Capitalipsis se abre con "Rick, cruces y serpientes". Dicho prólogo, cuya autoría desconocemos, me ha encantado. Deliberadamente panfletario, presenta a las claras las intenciones de este volumen misceláneo, así como de los materiales que lo componen.
Después tenemos dos textos de Estíbaliz Robles y Rubén Íñiguez Pérez. A modo de breves ensayos y experiencias personales, ahondan en torno al capitalismo, la religión y el trabajo. El que me ha parecido más logrado es el primero, titulado "Vicio".
A continuación encontramos siete cuentos, uno por cada pecado capital. Todos ellos se pueden enmarcar en los géneros de fantasía, ciencia ficción y terror. Abordémoslos:
- "Banco Sábado", de José Luis Pascual. En el dedicado a la Ira vemos la venganza de un trabajador de un call center. Es breve pero intenso.
- "Di mi nombre", de Aránzazu Ferrero. Pereza habla de un futbolista en horas bajas, mataderos y estimulantes. Alberga buenas ideas, aunque su estructura es algo reiterativa.
- "Ascenso al trono biónico", de Myke Babylon. Soberbia narra la historia de un rey que, viaje en el tiempo mediante, quiere recuperar su trono. Funciona a la perfección como pasatiempo repleto de acción, drama, suspense y vísceras robóticas; no obstante, hubiera preferido un mayor desmadre.
- "Él, escritor de terror", de Elena Romea. Envidia nos enfrenta a uno de esos juntaletras anquilosados que se creen genios y desprecian a sus compañeras de profesión. Cumple en tanto que parodia sin grandes pretensiones.
- "Will Wird y el viaje hacia Escatón", de H. M. Crespo. En la Avaricia, formato, prosa y argumento conspiran para moldear un simpático homenaje a las space opera. Destacaría su voluntad de deconstruir esos protagonistas intergalácticos de la literatura pulp que son (aparentemente) un dechado de virtudes.
- "Vaya higos tiene Alpetragio", de Víctor Martín-Pozuelo. La Lujuria es una gamberrada divertida que se vale de la picaresca, la sátira y la espada y brujería para hablarnos de proezas sexuales.
- "Mr. Dance y la casa", de Román Sanz Mouta. Gula trata de casas encantadas, riqueza obscena y corrupción.
En resumen: Capitalipsis es una antología harto irregular. No sólo la calidad de su contenido presenta altibajos; también, o esa impresión he tenido yo, su propósito. Y es que la crítica al capitalismo prometida desde el título del libro se enfatiza o desdibuja en según qué apartado te halles. Con todo, el regusto global que dejan los textos aquí agrupados es positivo.
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