Título original: Призрак Александра Вольфа
Traducción (al catalán): María García Barris
Año de publicación: 1947-48, por entregas
Valoración: Entre recomendable y está bien
El espectro de Aleksandr Wolf es literatura de calidad. A fin de cuentas, hace gala de una premisa potente, cierta querencia simbólica, una prosa muy fina, un retrato psicológico sumamente complejo y una exploración temática de escala ambiciosa y alcance universal. Desgraciadamente, la novela del escritor ruso Gaito Gazdánov se desinfla en algunos apartados, cuya falta de redondez debilita al conjunto.
Pero no nos adelantemos y abordemos el argumento de El espectro de Aleksandr Wolf. La trama arranca con un hombre sorprendido por el cuento de una antología. En dicho cuento se relata con total exactitud, desde la perspectiva de la víctima, cómo él mismo disparó, siendo soldado, a un enemigo. Es en este momento que nuestro protagonista descubre que no asesinó al desconocido a quien abatió de joven en defensa propia e inicia una búsqueda para encontrarlo.
Aprovechando este acontecimiento como detonante, Gazdánov despliega no sólo una trama vagamente policial en la que un periodista intenta encontrar a un elusivo autor. También describe una relación amorosa entre el narrador y una misteriosa mujer rusa, o entrega las reflexiones existenciales en torno al destino y la culpa de alguien cuyo pasado lo ha convertido en una persona contradictoria e insatisfecha.
A mi juicio, lo mejor de El espectro de Aleksandr Wolf es su elegante estilo, ágil y ameno a la par que concienzudo y denso. Asimismo, me ha impactado la profundidad de las ideas barajadas por Gazdánov, cuya intensidad y enfoque evocan a Fiódor Dostoievski.
El argumento es quizá el apartado más débil del conjunto. Porque si bien insisto en que la premisa de El espectro de Aleksandr Wolf es original y funciona a la perfección como detonante de una historia sugerente, la novela de Gazdánov se estira en exceso, pierde el norte durante varias páginas e introduce personajes (pienso en Pierrot, que no aparece hasta el clímax) de forma algo tramposa. Tampoco me convencen sus digresiones en torno al boxeo y el hampa, ambos elementos que, dada su modesta relevancia, no ameritan los párrafos que se invierten en ellos. Por último, señalaría que el trágico final de la obra resulta, creo yo, menos inesperado de lo que el escritor anticipó, amén de apresurado.
Resumiendo: aunque El espectro de Aleksandr Wolf es una obra imperfecta, rezuma calidad. Conviene leerla por la brillantez de su acabado, la solvencia de la caracterización de su protagonista y su capacidad para conmover y hacernos reflexionar.
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