lunes, 1 de septiembre de 2025

Madres de libro: Canina de Rachel Yoder

Idioma original: 
inglés
Título original: Nightbitch
Traductora: Laura Ibáñez
Año de publicación: 2022 
Valoración: extraño, pero recomendable  
 
Este es uno de esos libros a los que llegué a partir de la película: una adaptación cinematográfica con Amy Adams como protagonista, que recibió críticas mixtas, pero que al mismo tiempo ganó varios premios en festivales, sobre todo por su interpretación principal. Así, mi lectura del libro necesariamente está condicionada por la película, aunque, y siento caer en el cliché, el libro me haya gustado más. 
 
Nightbitch (primer problema para la traductora: cómo traducir este título tan impactante del inglés; avanzo ya que la solución elegida no me parece mala, aunque obviamente no sea tan llamativa como el original) habla sobre la maternidad, lo que explica su inclusión en esta serie, pero desde un planteamiento innegablemente original. La protagonista, a la que solo se llama "una madre", y que vive en un estado de cansancio e irritación constante desde que se dedica exclusivamente a cuidar de su hijo, comienza de repente a transformarse en una perra (la Perra de Noche del título): le sale una cola, le crecen unos pezones extra en el pecho, y por las noches se escapa a correr por el barrio y a cazar pequeños animales que se encuentra a su paso. 
 
Este tema podría resultar absurdo o ridículo; desde luego, es inverosímil, pero la autora consigue hacerlo funcionar, aplicando técnicas propias del género fantástico: el tratamiento de lo irreal como parte de lo real, algo sorprendente pero no completamente imposible, de forma que, progresivamente, tanto la protagonista como su marido y su hijo aceptan lo que está sucediendo, no como un terrible drama que debería llevarles de consulta en consulta hasta encontrar una solución, sino como parte de una realidad mágica que ambos comparten. Por otra parte esta idea de "una madre que se convierte en perra" es desarrollada a través de escenas a veces cómicas, a veces grotescas, como cuando la madre asesina a la gata de la familia, o cuando ella y su hijo devoran carne cruda como animales en un centro comercial (para escándalo, naturalmente, del resto de clientes). 
 
De hecho, el humor es otro de los grandes valores de la obra: la madre (y la narradora, que sin ser la misma persona, porque la historia está en tercera persona, está muy próxima de ella) es (auto)irónica, divertida, bromista, ácida, utiliza una expresión ágil, coloquial, vulgar cuando hace falta... Aquí tengo que referirme al tema de la traducción nuevamente, porque me parece muy complicado transmitir esa espontaneidad juguetona del original, y la traductora lo consigue muy bien. Salvo por alguna que otra palabra que me chirría (como "tontuela"), creo que la traductora ha hecho un trabajo excelente para mantener la frescura del original sin resultar artificial. 
 
Pero aunque sea una novela bizarra (cómo me gusta usar esta palabra ahora que la RAE ha aceptado la acepción "Raro, extravagante o fuera de lo común") y divertida, también sabe ponerse seria, sin que la mezcla resulte incómoda (algo que sí pasa en la película en algunos momentos, creo). De hecho, se puede entender esta obra como una crítica feroz, literalmente feroz, de ciertos modelos de maternidad intensiva, o de la propia idea de maternidad como institución (que diría Adrienne Rich), como una responsabilidad casi exclusiva de la mujer, con su carga de preocupación, culpa, frustraciones y renuncias. ¿Por qué esas renuncias solo se exigen a las madres? ¿Hasta qué punto debe una mujer renunciar a sí misma (hasta el punto de renunciar incluso a su nombre para convertirse en "una madre")? ¿Es posible compaginar la maternidad con una trayectoria profesional fructífera y gratificante? ¿Es esa la maternidad ideal? La madre (una mujer inteligente, culta, creativa, sofisticada) se plantea todas estas cuestiones mientras lucha por alimentar a su hijo e impedir que destroce la casa, operando una constante comparación, e incluso competición, con otras madres que la rodean. Leyendo la obra es inevitable pensar en otros textos que han planteado estas cuestiones, desde diversos géneros o latitudes, como El nudo materno de Jane Lazarre o Las madres no de Katixa Agirre, o también a El papel de pared amarillo de Charlotte Perkins Gilman, que la protagonista lee y relee al comienzo de la novela.
 
Hay un aspecto, sin embargo, que me ha provocado algo de desazón al leer el libro (y que también me lo provocó al ver la película): que, a través de la creación de la filósofa/antropóloga ficcional Wanda White, y su libro Compendio de mujeres mágicas, parece reintroducirse en el texto un cierto discurso esencialista sobre la feminidad y la maternidad, acerca del cual no está claro cuál es la posición ni de la protagonista ni de la autora. Es decir: si por una parte parece cuestionarse que, social y culturalmente, se cargue a las madres con toda la carga física, mental y económica de la crianza, al mismo tiempo parece recuperarse una especie de discurso mítico de la Gran Madre natural, biológica y espiritualmente unida a sus crías y a la naturaleza de una forma que es ajena a los hombres. Y me parece difícil conciliar ambas cosas, porque si se defiende una mayor libertad de las mujeres para elegir (conjuntamente con sus maridos y con el resto de su "tribu") cuál es el modelo de maternidad más adecuado, no veo que se pueda al mismo tiempo defender que exista una especie de destino ancestral al que solo las madres tiene acceso.

O a lo mejor es que lo he entendido mal, no sé. Si alguien más ha leído la novela o visto la película, puede dar su opinión en los comentarios.

En fin, a pesar de estas dudas, el libro me ha parecido original y potente, valiente y divertido. No es una novela perfecta, pero ¿quién quiere perfeccción a estas alturas?

domingo, 31 de agosto de 2025

Gemma Pellicer: Mar de fondo

Idioma original: Español
Año de publicación: 2025
Valoración: Recomendable

Se llama mar de fondo a un tipo de ola que tiene su origen en vientos lejanos que crean ondas largas y regulares no apreciables a simple vista pero sí en el movimiento de la embarcación. Aplicado a la vida "en tierra", sería algo así como cuando todo está en calma pero "la procesión va por dentro".

El título, entonces, le viene como anillo al dedo a esta novelita en la que sus dos principales protagonistas llevan vidas aparentemente normales y corrientes pero atravesadas por diferentes "crisis" que las condicionan. También hay otros secundarios en situaciones similares (Teresa, Lucía...) pero el centro del relato lo ocupan Marina y el Capitán, nieta y abuelo sobre los que pivota una novela que se desplaza en el tiempo para hablarnos de crisis (laboral, de salud...), de dignidad y resiliencia. 

Digo que la novela se desplaza en el tiempo porque los saltos temporales son clave para la construcción de personajes y situaciones. Pero tan importantes o más que estos son los cambios en la voz narradora. La novela, estructurada en 46 breves capítulos que hacen que esta sea casi un diorama, ofrece la visión que de los hechos tienen protagonistas y testigos. 

Creo que la estructura y la diferenciación de las citadas voces (también esas tres rupturas de la 4ª pared en los capítulos 10, 32 y 35, que me parecen maravillosas) son lo más destacado de Mar de fondo. Continente y contenido van de la mano y tejen una especie de telaraña en la que el lector es muy probable que caiga atrapado.  

Otros aspecto a destacar de libro ses su sencillez. ¿Sencillez? Sí, podríamos decir que es una novela realista e introspectiva en la que se narra, simple y llanamente, la vida. Aun así, al hablar de diversas crisis, sería fácil caer en el tremendismo, en la hipérbole o el efectismo. Bien, Gemma Pellicer evita esas tentaciones y construye historias mínimas sin trampa ni cartón. O sin más trampa ni cartón que la propia literatura.

En el lado menos bueno, me da cierta rabia que haya historias que poseen un gran potencial y apenas están esbozadas en la novela. Son varios los ejemplos: Asunción, Teresa, la historia del Capitán y Juanito, Yun... No sé, da la impresión de que este Mar de fondo podría ser el tronco del que salieran un montón de ramas en las que colgarnos y recrearnos. Ojalá, porque ahí hay buen material.

sábado, 30 de agosto de 2025

Aristófanes: Las aves

Idioma original: griego clásico

Título originalὌρνιθες (Ornithes) 

Año de publicación (representación): 414 a.C.

Valoración: Se deja leer 


Creo que alguna vez he llegado a decir aquí que leer a los clásicos griegos no es en absoluto tan intimidante como la gente cree. De hecho, aunque algunos textos resulten a veces no muy digeribles, hay otros, en mi opinión la mayoría y sobre todo los de los grandes dramaturgos, llenos de vivacidad, relatos épicos, tragedias brutales, historias eternas y a veces cuajadas de humor, que pueden leerse sin la menor dificultad y resultan muy gratificantes. Esto es así muchas veces, pero llegados a este punto hay que reconocer que no siempre.

Aristófanes, autor sobre todo de comedias, propone en Las aves una cosa bastante loca: un par de personajes, Pistetero y Evélpides, consiguen entrar en contacto con Tereo, un rey que de alguna manera fue transformado en una abubilla y en su nueva condición parece que ejerce cierto ascendiente sobre el mundo de las aves. Los recién llegados huyen de Atenas, donde es posible que estuviesen envueltos en algún pleito, e intentan convencer a la abubilla para que las aves creen una ciudad en los cielos desde la cual gobiernen el mundo, desbancando a los dioses del Olimpo. Todo esto, claro está, entre un despliegue de retórica disparatada, disfraces y algunas situaciones más o menos cómicas.

Tras haber logrado estos individuos en parte su objetivo, se desarrollan las escenas más divertidas cuando una serie de personajes van apareciendo en escena intentando apuntarse a lo que consideran el nuevo poder emergente. Poetas, negociantes y matemáticos se arriman a lo que consideran caballo ganador, siendo despachados sin contemplaciones por los nuevos dirigentes. También se aproximarán varios dioses con intención de conocer la situación, e incluso de negociar. El nuevo orden, aunque todavía embrionario, tiene un buen número de personajes arrodillados para hacerse hueco, una estampa que igual nos es un poco familiar en los tiempos actuales.

La cosa es tan chusca que por momentos se siente uno sumergido en el ambiente de algunas obras teatrales deudoras del surrealismo o de la literatura del absurdo, de manera que si estuviéramos leyendo algo del siglo XX nos pondríamos quizá a buscarle significados, mensajes encriptados o estereotipos bajo el disfraz. En ese intento de análisis de fondo, seguramente el texto podría darnos claves interesantes en manos de algún entendido en la época: el reflejo del conservadurismo de Aristófanes, la crítica a la recientemente nacida democracia ateniense, ecos de la geopolítica del momento, cosas así que he podido ver por ahí y que sin duda aportarían datos para una lectura más rica.

Por mi parte, a lo sumo se me ocurre que eso de abogar por una ciudad edificada en el cielo y un mundo gobernado por las aves puede tener algo de metafórico, un punto de idealismo lanzado por quien reniega de alguna situación política o social, y un mensaje que se quiere hacer llegar, envuelto en el humor, a los espectadores que por su parte solo esperan reírse y pasar un buen rato. Pero, claro, todo esto leído a pelo veinticinco siglos después no funciona nada bien, a diferencia de esos otros autores a los que me refería al principio, clásicos, estos sí, en el más profundo sentido de quienes hablan sobre cosas más allá del momento y el lugar, que tocan al ser humano con carácter universal e intemporal. 

Por lo demás, digamos que el librito por sí mismo puede resultar a lo sumo entretenido y hasta provocarnos alguna sonrisa, nada mucho más allá, pero a fin de cuentas es otro título que llevarnos a la mochila, porque en definitiva en materia de lecturas (casi) todo suma.

Otras obras de Aristófanes reseñadas en ULADLisístrataPluto


viernes, 29 de agosto de 2025

José Luis Garci: Gun Moll (A Hollywood Story)

Idioma original: Español
Año de publicación: 2025
Valoración: Se deja leer (y a mucha honra)

Gun Moll (A Hollywood Story) es una especie de bolsilibro contemporáneo. Así lo indican tanto el tamaño del libro, que mide 9,5x13cm, como la extensión, temática e influencia norteamericana del relato que contiene.

Sigue a dos mujeres que atraviesan el desierto de Arizona en un Chevrolet para llegar a la frontera mexicana. Llevan mucho dinero en efectivo y un cadáver en el maletero. Una de ellas tiene una herida de bala en el hombro. Follan a menudo, ya sea en plena carretera bajo la canícula de julio o en moteles sin aire acondicionado. 

La historia narrada en Gun Moll (A Hollywood Story) no es nada del otro mundo. De hecho, podríamos considerarla esteriotipada, pues su argumento y personajes ya los hemos visto cientos de veces en el género negro. Sin embargo, la dignifican un pelín su prosa, que sin ser excepcionalmente artística rebasa lo meramente funcional, y su manera de ir dosificando la información al lector.

A estos dos elementos que elevan lo que de otra manera sería un texto bastante sencillito, incluso dentro de los parámetros "pulp" a los que podríamos adscribirlo, hay que sumar la atractiva edición con que Reino de Cordelia lo envuelve: tapa dura, cubierta de textura verjurada y catorce ilustraciones de Miguel Navia, que realzan el alto voltaje erótico (por no decir pornográfico, dada su explicitud y gratuidad) de la obra. 

En fin, que estamos ante un bolsilibro contemporáneo que, además de condensar todo lo bueno de este tipo de literatura en su contenido (falta de pretensiones, entretenimiento, arquetipos, dosis de violencia y sexo...), va acompañado por un continente de lujo.

jueves, 28 de agosto de 2025

Tarjei Vesaas: Los pájaros

Idioma original: noruego
Título original: Fuglane
Traducción: Carolina Moreno (en catalán para Club Editor) y Juan Gutiérrez-maupomé, Teigen Gund (en castellano para Nórdica Libros)
Año de publicación: 1957
Valoración: recomendable


Hay autores clásicos que, por motivos que desconozco, pasan de largo de nuestras vidas lectoras. Es posible que sea porque pertenezcan a países con menos influencia mediática o por utilizar idiomas menos populares. Y esto me ocurrió con Tarjei Vesaas, al que descubrí hace relativamente poco por su libro «El palacio de hielo» en el que, a pesar de cierta irregularidad, esgrimía destellos de una prosa que merecía ser profundizada y ampliada a través de otras de sus obras. Y aquí estamos, aunque con resultado poco convincente.

Empieza la novela de manera directa, como suele ser habitual en la literatura nórdica, y el autor nos introduce a los dos personajes que conformarán el eje central del relato: Mattis y Hege, dos hermanos que, a pesar de encontrarse en la madurez, viven juntos pues sus padres murieron cuando ellos eran aún niños; ella tiene cuarenta años y él tres menos; él sin trabajo y con remordimientos por no encontrar uno porque, según su opinión, no tener trabajo «es el mal que lo alimenta todo el año, y que lo ha hecho a lo largo de cuarenta años». Le apodan “el tarugo”, de manera justificada según él mismo y, por esa condición, teme que su hermana lo abandone ya que supone un lastre para la familia. Por ello, Mattis espera que la monotonía de su vida cambie y por ello está siempre pendiente de alguna señal que cause una disrupción en su vida. Y ese hecho, a su entender, se produce cuando, un día por la noche, la becada hace un vuelo por encima de su casa, algo bastante inusual, y él lo atribuye de forma inequívoca a que aquello es un presagio de que algo cambiará, de que nada será nunca más como antes. «Si esto no tiene importancia te juro que ya no sé qué puede tenerla» afirma, a la vez que intuye sin lugar a dudas que «a partir de ahora todo será diferente” pero, ¿lo será también para él?

La narración transcurre a través del día a día de los hermanos, centrándose en Matis y en cómo pequeños acontecimientos marcan de manera profunda su día a día, elevando situaciones cotidianas a hechos excepcionales. Para él todo tiene importancia, en su mundo interior rico y anárquico, una escena que salga de lo habitual es un el hecho de vital trascendencia. Y esa manera de ver y sufrir el mundo le causa un aislamiento interior pues nadie le entiende, nada ve el mundo como él, y eso le crea un abismo emocional pues en su fuero interno él sabe que es diferente al resto y que parece ser el único en darse cuenta y constatar la importancia de pequeños detalles y cambios en su rutina, ya sea el vuelo de unos pájaros o la amenaza de una inminente tempestad.

A pesar de que la historia promete, pues uno empatiza con Matis y sus preocupaciones, es precisamente esa rutina la que contagia el relato si bien es cierto que la irrupción de un tercer personaje que altera el orden y suscita episodios personales y vivenciales que abren y reformulan nuevas cuestiones sobre la vida y su futuro aumenta sumamente su interés hasta llevarlo a niveles suficientes para disfrutar de su lectura. Es por ello por lo que la lectura produce sensaciones encontradas pues el retrato de los personajes está bien definido y uno se une a la angustia de Matis, pero es justamente esa rutina en la que se halla instalado que causa que a veces el lector se pierda en ella y se someta a su mismo abatimiento.

También de Tarjei Vesaas en ULAD: El palacio de hielo

miércoles, 27 de agosto de 2025

Eduardo Mendoza: El asombroso viaje de Pomponio Flato

Idioma: español

Año de publicación: 2008

Valoración: recomendable

Palestina; primeros años del siglo I, durante el mandato del emperador Octavio Augusto. "¿Qué han hecho los romanos por nosotros?", se preguntaban los judíos que vivían en aquellas tierras, sojuzgados por Roma, dos mil años antes de que sus descendientes se dedicaran a perpetrar un infame genocidio sobre los hombres, mujeres y niños de Gaza. Bueno, pues aparte del alcantarillado, la sanidad, la enseñanza, el vino, el orden público, la irrigación, las carreteras y los baños públicos, sí que hubo un romanos que hizo mucho por unos judíos en concreto; se trata de Pomponio Flato, ciudadano del orden ecuestre y filósofo natural -o aspirante a serlo- quien, tras sufrir cierto descalabro en su salud y peculio durante su búsqueda por Cilicia de ciertas aguas milagrosas, llega a Nazaret acompañando al tribuno Apio Pulcro. Allí es contratado por un niño de nombre Jesús, hijo de María, para que le ayude a exonerar a su padre, el carpintero José (sí, ya sé quienes parece que son, pero, igual que el autor de la novela, no lo voy a afirmar, no sea que concitemos la animadversión de los ínclitos Abogados Cristianos o de cualquier otra agrupación, congregación o secta integrista, ya se encuentre dentro de la Iglesia Católica o fuera de ella), condenado por el asesinato del rico Epulón. En su pesquisa, digan de un Sam Spade, Philip Marlowe o incluso un Gran Lebowsky, Pomponio indagará en los diferentes estratos de la sociedad nazarena, entrevistando tanto a la acaudalada familia de la víctima o a su criado, el efebo griego Filipo, como a mendigos y cortesanas, sacerdotes del Sanedrín o legionarios romanos.  Con ayuda, eso sí, del párvulo Jesús y de su agreste primo Juan.

Más allá de su adscripción al género de misterio o, de forma más improbable aún, a la novela histórica, El asombroso viaje... es sobre todo una obra llena de humor (no obstante, y lo digo siempre que reseño algo de este autor, no se trata de Sin noticias de Gurb. Repito: NO SE TRATA DE SIN NOTICIAS DE GURB... No sea que se me llenen los comentarios de gente diciendo lo mucho que les gustó ésta y lo que les han decepcionado otras novelas de Mendoza); es verdad que un humor quizás no del gusto de todo el mundo, puesto que se basa, en gran medida, en el contraste entre la pedante prosopopeya de la que hace gala el protagonista y las situaciones o comentarios algo chuscos entre las que se mueve; también, en continuas referencias culturales que tal vez hoy en día ya le sean ajenas a una parte de la población lectora -digamos que para disfrutar de la novela conviene tener ciertas nociones de Historia Sagrada, filosofía clásica, mitología grecolatina, las fábulas de Esopo y las tradiciones navideñas catalanas, entre otras cosas-, pero pensemos que Eduardo Mendoza es ya un señor de cierta edad que se educó, por tanto, en una época en la que a estos conocimientos se les daba mayor importancia. Pero estoy convencido de que quien esté en condiciones de disfrutar de esta lectura, con su despliegue de erudición, ironía y sorna, sin duda lo hará; cierto es que no estamos ante una de las grandes obras de este escritor, no siquiera, insisto, ante una de sus mejores novela cómicas, pero, desde luego, tampoco es uno de los títulos, más deslavazados, con los que nos decepciona de vez en cuando, impelido, creo yo, por la urgencia editorial. Así que sí, El asombroso viaje... es una novela que me atrevo a recomendar sin reparo alguno (y eso que me consta que entre los reseñistas de este mismo blog, por los general tan atinados, hay a quien no le gusta nada... Pero bueno, pensemos que también hay a quien le encantan ciertos libros perpetrados por Sara Mesa o Marta Sanz).

Y, por supuesto: #StopGenocidioGaza y #VivaPalestinaLibre...

Más obras del gran Eduardo Mendoza reseñadas en Un Libro Al Día: aquí

martes, 26 de agosto de 2025

Éric Vuillard: La batalla de Occidente

 Idioma original: francés
Título original: La Bataille d'Occident
Traducción: Javier Albiñana.
Año de publicación: 2019.
Valoración: recomendable.

Tiempos convulsos: los  conflictos en Gaza, en Ucrania, no acaban de solucionarse. Trump irrumpe en ellos con voluntad de negocio y de relevancia personal, pero sus intenciones (las aparentes, seguro que las ocultas darían para manuales de psicología y para epílogos maquiavélicos) no acaban de concretarse en la clase de acuerdos que acapararían portadas en el primer mundo: alto el fuego, cese de hostilidades, acuerdos de mínimos, etc. Así que nos vemos obligados a vivir con la espada de Damocles de un conflicto global,  ese otro concepto tan apreciado por los media. Escalada bélica. Uh. El coco con el que convive el planeta desde 1945, aquél que parecía alejado definitivamente con la caída del Muro, una especie de pesadilla recurrente que captura nuestra atención de manera inmediata y que genera tanto debate en el que la adscripción a un bando u otro parece una posición ineludible. La tertulia televisiva como gulliverización de los parlamentos.

Por eso no acabo de entender que, en un ejercicio que compararé inadecuadamente con lo de sacar flores del estiércol, la fascinación, aunque sea alejada en el tiempo y con una obvia intención estética, por los conflictos globales (en este caso, la Primera Guerra Mundial) se canalice en algo que, aunque seguro que sea mi apreciación, acaba otorgándeles una especie de pátina poética. Como una relativización, un poco al servicio de sus resultados estrictamente formales. Curiosamente, mis experiencias más recurrentes con la temática son con dos autores también franceses: Echenoz (poco se sabe de él) y Lemaitre (más activo y con una obra más variada) pero esta obra de Vuillard, -que por lo que veo ha hecho de este tipo de adaptaciones una marca personal - aunque creo que desde un sentido puro de lo literario (lenguaje cuidado y una cierta querencia por sacrificar la crudeza propia de estas narraciones por ciertas metáforas que podrían sonar a esteticistas), e incluso en su trasfondo más meramente intelectual, podría recomendarse hasta con cierto entusiasmo (que me he ahorrado),  he de insistir en que, como lector, me descoloca que enmascare tanta sordidez. La de los jóvenes ciudadadanos movilizados, la de los cadáveres, los heridos, el frío y la suciedad de las trincheras, el enorme sacrificio humano al servicio de los grandes intereses, de las fronteras, de la dominación global, de la imposición de los totalitarismos,  todo ello aprovechado en este tono, que no es frívolo ni banal, ni irrespetuoso, pero que tampoco me parece provocador ni irreverente. 

De Vuillard en ULAD: aquí 


lunes, 25 de agosto de 2025

Annie Ernaux: El acontecimiento


Idioma original: 
francés
Título original: L’événement 
Traductoras: Mercedes Corral Corral y Berta Corral Corral 
Año de publicación: 2000
Valoración: Muy recomendable/Imprescindible
 
Como sabrán los seguidores habituales y longevos de ULAD, Annie Ernaux es una de nuestras autoras de cabecera, ya desde antes de que ganase el Premio Nobel en 2022. Al final de esta reseña hay un enlace que permitirá encontrar los otros libros que hemos comentado de esta autora, que con este ya se acercan a la decena. Con todo, y sorprendentemente, todavía no habíamos reseñado este El acontecimiento, una de las novelas más conocidas de esta autora. 
 
Tal como sucede en la mayor parte de la producción de Ernaux, la obra es un ejercicio de memoria y análisis (y análisis del propio proceso de memoria) relativo a algún momento o aspecto de la vida de la escritora. En este caso, este momento, el "acontecimiento" del título, es el aborto que la autora decidió realizar en 1963, mientras era estudiante en la Universidad de Ruan, en un periodo en el que el aborto no solo no era legal, sino que seguía siendo un tabú y un estigma. 
 
Así, la novela comienza con el momento en que la narradora y protagonista descubre que está embarazada; viene, a continuación, un periodo de búsqueda angustiosa y solitaria de alguien que le practique un aborto de forma segura y, a ser posible, barata. Ni aquellos compañeros de la universidad en los que decide confiar, ni la medicina oficial e institucional le ofrecen ninguna solución; parecen negarse siquiera a pronunciar la palabra aborto. Por fin, consigue la dirección de una mujer que, después de algunas dificultades (y del pago correspondiente) consigue ayudarla a abortar. La novela termina con la narradora 
 
Tal como sucede con otras obras semejantes de la autora, El acontecimiento es un ejercicio (auto)analítico casi quirúrgico, impacable, sin concesiones a la sentimentalidad. Se trata de reconstruir, con el estilo seco característico de la autora, lo sucedido con precisión y con una consciencia agudísima, tanto de todos los detalles como de las sensaciones y sentimientos asociados. Se trata, también, de reflexionar sobre el propio proceso de memoria y de escritura, proceso que, en este caso, se apoya en una agenda y un diario íntimo que permite establecer una especie de paralaje, comparando las anotaciones realizadas en el mismo momento del "acontecimiento", con los recuerdos actuales de ese momento (lo que es diferente, lo que permanece, lo que se ha perdido, o añadido, con el tiempo a esos recuerdos).
 
Esta novela también es, sin embargo, un objeto de arte político, de una forma evidente y consciente. Incluso en 2000, cuando el aborto ya estaba legalizado desde 1975, escribir sobre este tema sigue siendo romper un tabú; sobre todo cuando se hace como lo hace Annie Ernaux: no como la narración de una tragedia o un dilema moral, sino como una decisión individual, empoderadora, que pone de manifiesto la autonomía de la mujer en relación con su propio cuerpo. Como dice la propia autora:
(Es posible que un relato como este provoque irritación o repulsión, o que sea tachado de mal gusto. El hecho de haber vivido algo, sea lo que sea, otorga el derecho imprescriptible de escribir sobre ello. No existe una verdad inferior. Y si no cuento esta experiencia hasta el final, contribuiré a oscurecer la realidad de las mujeres y me pondré del lado de la dominación masculina del mundo.)
La novela también es, por otra parte, política en otro sentido: tal como sucede en muchas otras obras de la autora, el texto muestra una aguda conciencia de clase, y de la forma como la clase condiciona nuestra realidad - incluido, claro, el acceso al aborto en países y/o momentos en que este no es legal y gratuito. Proveniente de una familia de clase trabajadora, la narradora ve cómo la miran y la tratan los médicos y los colegas, y cómo, en cambio, la mera mención de que es estudiante universitaria hace que el trato se modifique para mejor... 
 
Estamos, por lo tanto, ante un auténtico clásico; una obra que sigue siendo original y necesaria, abordando un tema, el aborto, demasiado frecuentemente convertido en tema de melodrama o de panfleto. Lo que tenemos aquí es algo diferente: es una narración desapasionada sobre cómo una mujer toma una decisión sobre su propio cuerpo y su propio destino, la lleva a cabo, y se siente orgullosa de ello. Naturalmente, habrá quien no comparta esta visión sobre el tema, por diversos motivos; pero eso no significa que no sea una obra necesaria y trascedente. 
 
Hay, por cierto, una adaptación cinematográfica de la novela, dirigida por Audrey Diwan y protagonizada por Anamaria Vartolomei, que ganó el León de Oro en el Festival de cine de Venecia. 
 
Otras reseñas de Annie Ernaux en Un libro al día. 

domingo, 24 de agosto de 2025

Antanas Škėma: El lienzo blanco

Idioma original: Lituano
Título original: Balta Drobulé
Traducción: Margarita Santos / Carmen Caro
Año de publicación: 1988
Valoración: Recomendable

Novela de culto en Lituania, El lienzo blanco de Antanas Škėma sigue los pasos de Antanas Garšva, alter ego del autor, quien ejerce de ascensorista en un hotel de Manhattan, escribe poesía, rememora su vida y entabla una relación con una mujer llamada Elena.

Varios son los aspectos en los que El lienzo blanco destaca:

  • La frescura de su prosa, que combina presente y pasado, primera y tercera persona, estilo directo y descripciones líricas.
  • La complejidad de sus personajes, sobre todo la del protagonista.
  • La potencia de ciertas escenas. Pienso, sobre todo, en dos, que se cuentan entre los recuerdos de cuando Garšva estaba en su Lituania natal, antes de su exilio en Nueva York: aquella en la que habla de su madre y aquella en la que se enfrenta a un poeta patriótico.

Resumiendo: El lienzo blanco es en parte novela autobiográfica, en parte meditación sobre la emigración, la locura, la nostalgia por la infancia, el amor y la guerra, y en parte retrato del siglo XX. Dada su calidad (en la forma y en el fondo), no me extraña que se haya convertido en un clásico de la literatura lituana.

sábado, 23 de agosto de 2025

Thomas Olde Heuvelt: HEX

Idioma original: neerlandés/inglés (*)

Título original: HEX

Año de publicación: 2013/2016

Traducción: Ana Isabel Sánchez (del inglés al español); Nancy Forest-Flier (del neerlandés al inglés).

Valoración: muy recomendable

Está ya bastante extendida la idea de que uno de las principales logros literarios de Stephen King, más allá de obras concretas, es la inserción de los elementos  propios del terror sobrenatural en ámbitos cotidianos, realistas, incluso costumbristas... (y pido perdón por el tópico de comenzar a reseñar cualquier novela de terror hablando del Rey, pero ya veréis como tiene su sentido). El caso de Black Spring, un pueblo a orillas del Hudson, en el estado de Nueva York, en el que se desarrolla la trama de HEX, va más allá: sus habitantes llevan trescientos cincuenta años conviviendo con lo sobrenatural, lo inexplicable y escalofriante, y no sólo integrándolo en su quehacer diario sino convirtiéndose, en cierto modo, en cómplices del mismo...

Porque resulta que en Black Spring vive una bruja, Katherine van Wyler... Bueno, vivir no es el verbo más adecuado, puesto que fue ejecutada hace 350 años, pero, aún así, encadenada y con los ojos y la boca cosidos, se dedica a pulular por el pueblo y a aparecerse incluso dentro de las casas, en momentos que bien pueden ser de lo más inoportunos, como cuando la gente está haciendo... ejem, cosas de adultos en el dormitorio, etc. Para controlar sus apariciones, así como para evitar que los forasteros que visiten la localidad se den cuenta de su presencia, se estableció el HEX, una oficina que vigila los movimientos de la bruja con cámaras instaladas por todas partes y avisos de una App creada ad hoc, así como se encarga del camuflaje de la bruja, la disuasión de los posibles nuevos residentes, etc. Porque el gran problema es que los habitantes de Black Spring no pueden huir de allí, como haría cualquiera con dos dedos de frente; Katherine -pese a que hay quien le llama "la abuelita"- es ante todo un ente maligno y vengativo que ha cubierto el pueblo con una maldición. Una entidad terrible y ominosa, aparentemente invulnerable, hasta que se topa con una fuerza aún más destructiva e imprevisible; un  grupo de adolescentes hastiados y gilipollas. A partir de aquí la cosa sólo puede ir a peor (aún).

Tenía yo muchas ganas de leer a Thomas Olde Heuvelt, una de las luminarias de la literatura terror actual, pero empecé por su siguiente novela, ECO, la historia de un alpinista poseído por una montaña maldita. Por lo que sea, esta novela se me hizo bola y la abandoné a las doscientas páginas, o así. De ahí que estuviera algo suspicaz cuando comencé con HEX, no fuera a pasarme lo mismo... y ya os digo que todo lo contrario: aparte del interés por su original premisa, la he devorado y me ha parecido una obra de gran calidad y que permite una serie de lecturas a diferentes niveles. Por supuesto, lo más evidente es su adscripción al género de terror y en este sentido la novela funciona perfectamente, suministrándonos todas una serie de momentos e imágenes truculentos y espeluznantes, así como otros de tensión e inquietud crecientes. El único reparo que se le puede poner es que la idea principal de la historia y su imagen, la de una bruja centenaria con ojos y boca cosidos que se te puede aparecer delante en cualquier momento, es tan potente y aterradora que, inevitablemente, el autor ha tenido que hacer ímprobos esfuerzos para que el resto de su obra esté a la altura, en términos terroríficos. No digo que no lo haya conseguido, pero lo que quedará en la memoria de cualquier lector, creo yo, es, ante todo,  la propia Katherine.

Por otro lado, no menos pavoroso es el comportamiento de la población de Black Spring, una comunidad que, además de tener -de forma un tanto tópica, pero posiblemente acertada- cierta tendencia a la hipocresía, la cobardía e incluso el fanatismo, se ve acorralada, hay que reconocerlo, entre la espada y la pared y cuando las circunstancias se ponen peludas no necesariamente reacciona de la mejor forma posible. Aparte de que la podemos considerar como una parábola del mundo occidental reaccionando de forma paranoica y restrictiva al terrorismo, la crisis económica o cualquier otro problema que cabe englobar dentro de la llamada "doctrina del shock", la comunidad de Black Spring nos remite, debido a esa maldición que les impide abandonar el pueblo, a otra de una novela aparecida, casualmente, el mismo año: la de La cúpula, de Stephen King (y pido disculpas de nuevo por mentar una vez más al Rey... aunque no es la única concomitancia o referencia a su obra que encontramos en HEX... De hecho, me atrevo a afirmar que la novela de Heuvelt es lo más parecido que se puede encontrar a los libros de King, sin que eso signifique, en absoluto, que nos encontramos ante una copia o un pastiche). Además, la novela nos puede hacer reflexionar sobre ciertas decisiones éticas, la responsabilidad y las decisiones de nuestros actos, así como si debe primar el bien común o el interés individual... Y no es una novela que nos dé una respuesta clara ni los personajes son totalmente positivos o tienen razón, frente a otros que no. Todo tienen sus razones... al menos mientras conservan la razón.

Una última capa, quizás algo más tenue o menos evidente: dado que hoy en día también está muy extendida la idea de que las brujas (las reales, quiero decir, o al menos las mujeres que fueron condenadas por brujería en siglos pasados) en realidad eran poco menos que protofeministas, víctimas, en todo caso del heteropatriarcado dominante y teniendo en cuenta que la mayoría de los personajes principales que aparecen en este libro son hombres (aunque esto tal vez sólo se deba a una tendencia propia de ete escritor, dado que lo mismo ocurre en Eco, al menos hasta donde yo leí), cabe darle a la novela la interpretación de que la bruja Katherine sería una representación simbólica, o incluso arquetípica, de lo femenino, mientras que los personajes masculinos encarnarían las diferentes actitudes -desde la represión y la reacción violenta hasta la negociación aparentemente comprensiva- del heteropatriarcado hacia la misma... ya os digo que no es una interpretación evidente y puede que hasta esté un poco traída por los pelos, pero lo que sí me parece, de manera clara, es que esta novela no es en absoluto misógina, como se le acusó, al parecer, cuando apareció  hace unos años... De hecho, yo diría todo lo contrario.  

En cualquier caso, se trata de una novela de terror original y solvente ( es decir, que da su miedito) y que os recomiendo tanto a los y las amantes de género como a quienes no lo soy tanto. Yo, por lo jenos, leyéndola me lo he pasado teta (teta de bruja, en este caso... y perdón por la broma, pero ya la entenderéis si leéis el libro). O mejor, me lo he pasado pipa, no sea que me llamen misoginia a mí... Fijaos que hasta me estoy planteando volver a intentarlo con ECO... Ya os contaré.

(*) Un apunte sobre el idioma original de esta novela: al parecer, se publicó una primera versión, en neerlandés y ambientada en los Países Bajos, pero cuando se vendieron los derechos para publicarla en lengua inglesa, el autor modificó ese primer texto para ambientar las historia en EE.UU. (por lo que sea, que nada tuvo que ver con razones comerciales, claro), utilizando para ello la traducción de Nancy Forest-Flier y su propia nueva redacción, directamente en inglés. Por lo visto, aparte de la ambientación lo que más cambió de la novela Thomas Olde Heuvelt  es el final.

viernes, 22 de agosto de 2025

Arthur Schnitzler: Relato soñado

Idioma original: alemán

Título original: Traumnovelle

Traducción: Miguel Ángel Vega Cernuda

Año de publicación: 1926

Valoración: Muy recomendable


Está bastante extendida la idea, yo creo que acertada, de que en la vida hay momentos en que el cuerpo, o más bien la cabeza, desdeña la estabilidad y pide acción. Se dice que ocurre no sé si hacia los cuarenta o cincuenta, más frecuentemente en los hombres (aunque yo creo que en ellos solo se manifiesta de forma más visible), y es cuando los más decididos se largan a emprender una nueva vida en un país tropical, el que puede se compra un descapotable, y la gran mayoría no pasa de un viaje un poco bobo con unos colegas, o sencillamente no hace nada en absoluto más que rumiar un descontento que no termina de entender.

Si hablamos de una pareja más o menos estable y con una trayectoria ya larga, quizá esa relación es el primer pilar en tambalearse. Aunque no se haya llegado al hastío o a lo que podríamos llamar desamor, ni se haya uno llegado a plantear nada disruptivo, puede que nos ronde una sensación o sintamos una pequeña punzada, impulsos que pueden tener origen en una imagen, una voz o una simple broma, que de repente provocan un pequeño cortocircuito. Todo puede quedar solamente ahí, pero también es posible que anide para brotar en algún momento posterior. En el caso de Albertine el detonante, todavía algo inocente, es la visión de un joven en un viaje por Dinamarca, una anécdota seguida de un sueño o de un juego de la imaginación, que suele venir encadenado. Albertine se lo cuenta a su marido Fridolin (vale, nombre de helado para niños, pero dejémoslo estar), y provoca una reacción en cadena que ninguno de los dos seguramente había podido sospechar.

Fridolin se encuentra dolido en su autoestima y un poco celoso, pero por encima de todo sorprendido y desbordado por sentimientos desconocidos, y se lanza en busca de aventuras. Casi sin quererlo estas le salen al paso una tras otra y, aunque decidido en su propósito, parece que ha perdido un poco el manejo de los tiempos, hasta que tiene la oportunidad de acudir a la reunión de  una especie de sociedad secreta. Aquí empieza a asomar un peligro real, pero también emociones intensas con un indudable sesgo sexual: disfraces, máscaras, mujeres desnudas, ritos extraños, el colmo de lo que un alma ansiosa de emociones podría desear.

Sí, claro, más de uno ya estará pensando en Eyes wide shut, la obra póstuma de Kubrick que justamente está basada en el libro de Schnitzler. Estéticamente impecable, cómo no, la película capta a la perfección la atmósfera inestable que sugiere la narración, ese deambular hacia lo desconocido casi por inercia, la mezcla de temor y decisión inquebrantable que domina al protagonista, la duda permanente sobre si Albertine está pasando por lo mismo, o es todo una alucinación. Para quienes conozcan la película también hay que decir que tiene bastante de deconstrucción del relato, donde los elementos fundamentales se barajan y mezclan al servicio de un guion menos respetuoso en su conjunto que en cada uno de los escenarios. O al menos es lo que ahora soy capaz de recordar, aunque debería volver a verla.

Por su parte, el libro, que es de lo que venimos a hablar aquí, transmite una sensación algo diferente, localizada en un nivel más íntimo donde se profundiza mejor en la psicología de Fridolin y Albertine. Con una prosa a veces algo borrosa, Schnitzler parece mostrar cómo no solo importa y nos afecta lo que realmente ocurre, sino lo que por alguna razón no llegó a ser real, incluso lo que solamente fue soñado, sin que en ocasiones llegue a estar del todo claro a cuál de estas categorías pertenece lo que tenemos en nuestra cabeza.

Otras obras de Arthur Schnitzler reseñadas en ULADLa señorita ElseLa cacatúa verdeEl teniente Gustl


jueves, 21 de agosto de 2025

James Ellroy: El gran desierto

Idioma original: Inglés

Título original: The Big Nowhere

Año de publicación: 1986

Traducción: Carlos Gardini d'Angelo

Valoración: Muy recomendable

«Todos los policías honestos se parecen unos a otros, pero cada policía corrupto lo es a su manera». Alain Ríos

La recomendación más concreta que puedo hacer sobre el segundo libro de El Cuarteto de Los Ángeles es la siguiente: si les gustó La dalia negra, El gran desierto les va a encantar.

Asesinatos, policías corruptos, mafiosos, judíos, femme fatales, comunistas, gais, jazz… No se puede pedir más. Una novela que lo tiene todo.

El epígrafe de esta reseña hace referencia a los tres protagonistas de esta historia: Danny Upshaw, un policía corrupto que investiga una serie de asesinatos grotescos; Malcolm "Mal" Considine, un policía aún más corrupto, encargado de infiltrar el movimiento comunista que ha impregnado Hollywood, mientras lidia con la batalla legal contra su esposa europea (a quien rescató de los nazis, detalle que da cuenta de la densidad de la novela) por la custodia de su hijo; y Turner "Buzz" Meeks, un expolicía convertido en esbirro de la mafia judía de Los Ángeles, quizá el más corrupto de todos. Como era de esperarse, las tres líneas narrativas se entrelazan de manera magistral.

Cuando leí el libro, era completamente ignorante de los hechos históricos que retrata la novela. En la mayoría de los casos, lo real aporta verosimilitud y crudeza a la ficción, algo que en ocasiones me parece una pequeña trampa por parte del escritor. En mi caso, incluso desconociendo la situación de los Estados Unidos de posguerra (sin saber siquiera que estaba basado en sucesos reales), los personajes y situaciones narrados por Ellroy me impresionaron por su autenticidad y complejidad.

Figuras como Mickey Cohen, el célebre gánster judío que controlaba el negocio del juego y la extorsión en Los Ángeles, o Jack Dragna, su contraparte ítalo-estadounidense, aparecen retratados con la crudeza característica de Ellroy: violentos, paranoicos y siempre al borde de la traición. 

Además, la novela se sumerge en las tensiones políticas de la época, en particular la cacería anticomunista que impregnó Hollywood durante los años cuarenta y cincuenta. Los comités de investigación, las listas negras y la paranoia generalizada forman parte del día a día de los protagonistas. Ellroy incorpora de manera orgánica episodios concretos como el caso de Sleepy Lagoon, donde un grupo de jóvenes méxico-americanos fue injustamente acusado de asesinato en un clima cargado de racismo, y los posteriores disturbios de los zoot suits. Estos hechos históricos revelan el ambiente de miedo, discriminación y persecución ideológica que convirtió a Los Ángeles en un hervidero de tensiones sociales y políticas, terreno fértil para la corrupción policial y la violencia que dominan la novela. 

Si en La dalia negra nos enfrentábamos al mito del crimen irresuelto, aquí el horror es colectivo: en Los Ángeles todos conspiran, todos traicionan y nadie queda limpio.

Otras obras de James Elroy en ULAD: La dalia negraPerfidiaEsta tormentaMis rincones oscuros

miércoles, 20 de agosto de 2025

Rosario López: Todas las lluvias

Idioma original: Español
Año de publicación: 2025
Valoración: Recomendable 

Hay libros que se comunican. En el caso de Todas las lluvias veo dos vías para establecer esa comunicación: la temática y la estilística. La primera de ellas emparenta a la novela de Rosario López con el recientemente reseñado por estos lares La naturaleza nos acabará abrazando, libro de Néstor Reina sobre miedos y rupturas; la segunda me lleva a Alcaravea de Irene Reyes-Noguerol (también sevillana, por cierto) en el que lo poético y lo oral juegan un papel primordial. 

Porque Todas las lluvias es una novela (con mucho de autobiográfica) sobre la depresión y el duelo, pero también sobre los más diversos miedos, sobre cómo vivimos, trabajamos, nos relacionamos, amamos o follamos en esta era de la autoayuda y de las ciudades "hiperconectadas" en las que la oscuridad se vive a solas, etc. Sobre el tremendo peso de lo invisible, vaya.

Y es que Rocío, su protagonista, vive entre un presente en el que algo falla (sería genial poder parar para luego seguir, sería genial poder morirse un ratito) y en el que cada vez hay menos asideros y un pasado en el que la abuela Aurora es presencia y ancla. Tanto es así que habría dos novelas dentro de Todas las lluvias: una que tira hacia una especie de existencialismo íntimo y otra que se acerca casi a lo proustiano. 

En cualquier caso, los tiempos y los personajes condicionan el lenguaje. No pueden expresarse igual la Rocío niña y la Rocío de treinta y muchos, como tampoco pueden expresarse igual Rocío y la abuela Aurora (ay ese léxico familiar (sabes que por aquí tenía que aparecer de una forma u otra Danilo Kis)). Pues bien, eso es algo que Rosario trabaja a la perfección. 

Otros aspectos que me gustaría destacar de Todas las lluvias son:
  • la delicadeza que muestra la autora a la hora de hablar de un tema tan complicado como la salud mental. Dale esto a Paulo Coelho y... bueno, no quiero ni pensarlo. 
  • su capacidad para extraer de la oscuridad, solo a través de las palabras, tanta belleza
  • la relación nieta - abuela. Infinita ternura, mucha credibilidad y cero ñoñería.
Lo que menos me acaba de convencer, sinceridad ante todo, es una cierta impresión de que cada frase ha de ser una "sentencia lapidaria". Evidentemente que un estilo poético como el utilizado por la autora puede conducir a eso, pero creo que la novela da margen para más "transiciones", más "zonas de descanso".

Sea como fuere, Rosario López demuestra que es una autora a tener en cuenta en el presente y en el futuro. Solo espero que este Todas las lluvias tenga más visibilidad que Los besos secos y que no tengamos que esperar otros 5 años para leer una nueva obra.

P.S.: Recuerdo que poco después de la publicación de Los besos secos, mientras tomábamos una cerveza, Rosario me decía que estaba desencantada, que no le apetecía volver a (intentar) publicar, etc. Pues mira, chica, me alegra un montón que hayas vuelto al "mundillo" y que no tengamos que esperar mucho para leer esa tercera novela.

También de Rosario López en ULAD: Los besos secos

martes, 19 de agosto de 2025

José Saramago: Todos los nombres

Idioma original: 
portugués
Título original: Todos os nomes
Traductora: Pilar del Río
Año de publicación: 1997
Valoración: está bien
 
Podría decirse que "un Saramago al año no hace daño", y de hecho hemos pasado ya demasiado tiempo sin reseñar nada del (hasta ahora) único premio Nobel portugués, así que aquí voy yo con este Todos los nombres, que he leído intercalado con otras lecturas veraniegas, como si fuera un palate cleanser para poder tolerar mejor otras lecturas que, como diré en su debido tiempo, se me están haciendo pesadas. Y aunque, como es obvio por la valoración, esta no es ni con mucho mi novela favorita de José Saramago (ahí arriba están El año de la muerte de Ricardo Reispor ejemplo, o por supuesto el Ensayo sobre la ceguera), no hay novela de Saramago que no tenga pasajes sorprendentes, frases que hacen reflexionar o personajes que rezuman una humanidad muy necesaria en estos tiempos sombríos.
 
¿Y qué nos cuenta exactamente Todos los nombres? Pues la historia de don José, trabajador de la Conservaduría del Registro Civil, un hombre soltero de mediana edad perfectamente anodino, rutinario, trabajador abnegado, que de hecho vive en una casa anexa al propio Registro, y cuya única excentricidad consiste en reunir una especie de "catálogo de personas famosas" a partir de los documentos recogidos en el registro. Pero todo cambia el día que, por casualidad, la ficha de una mujer cualquiera cae, por azar, en manos de don José, y por alguno motivo pasa a obsesionarse con ella: no le son sufiientes los datos recogidos en el registro, y decide iniciar una ingenua y torpe labor detectivesca para intentar desubrir el paradero actual de la mujer, todas las circunstancias de su vida y, quién sabe, tal vez conocerla personalmente. Esta investigación lo lleva a falsificar una credencial del Registro, a asaltar el colegio en el que estudió la mujer, o a faltar a sus obligaciones y rutinas laborales, para sorpresa de sus colegas y superiores.
 
Tal como sucede con otras obras de esta misma época del mismo autor (como Ensayo sobre la ceguera o Las intermitencias de la muerte, por ejemplo), Todos los nombres funciona casi como una fábula extensa: no sabemos en qué país ni en qué época sucede la acción, y los personajes son casi más categorías que individuos (como es el caso del casi anónimo don José, cuyos apellidos ni siquiera llegamos a conocer). En este caso, la fábula podría referirse a las complejas relaciones que existen entre la vida y la muerte (puesto que el Registro las separa en categorías radicalmente opuestas, algo que la narrativa irá cuestionando progresivamente), o al modo en que los aparatos del poder y de la burocracia nos despojan de identidad y de individualidad, tanto a sus trabajadores como a sus "súbditos". 
 
El problema que le veo a la novela es que, sinceramente, el interés de la trama no es suficiente para sustentar todas sus páginas (350 en la edición que manejo). No digo que it could have been an email, pero sí creo que habría funcionado mejor despojada de algunas de sus digresiones, reflexiones o indagaciones minuciosas en cada decisión de don José, o sus diálogos interiores o proyectados en los más diversos objetos (por ejemplo, en el techo de su cuarto). En general, me ha parecido demasiado morosa o, por usar una palabra que me gusta bastante, "demasiado verbosa". Por contraste, la parte final de la novela, en que don José por fin descubre el destino de la mujer misteriosa, me ha parecido demasiado corto, o incluso algo precipitado, cuando esa es una parte que sí que atrapa la atención... 
 
Es cierto que, como decía antes, prácticamente cualquier obra de Saramago tiene joyas escondidas y transmite ese espíritu lúcido, crítico e irónico de su autor; pero infelizmente, esta no pasará a estar entre mis imprescindibles.
 

lunes, 18 de agosto de 2025

VV.AA.: Trampa en Zarkass

Idioma original: Francés
Título original: Piège sur Zarkass
Traducción: Ma
Año de publicación: 20
Valoración: Recomendable

Trampa en Zarkass es un cómic entretenido, dinámico y divertido, solvente tanto en el guion de Yann como en el apartado gráfico de Didier Cassegrain. 

Lo protagonizan dos heroínas aparentemente incompatibles que acaban desarrollando una improbable amistad, está repleto de camaradería, acción, misterio y humor, se ambienta en un universo fascinante y abunda en dibujos increíbles (sobre todo los de especies alieníginas o paisajes.)

Está basado en Piège sur Zarkass, novela de ciencia ficción del escritor francés Stefan Wul, pero se toma algunas licencias con respecto al material original, como inviertir los roles de género (transforma a los protagonistas masculinos en mujeres, establece una raza humana en la que el poder es estrictamente femenino, etc...) o subvertir el sexismo típico en la ciencia ficción clásica. Esto último lo logra mediante su representación del matriarcado, la cual, lejos de caer en la retórica de género divisoria, sobrevuela la parodia. Y es que la mayoría de mujeres en estas páginas actúan como hombres estereotípicos (maldicen, insultan, cosifican a los varones, etc...).

Una pega que le pondría a Trampa en Zarkass, aunque es tan minúscula que para nada lastra al conjunto, es que la voz de Marcel no siempre resulta consistente, porque si bien se mantiene ruda y faltona todo el tiempo, de vez en cuando emplea palabras algo cultas que no le acaban de encajar.

Lo dicho: Trampa en Zarkass es un cómic estupendo. Editado, por cierto, en un precioso tomo integral por Nuevo Nueve*, que incluye tapa dura, páginas a color y bocetos e ilustraciones adicionales.


domingo, 17 de agosto de 2025

Mary Gaitskill: Veronica

Idioma original: inglés

Título original:  Veronica

Año de publicación: 2005

Traducción: Javier Calvo

Valoración: bastante recomendable 

Quizás un día haya que abrir un debate sobre algo así como los plazos de caducidad de cierta narrativa, debate que, conforme nos acercamos a los tiempos presentes absolutamente (sí, en cierta parte del planeta) condicionados por al avasallador avance de la tecnología y su irreversible penetración en tiempo real en las vidas de la gente, se hace más y más perentorio. Y no me refiero a aberraciones como hacer una novela basada en diálogos de Whatsapp o los hasta ahora fallidos intentos de integrar fe literaria, creatividad y presencia masiva en redes sociales. Quizás es algo más sutil e incluso comporte cierta contradicción respecto a la vieja esencia literaria: la de transportarnos a otras situaciones, otras épocas, otros lugares. Podría aludir a algunas experiencias personales: leer las primeras novelas (por ejemplo, Less than zero) de Easton Ellis hoy me hace sentir algo extraño. Los excesos lisérgicos de las novelas de los 70 (que atraviesan desde Burroughs a Kerouac o Pynchon) hoy nos parecen de la Edad de Piedra.

Veronica es una novela notable, pero sus dos faros de referencia son por una parte el negocio de la moda y las modelos y por otra el terrible impacto del SIDA a finales del siglo pasado. No exactamente dos asuntos que hayan quedado atrás pero a los que la realidad ha aportado marcados matices, e igual que ya no estamos en los noventa en que las modelos de la época (las Crawford, Campbell, Christensen, Evangelista) se habían convertido en íconos pop en un mundo sobrecalentado de consumo, lujo y excesos, los avances de la medicina han aportado esperanza a los portadores del VIH. Dos décadas han obrado esos cambios y la perspectiva del momento de la novela ha cambiado de tal manera que cuesta asociarla incluso a algo posible. Alison nos narra su historia, la de una joven que asiste a su decadencia física, que se ha resignado a que su atractivo físico se ha desvanecido y, enmedio de un desordenado acceso a sus recuerdos, evoca su amistad con Veronica, evocación llena de confusión y ambigüedad y sin posibilidad de contraste, pues Veronica falleció por el SIDA y la propia Alison se encuentra gravemente enferma como consecuencia de las adicciones que mantuvo en su carrera como modelo. Es curioso que esa figura, el convaleciente o incluso agonizante que accede a un confuso flash-back de su trayectoria vital me recuerde tanto a una lectura reciente (Los abandonos) como al difícil Nocturno de Chile de Bolaño. 

Gaitskill reviste a Alison de una personalidad propia de esa época, haciéndola oscilar desde la extraña indiferenciaa de quienes se encuentran el mundo en la palma de la mano apenas en la veintena y el desencanto lógico tras una vida de excesos y vacuidad. Veronica, la amiga mayor y de extraña relación se convierte en una especie de reflejo desenfocado. Hasta cierto punto, una puesta en largo de cualquiera de los protagonistas de sus relatos casi marginales de Mal comportamiento, una especie de precuela de esta novela que desprende una tenue pero persistente desazón. 

Más reseñas de Mary Gaitskill aquí

sábado, 16 de agosto de 2025

Daniel Guillén (@Manuel_de_BCN): Hazme reír

Idioma: español

Año de publicación: 2024

Valoración: recomendable

Un fenómeno curioso que se ha dado en los últimos años es el de escritores/as que han conseguido publicar gracias a su labor previa en las redes sociales; entiéndase que no estoy hablando de los y las típicos influencers, youtubers indocumentados o poeticastros de carpetas de instituto, sino de gente que sabe mucho sobre algún tema -o investiga y luego sabe explicarlo-, pero que no tenían otro lugar para contarlo, así que se dedicaron a hacerlo a través de los conocidos como "hilos" en el antiguo Twitter (lo de ahora es un engendro nazi) o Bluesky. Algunos de estos divulgadores/as (me niego a llamarles "creadores de contenidos") han publicado luego libros que recogen todos esos hilos, de los que unos pocos elegidos, hasta ahora, han merecido la inmortalidad de las reseñas de Un Libro Al Día, como ha ocurrido con los escritos por Pedro Torrijos y Laia San José. En el caso que hoy nos ocupa tenemos a otro de estos divulgadores en redes, Daniel Guillén Hidalgo -conocido en internet como @Manuel_ de BCN-, que no se dedica a contarnos historias sobre arquitectura o vikingos, sino de algo que suele ser del agrado general o que, al menos, todos y todas disfrutamos alguna vez, según los gustos de cada cual, e incluso puede volverse adictivo: la comedia.

Pero no cualquier tipo de comedia; no hablamos ni de la Comedia dell'Arte ni de los vodeviles burgueses que se suelen representar en los teatros durante las fiestas patronales de cada ciudad... En el caso de este libro, los muchos capítulos se dividen entre los dedicados a:

a) Series de televisión o "comedias de situación" (sit-coms) más o menos míticas: Fawling Towers -de donde el autor sacó su seudónimo en redes, pues uno de los personajes siempre se presentaba como "Manuel, de Barcelona"-, Te quiero, Lucy, Seinfeld, Loco por ti o Las chicas de oro...

b) Películas de humor: entre los que aparecen grandes éxitos (por no decir filmes ya míticos) como Una noche en la ópera, El jovencito Frankenstein, La escopeta nacional, La vida de Brian, Aterriza como puedas, Cuando Harry encontró a Sally o Tiempos modernos, de Chaplin -en un capítulo en el que también nos habla de otros dos colosos de la época: Harold Lloyd y Buster Keaton-; al igual que en las series del apartado anterior, los capítulos se centran, sobre todo, en la génesis, en ocasiones dificultosa, de estos grandes y divertidísimos títulos 8un recuerdo desde aquí al beatle George Harrison, que hipotecó su mansión para poder financiar y, sobre todo, ver La vida de Brian, en lo que se ha llamado "la entrada de cine más cara de la Historia").

c) La mayor parte del libro está dedicado a cómicos/as que, si bien han podido triunfar luego en el cine y/o la televisión, comenzaron o cuando menos cultivaron con frecuencia durante alguna época de su vida lo que se conoce como stand up comedy, es decir, que han sido monologuistas o, aunque sea, cuentachistes... La lista es muy amplia y en ella encontramos desde estrellas de cine -es decir, que se dedicaron al cine posteriormente, pero empezaron sobre los escenarios-, como Steve Martin, Woody Allen, Robin Williams, Bill Murray, Richard Pryor, Jim Carrey... (estos primeros nombres quizá sorprendan a los no norteamericanos), otros que no dieron el salto a la gran pantalla , pero cuyo nombres resultan legendarios para los profesionales y aficionados al humor, como George Carlin o Lenny Bruce; epítomes de cierto humor británico -aparte de los (Monty Python, claro), como Peter Sellers, Rowan Atkinson y Ricky Gervais e incluso representantes hispanos del género: el gran Gila, Andreu Buenafuente o, a estas alturas ya mítico  Eugenio. En esta categoría también podemos incluir a grupos teatrales que , aunque no hagan exactamente monólogos -de hecho, hay unos que ni siquiera hablan-, han triunfado en los escenarios de allí por donde han pasado: me refiero a Tricicle y a los no menos geniales les Luthiers.

Como se ve, a excepción de estos últimos, argentinos, el resto de comediantes de los que Daniel Guillén nos habla en el libro -hay alguno/a más, pero ocurre lo mismo- son o del ámbito cultural español o de países anglófonos. No hay más representantes del humor latinoamericano ni tampoco de , por ejmplo, el humor francés o italiano. Es comprensible, puesto que la muchos de los personajes y obras de los que trata el libro aparecen en él debido al recuerdo o la trayectoria vital y cultural del autor y, además, la bibliografía disponible sobre humoristas escénicos parece estar sobre todo en inglés, pero, de todos modos, sería deseable que en algún futuro nuevo volumen se incluyeran a cómicos/as de otras lenguas o culturas. También, aunque ya aparecen aquí unas cuantas, como la mencionada Lucille Ball o Carole Burnett, podría dedicarse más espacio a las mujeres humoristas, algunas de ellas excelentes (y particularmente en el ámbito del monólogo, creo yo). Lo mismo puede desearse sobre la inclusión de humoristas surgidos no en los clubes de comedia, los teatros o en la tele, sino en los diferentes canales que proporciona internet hoy en día (como el propio autor del libro).

Puntualizaciones éstas, en todo caso, muy secundarias ante la gran virtud del libro, que es hacernos pasar un buen rato y, sobre todo, darnos ganas de pasarlo aún mucho mejor conociendo o revisitando, toda la plétora de humor que nos propone.

viernes, 15 de agosto de 2025

Javier Puga Llopis: Arabia feliz

Idioma original: castellano

Año de publicación: 2023

Valoración: Decepcionante


Ahora mismo es posible que un porcentaje de ciudadanos mayor del habitual sea capaz de situar Yemen en el mapa, gracias a que desde allí se han lanzado algunos ataques a buques que navegan por el estrecho de Bab el-Mandeb y se disparan misiles que viajan dos mil kilómetros al norte. Porque por lo demás es un país prácticamente desconocido fuera del mundo árabe, un territorio en el que apenas se adentran un puñado muy pequeño de viajeros alérgicos al turismo convencional. Por lo que cuenta este libro, los romanos lo llamaban Arabia felix, y esa lírica (y quién sabe si descriptiva) denominación es la que sirve de título.

Javier Puga Llopis es un diplomático que con treinta años es destinado a la embajada española en aquel país, y ofrece un relato de la experiencia: interesante, un joven más o menos inexperto enviado a un lugar exótico, además en los tiempos turbulentos de las Primaveras árabes. Sobre la convulsión política de aquel periodo (recordemos, Túnez, Libia, Egipto, después Siria) se extiende bastante el autor, así como sobre cuestiones colaterales y de carácter más personal, de manera que el libro no tiene un desarrollo cronológico claro ni parece pretender un análisis muy definido o sistemático del país, sus gentes, sus paisajes, su realidad social. Digamos que es un híbrido que coge pie en la situación y a partir de ahí vuela libre. Bien, si eso fuese todo estaríamos hablando de un libro discreto, que sin suscitar entusiasmo no deja de tener un cierto interés. Pero hay otros problemas.

Por lo visto nadie le ha dicho a Javier Puga que en un libro los adornos, del tipo que sean, tienen que ser muy medidos y, en caso de duda, es mejor prescindir de ellos que sobrecargar el texto con cultismos, ironías sutiles, citas, metáforas y, sobre todo, extranjerismos. Que ya suponemos que los funcionarios del Servicio Exterior del Estado manejarán con soltura unos cuantos idiomas, pero tampoco es necesario colocar en cada página varias palabras en francés (ya, el idioma de la diplomacia), inglés y, dado el contexto, por supuesto árabe. Y por qué no, unos cuantos latinajos aquí y allá que aportan mucha aura. Ni tampoco es aconsejable, me parece a mí, abusar de lirismo o buscar a cada palabra su sinónimo elegante y a cada frase su versión ingeniosa (rebuscada) para deslumbrar no se sabe a quién. 

Si todo esto se presenta en un libro que no es de ficción, la cosa empeora aún más, y esa prosa sobresaturada de tropos y exhibiciones de erudición se convierte en algo pretencioso y pedante que no necesita de muchas páginas para empachar al lector. Lamentablemente es lo que ocurre con Arabia feliz porque, aun admitiendo que sea un libro que quiere desbordar los corsés de género literario (ensayo-libro de viajes-autobiografía), la licencia que entiendo se le puede conceder al autor para manejar los recursos no puede ser ilimitada, y en este caso desborda por completo lo admisible, incluso lo soportable. 

jueves, 14 de agosto de 2025

Alejandro Sawa: Declaración de un vencido

Idioma original: Español
Año de publicación: 1886
Valoración: Entre recomendable y está bien

Alejandro Sawa, escritor bohemio de finales del siglo XIX e inicios del XX fuertemente influenciado por el decadentismo y el naturalismo, concibió la novela corta titulada Declaración de un vencido

Escrita a modo de autobiografía, Declaración de un vencido sigue los pasos de Carlos Alvarado, que abandona tanto su ciudad, Cádiz, como a sus comprensivos y adinerados progenitores, para ir a Madrid cuando apenas tiene dieciocho años. Allí espera encontrar un ambiente óptimo para desarrollar su vocación literaria. Sin embargo, se desencanta rápido. Una vez en «la corte de España» descubre que le desagrada el lugar, que el trabajo de periodista es incompatible con su honradez y que vender sus novelas y obras de teatro resulta extremadamente difícil. Asimismo, se enamora de una vecina mayor que él, que ya tiene dos hijas, y empeña las pocas cosas de valor que posee para mantenerlas a todas. Pero su amada lo abandona cuando descubre lo pobre que es, y entonces se entrega al alcohol y prostituye a una niña que lo adora y que deposita sus esperanzas en él. Finalmente, con veinte años, decide suicidarse, no sin antes escribir su historia, su «crónica de desventuras», para señalar al «rebaño social».

Carlos Alvarado, el protagonista de Declaración de un vencido, es un personaje fascinante. Aunque asume brevemente sus propios errores (por ejemplo, ocultar a sus padres la precariedad de su situación), culpa en general de su desgracia, miseria, penuria y degradación a la humanidad y a «la universal deshonra» «de las grandes poblaciones».

No en balde, Declaración de un vencido pretende ser una «pieza de acusación el día (...) en que se entable un proceso formal a la sociedad contemporánea». Y la verdad es que, pese a lo evidentes que son las equivocaciones, la autocompasión y el victimismo de nuestro protagonista, resulta difícil no concederle algo de razón. A fin de cuentas, «Los hipócritas dirán que he debido aceptar con gusto la opresión de mis desgracias, por el sagrado amor a Nuestro Señor Jesucristo y su Santísima Madre; los mojigatos, que he debido ocultar pudorosamente mi miseria, como quien se tapa una verruga; los prudentes, que he debido, por lo menos, aguardar más tiempo antes de matarme. Pero  a todos ellos les contesto que hablan de la desgracia, como a un hombre indocto que no hubiera nunca salido de Madrid se le ocurriría hablar de la China: por los mamarrachos que ha visto pintados en las vitelas de los abanicos; porque de otro modo, habiendo sufrido verdaderamente, no serían, ni hipócritas, ni mojigatos, ni prudentes. Sería, o imbéciles, o sublevados. A elegir.»

Como podéis intuir, Declaración de un vencido es una novela pesimista extremadamente trágica y amarga. Es, también, una novela de (de)formación, que retrata a un hombre acorralado hasta el extremo en que el suicidio es la única forma de terminar con el horror de la existencia, preservar sus últimos rescoldos de dignidad y elevar una «protesta contra la vida». Asimismo, es una novela de tesis, que describe cómo afecta la degradación moral y política de una época, y la desatención de los humanos a sus semejantes, a un individuo. Y, por último, es una novela que pretende servir de alerta, para que «algún joven corroído por la pasión de la gloria, ganoso de aventuras», tome «otros derroteros y otros caminos que los que yo he seguido».

Si bien he disfrutado mucho de Declaración de un vencido, le encuentro los mismos defectos que a otras obras de Sawa. Por un lado, que aunque está narrada con un estilo rico y expresivo, éste se antoja reiterativo y grandilocuente. Por otro, que adolece de un argumento tenue y unos personajes apenas esbozados, que son más bien una excusa para desplegar las ideas del autor. Pero estas ideas... ¡Qué ideas! Su trasfondo no siempre es objetivo, y la intensidad de su presentación es decididamente exagerada, pero precisamente por eso funcionan tan bien. Y es que, a la postre, no hay que tomarlas como otra cosa que las ideas del autor y su trasunto ficticio, envuletas en todo su subjetivo y apasionado esplendor.

Así pues, Declaración de un vencido es un clásico que conviene rescatar del olvido. Novela tan irregular como efectiva, tan anticuada como vigente, recomiendo leerla aunque sea por el vigor de la prosa de Sawa o por su potente último tercio (ese que retrata el envilecimiento de Carlos Alvarado). Pero cuidado, porque a más de uno puede reforzarle su visión fatalista de la mundo, o convencerlo de que «puesto que la sociedad era mi enemiga, mi más imperioso deber era sublevarme contra ella».


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