viernes, 31 de enero de 2025

Stefano Benni: La cofradía de los celestinos

Idioma original: italiano

Título original: La Compagnia dei Celestini

Traducción: César Palma

Año de publicación: 1992

Valoración: Recomendable con reparos


No hace mucho comentaba un libro de corte humorístico que me pareció muy logrado, y me permití reflexionar un poco sobre ciertos límites cuantitativos que en mi opinión no se debían traspasar para no empachar al lector con la gracia, el chiste y la humorada. Ahora, de forma bastante casual, vuelvo a encontrarme enseguida ante otro relato de este mismo subgénero, y resulta que Stefano Belli se descuelga justamente con un diluvio de bromas que ocupan casi trescientas páginas enloquecidas en las que no encontramos un solo nombre propio, una sola imagen, o línea y media a salvo del sarcasmo, la burla, el juego o la ocurrencia.

Este caballero, del que no tenía yo noticia hasta la fecha, parece ser que tuvo gran éxito en Italia con este relato, y la verdad es que de primeras la impresión no es nada positiva. Entre ese magma satírico ingobernable encontramos un orfanato dirigido por los Padres Zopilotes en el que el rijoso don Bíferro se hace acreedor al odio de todos los internos, cuya alimentación se basaba en una sopa a base de una verdura pestilente llamada colidiabla. Algunos de los niños escapan a través de unos pasadizos secretos con el fin de jugar la fase final del mundial de baloncalle, lo que llamaríamos futbol de descampado, actividad proscrita pero a la que un periodista sin escrúpulos y un empresario de televisión estiman que pueden sacarle apetitosos beneficios.

Esto lo cuento para hacernos una pequeña idea de esta disparatada historia en la que no faltarán un general reconvertido en mercenario para operaciones sucias, extrañas naves fletadas para asegurar el negocio audiovisual, o la gótica historia del caserón en que se asienta el orfanato. ¿Cómo afrontamos entonces la lectura sin que nos devore ese aluvión de humor descacharrado? Pues quizá acelerando un poco y desplazando un pelo el foco de las gracietas para intentar mantener el hilo fundamental de la narración. Porque, aunque el conjunto pueda tener ecos del Antonio Orejudo más desatado o de los episodios más locos de Phineas y Ferb (el libro soportaría muy bien una adaptación corrosiva al anime), en realidad es solo un instrumento para dar rienda suelta a una sátira desbocada contra casi todo.

Los políticos y sus obras públicas, empresarios corruptos, urbanizaciones y ciudades de vacaciones, periodistas carroñeros, la mafia, todos son objeto de despiadados sarcasmos. Pero ninguno como la Iglesia católica, encabezada por el Gran Merengue, que visita en ocasiones el orfanato, y representada por aquel don Bíferro ávido de desahogar sus temporalmente reprimidos impulsos sexuales. Como se ve, todo suena a muy italiano, y quizá es la clave del éxito del libro en aquel país, pero tampoco hay que echarle demasiada imaginación para buscarle aplicaciones casi en cualquier otro lugar.

De manera que toda esa locura empapada de humor, hasta incluso saturada, y con esas trazas de animación para adultos, más que un puro entretenimiento es una declaración de guerra, todo un manifiesto que, por centrarnos en su entorno geográfico, hace recordar los inicios del Movimiento Cinco estrellas, aquella rebeldía radical, iconoclasta y desprejuiciada que llegó para poner patas arriba un sistema podrido hasta sus cimientos… aunque después evolucionaría de aquella manera. En tanto que experiencia narrativa conviene, como apuntaba antes, pasar un poco por encima de la sobreabundancia de ironía y reservarnos para los pasajes realmente cómicos, que los hay y muchos, e ir descubriendo toda esa metralla crítica que apunta en tantas direcciones. Pero con todo, creo que se merece, por original y atrevido, esa valoración de Recomendable.


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