Idioma original: inglés
Título original: Bad behavior.
Traducción: Maria Fadella
Año de publicación: 1988
Valoración: muy recomendable
Puede ser que haya algún término concreto para los que solemos curiosear de forma compulsiva toda lista que se nos presente. Recuerdo haber reseñado, hace ya mucho tiempo, algún libro especializado en listas absurdas, un artefacto literario en el que por supuesto caí encantado. Pero las listas (una de este blog suele publicarse puntualmente por estas fechas) suelen ser un recurso útil para que cosas que puedes haber pasado por alto acudan a tu memoria o simplemente les prestes atención por primera vez. Este es el caso, ni tan siquiera sabía de la existencia de esta escritora de Kentucky (USA) y resulta que este Mal comportamiento es un libro que aparece en alguna de esas listas (como todas, obvias o pretenciosas o ambas cosas a la vez) de algún medio norteamericano, menudos estos para el marketing autoreferencial, por supuesto. Pero me resulta curioso que Random House publique su traducción en 2023 y eso ya empieza a sobreexcitar mi curiosidad.
Luego, leídos los relatos, alguna cosa me empieza a cuadrar: Secretaria, uno de ellos, fue objeto de una adaptación cinematográfica en una película algo perturbadora (y que creo que no llegué a acabar) protagonizada por Maggie Gyllenhall.
La contratapa explica que este es el debut de su autora y lo describe como “un libro de relatos punzante y divertido, cargado de erotismo”. Bueno, en estas cuestiones he de decir que los treinta y seis años transcurridos tras su publicación resultan terriblemente desproporcionados para los tiempos que corren. Internet mediante, para bien o para mal, y psicólogos y estudiosos de los comportamientos no hacen más que corroborarlo, la facilidad de acceso a toda clase de contenido de tipo sexual ha desplazado el término erotismo a un apartado lindante con lo entrañable e incluso con lo ingenuo. Estamos en la era del sexo explícito, sin intención alguna de manifestarme a favor o en contra, creo que ignorar eso es poco realista. Cuestión que no quita un ápice de mérito literario a estos relatos, que tratan desde diferentes perspectivas con algunas formas extrañas de las relaciones personales, y que presentan, algunos de ellos, puntuales coincidencias que podrían hacernos pensar en una muy sutil línea argumental común. Hablamos de prostitutas y sus clientes, ellas muchas veces adolescentes o jóvenes que recurren a ello para subsistir, a espera de oportunidades mejores o, en ciertas frías confesiones, como una mera actividad laboral más. De sus clientes, de la diversidad de tratos, de cómo sus soledades desde diferentes ángulos confluyen, de niveles de perversión grises, sórdidos desde los que cierta humanidad se empeña por aflorar. Hay sexo y hay adicciones y el fantasma del SIDA recorre algún relato y lo contextualiza en su época. Precisamente sorprende saber que el desparpajo con que la autora trataba las relaciones sexuales representó una novedad en el momento, otro signo, afortunadamente, de avance en situaciones de género, pues hoy esta cuestión no incidiría en su valoración.
1 comentario:
No sabía que "Secretaria" estaba basada en un relato. A mí sí me gusto, pero supongo que debo ser un poco pervertido...
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