Madrid. Martes, 25 de octubre de 2022. 13:30. Esta es la primera entrevista "presencial" de la historia de ULAD. Con los nervios propios de un fan y con el miedo a que las preguntas preparadas sean ridículas, reiterativas o fuera de lugar, a que el móvil no me grabe o a que empiece a sudar como si estuviera subiendo el Tourmalet (en agosto), acudo a la cafetería del Hotel Las Letras para, gracias a la amabilidad de María Teresa Slanzi y Lidia Lahuerta (Anagrama), charlar con la Reina del Terror. Estas son nuestras preguntas y las respuestas de la gran Mariana Enriquez.
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ULAD: Si ahora saliéramos a la calle y encontráramos a una persona que no ha leído nada tuyo (que lo dudo), ¿cómo le definirías tu obra?
ME: Yo diría que, sobre todo, soy una escritora de ficción en el sentido amplio. Es decir, novelas y cuentos de ficción oscura. No diría especialmente de terror porque “Bajar es lo peor” a mí no me parece, por ejemplo, un libro de terror, sino más bien me parece un libro de ficción oscura con algún elemento muy ambiguamente sobrenatural. Y, después, también una periodista que, sobre todo en los libros, se interesa por temas más bien periféricos o directamente frikis, como el libro sobre cementerios, por ejemplo.
M.E.: “Nuestra parte de noche” creo que es el que condensa todo porque, de alguna manera, es como que ahí se llega a la constelación de temas. Los otros son como planetas y ahí están todos juntos.
ULAD: Si ahora ese alguien fuera a buscar tu nombre en internet una de las primeras “etiquetas” que encontraría sería la de gótico latinoamericano, cosa que a mí personalmente me parece un poco reduccionista. ¿Te encentras cómoda dentro de esas etiquetas?
ME: Yo entiendo que son etiquetas. Entonces, como tales, son cosas que sé que tengo que aceptar y no frustrarme demasiado o discutirlas demasiado porque son cosas que pasan, pero yo personalmente me considero más una escritora de terror. Incluso si decís terror latinoamericano, me parece más sensato. El gótico no sé bien de qué estamos hablando. A mí me parecen más cuentos de terror. En fin, tampoco me quita el sueño. Bueno, está bien, si quieren poner gótico latinoamericano, adelante. Alguien puso alguna vez realismo gótico, lo que es un disparate, así que prefiero que pongan gótico latinoamericano porque realismo gótico no hay.
ULAD: Para terminar con el tema de las etiquetas… parece que cada vez hay más escritores de “géneros” y que estos son cada vez más tenidos en cuenta a nivel de público y de crítica. ¿Te parece que hay cada vez una mayor hibridación o contaminación entre ellos y con la corriente “central” de la literatura o que es un mundo cada vez más más aislado, tanto a nivel de escritores como de lectores?
M.E.: Yo creo que cada vez más hibridación y también hay un poco más de concentración en ciertos fans del género que les interesa que el género se mantenga puro. Eso pasa siempre, es una cosa absolutamente normal. Pero creo que lo que pasa con cierta generación de escritores que escriben terror o ciencia ficción es que no son solo lectores de ciencia ficción o solo lectores de terror, sino que leen de una manera mucho más amplia y no solo libros. Quiero decir que también miran otras cosas de la cultura: cine, series, arte, música, moda, lo que quieras. Entonces me parece que por eso también se da la hibridación, no solo entre géneros literarios sino entre otras expresiones. Entonces me parece que ahí se produce una sinergia que es muy importante. Y después, como contrafenómeno de eso, está el fan que es el fan del terror, que quiere al terror puro sin la contaminación de la realidad, sin la contaminación de lo social, sin la contaminación de otros géneros, etc. También me parece bien, también me parece honesto. Me parece como el fan de futbol, ¿viste? que dice “soy fan de mi equipo y no de la selección nacional”. Y está bien. No hay problema en eso.
ULAD: Cambiando un poco de tema (o quizá no tanto)… Desde siempre, la literatura latinoamericana ha estado muy influenciada por las vanguardias literarias europeas o de Estados Unidos. En los últimos tiempos, esa influencia se extiende a la cultura de masas a través de la música, del cine, de la televisión o de literatura más “mainstream”. En ese sentido, ¿podemos decir que la literatura latinoamericana tiene más de continuidad que de ruptura con vuestra tradición anterior?
M.E.: Es raro porque yo creo que hay mucho de la literatura latinoamericana que fuera de Latinoamérica no sé no se difunde. Quiero decir que tenemos como como tradiciones muy variadas que, en muchos casos, tienen que ver con las diferentes inmigraciones… Y además que Latinoamérica es un continente, por ejemplo, en el que está Brasil, un país con otra lengua y con otra tradición.
Por poner un ejemplo, en la tradición de la literatura uruguaya tenés cosas muy extrañas como Marosa Di Giorgio, que es una especie de poeta de la metamorfosis del cuerpo, una cosa totalmente rarísima que está en la onda de “Las flores del mal” y Baudelaire, y después tenés a Juan Carlos Onetti, que es como una versión dark de Faulkner, si una cosa así es posible. Y después tenés, por ejemplo, en Argentina a Roberto Arlt, que es un realista medio obsesionado con el ocultismo y está Borges, que es el escritor insignia de la Argentina y es una cosa rarísima porque es un poeta y cuentista (nunca escribió una novela) medio obsesionado con las sagas finlandesas. Y después si te vas a Chile tenés una tradición súper realista pero también escritores que están totalmente chiflados como José Donoso. O en Brasil está Clarice Lispector, que es como una post-surrealista. O Alejandra Pizarnik, que es una poeta surrealista, etc.
Entonces, yo creo que en realidad a cada país hay que pensarlo solo, así como pensamos en la literatura española o literatura francesa y no en literatura europea, digamos. Y que cada uno tiene una tradición donde hay un montón de escritores que, por lo locales que son, a veces no trascendieron incluso entre países. Hay escritores que son tan particulares, que por ejemplo trabajan tanto con la historia argentina o con la historia paraguaya, que no se conocen en otros países. O como el Caribe, que para mi es como otro mundo. ¡Si casi no entiendo ni cómo hablan! Bueno, sí, porque al tener la misma lengua hay como algo de la gramática que funciona y todos nos entendemos, pero desde dónde vienen ciertos temas que a ellos les preocupan es totalmente lejano para mi.
ULAD: Con las influencias no voy a insistir. Ya se ha escrito mucho y bien, pero sí quería preguntarte una cosa sobre “Bajar es lo peor”: Igual no fue una influencia en su momento pero ¿ves algún paralelismo con “Azul casi transparente”, del Murakami bueno (Ryu Murakami).
M.E. Sí, yo era fan y creo que lo leí en esa época y lo sigo leyendo (Los chicos de las taquillas, Sopa de miso), pero “Azul casi transparente” era el único que en ese momento había publicado “Compactos Anagrama” y yo leía eso y Dennis Cooper. En ese momento esos eran mis escritores de lo sórdido.
ULAD: Del otro Murakami mejor ni hablamos…
M.E.: No, bueno…Yo no lo odio. Me aburrió, pero tampoco me molesta. Quiero que le den el Nobel para se pelee 3 días la gente en Twitter y dejen de hablar pavadas.
ULAD: Centrándonos un poco en “El otro lado”… Aunque es algo común a toda tu obra, en “El otro lado” hay 3 pilares: lo terrorífico/terrible/horrible, lo político y lo popular, y eso hace de tu literatura algo perfectamente reconocible. Entonces, en cuanto a la parte terrorífica, ¿es un poco como decía la cabecera de Expediente X: “la verdad está ahí fuera”?
M.E.: Sí. Sí, definitivamente. Yo lo que trato es de lo terrorífico en general. Yo uso mucho lo sobrenatural (y me gusta muchísimo) y me gustan, sobre todo, ciertas cosas en particular como el ocultismo, los fantasmas, etc, más que los monstruos y otras cuestiones, pero creo que lo verdaderamente terrorífico es la realidad. Entonces, lo que yo hago es como recortar algo de la realidad, subirle el volumen y pasarlo a sobrenatural o fantástico. Y a veces, no, a veces hay cuentos que son muy ambiguos que uno no sabe si hubo una intervención o no porque a veces, no sé, yo siento que la realidad es muy endeble y que nunca sé lo que está pasando de verdad.
ULAD: En cuanto a la parte política, ¿puede ser una especie de intento de desactivar el legado que persigue a América Latina desde hace décadas?
M.E.: Siglos, diría yo. Sí hay algo de, digamos, de empezar a aprender. Yo creo que uno de los tantos problemas que tiene América Latina es una especie de disfuncionalidad por ser un continente que se independizó pronto, con mucha fuerza (la Revolución Mexicana, nuestra revolución…) y después algo como “¿y con toda esta riqueza qué hacemos?". Y ahí, en ese momento de debilidad como que empezó la depredación y en esa depredación hubo mucha complicidad de parte de la gente de América Latina porque hay una especie de fascinación… Como si estuvieses huérfano y entonces buscás un padre y viene este padre que te abusa y vos te lo bancás porque decís “bueno, al menos es un padre”
Es una explicación absolutamente absurda del problema sociopolítico de tanto tiempo, pero hay algo de eso. Hay algo de abandono y hay algo de las élites blancas controlando estos países de alguna manera que tiene que ver con racismo estructural del que no nos podemos desprender del todo. Por eso, para mí es tan complejo todo.
En Estados Unidos, por ejemplo, si me preguntan “¿sos una escritora de color?”. A ver, para vos que sos caucásico y rubio, sí. Pero si yo voy a Argentina y se enteran de que yo estoy apareciendo en público como persona de color a mí me matan, me linchan, porque en Argentina hay personas de color, que son, en general, la gente descendiente de indígenas, que la pasaron muy mal, que fueron masacrados, que al día de hoy son muy discriminados, de los que se habla despectivamente, etc. Entonces yo no puedo robarles la historia, hay como una imposibilidad de hacerse cargo de estas cuestiones que creo que está en el fondo estructural de los problemas y también en lo fascinante que es el continente en cuanto a contrastes. Es una mezcla de tradiciones que es bastante fascinante. La gente va y te dice “¡qué vivo que está!”. Bueno, está demasiado vivo. Igual un poco de aburrimiento…
ULAD: En cuanto a la parte pop (aunque “odies” a los Beatles) o popular: ¿es un intento de sacar la literatura de cierta burbuja de cristal o simplemente son influencias, sin más?
M.E.: Para mí termina siendo un intento involuntario porque la literatura nunca estuvo en una burbuja de cristal, al menos desde mi experiencia. Mi experiencia era leer Truman Capote, Graham Greene, Shakespeare, Borges, Cortázar, Alan Moore, Gaiman… Para mi todo es lo mismo. Y después me empezó a pasar de encontrar escritores y qué sé yo que te hablan de los haikus…. Yo ya había leído haikus y estaban buenísimos, pero no me parecían… Y como escritora de mi edad siempre digo lo mismo pero un poco es así:. yo crecí con Star Wars, con Twin Peaks , con ET…. Yo creo que mi primer llanto en un cine fue en ET, que me sacaron desmayada, más o menos. No soportaba y no soporto la injusticia. En la realidad convivo con ella, pero en la ficción me enloquece. Es como cuando abandonan a Frankenstein. Yo lloro y digo: “¡Pero no podés ser tan malo de crearlo y abandonarlo! No lo soporto”. O como en “Eduardo Manostijeras” cuando se le muere su creador, lo mismo me agarra como una especie de rebelión. No sé qué es, pero es solo en ficción. En la vida real digo “bueno, la vida es injusta”, pero en la ficción como que no lo soporto.
Entonces, toda esa cuestión emocional….Aprender a leer, más o menos, literatura con Stephen King…. Para mí no había ninguna diferencia, digamos, jerárquica entre Shakespeare y Stephen King. Yo me podía dar cuenta de lo qué había, pero entonces me parece que lo popular, lo oral (en cuanto a las historias que se cuentan oralmente: los Santos populares, las leyendas urbanas…., todo lo que es esa narrativa) y la narrativa también cinematográfica están incorporados en la literatura porque me parece que hoy pensar en la literatura como un compartimento estanco fuera de todas las otras influencias culturales es imposible. Es decir, tendrías que aislarte en una especie de torre, rodearte de libros y pasar de la vida, cosa que a mí me parece una vida muy aburrida. Básicamente, a mi me divierte escribir.
ULAD: Ojalá tuvieras más tiempo, ¿verdad?
M.E.: Sí, claro. No puedo estar con la pipa hablando de escritores, de ideas… Veamos el capítulo blanco y negro de la tercera temporada de Twin Peaks y discutamos sobre ello, si podemos, dos días. ¡Es más literario!
ULAD: Siguiendo con “El otro lado”, el libro que se acaba de publicar en España, hay en el 200000 referencias (musicales, cinematográficas, literarias…). Aparte de cierta fascinación morbosa por ellos o por su muerte, ¿qué nos atrae tanto de figuras como Brian Jones, Kurt Cobain, River Phoenix, Sylvia Plath y toda esta gente?
M.E.: Yo creo que hay algo de la muerte joven y bella que es totalmente imbatible iconográficamente. Desde Rimbaud, si lo pensamos, hasta Ofelia en Hamlet, hasta Romeo y Julieta, pasando por Alejandro Magno, hay algo de la figura de ese talento y de esa belleza congelados. Quiero decir, por ejemplo, como Cobain, que es una persona que no va a hacer un mal disco (te gusten o no los discos de Nirvana). Es decir, que al nivel que estaba es una persona que no la va a cagar, ¿no? Es una persona que quedó congelada en ese momento.
Brian Jones es distinto porque es como que entra en una decadencia muy pronto, a los 27 años, pero es lo mismo en algún sentido: el joven que cae en desgracia rápido y que no se le da la oportunidad de redención. Entonces siempre queda como congelado en el malditismo. Y hay algo en esa vida interrumpida y congelada que es una especie de foto fascinante que es muy difícil que después no se vuelva iconográfica.
Y después Sylvia Plath es un caso un poco diferente porque, aunque se quita la vida igual que Cobain, el montaje de su suicidio es muy particular, ¿no? Poner la cabeza dentro del horno, dejar ese libro y a los chiquitos, a sus hijitos, en la otra habitación con comidita… Es como muy tétrico. Pero deja ese libro maravilloso, “Ariel”, y entonces como que en eso hay una especie de gesto que tiene tal teatralidad y tal puesta en escena que es muy difícil negarle la potencia que tiene iconográficamente. Si no hubiera dejado ese libro de poemas, no estaríamos hablando en el mismo sentido. Sería solo la puesta trágica y ya, una performance, pero deja “Ariel” . Y es como la muerte de Bowie, más o menos. Solo el sabía que se estaba muriendo y de repente deja un disco y un video ¡¡¡donde se muere en el video!!!. Es como esa esa cosa de arte y vida, ¿no?, de hacer una obra de arte de tu vida y de tu muerte. Me parece muy difícil que no te resulte atractivo y, en todo caso, un poco hipócrita decir “no, no me atrae” porque si te atrae. Y el morbo es parte de la atracción. El morbo es todo. Las cosas nos dan morbo.
ULAD: Y ahora que le han dado el Nobel a Ernaux y que parece que vuelve la autoficción. ¿Podríamos decir que la autoficción de Mariana Enriquez está en “El otro lado” y en “Alguien camina sobre tu tumba”?
M.E.: Sí, en “El otro lado” y en “Alguien camina sobre tu tumba”, si bien este es más honesto. No es que “El otro lado” no lo sea, sino que ahora no soy la misma que cuando escribí esos textos. Revisándolos con Leila Guerriero, en ocasiones ella me preguntaba: ¿Realmente querés incluir esto?. Y sí, claro, esa era yo en aquella época. Es más bien que “El otro lado” funciona más como un registro de lo que voy siendo, como una especie de diario.
ULAD: En “El otro lado” hablas del fenómeno fan y de algunas de las “locuras” que has hecho como fan. Por el lado contrario, ¿cuál es la mayor locura (que se pueda contar, claro) que ha hecho un fan relacionada con tus libros o con tu persona?
M.E.: Sí, sí, claro que se pueden contar. Hay dos que me impresionaron. Una es de una chica que cuando salió “Bajar es lo peor” me llama al diario (entonces era fácil encontrarme porque yo trabajaba en un diario) y me dice que me quería conocer porque se había separado de su mujer (de su chica o de su novia) y que quería regalarme a mí, es decir, presentarme a su mujer como una especie de prenda de reconciliación, digamos. Y si lo podíamos hacer en el bar, como acá, y yo dije que sí y vino con su chica y no sé qué pasó. La chica era súper dura, me dio mala onda. Bueno…
Y hace unos meses, en París, había una chica que tenía una remera de Rimbaud, vino a que le firmara y yo le dije “¡Qué linda remera!” y… ¡¡¡¡se la sacó y me la dio y se quedó como en ropa interior!!! Bastante fuerte el momento. Pero yo la tengo y la uso, sí. Me dijo: “la usé una sola vez. Lavala y ya”. Espero que la vea en fotos o algo porque fue un momento y se fue. Yo le decía “no, no, no no” porque hacía frío pero no la pude parar.
ULAD: “Tantos libros y tan poco tiempo”, pero si tuvieras que decir “Estos tres, por poner un número (o, si son más, más), son mis imprescindibles. Creo que todo el mundo debería leerlos”, ¿cuáles serían?
M.E.: Para mí… tres es difícil. Vamos a decir cinco: “El país de octubre” de Ray Bradbury, “Ficciones” de Borges, “Beloved” de Toni Morrison, “Cementerio de animales” de Stephen King y, posiblemente, los poemas completos de T.S. Eliot.
ULAD: Y ya la última y más importante: ¿por qué Enriquez sin tilde?
M.E.: Eso pasa mucho con los inmigrantes en Argentina. Vos le decías el apellido al tipo que te anotaba y te anotaba como quería. Así que el misterio es solo un error burocrático.
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Paro la grabación. Sigue la charla durante unos 15 minutos: cementerios (si venís alguna vez a Madrid, visitad el de San Isidro), guerra civil, dictadura militar, Argentina 1985... Hay que ir terminando, así que saco los libros de Mariana (soy tan idiota que con las prisas me he dejado en casa los dos libros de cuentos) y, como buen friki y buen fan, le pido unas firmas. Entrevista hecha y libros firmados. ¡Misión cumplida!)
9 comentarios:
Fantástica entrevista, de la cual he disfrutado. Solo añadir, que un blog como el vuestro tenga la oportunidad de entrevistar -y la autora de esa altura en cuestión acceda- dice mucho de vosotros. Sé que mi opinión no aporta mucho (incluso no puedo ser neutral, soy fan de vuestro y puede que suene a peloteo), pero bueno; había que decirlo.
Que linda entrevista. Te felicito!
Solo una pega, se les olvidó preguntar por su lista de la compra... Bromas a parte, he disfrutado mucho la entrevista. Gracias.
Felicitaciones Koldo por la entrevista!
Coincido en lo que dice Mariana sobre las influencias que recibe la literatura de otras manifestaciones artísticas. También en que no hay jerarquías en la lectura: King y Shakespeare pueden leerse y disfrutarse de igual manera. Aprovecho para contar que Mariana es editora del suplemento de cultura del diario Página 12 y escribe a menudo sobre distintos temas: no siempre coincido con sus gustos pero es un placer leerla.
Abrazo
Muy buena entrevista. Hace años que tengo a la autora en la lista de pendientes. Pasa a primera posición. Será la siguiente en cuanto termine el libro que tengo entre manos. En la biblioteca de mi pueblo hay varias obras de Mariana, y como parece que de ella hay que leerlo todo, no creo que me equivoque en la elección. Salud.
Gracias por los comentarios!
Sí, Gabriel. Buena parte de los textos son los que fue publicando en Radar, aunque hay textos de otras publicaciones y alguna que otra conferencia. Como es normal, también hay cosas que no comparto de sus gustos (obviamente), pero es que e consigue que al menos me ponga a buscar esos discos o películas!
Y Toni... Ya estás tardando. Por si te sirve de algo, yo empecé leyendo sus cuentos y después novelas y crónicas. Y no hagas caso de la reseña que hizo Juan de "Nuestra parte de noche" 😂😂.
Magnifica entrevista.
Me encantó la entrevista, Koldo! Se cuanto admiras a Mariana Enriquez (de quien no leí nada), así que imagino tu felicidad y me asocio a ella.
Aprovecho para mandarte un saludo muy afectuoso desde esta Argentina 2022 (mencionas casi al pasar la película Argentina 1985, y te digo que es de visión obligatoria para todos los ciudadanos de este país y aquellas almas sensibles que deseen conocer un momento bisagra de nuestra historia, aún cuando, a mi criterio, no se destaque más el rol clave del presidente Alfonsin en dicho juicio, o la actuación de la CONADEP, presidida por el Maestro Ernesto Sábato)
Muchas gracias, amigo! Hablando de 1985, en qué mal lugar deja a España. Al menos allí hubo un juicio y parte de los criminales fue encarcelada. Aquí se pusieron traje de demócrata y p'alante. En fin...
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