de entre los aproximadamente 1500 que constituyeron la columna semanal Cruce de vías, publicada por José Antonio Garriga Vela en el malagueño diario Sur.

Son textos que abarcan casi 30 años y que podrían constituir una autobiografía fragmentaria a través de las rutas de la memoria y del deseo. Y digo fragmentaria porque tal y como indica el autor en El último viaje: "la vida queda reducida a esos instantes de felicidad que pasan ante nosotros bellos y luminosos como las ofrendas del río sagrado".

Ordenado, más o menos, según un criterio temático, Cruce de vías comienza en el territorio de la infancia. Hay textos que se acercan a la poesía en prosa y otros que bordean lo puramente narrativo, entradas que van del intimismo al costumbrismo, pero normalmente con una melancolía que no se convierte en ñoña nostalgia autocomplaciente. Afortunadamente.

Pero la infancia termina y las rutas que uno dibuja con sus dedos en los mapas (las fronteras han cambiado tanto, mis cosas ya no te pertenecen y todos estos viejos libros ya no se acuerdan de cómo nos conocimos que dice la canción de La Habitación Roja) se convierten en sitios más o menos reales, en ciudades en las coexisten vida y la muerte, en lugares en los que la vida se repite con diferentes caras y paisajes, en sitios poblados de fantasmas y presencias que dicen tanto de quiénes somos como de quiénes fuimos.

Soledad, esperanza, amor y deseo, la literatura y los viajes, el paso del tiempo (¡cómo obviarlo!) son los grandes temas que atraviesan los textos. Pero si bien hay una cierta uniformidad en lo temático, no se puede decir lo mismo de la parte formal. Así, vamos de la literatura de viajes a la poesía, del ocurrente microrrelato a la estampa viajera, de lo casi ensayístico al terror gótico, haciendo gala de una mirada imaginativa y tierna al mismo tiempo.

Quizá porque todo se reduzca, a fin de cuentas, a volver con la imaginación y el recuerdo a aquellos lugares en los que uno fue feliz.

Un único consejo para quien piense leer Cruce de vías: recomiendo ir poco a poco, leer 4 textos hoy, 3 mañana, 5 pasados unos días, etc. Empecé leyendo el libro "del tirón" y tenía la sensación de que los textos se devoraban entre sí. Mejor dejarles espacio y tiempo, que tomen aire, cojan altura y caigan cuando tengan que caer. ¿Me explico?

sábado, 15 de junio de 2024

Alberto Moravia: Cuentos romanos

Idioma original: Italiano 
Título original: Racconti romani
Traducción (al catalán): Anna Casassas
Año de publicación: 1954
Valoración: Entre recomendable y está bien

Aprecio muchísimo a Alberto Moravia. Y eso que, mientras que sus novelas Los indiferentes, El conformista o La campesina me entusiasmaron, escarceos posteriores en El hombre que miraLa mujer leopardoAgostino o El tedio me dejaron un regusto agridulce. 

Ahora llevaba bastante tiempo sin leer nada del escritor italiano. Y qué mejor oportunidad para darle otro sorbito a su ficción que con algunos de sus Cuentos romanos, traducidos al catalán por Comanegra. Aunque en su momento ya había devorado dos antologías en español que compilaban un buen puñado de estos cuentos, apenas recuerdo nada de ellos, más allá de que, pese a gustarme, me parecieron un tanto pedantes, densos y serios.

Nada pedantes, densos ni serios son, en cambio, los cuentos seleccionados por Comanegra; al contrario, los considero asequibles, entretenidos y amenos. Y me pregunto si eso se debe a que estos en concreto evocan a Natalia Ginzburg (registro coloquial, prosa sencilla, premisas humildes, intenciones modestas...) o a la desenfadada traducción de Anna Casassas.

En fin, hablemos de los Cuentos romanos de Comanegra. Todos son sumamente breves, de como mucho diez páginas de extensión. Todos transcurren, obviamente, en Roma, salvo "La vida al camp", que va de un joven que abandona temporalmente la capital italiana. Todos los protagonizan hombres que, asimismo, son de clase baja y casi siempre actúan como los narradores en primera persona de la historia.

Los protagonistas de estos Cuentos romanos no son particularmente memorables, pero tanto su voz como su manera de pensar están perfectamente delineadas. Además, el autor les otorga en cada cuento un arco de personaje, básico pero arco de personaje a fin de cuentas, a realizar (o a fracasar realizando, como sucede en "El pensador", "La ruïna de la humanitat" y "Mira'm i no em toquis").

El sentido del humor de estos cuentos es delicioso. Engañosamente amable, en el fondo es bastante negro pero nunca cae en lo cínico. Algo que me hizo esbozar una sonrisa, por ejemplo, es que en "No dic que no", durante dos discusiones conyugales (la primera en plena noche de bodas sobre el número de asistentes a la ceremonia, y la segunda más entrada el matrimonio sobre la cantidad de hijos que tiene un camarero), ambos contendientes tuvieran, técnicamente, razón.

Me han seducido algunas de las meditaciones que cuelan estos cuentos. Nunca subestiman a los temas en torno a los cuales giran, pero se presentan con humildad. Aquí tenéis una de ellas: «Suposo que la cara de cambrer és la cara que agrada als clients, que no cal que tinguin cara de clients perquè ells no han d'agradar a ningú, mentre que els cambrers, si volen continuar fent de cambrers, han de tenir justament cara de cambrers.» (pág. 54) Otra: «L'únic que tenia alguna cosa a dir era jo, justament perquè, a diferència d'ells, a mi els negocis m'anaven malament i això em feia reflexionar, i la reflexió, si bé no omple la panxa, en canvi omple el cervell.» (pág. 75)

Otra cosa de estos Cuentos romanos que destacaría es mi reencuentro con la maestría de Moravia para las descripciones. Sobre todo las físicas de los personajes, cuyo aspecto e indumentaria el autor perfila siempre con trazos contundentes, precisos y expresivos, pero también las de la naturaleza o los paisajes. Una de estas últimas que me ha cautivado es la de Roma vista de noche desde una terraza, pues la ciudad se transforma en «un pastís negre cremat, amb tot de clivelles de llum, i cada clivella era un carrer.» (pág. 110)

Mi cuento favorito del conjunto es, de lejos, "El terror de Roma". Sin alejarse del costumbrismo tragicómico que caracteriza al resto, recuerda poderosamente al realismo sucio de John Fante.

Resumiendo: los Cuentos romanos seleccionados por Comanegra son tan básicos como efectivos. A sus modestas intenciones los eleva el oficio de Moravia, un acabado de lo más meritorio y un pulso narrativo envidiable. Los recomiendo sobre todo a personas que amen la sencillez (que no simplicidad) de autores como Natalia Ginzburg y gusten de un humor negro a la par que amable.

Por último querría dar una opinión muy personal: el catalán no me parece una lengua con un repertorio léxico adecuado para escribir o traducir textos groseros. En los Cuentos romanos de Comanegra hay algunas escenas en las que los personajes usan insultos, pero éstos son casi siempre, al menos a mi juicio, bastante ridículos; pienso, por ejemplo, en esos proferidos en la página 177 («animal», «desgraciat», «mitjamerda», «canalla», «malparit», «pendulari», «pocavergonya», «tarambana» y «enze»).


También de Alberto Moravia en ULAD: Aquí

viernes, 14 de junio de 2024

Juan Goytisolo: Campos de Níjar

Idioma original: castellano

Año de publicación: 1960

Valoración: Recomendable

Juan Goytisolo es uno de esos grandes maestros de mediados del siglo pasado, un miembro del pequeño ramillete de autores (no voy a citar a nadie más para que no me critiquen) que todos los amantes de la literatura deberíamos conocer a fondo. En realidad tengo que confesar que tampoco conozco más allá de algunos de los títulos más representativos de su obra narrativa, carencia imperdonable que intento empezar a corregir, un poco al azar, con este su primer libro de viajes, escrito cuando Goytisolo todavía no se había desprendido del todo de sus inicios realistas y más bien poco arriesgados.

El viaje tiene bastante poco de épico y mucho más de exploración. El autor, que andará por los veintimuchos años, más de lo que parece lucir el muchachito de la cubierta, parece que conoce previamente algo del terreno, y busca una inmersión total. Recordemos, estamos en la España de finales de los 50 del siglo pasado, todavía lastrada por una década de autarquía y en su mayor parte sin desprenderse de los harapos de siglos de pobreza, atraso e incultura, en especial en las zonas rurales más profundas. Y el escenario es quizá uno de los más extremos que el viajero pudiera buscar: la comarca al Este de Almería, a veces hacia el interior (Níjar), y otras mirando a la costa (Cabo de Gata, Rodalquilar, Agua Amarga, Carboneras). Entre medias, campos desolados, minúsculos poblados, carreteras o caminos desiertos, paisajes africanos, vegetación enana o inexistente bajo un sol abrasador.

Algunos o muchos de estos lugares son ahora pequeños pueblos con encanto o destinos turísticos con chalets apetecibles, urbanizados y cosmopolitas aunque relativamente tranquilos. Pero setenta años atrás apenas aparecía de cuando en cuando un turista francés algo extravagante, y el cierre de algunas minas había dejado despoblación y paupérrimas aldeas donde el objetivo era la pura supervivencia. Se diría que Goytisolo, a quien por venir de Barcelona los vecinos miran como a un extraterrestre, busca sin embargo el alma de la comarca, y la va encontrando en esas gentes que se asoman a las puertas, los niños medio desnudos que le rodean, o los paisanos que le dan conversación en la taberna. 

Se desplaza en autobús, en la caja de un camión o en un carro tirado por un burro, se aloja en las pocas fondas que encuentra, y deja hablar a los lugareños, el joven camionero, el señorón dueño de un pueblo entero (un personaje muy de Berlanga), la pareja de civiles, el viejo que vende frutas de la chumbera. Vamos, lo que define al viajero y le diferencia del turista, dejarse llevar, cero comodidades, ver y escuchar, ir registrando lo que le rodea sin filtros, en estado natural.

A diferencia de otros libros de viajes, no hay atisbo de humor, seguramente porque tampoco se encuentra ocasión, y tampoco de ensalzamiento artificial. Como mucho, se puede decir que Goytisolo, además de dejar constancia casi notarial de lo que ve, realiza sobre su relato un cierto ejercicio de estilo, dejando que su prosa se enriquezca con un léxico quizá excesivamente prolijo (guadapero, serillo, cenacho, algaida o jábega son algunos términos encontrados en una página al azar). Pero tampoco es justo criticarle demasiado por ello. Es un autor joven, todavía dominado por el realismo, que parece buscar un camino para progresar en su técnica. Afortunadamente encontraría más adelante ese rumbo, bastante diferente de este. 

Con todo, deja algunas reflexiones interesantes que trascienden al paisaje o a sus habitantes. El autor cree encontrar la clave de una tierra que debería resistir la tentación de sentirse tarjeta postal o pieza de museo:

'Por eso me gusta Almería. Porque no tiene Giralda ni Alhambra. Porque no intenta cubrirse con ropajes ni adornos. Porque es una tierra desnuda y verdadera'.

Algo que seguramente hubiera firmado Carlos Cano, que retrataba esas tierras en un precioso pasodoble. Los tiempos han cambiado mucho, pero no estaría de más darle una vuelta a la idea, no ya en Andalucía, en cualquier otro lugar. 

Otras obras de Juan Goytisolo reseñadas en ULADSeñas de identidadDon Julián / Juan sin TierraLas virtudes del pájaro solitario


jueves, 13 de junio de 2024

Juan Villoro: Materia dispuesta

Idioma original: Español

Año de publicación: 1996

Valoración: Entre está bien y recomendable

Publicada originalmente en 1996 y reeditada en 2022 por Almadía, Materia dispuesta es la segunda novela del prolífico Juan Villoro. Y si bien podríamos definirla, a grandes rasgos, como una novela de formación con ecos de La conjura de los necios, un análisis algo menos superficial nos llevaría a concluir que esta sería una definición, cuanto menos, incompleta.

Novela de formación: componente obvio e innegable, sí. Los siete capítulos que componen el libro recorren 28 años de la vida de Mauricio Guardiola, separados por dos temblores que sacuden la Ciudad de México (entre finales de los 50 y los primeros 80). Destaca en este sentido el recurso a la primera persona en los 3 primeros capítulos (voz infantil), a la tercera persona de los 3 últimos (voz adulta) y a la mezcla de ambas en el capítulo central que supone el paso de la infancia / adolescencia del protagonista.

Con ecos de La conjura de los necios. Lo grotesco, lo extraño y lo extravagante como parte fundamental de la gran tragicomedia de la vida. Desde la primera imagen, la de Mauricio Guardiola niño viendo a su padre follar con una de sus múltiples amantes, todo en la vida del Guardiola hijo girará en torno a círculos en los que no acaba de entrar.

Definición, cuanto menos, incompleta. Porque la novela habla también de diversas desubicaciones y búsquedas de una identidad y un sentido de pertenencia, de política, de ascenso social, de éxito y fracaso, etc, Y para ello es clave el personaje de Roberto, padre y antítesis de Mauricio. No es el único recurso a la contraposición del que se sirve Villoro: la doble vida de Roberto, la ubicación en los márgenes del barrio en que ambos residen, la ambigua sexualidad de Mauricio frente a lo "puro macho" de Roberto, el hermano "hiperactivo" frente al Mauricio contemplativo, la figura de la madre, etc. 

Todas estas figuras, además, dibujan un cuadro de la ciudad de México y de la sociedad mexicana de la época. Quizá aquí resida la principal "dificultad" para un lector no mexicano, en la incapacidad de aprehender las diversas referencias a la mexicanidad. Las líneas generales se captan (el machismo, la corrupción, el nepotismo, etc) pero me quedo con la sensación de que alguien más (dis)puesto en la materia le sacaría más jugo a la novela.

Un montón de libros de Juan Villoro en ULAD: AQUÍ

miércoles, 12 de junio de 2024

Gaito Gazdánov: El espectro de Aleksandr Wolf

Idioma original: Ruso
Título original: Призрак Александра Вольфа
Traducción (al catalán): María García Barris
Año de publicación: 1947-48, por entregas
Valoración: Entre recomendable y está bien

El espectro de Aleksandr Wolf es literatura de calidad. A fin de cuentas, hace gala de una premisa potente, cierta querencia simbólica, una prosa muy fina, un retrato psicológico sumamente complejo y una exploración temática de escala ambiciosa y alcance universal. Desgraciadamente, la novela del escritor ruso Gaito Gazdánov se desinfla en algunos apartados, cuya falta de redondez debilita al conjunto.

Pero no nos adelantemos y abordemos el argumento de El espectro de Aleksandr Wolf. La trama arranca con un hombre sorprendido por el cuento de una antología. En dicho cuento se relata con total exactitud, desde la perspectiva de la víctima, cómo él mismo disparó, siendo soldado, a un enemigo. Es en este momento que nuestro protagonista descubre que no asesinó al desconocido a quien abatió de joven en defensa propia e inicia una búsqueda para encontrarlo.

Aprovechando este acontecimiento como detonante, Gazdánov despliega no sólo una trama vagamente policial en la que un periodista intenta encontrar a un elusivo autor. También describe una relación amorosa entre el narrador y una misteriosa mujer rusa, o entrega las reflexiones existenciales en torno al destino y la culpa de alguien cuyo pasado lo ha convertido en una persona contradictoria e insatisfecha. 

A mi juicio, lo mejor de El espectro de Aleksandr Wolf es su elegante estilo, ágil y ameno a la par que concienzudo y denso. Asimismo, me ha impactado la profundidad de las ideas barajadas por Gazdánov, cuya intensidad y enfoque evocan a Fiódor Dostoievski.

El argumento es quizá el apartado más débil del conjunto. Porque si bien insisto en que la premisa de El espectro de Aleksandr Wolf es original y funciona a la perfección como detonante de una historia sugerente, la novela de Gazdánov se estira en exceso, pierde el norte durante varias páginas e introduce personajes (pienso en Pierrot, que no aparece hasta el clímax) de forma algo tramposa. Tampoco me convencen sus digresiones en torno al boxeo y el hampa, ambos elementos que, dada su modesta relevancia, no ameritan los párrafos que se invierten en ellos. Por último, señalaría que el trágico final de la obra resulta, creo yo, menos inesperado de lo que el escritor anticipó, amén de apresurado.

Resumiendo: aunque El espectro de Aleksandr Wolf es una obra imperfecta, rezuma calidad. Conviene leerla por la brillantez de su acabado, la solvencia de la caracterización de su protagonista y su capacidad para conmover y hacernos reflexionar.

martes, 11 de junio de 2024

Tamara Tenenbaum: Todas nuestras maldiciones se cumplieron


Idioma original:
español
Año de publicación: 2021
Valoración: recomendable

Espero, aunque la realidad se empeña en decepcionar de forma constante esa esperanza, que una de las enseñanzas que tengan clara las generaciones posteriores a la mía tenga que ver con la conveniencia de mantener las creencias religiosas (quien las tenga) dentro del ámbito de la privacidad y el desarrollo de la propia existencia. Porque, aún sabiendo de donde venimos, insistimos (peor aún, lo hacen muchos de nuestros gobernantes) en contaminar con el fanatismo religioso una parte demasiado relevante de nuestro devenir, de nuestras decisiones, quizás a algunos les resulte exagerada esta reflexión, pero basta ver cuáles han sido los conflictos más relevantes en los últimos cincuenta años para ver que el integrismo religioso es el germen tras ellos. 

Tamara Tenenbaum es una joven argentina cuyo padre falleció en al atentado que en 1994 Hezbollah, seguramente dirigida por el gobierno iraní, ejecutó contra la AMIA, una asociación de amistad argentino-israelí que fue objeto de un atentado en el que fue una de las ochenta y cinco víctimas mortales. Esa cuestión es un tema recurrente en el libro por cuanto se rememora esa ausencia e incluso hechos capitales son consecuencia de esa tragedia. La autora va a convertirse en propietaria de un apartamento para cuya adquisición fue importante el cobro de la indemnización por el atentado. Aunque no acabo de percibir que toda la novela tenga esa cuestión como foco central. 

De hecho, la narración pasaría por ser un texto directo, reflexivo, con un lenguaje exento de prejuicios y alejado del recato propio de pudor, sin reparos. Desde Cartarescu no recordaba un párrafo inicial mencionando a los piojos. El valor fundamental aquí es ese testimonio generacional, esa voluntad de ruptura ejercida sin rencor ni acritud, pero sin un ápice de arrepentimiento, sin intención alguna de excusarse por sus actos. Tampoco creo que haya que interpretar el texto en términos de reivindicación de género, y eso es algo muy apreciable, porque la clave de este libro, breve, sin una apertura y un colofón muy definidos, es su naturalidad, aunque a veces podamos pensar (ese título) que nos asomemos al precipicio, Tenenbaum siempre es clara y franca.


También de Tamara Tenenbaum en ULAD: El fin del amor

lunes, 10 de junio de 2024

Phillip Lopate: Segundo matrimonio

Idioma original: inglés

Título original: Eleanor, o The Second Marriage

Traducción: Miguel Temprano García

Año de publicación: 2008

Valoración: Decepcionante


Es inevitable, vuelvo otra vez a los títulos. Porque, siendo sincero, Segundo matrimonio suena como para salir corriendo y no parar, de rancio y aburrido. Pero bueno, también Bergman hizo alguna película bajo rótulos parecidos y no resultó del todo mal, que para eso era Bergman. En principio parece claro que Phillip Lopate va a explorar terrenos parecidos, así que, tratándose de un librito muy breve, tampoco vamos a perder mucho.

Efectivamente, tenemos a una pareja formada por Frank y Eleanor, que viven su segunda experiencia marital, no tengo claro si la segunda de los dos o solo de él. Tienen varios hijos ya algo creciditos y el aspecto de gente acomodada. Tras recibir la visita de uno de estos chicos, organizan una cena con amigos que tiene un carácter transgeneracional un poco sorprendente: no sé si en Estados Unidos es normal montar cenas de adultos a las que también acuden los hijos, pero me da que por aquí no es muy frecuente. El evento se resuelve con el diseño del menú (siempre responsabilidad de la mujer, hay que ver la sociedad norteamericana), las esperadas charlas insulsas, algún escarceo fugaz, y una sesión de cine que, precedida de comentarios algo pedantes, desemboca en una película de Chaplin (hum, hum). Un postre que se me antoja solo para cinéfilos o para gentes muy cultivadas. O así.

Pero lo realmente relevante, lo que forma el núcleo del relato es la pareja, el matrimonio en sí. El amor y el desamor, las infidelidades, la conexión, el respeto, la independencia, transigir y hasta dónde. Es decir, todo lo que conforma la convivencia y una relación que se prolonga en tiempo, que son cosas que, ya se sabe, no son fáciles. Uno se siente de determinada manera, otro no soporta algunas cosas, igual hay algunas que hay que aceptar y otras que no, la comunicación no siempre es como debería y a veces tampoco es bueno hablarlo todo, las percepciones cambian y los deseos dejan de ser compartidos, o tal vez no. Nada nuevo, porque ciertamente hay situaciones que son universales y lo han sido a lo largo de los siglos.

¿Cuál es el problema entonces? Pues que para llevar estos temas a un libro no basta con plantear escenarios que puedan tener algún interés, hay que llevar al papel algo diferente que haga de la lectura una experiencia que esté al menos algo por encima de la charla de café o el telefilm de sobremesa. Y es imposible negar que Segundo matrimonio naufraga en toda regla: no solo no aporta en absoluto nada nuevo, sino que es además un tostón cuya única virtud es su brevedad. Por el contexto podría ser una obra de teatro, eso sí, mortalmente aburrida y sin chispa, con personajes acartonados incapaces de suscitar interés o emoción, o podría ser una película moderadamente melodramática que acompañase una siesta involuntaria de sofá de fin de semana.

Irrelevante, somnífero y con un ligero tono pretencioso, toda una joya. No tengo la menor idea de por qué llegó esto a aparecer en mi lista de lecturas, pero desde luego créanme que he tenido ocurrencias bastante más atinadas.


domingo, 9 de junio de 2024

Romain Pujol & Vincent Caut: Avni

Idioma original: francés
Título original: Avni
Traducción: David Domínguez i Marion Carrière (en catalán y en castellano para Astiberri)
Año de publicación: 2014-
Valoración: muy recomendable


En la literatura infantil, podríamos decir que hay dos tipos del libros o temáticas muy diferenciados a nivel conceptual. Por una parte, tenemos los libros educativos, instructivos, aquellos que transmiten valores positivos para la sociedad y ayudan a orientar a los niños hacia las buenas prácticas o costumbres. Son libros interesantes, necesarios y el mensaje y la sensación que dejan una vez acabados es sumamente positiva. Pero hay otro tipo de libros destinados básicamente a la distracción, al humor, al entretenimiento. Sus intenciones no vas más allá de hacer pasar un buen rato de lectura a quien lo lee, ya sea un niño o niño o incluso al adulto que lo acompaña en su lectura. Y si, como en este caso, se trata de libros en formato cómic, entonces es mucho más fácil conseguir su propósito.


La colección de cómics de “Avni” es realmente divertida y todo un hallazgo. Porque Avni es un “Animal Verdaderamente No Identificado” y es normal que así sea pues su forma y color son totalmente cambiantes de manera que su gran poder es convertirse en cualquier cosa que le apetezca: puede alargar sus extremidades, deformar su cara, hacerse pasar por cualquier otra persona, cambiar de color o incluso desparecer. Y, cómo no, esto provoca situaciones muy divertidas en la escuela o en el hogar (lugares donde suceden la mayoría de sus aventuras y travesuras) aunque también le conlleva algún problema con sus profesores, padres o sus compañeros de escuela. 



Sus creadores, los franceses Romain Pujol y Vincent Caut, crearon conjuntamente el personaje de Avni cuyas viñetas empezaron a publicarse en la revista Toboggan, con un gran número de subscriptores. Por tanto, estamos hablando de un cómic en formato historietas que ocupan habitualmente dos páginas por historia, si bien algunas de ellas van enlazadas. De esta manera, cada uno de los libros y también de las historias tienen un ciclo narrativo autoconclusivo, con la particularidad de que los personajes son los mismos en todas ellas: sus padres, los profesores de la escuela o sus compañeros de clase. De esta manera, a medida que uno va adentrándose en las pequeñas historias y los libros va conociendo como es cada uno de ellos pues, a pesar de que siempre están en segundo plano, tiene su propia personalidad y sus problemas que pueden abarcar desde los celos, el bullying o la fuerza de la amistad.

Por todo ello, se trata de una colección de cómics muy divertida e interesante para el público infantil, pues las situaciones en las que se encuentra (o que provoca) este particular personaje son variopintas y siempre se utiliza un tono satírico que incluso los más adultos pueden disfrutar por su particular humor y la ternura que desprende en sus acciones a pesar de sus no siempre buenas intenciones.

sábado, 8 de junio de 2024

Juan Jacinto Muñoz Rangel: El asesino hipocondríaco

Idioma: español

Año de publicación: 2012

Valoración: está bien

El asesino hipocondríaco es una novela negra de humor -o novela de humor disfrazada de negra... o incluso viceversa-, cuya premisa queda perfectamente resumida en el título: cuenta la historia de y por M.Y., un asesino a sueldo argentino que resulta ser, además sumamente hipocondríaco, de tal manera que los supuestos problemas de salud suyos son los que le impiden a su objetivo, un tal Eduardo Blanstein, al quien lleva meses y meses siguiendo por las calles de Madrid. pero siempre hay una enfermedad que le atormenta y le impide llevar a cabo el trabajo...

Como cabe suponer, el peso cómico de la novela tiene que ver con esta hipocondría extrema del asesino, que dice padecer enfermedades tan peculiares como el Síndrome del Acento Extranjero (ojo, que algo así sí que debe de existir), el Síndrome de Proteus (el del célebre "Hombre Elefante"), el del Espasmo Profesional, etc. además de otros males y alergias varias. No sólo eso, sino que comparte todas sus supuestas enfermedades con destacados filósofos y escritores de la Historia: Kant, Descartes, Coleridge, Poe, Swift, Byron, Voltaire, Moliére... todos ellos, por lo visto, también bastante hipocondríacos.

Como ficción humorística la novela mantiene un tono jocoso, así como consigue algunos momentos concretos bastante hilarantes; como narración en general, despojada de esos visos de comicidad y de la erudición de que hace gala el autor -quizá sea inventada, no lo sé-, digamos que se resiente según va avanzando la trama y los esfuerzos de M.Y. por asesinar a Blanstein nos van dando cada vez más igual. Este es el mayor problema del libro: empieza muy chispeante, con mucha espuma y burbujas, pero como una botella de champagne o cava (bueno, quizá sidra achampanada, en este caso), el gas enseguida pierde fuerza y se queda sin burbujas... Aún así y de todas formas, la novela nos cuenta una historia lo suficientemente original y ocurrente para que cualquiera pase un buen rato; el estilo ágil y los capítulos cortos ayudan, además, a su rápida y amena lectura. En suma, una novelita entretenida y más o menos divertida (según los gustos) aunque tal vez un poco menos de lo que promete en un principio.

viernes, 7 de junio de 2024

Stuart Dybek: Yo navegué con Magallanes

Idioma original: Inglés 

Título original: I sailed with Magellan

Traducción: José Luis Amores

Año de publicación: 2003

Valoración: Muy recomendable

Quién sabe por qué la memoria o los sueños rescatan objetos sencillos - una bici, una rebeca, un trineo - y los convierten en emblemas de la infancia. 

¿Qué es Yo navegué con Magallanes: una novela, un libro de relatos, la crónica de una época, el retrato de una generación, todas las anteriores? La respuesta corta diría "todas las anteriores"; la larga, por su parte, diría que es un conjunto de relatos más o menos interconectados y con un protagonista o testigo común, lo que acaba resultando en una novela biográfica en la que la vida es una colección de "Grandes Momentos" (las comillas son mías).

Once son los Momentos que componen este volumen ambientando en los años 50 y 60 en los barrios periféricos de Chicago, lugares en los que conviven polacos, mexicanos, italianos, etc. Siguiendo un orden más o menos cronológico, asistimos a "momentos estelares de Perry Katzek" (episodios de infancia, amores, tentativas varias, idas, venidas, muertes, etc), narrados en un pasado a veces más real que el presente.

Entre los aspectos más destacables de la novela, me gustaría citar los siguientes:

  • cómo esta va creciendo. De los más o menos clásicos recuerdos de infancia a los relatos de madurez, los textos van ganando en capas y significados, haciéndose más complejos y emocionantes.
  • las distintas voces del texto, que van de lo dickensiano a lo "kerouacquiano", si bien su referencia más cercana sería mi adorado Stephen Dixon tanto por enfoque como por mirada y construcción de los textos.
  • su carácter de crónica de una época y generación: veteranos de guerra, beats, hippies, pandilleros, inmigrantes para los que adaptarse al nuevo país es todo un reto, etc. La otra América de los años 50 y 60.
  • sus protagonistas y las relaciones entre ellos: el tío Lefty, Mick, Perry, los padres de estos... Complejos, contradictorios, entrañables y profundamente humanos.
  • su indagación en los mecanismos de la memoria.
En resumen, un libro al que le cuesta algo arrancar (quizá el estilo, quizá esos relatos de infancia más o menos convencionales), pero que una vez coge vuelo nos deja textos como Pechos, No lo hicimos (mi favorito, por su profunda belleza y tristeza) o Qué quieres (punto final de una búsqueda y huida permanente que persigue a sus protagonistas) que perdurarán en la memoria de este lector.

jueves, 6 de junio de 2024

Charles Perrault: El gato con botas

Idioma original: Francés
Título original: Le Maître chat ou le Chat botté
Año de publicación: 1697
Traducción: Íñigo Jáuregui
Ilustraciones: Javier Zabala
Valoración: Se deja leer (está bien para niños)

Resulta curioso asomarse a la literatura infantil de antaño. Al contrario que la reciente (salvo alguna que otra excepción), su tono es mucho más oscuro, y ni sus personajes son íntegros, ni sus moralejas tan cristalinas como le gustaría a la corrección política imperante en la actualidad.

Un ejemplo de esto que digo sería El gato con botas, cuento de la tradición oral recopilado por Charles Perrault en 1697. Nórdica lo edita incólume, sin suavizar pasajes ni blanquear a su protagonista. Acompañan al texto materiales exquisitos (tapa dura, papel de 150 gramos...) y unas ilustraciones de Javier Zabala.

El archiconocido felino que protagoniza esta historia es menos heroico de lo que muchos recordarán. Ya desde las primeras páginas sabemos que es capaz de los más «sutiles ardides», y a lo largo del relato se servirá de su ingenio para lograr que su amo, un joven atractivo pero de procedencia humilde, se case con una princesa.

Personalmente, no he disfrutado demasiado de El gato con botas. La narración me ha parecido sumamente esquemática; las motivaciones de los protagonistas, excesivamente lineales. Sus escenas se concatenan atropelladamente y ninguna de las ideas introducidas (los hermanos del hijo pequeño del molinero, las botas del gato, el ogro...) se desarrollan mínimamente.

A todo eso súmale que hay multitud de incongruencias argumentales, que hubieran podido explicarse convincentemente añadiendo sólo uno o dos párrafos. A saber: ¿por qué el gato no había ayudado a la familia del molinero antes, si es tan espabilado? ¿Por qué no abandona a un dueño que ha amenazado con cómerselo? ¿Por qué no informar de sus planes a su amo? ¿Por qué no incitar él mismo el recorrido de la carroza, en vez de adaptarse a una ruta predeterminada? ¿Cómo pretende sostener el engaño del Marqués de Carabás en el tiempo?

Asimismo, no me acaba de convencer el mensaje que traslada esta obra. Me explico: se puede leer El gato con botas en clave inspiracional. A fin de cuentas, el protagonista logra sobreponerse a su clase social y su entorno. Ciertamente, los métodos que emplea para medrar (mentir, amenazar, asesinar y usurpar) no son muy éticos; incluso hay ocasiones en que podría haber procedido de distinta manera, pero toma el camino fácil (por ejemplo, extorsionar a unos pobres campesinos, en vez de tratar de persuadirles u ofrecerles algo a cambio de su complicidad). 

A ver, que El gato con botas sea poco edificante me es indiferente; no soy de los que opina que a los niños hay que enseñarles una visión del mundo maniquea. Lo que me molesta es que su mensaje se antoja tramposo, pues da a entender que uno saldrá adelante gracias a la inteligencia, pero en realidad muestra cómo se prospera gracias al esfuerzo de un tercero. Porque no nos engañemos: el amo del gato es el verdadero beneficiado de los tejemanejes de su mascota, y no el propio gato.

En conclusión: El gato con botas es un clásico bastante prescindible, opacado por múltiples adaptaciones y versiones posteriores mucho más resultonas. Aun así, tampoco desaconsejo tajantemente su lectura: te lo ventilas de un plumazo, las acciones de su protagonista dan pie a abrir un debate moral y la edición de Nórdica es preciosa.

miércoles, 5 de junio de 2024

Paco Ignacio Taibo II: Pancho Villa: una biografía narrativa

Idioma original: español

Año de publicación: 2006

Valoración: está bien (muy recomendable para interesados)


La gran brecha entre las dos recomendaciones refleja, por un lado, la gran diferencia de opiniones que genera un personaje tan famoso y controversial como lo es Pancho Villa. La valoración final depende en gran medida de las expectativas del lector y de cómo se aborde la lectura de este fascinante personaje. Paco Taibo dedica el primer capítulo a hacer un descargo de responsabilidades sobre lo que vendrá a continuación. Viendo el título nos podemos hacer una idea de que, a pesar de tratarse de una biografía, se hace énfasis en el componente narrativo, ya sea por medio de la voz de Taibo, o del mismo Pancho Villa, a través de sus memorias.

La obra se adentra en la vida de Villa desde sus inicios como bandolero hasta su papel fundamental en la Revolución Mexicana. Taibo no solo presenta los hechos históricos con rigor, sino que también se sumerge en las anécdotas y relatos que rodean al icónico personaje, proporcionando una visión completa y matizada.

El estilo de Taibo es ágil, algo que se puede notar en mayor medida en sus novelas policiacas, haciendo que la lectura sea fluida y amena. Utiliza un lenguaje accesible, combinando datos históricos con elementos narrativos que mantienen al lector interesado. Sin embargo, esta misma mezcla puede ser vista de forma negativa por aquellos que buscan una biografía más tradicional y rigurosa, ya que el autor a veces se toma licencias narrativas que podrían cuestionar la veracidad de algunos pasajes.

Uno de los puntos fuertes del libro es la capacidad de Taibo para humanizar a Villa, mostrando tanto sus hazañas como sus contradicciones y aspectos más oscuros. Pancho Villa es presentado no solo como un líder revolucionario, sino también como un ser humano con defectos y virtudes, lo que añade profundidad al relato y permite al lector empatizar con él.

Lo que puede desmerec un poco esta biografía y no ser del interés de aquellos ajenos a la figura de Villa, es que Taibo utiliza frecuentemente licencias narrativas que, aunque enriquecen la lectura desde un punto de vista literario, pueden poner en duda la precisión histórica. Este estilo puede llevar a los lectores a cuestionar qué partes de la obra están basadas en hechos verificables y cuáles son interpretaciones o dramatizaciones del autor. Además, aunque Taibo ofrece una narración detallada de los eventos de la vida de Villa, algunos lectores pueden encontrar que falta un análisis más profundo de las implicaciones históricas y sociales de sus acciones. La obra se enfoca en la vida y aventuras de Villa, pero no siempre profundiza en el contexto más amplio de la Revolución Mexicana y sus consecuencias.

En resumen, esta es una obra que se destaca por su enfoque único y su capacidad para atrapar al lector. Es una lectura muy recomendable para aquellos interesados en la figura de Pancho Villa y la Revolución Mexicana, aunque puede no satisfacer a quienes busquen una biografía estrictamente académica. Dicho esto, es importante reconocer que "Pancho Villa" ofrece una aproximación fresca y accesible a la figura de Villa, acercándolo a un público más amplio que quizás no se sentiría atraído por una biografía tradicional.

martes, 4 de junio de 2024

Édouard Louis: Quién mató a mi padre

Idioma original: francés
Título original: Qui a tué mon père
Traducción: Pablo Martín Sánchez
Año de publicación: 2018
Valoración: recomendable

Miren, de buen rollo se lo digo a las editoriales. O más concretamente al opaco subsector que en las editoriales se dedica a escribir los textos que describen los libros en reversos, tapas, contraportadas o fajines o fajas. Que ya sabemos que es su momento de gloria escribir esa cosa entre semblanza y sinopsis y texto promocional. Que comprendo su papel a la hora de decidir al lector que sostiene el libro en sus manos. Pero que, por favor, me ciño a eso en este caso, no digan de un autor francés otra vez eso de el nuevo enfant terrible. Repito lo de por favor, que llega el verano y la euforia se apodera del continente. Ya sabemos a quién se refieren y quién es el viejo enfant terrible. Por lo que es cruel proyectar una esperanza infundada, incluso, aunque sirva para elevar las ventas e hinchar el producto, para el propio autor.

Édouard Louis, a pesar de tener poco más de treinta años, ya ha publicado unos cuantos libros, basados en experiencias personales, dicen, y, completa la sinopsis, sirve de referencia a movimientos sociales en ciertas luchas que. personalmente, no dudo en respaldar y manifiesto mi simpatía por ellos. Quién en su sano juicio no identifica un problema en la desigualdad. La literatura, creo firmemente, ha de cumplir también esa función. Junto al placer, junto al enriquecimiento personal, también además del mero entretenimiento, si cabe. Por lo que los postulados de la obra de Louis, si son compartidos con los de esta novela, me sirven al margen de que se necesite etiquetarlo para poderlo ofrecer al público. Incluso, si vamos al meollo de la cuestión, podría resultar contradictorio que se empleen argumentos de marketing (este escritor se parece a ese otro que tanto gusta y tanto vende) para promocionar un texto que es un áspero ataque a las políticas neoliberales que han encontrado, al margen de partidos y colores, tanta continuidad en los gobiernos franceses de las últimas décadas. Francia, disculpen la definición reduccionista: país de ancianos de raza blanca conservadores que apenas toleran a los jóvenes de otras razas que pugnan por su lugar en el país en que viven. Una combinación de difícil convivencia. 

En todo caso, la historia aquí contada, la de un hijo en la veintena que se dirige a su padre, devorado por las secuelas de un accidente laboral, obligado por un sistema que aplica recorte tras recorte a sus prestaciones a volver al mercado del trabajo, subsistiendo con una silenciosa dignidad a costa de su escaso nivel educativo y su comprensible cerrazón mental, nos la encontramos en un discurso que no suele ser tan directo y contundente. Por eso Louis no merece ser empaquetado: porque se dirige con nombres y apellidos a los responsables y a las medidas concretas que han llevado a esa situación. Ese es el mérito, quizás no tanto literario - la prosa es rabiosa pero quizás un tanto ingenua - como social. Señalar con el dedo, obvio signo de mala educación pero al que no tenemos más remedio que recurrir. En un universo de liderazgos personales tan acusados, tantas veces preámbulo de tiempos siniestros, Louis elude al enemigo invisible (ese papá estado tan difícil de identificar) y tiñe el texto de tono de denuncia, quizás no de un modo tan universal que cualquiera pueda tomar como propio, pero en todo caso efectivo y franco, como para hacer de esta corta novela un ejercicio, quizás un mero entrenamiento por eso, de crónica social.

lunes, 3 de junio de 2024

Reseña + entrevista: "El amor edípico contra la lujuria sadomasona" de Oriol Vigil Hervás

Idioma original:
español
Año de publicación: 2024
Valoración: inclasificable
 
Esta no es una novela para todos los públicos. Ni siquiera tengo claro que yo mismo forme parte del público de esta novela, al menos de su público fundamental. De hecho, probablemente no la habría leído de no ser porque su autor, Oriol Vigil Hervás, es también el "Oriol" que reseña libros en este mismo blog de reseñas de libros, y eso me llevó a tener noticia de su existencia, porque se ha publicado en una editorial pequeña, "Colectivo Juan de Madre Presenta" (actualmente en proceso de fusión o integración en Pathosformel Editorial, si no me equivoco), cuya capacidad de difusión es obviamente limitada. Pero también porque, creo, algunas de las "palabras clave" que aparecen en la contraportada me habrían echado para atrás: "pornografía, bizarrismo extremo, humor absurdo y splatterpunk". 

Una bizarrada, vamos.

Y la verdad es que esas palabras identifican bastante bien la novela, una obra gamberra, violenta, provocadora, por momentos desagradable, compleja y sorprendente: una novela de menos de 100 páginas donde hay toneladas de violencia, kilos de sexo (también violento), sacos de humor y parodia, y unos toques de crítica social más o menos evidente. Quizás la parte splatter (o sea, la violencia más explícita y gore) sea la que menos corresponde con mis gustos, pero en cualquier caso hay que reconocerle a la novela una absoluta falta de prejuicios y concesiones...

El amor edípico... se presenta como un manuscrito encontrado (del que Oriol Vigil no sería por lo tanto autor, sino editor): durante una LAN party (google it!), el autor/editor descubre un conjunto de ficheros creados por un tal PLQEI, que (entre muchas otras cosas) contienen hasta cinco versiones de la misma novela, y decide publicarla en la editorial CJMP. Lo que tenemos, por lo tanto, es la versión de la novela supuestamente reconstruida por Oriol, con su prólogo y sus notas. (Confieso que me habría gustado que este "artefacto" se aplicara de forma más continua y extensa, contraponiendo diferentes versiones del texto, multiplicando aún más las notas al pie del editor, indicando qué fragmentos de la novela han sido "reescritos"...).

¿Y qué historia cuenta, entonces, la novela de PLQEI? Pues una historia alocada y brutal en la que el narrador y protagonista, un joven insatisfecho en su trabajo, con la capacidad de realizar viajes astrales y con una confusa relación con su madre, se encuentra de repente en medio de una batalla entre dos enemigos implacables: por una parte, el vagabundo Orozco (y su perro Calcetines), hombre monárquico, conservador y violento; y por el otro, Dominic y su ejército de hombres-muñeco, esclavos sexuales plastificados, torturados, amputados que utiliza a su antojo tanto para satisfacer sus deseos sexuales más depravados, o como soldados en su lucha contra Orozco. En medio de esta batalla sin cuartel, el protagonista actúa como agente doble, procurando por una parte satisfacer sus propios deseos ocultos (que podemos intuir, aunque no se muestran), y por otra llevar a cabo su propia vendetta contra una misteriosa compañía de cerrajeros que parece perseguirle llenando su casa y su ciudad de pegatinas publicitarias.

Aunque, en realidad, diría que el argumento, como tal, no es lo más importante en esta novela: como dice el cliché de Mr. Wonderful, lo importante no es el destino, sino el viaje. No interesa quién gane la guerra, ni saber si el protagonista acabará realizando sus fantasías; lo que importa es la rápida sucesión de núcleos narrativos independientes e incluso contradictorios, como sketches de una serie de humor negrísimo, que explotan en nuestra cara como juguetes-trampa. 

Insisto: hace falta un tipo de lector muy particular para disfrutar de El amor edípico contra la lujuria sadomasona; pero si después de leer esta reseña crees que eres ese tipo de lector, anímate. Creo que no te arrepentirás.


Entrevista con Oriol Vigil Hervás: