Idioma original: sueco
Título original: 1795
Año de publicación: 2022
Traducción: Pontus Sánchez
Valoración: más que recomendable... si se han leído las anteriores novelas de la trilogía
Tercera y parece claro que última entrega de la trilogía histórico-policíaca escrita por el sueco Niklas Natt och Dag (ya me he aprendido el nombre) y protagonizada por el guarda Mickel Cardell y los hermanos Winge, en el Estocolmo de finales del s. XVIII.
Esta tercera entrega supone, de hecho, una continuación de la segunda, 1794 (aún más que la segunda de la primera, quiero decir, ya que éstas se pueden considerar independientes, en gran medida) y se centra en una doble búsqueda por parte de Cardell y Emil Winge: la del infame Tycho Ceton, por un lado, con el objeto de que reciba castigo por sus crímenes y la de la joven Anna Stina Knap, por otro, para ayudarla. Claro que no son los únicos que buscan a la muchacha y esta doble o triple pesquisa, así como los esfuerzos por esconderse de los buscados, son lo que mueve gran parte de la trama de la novela. De hecho, algo muy interesante de esta entrega consiste en que, de las cuatro partes que la componen, las tres primeras cuentan los mismos acontecimientos o paralelos -esto es, las indagaciones y ocultamientos- durante el mismo período de tiempo, la primavera y verano de 1795, pero siguiendo a diferentes personajes: los protagonistas, cardell y Winge, su antagonista Ceton y uno nuevo o casi, porque ya aparece fugazmente en la novela anterior: el niño huérfano Elías. Sí, ya sé que este es un recurso más visto que el tebeo, al menos desde el relato En el bosque, de Ryunosuke Akutagawa, pero en esta novela resulta especialmente eficaz y hasta pinturero...
En cualquier caso, si por algo destaca este libro, incluso más que sus antecesores, es por la calidad de la escritura de Niklas N. o. D., que ha logrado llegar a una excelencia estilística, con un impecable empleo de diferentes recursos o tropos y una estimulante creación de imágenes y metáforas, que alejan sus libros de lo que se suele prejuzgar como esperable en un best-seller de corte histórico-policíaco. Veremos si este autor es capaz de mantener este gran nivel en títulos posteriores, quizás alejados de estos géneros (y no estoy diciendo que la literatura de género sea inferior a cualquier otra a la que debería dedicarse, ojo...), pero, sin duda, estamos ante un autor a tener en cuenta en el futuro, además de en el presente.
Dicho lo cual, ni siquiera esta excelencia literaria es lo más importante de esta obra: se trata, en efecto, de una novela histórica -en apariencia, muy bien ambientada, incluyendo los intríngulis políticos del momento- y también policíaca, pero eso no es lo definitorio ni fundamental de ella: ante todo, es una historia sobre la soledad de las personas; sobre su tristeza y sobre la vida que se les (nos) va escurriendo entre los dedos sin que acaben (acabemos) por encontrarle un sentido. Sobre los errores y las buenas intenciones que acaban por convertirse en pesadas losas de remordimiento. Es un libro con un ánimo reposado y un tono quizás fatalista, menos dado a las truculencias que los anteriores -aunque alguna hay-, que deja en el ánimo un poso melancólico y entristecido (quizá no a todo el mundo). En cualquier caso, supone un perfecto broche final para la trilogía y no creo que decepcione a quienes la han ido siguiendo, ni tampoco, ya digo, a quien pueda verse atraído por su lectura en busca de una calidad literaria más que notable. Quedo, quedamos quienes lo hemos leído, a la espera de lo que nos puede proponer don Niklas en tiempos venideros.
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