Año de publicación: 2024
Valoración: Bastante recomendable
Tarde, como siempre. 2024 fue el año del centenario del fallecimiento de aquel famoso escritor que murió de tuberculosis (o de aquel famoso tuberculoso que escribía) y nosotros no le dedicamos, creo, ni una mísera reseña. Eso sí, llegamos a 2025 y a los 10 días...¡reseña al canto de un libro que tiene a Kafka como centro! No nos lo tengáis en cuenta, por favor.
Bien, el caso es que hoy traemos a ULAD este Nuevo Kafkarama, publicado a finales de 2024 por Ediciones del Subsuelo, y lo primero que debemos plantearnos es qué es Nuevo Kafkarama.
Opciones:
- Biografía novelada de Kafka, ya sea como (re)construcción o (de)construcción del autor.
- Novela histórica
- Crónica del siglo XX, al menos desde 1910 a 1968, aproximadamente
- Juego borgiano
- Juego borgiano y metaliterario
- Todas las anteriores
- Ninguna de las anteriores
Algo de todo eso hay. Obviamente, la novela es un homenaje a la figura de Franz Kafka, "núcleo irradiador" (chúpate esa, Errejón (bueno, es un decir, es un decir, no te lo tomes al pie de la letra)) desde el cual parten y al cual llegan una serie de ramificaciones que abarcan un espacio de más de 50 años, desde la Primera Guerra Mundial hasta la represión soviética en Checoslovaquia. Para ello, Rodrigo Breto se sirve de unas 65 fotografías por las que desfilan personajes históricos y ficticios, grandes nombres y seres más o menos anónimos, entre los que se establecen diferentes asociaciones. Por ejemplo, Max Brod, Oskar Pollak, Dora Diamant, Gavrilo Princip, Musil, Hitler, Stalin, Mussolini (y una pipa que pasó de boca en boca), una presentadora de la BBC, un casi anónimo discípulo de Meyrink, etc.
Nos encontramos, así, con una narración plagada de angustia, violencia y absurdo, como ese siglo XX que retrata, pero también con una narración estrambótica y cargada de humor que destaca por tres razones, fundamentalmente:
- Su ambición. Me gustan esas novelas que juegan a meter todo en la novela, siempre cuando haya una argamasa que haga el conjunto no se caiga a pedazos. En este caso, las diversas tramas están bien hiladas entre sí y amplían los horizontes del texto más allá de una "simple" biografía u homenaje.
- Su ritmo, en el que juegan un papel clave la estructura y el estilo. Por un lado, las fotografías funcionan como pequeños relatos que trasladan la acción a diversos espacios y tiempos sin dejar que la narración se enquiste; por otro, el estilo, sin puntos ni comas ni Cristo que lo fundó, da a la narración muchísima agilidad. Sí, no es un recurso novedoso, pero funciona.
- La temática. Si los dos puntos anteriores tienen un evidente elemento subjetivo, este ya es el "no va más" porque la Primera Guerra Mundial o el período de la dominación soviética sobre los países de su órbita son dos épocas históricas que me alucinan.
Alguno podrá decir que quien mucho abarca poco aprieta, que quizá todas las historias no despierten el mismo interés en todos los lectores, que este es un libro "demasiado intelectual". Puede ser, no lo niego, pero creo que si consigues entrar en el juego, si sacas el ticket para visitar el Kafkarama y te sientas a ver todas las fotografías, vas a pasarlo en grande. Yo, al menos, lo he hecho.
1 comentario:
Del mismo autor, "Casillero del diablo" es una magnífica (y breve) novela.
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