Título original: Eleanor, o The Second Marriage
Traducción: Miguel Temprano García
Año de publicación: 2008
Valoración: Decepcionante
Es inevitable, vuelvo otra vez a los títulos. Porque, siendo sincero, Segundo matrimonio suena como para salir corriendo y no parar, de rancio y aburrido. Pero bueno, también Bergman hizo alguna película bajo rótulos parecidos y no resultó del todo mal, que para eso era Bergman. En principio parece claro que Phillip Lopate va a explorar terrenos parecidos, así que, tratándose de un librito muy breve, tampoco vamos a perder mucho.
Efectivamente, tenemos a una pareja formada por Frank y Eleanor, que viven su segunda experiencia marital, no tengo claro si la segunda de los dos o solo de él. Tienen varios hijos ya algo creciditos y el aspecto de gente acomodada. Tras recibir la visita de uno de estos chicos, organizan una cena con amigos que tiene un carácter transgeneracional un poco sorprendente: no sé si en Estados Unidos es normal montar cenas de adultos a las que también acuden los hijos, pero me da que por aquí no es muy frecuente. El evento se resuelve con el diseño del menú (siempre responsabilidad de la mujer, hay que ver la sociedad norteamericana), las esperadas charlas insulsas, algún escarceo fugaz, y una sesión de cine que, precedida de comentarios algo pedantes, desemboca en una película de Chaplin (hum, hum). Un postre que se me antoja solo para cinéfilos o para gentes muy cultivadas. O así.
Pero lo realmente relevante, lo que forma el núcleo del relato es la pareja, el matrimonio en sí. El amor y el desamor, las infidelidades, la conexión, el respeto, la independencia, transigir y hasta dónde. Es decir, todo lo que conforma la convivencia y una relación que se prolonga en tiempo, que son cosas que, ya se sabe, no son fáciles. Uno se siente de determinada manera, otro no soporta algunas cosas, igual hay algunas que hay que aceptar y otras que no, la comunicación no siempre es como debería y a veces tampoco es bueno hablarlo todo, las percepciones cambian y los deseos dejan de ser compartidos, o tal vez no. Nada nuevo, porque ciertamente hay situaciones que son universales y lo han sido a lo largo de los siglos.
¿Cuál es el problema entonces? Pues que para llevar estos temas a un libro no basta con plantear escenarios que puedan tener algún interés, hay que llevar al papel algo diferente que haga de la lectura una experiencia que esté al menos algo por encima de la charla de café o el telefilm de sobremesa. Y es imposible negar que Segundo matrimonio naufraga en toda regla: no solo no aporta en absoluto nada nuevo, sino que es además un tostón cuya única virtud es su brevedad. Por el contexto podría ser una obra de teatro, eso sí, mortalmente aburrida y sin chispa, con personajes acartonados incapaces de suscitar interés o emoción, o podría ser una película moderadamente melodramática que acompañase una siesta involuntaria de sofá de fin de semana.
Irrelevante, somnífero y con un ligero tono pretencioso, toda una joya. No tengo la menor idea de por qué llegó esto a aparecer en mi lista de lecturas, pero desde luego créanme que he tenido ocurrencias bastante más atinadas.
2 comentarios:
Es como el cine de John Casavettes, puede que sea una elección temática inadvertida, la tediosa existencia de una familia acomodada en lo socioeconómico pero no en lo neuroemocional. En cualquier caso quedo invitado a no leerla.
Exacto, lo has sintetizado mejor que yo.
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