miércoles, 1 de enero de 2025

Laurent Mauvignier: Historias de la noche


Idioma original: francés 

Título original: Histoires de la nuit

Año de publicación: 2020

Traducción: Javier Albiñana

Valoración: Muy recomendable 

No voy a decir que la lectura de este libro haya sido una sorpresa porque le precedían muy buenas críticas y un notable éxito de público (lo que tampoco es garantía de nada, por otra parte), pero, desde luego, ha sido una estupenda manera de (casi) acabar el año con un buen sabor de boca y afrontar el nuevo con ganas renovadas.

Laurent Mauvignier nos ofrece en esta novela un polar rural... o quizás, ya que la policía apenas aparece en ella, sería más exacto decir un thriller psicológico. Pero rural, eso sí. Porque la mayoría de la trama transcurre en un écart o caserío, apropiadamente llamado "Tres chicas solas", cerca del pueblo de La Bassée, pero aislado en la campiñqa, en medio de la "Francia vaciada". Allí reside la familia Bergogne: padre agricultor, Patrice, madre que trabaja en la ciudad, Marion y la hija que va al colegio, Ida. En la casa de la lado, su vecina Christine, una pintora parisina ya cerca de la vejez que hace tiempo que se ha recluido en aquel remoto lugar. Y que, por alguna razón está recibiendo anónimos amenazantes, por lo que Patrice la acompaña a denunciarlo a la Gendarmería el día en que Marion cumple cuarenta años. Esa noche, mientras preparan la fiesta, ocurrirá algo que trastocará no ya la velada, sino la vida de todos ellos...

No voy a desvelar más del argumento, primero por no estropearle a nadie la lectura, pero, además, porque las vicisitudes del mismo, con ser importantes, no suponen el quid de la novel, sino cómo se cuentan esas circunstancias y sus evoluciones. Mauvignier nos va desgranando una historia -y no olvidemos que se trata de un thriller con su intriga, suspense y demás- en cámara lenta (esto lo he leído en otra reseña, debo ser honesto), con la cadencia de la miel derramándose o de la cera derretida... una forma de narrar en la que adquieren un peso inesperado todos y cada uno de los gestos que hacen o no hacen los personajes y, sobre todo, cada uno de sus pensamientos, que el autor exprime tratando de sacar hasta la última gota de jugo de ellos. Una forma de narrar que no tiene por qué resultar, empero, exasperante (a mí, al menos no me lo ha parecido), pero que quizá haya a quien desespere, puesto que a tanto detenimiento se le une un estilo alambicado, lleno de subordinadas,  coordinadas y derivadas varias, con digresiones, acotaciones y observaciones... y todo en unos párrafos larguísimos en los que resulta fácil perderse (sospecho que su traductor se perdió en algún momento o, cuando menos, sintió un alivio inmenso al acabar el libro)... es decir, un estilo muy francés (quien haya leído a Michon, por ejemplo, me entenderá) o, mejor dicho, que sólo los escritores franceses consiguen hacer que funcione. Porque el caso es que, coño, sí que funciona, aunque no debería; es más, ese estilo denso, que bordea el barroquismo, contribuye a hacer la lectura de esta novela más absorbente y hasta hipnótica. Y eso que, a qué negarlo, pese al calado psicológico que les imprime el autor, muchos personajes resultan algo tópicos -al menos, en un principio- y algunas situaciones que se dan, más propias del guión de un telefilme que de una novela "de prestigio" (quiera decir esto lo que sea)...

Ahora bien, la cosa es que, pese a todas las particularidades mencionadas -lentitud, estilo intrincado, tópicos- la narración funciona y de qué manera... A este lector, al menos, le ha mantenido pegado a sus páginas desde el comienzo hasta el final, atento y hasta fascinado por el transcurrir de una historia en la que los personajes se mueven como los actores de una obra de teatro de quienes pudiéramos conocer sus pensamientos y motivaciones más íntimos. Sobre todo, es una novela en la que la tensión nos envuelve como el vapor en una sauna, de tal forma que no es que se pueda cortar, como se sule decir, sino directamente masticar, a poco que nos mostremos receptivos a esta propuesta. Y, creedme que merece la pena hacerlo.


También de este autor en Un Libro Al Día: En la turba

1 comentario:

Carlos Ávila dijo...

Este escritor es muy grande. He leído todo lo traducido y todo me ha parecido muy interesante y de una gran calidad literaria. Los comentarios que he hecho en el blog siempre han sido recomendándolos. Por cierto ,muy buena reseña. Gracias.