
Título original: Wicked, the Life and Times of the Wicked Witch of the West
Fecha de publicación: 1995
Valoración: si te gusta la novela fantástica, no te lo pierdas
Si te hablan de la tierra de Oz, probablemente pienses en baldosas amarillas y hombres de hojalata sin corazón, en zapatos rojos y en brujas malvadas. Bueno… pensarás en ello si no has leído Wicked, porque al hacerlo te das cuenta de que la historia cambia (y cómo) dependiendo de quien la cuente.
En Wicked visitamos una historia que a todos nos suena, un universo que nos es familiar, pero que ha cambiado considerablemente. Wicked es la historia de Elphaba, una niña que nace con la piel verde y dientes de tiburón, una niña que forjará su personalidad gracias a sus diferencias y luchará por lo que cree por encima de todo, aunque eso haga que con el tiempo sea conocida como la “Malvada Bruja del Oeste”.
A pesar de ser una obra novel, hablamos de un libro complejo y trabajado, que aprovecha el entorno fantástico de Oz para convertirse en toda una declaración de intenciones. Nos encontramos con un universo donde los Animales, con capacidad de hablar, luchan por ser respetados y reconocidos como ciudadanos pensantes y con alma, como parte latente e importante de Oz. Una lucha que crece y adquiere dimensiones que obligarán a nuestra verde protagonista a tomar partido y a poner en tela de juicio los principios que tratan de inculcarle, a cuestionarse qué es bueno y qué malo en una sociedad que mueven unos pocos.
Pero, como dice Gregory Maguire, “no es cosa fácil ser la mala del cuento”.
“Y la piel, sí, en efecto, la piel era verde como el pecado.
No era un color feo, pensó Nana; solo que no era un color humano.”
Personalmente, habiendo leído el libro y visto el musical, recomiendo fervientemente el primero, y unos oídos abiertos a la calidad sonora del segundo, pero recordando que en este último la fábula política y reivindicativa creada por Maguire se queda solo en fábula, estupenda igualmente, pero sin la mordiente que la distingue de otras historias fantásticas sin más.
Firma invitada: Patricia Sánchez