domingo, 23 de octubre de 2022

Richard Wright. España pagana

Idioma original: inglés

Título original: Pagan Spain

Traducción: Sandra Caula

Año de publicación: 1957

Valoración: muy recomendable

No puedo imaginarme la reacción que, en el momento de la publicación de este libro (entiendo que se traduciría en algún momento y llegaría algún ejemplar a los confines del Estado) se produciría. Más de medio siglo después, he de decir que el texto mantiene cierta vigencia que incomodará a los de las banderitas en la muñeca, que esa incomodidad mantiene aún cierto rescoldo, y que solo por ello merece la pena revisar aunque sea como meros espectadores de la perspectiva del momento. Nos encontramos ante la crónica de un viaje: Richard Wright, periodista estadounidense establecido en París, se aventura en su automóvil por las carreteras de la España de 1954, entra por Catalunya y sigue hasta Madrid y Andalucia. Levanta testigo de lo que ve: una nación que apenas dos décadas atrás ha sufrido una guerra civil, una sublevación de militares traidores que se ha alzado con el triunfo y ha edificado un régimen dictatorial. Wright lleva acabo una crónica con no pocos tintes épicos. Una época en la cual la represión sobre el bando vencido estaba en su apogeo, en la que los preceptos impuestos por el vencedor cuajaban en su plenitud y condicionaban el día a día de la mayoría de la población.

Y eso retrata Wright: la nauseabunda penetración de los preceptos religiosos en la vida de los ciudadanos. Las enormes dificultades para desarrollar la vida con normalidad, especialmente siendo mujer y soltera (curioso que mi lectura del libro haya coincidido con el visionado de capítulos de The Handmaid's tale) los personajes que Wright va encontrando, algunos se prestan entusiastas en sus testimonios, algunos optan por un prudente anonimato antes de manifestar sus experiencias, todos ellos parecen coincidir en la visión: la de una nación atrasada y empobrecida arrastrada por unos preceptos ideológicos (los impuestos por el bando vencedor) simplemente delirantes, que Wright nos regala en píldoras insertadas en sus amenos capítulos: uno de los libros con los que se educaba a las jóvenes, cuyas sucesivas partes se van desgranando y cuya lectura resultaría grotesca de no ser por el súbito retorno a la realidad de comprobar que algunos de esos preceptos serían recuperados de buen grado por una sustancial parte del electorado. Así que muy oportuna revisión de este texto, que tiene la cualidad de transportarnos a la época de una forma preocupantemente fiel: la disidencia se manifiesta en diálogos sin tapujos, los afines no pueden esconder su cinismo y su acomodo, y aunque personalmente me ahorraría, seguramente sean manías personales, los meticulosos párrafos dedicados a los toros y los pasos de Semana Santa (ambos, intocables emblemas del matiz rancio que lastra al país aún hoy), serían prescindibles aunque aportan ese toque verídico a la lectura. Nadie puede negar que Wright estaba ahí y que su testimonio no parte del sesgo ideológico. Las propias peripecias que debe pasar para obtener unas simples frases son suficientemente delatoras del estado de las cosas, un panorama deprimente y abigarrado donde la persecución y la represión eran una constante.

Aún así (y no solo aquí) algunos - demasiados - volverían a esos días oscuros.


8 comentarios:

ToniLV dijo...

Puede tener su interés como testimonio de cómo era la España de esos años, vista por un periodista, sesgos mediante ... Pero al reseñista sólo le ha faltado pedir el voto para el partido X, o que no se vote a Y. Salud.

Anónimo dijo...

¿Catalunya? Está escribiendo una reseña literaria en español....
Por lo demás, interesante, gracias.

Anónimo dijo...

Facha

Anónimo dijo...

Militares traidores? Vaya sectarismo

Anónimo dijo...

Militares traidores? Vaya sectarismo

Anónimo dijo...

El libro suscita mucho interés. Ahora bien, los cometarios de la reseña provienen de un debate un tanto obsoleto… NO se puede pedir tolerancia siendo radicalmente intolerante.

Mònica Flores dijo...

Y por qué cuándo en una reseña o crónica se escribe "New York" no le molesta a nadie? Todos encantados con los anglicismos q nos hacen parecer muy "cool", pero ojito q se ponga una "NY" en lugar de una "Ñ". Ya lo decía mi abuela " qui no té feina, el gat pentina". Venga, a traducir, wapis! Come on!

Mònica Flores dijo...

En segundo lugar, el catalán es una lengua oficial del estado Espanyol. En todo caso, la reseña está escrita en castellano. Precisión en lo q escribamos. Thank you!