lunes, 28 de octubre de 2024

Robert W. Chambers: El Rey de Amarillo

Idioma original: inglés

Título original: The King in Yellow; The Mistery of Choice; The Maker of Moons

Año de publicación: los relatos originales, entre 1895 (The King in Yellow) y 1897. 2014, en el caso de esta recopilación.

Traducción: Marta Lila Murillo

Valoración: Está bastante bien. Recomendable para interesados

Es posible e incluso probable que más de uno y una de nuestros lectores haya leído u oído alguna vez términos como "El Rey de amarillo", "Hastur", "Carcosa" o "el lago de Hali"... Sin duda, le sonará a los admiradores/as de la obra de Lovecraft pero también a quienes hayan disfrutado (es un decir) de cierta serie policíaca que se desarrollaba, en su primera y mejor temporada, en los pantanos de Luisiana... Porque lo cierto es que todos estos nombres y la mitología que los acompaña han tenido más predicamento debido a las obras que han influenciado que a la propia obra original de Robert W. Chambers (y eso, sin olvidar que la creación de la ciudad de Carcosa o del lago de Hali se debe, anteriormente, a la pluma de Ambrose Bierce); de hecho, el Rey de amarillo se ha convertido en una referencia habitual en la literatura de horror y su estela sigue viva hasta ahora mismo (muy recientemente, por ejemplo, se ha publicado en España una recopilación, La maldición del Rey de amarillo, de apariciones de esta figura a lo largo del tiempo).

En el caso del volumen que nos ocupa hoy, publicado por la editorial Valdemar, se trata de una Antología de los relatos originales de El rey de amarillo, junto con el añadido de los que aparecieron en otras recopilaciones: The Mistery of Choice y The Maker of Moons, en donde no se menciona a tan ominoso personaje... Aunque digo personaje y eso no es del todo exacto, puesto que se trata de un libro en el que está publicada una obra de teatro de ese título y que conlleva la maldición de volver loco a aquel quien la lee (¿A alguien le suena algo parecido? ¿Nada, lovecraftianos del mundo?). Aunque, a pesar de este componente, digamos sobrenatural -y otros-, en realidad, los relatos que aparecen en este libro pueden adscribirse tanto al género fantástico, más o menos terrorífico, como al thriller o al noir... O incluso a una suerte de retrofuturismo involuntario; es lo que ocurre, sin ir más lejos, con el primero de ellos, El reparador de reputaciones, ambientado en un Nueva York 30 años posterior al momento de su publicación...

El peligroso libro y la mención a agunos de sus personajes, etc. hace su aparición en varios de los relatos que, por lo demás, no tienen relación entre sí , aunque tosdos, incluso aquellos en los que no aparece El rey de amarillo, detentan un innegable aire común, una pertenencia al mismo universo narrativo, por más que no se explicite. Así, un tono igualmente ominoso /macabro tienenlas narraciones siguientes: La máscara -ésta me ha recordado, en cierta manera, a Poe, aunque quizá sea tan sólo una impresión mía-, En el pasaje del dragón y El signo amarillo, mientras que La demoiselle d'Ys entraría, más bien, en los géneros romántico y fantástico -viaje en el tiempo incluído-, mientras que El creador de lunas nos presenta más bien lo que parece un thriller policíaco, aunque prcursor claro de la ficción pulp. Algo parecido ocurre con el último de los cuentos, La llave del dolor, aunque aquí el género que le sirve de base es el de aventuras. Una velada placentera, por su parte, podría considerarse como una peculiar historia de fantasmas, también ambientada en una Nueva York futura (es decir, para nosotros, pasada). Por último, hay un par de cuentos de tono y ambientación diferente, aún sin perder el tono macabro y sobrenatural, pues se desarrollan en un pueblecito de Bretaña (región apreciada por Chambers, que vivió varios años en Francia) en donde reside el pintor inglés Dick Darnel, que hace las vecez de "detective" en distintos asuntos; en el primero, que se nos narra en El emperador púrpura, sasistimos a una curiosa rivalidad entre coleecionistas de mariposas. El segundo de ellos,  El sacerdote negro presenta un corte corte más fantástico. Ambos cuentos son, a mi parecer, de lo mejor deleste volumen, sin desmerecer a algún otro, como Una velada placentera.

En todo caso, nos hallamos ante un escritor y unos cuentos que son una ineludible referencia dentro del género de horror, sobre todo por su influencia posterior. Tal vez no acaben de pillarles el tranquillo los lectores más generalistas (por decirlo de alguna manera), pero, sin duda, interesarán e incluso deleitarán a los amantes del género, aunque sólo sea por conocer de dónde viene la ominosa figura del Rey de amarillo.

domingo, 27 de octubre de 2024

Susie Boyt: Amada y perdida

Idioma original: Inglés
Título original: Loved and missed
Traducción: Magdalena Palmer
Año de publicación: 2021
Valoración: Recomendable (o algo más)

La delgada línea roja no es solo la película de Terrence Malick. En literatura vendría a ser la frontera que separa el melodrama lacrimógeno y sensiblero del drama, el alambre del cual te despeñas con todo el equipo si das un paso en falso. Digo esto porque Susie Boyt bordea el peligro en varias ocasiones, parece que está a punto de perder pie pero, como una buen funambulista, recupera el equilibrio, esquiva la caída y lleva la novela a buen puerto.

Y es que los ingredientes, ya de entrada, parecen un poco de "telefilme de Antena 3 los domingos por la tarde": tres mujeres (abuela, madre e hija / Ruth, Eleanor y Lily), drogas y abandono. Por suerte, esto no cae en manos de un guionista cutre y cae en manos de Susie Boyt, quien acierta con el tono general de la novela y con la construcción de personajes y relaciones entre ellos, alcanzando momentos realmente notables. Así, vergüenza, arrepentimiento, compasión, dolor, culpa, sororidad, anhelos de intimidad y familiaridad recorren una novela con tres partes bien diferenciadas en lo argumental. 

La primera de ellas, y la más destacada en mi opinión, está más centrada en la relación maternofilial: qué hacer, cómo afrontar una situación como la que ha de encarar Ruth, cómo vivir con una cotidianeidad en la que se mezclan una tristeza infinita con pequeños rayos de esperanza, etc. El enfoque que Boyt da al tema y el personaje de Ruth, tratados ambos con mucha sensibilidad por parte de la autora, hacen de las primeras 150 páginas algo muy recomendable.

El problema, para mi, es que hay un momento en la novela en que Eleanor sale prácticamente del foco y la acción se centra en Ruth y Lily, adquiriendo un toque sensiblero que hace que esté a punto de descarrilar. La anterior indagación en la relación Ruth / Eleanor pasa a segundo plano y deja con la sensación de camino desaprovechado.

Afortunadamente, una nueva vuelta de tuerca en las páginas finales, un último giro que vuelve a poner en primer plano las relaciones maternofiliales (aunque sea desde otro punto de vista) hace que la novela remonte y uno acabe, pese a su crudeza, con buen sabor de boca.

Así que resumiendo, una novela muy british en tono y ambientes, extremadamente dura, con buenos personajes, narrada con sensibilidad, sin sensiblerías (al menor en su mayor parte) y sin caer en reduccionismos absurdos. Un buen libro, sí.

sábado, 26 de octubre de 2024

Georges Bataille: Madame Edwarda

Idioma original: francés

Título original: Madame Edwarda

Traducción: Salvador Elizondo

Año de publicación: 1937

Valoración: Rarito, curioso


Mira que en general me gustan los libros raros, me atraen, y en este blog hay algunos ejemplos, cosas que se han escrito para romper moldes, buscar caminos sin explorar. Pues puedo afirmar que este Madame Edwarda podría entrar en el top 10 de los textos más extraños que he leído nunca.

Es raro mi ejemplar, el libro físico, comprado a un vendedor de viejo (aclaro que no es el de la imagen). Edición mexicana de 1977, tiene setenta y una páginas, de las que treinta y siete las ocupan un prólogo de Salvador Elizondo, siempre metido en estas movidas, y un prefacio del propio Bataille dirigido a Pierre Angélique, el seudónimo que utilizó para esquivar la polémica en las primeras ediciones. Es decir, quedan para el relato apenas treinta y cuatro páginas, ninguna de las cuales llegará a quedar ocupada siquiera en su mitad. Por si fuera poco, cuenta mi pequeño volumen con un exlibris del puño y letra del pintor Vicente Roscubas, aunque le faltan, ya sería la leche, los varios grabados que nada menos que René Magritte elaboró para este texto.

Extraño es también el autor, Georges Bataille, de cuya filosofía dice Elizondo que es imposible una exposición razonada, lo cual es algo tranquilizador, aunque se esfuerza el escritor mexicano en aportar algunas ideas. Bataille es uno de esos tipos de principios del siglo XX que tocaba los asuntos más sensibles, o mejor, los destripaba sin cortarse ni un poco: el misticismo, el sexo y la muerte iban en el mismo lote, y hasta parece que quiso fundar una especie de secta en la que se pretendían ofrecer sacrificios humanos. La verdad es que estos tres campos, aunque en una medida algo más civilizada, también los vemos relacionados en algunos otros autores, desde el marqués de Sade hasta gente mucho más moderna pero, visto el panorama, tampoco creo que sea cuestión de intentar profundizar más por ese camino.

Con estos antecedentes, el texto en sí de Madame Edwarda tampoco le va a la zaga en materia de rareza. Con esas treintaypocas páginas mediadas podríamos hablar de un relato corto, pero es más bien un esbozo, que el mismo narrador duda de si tendrá continuidad. La madame que aporta el título regenta un prostíbulo y el narrador es su cliente, que le elige entre la oferta disponible. El tipo parece en principio algo descolocado aunque es evidente que visita con frecuencia locales parecidos. Tras alguna escena de sexo explícito más bien turbio, identifica a Edwarda con Dios, no se sabe si movido por el éxtasis o por algún tipo de mortificación, pero en todo caso parece que bastante en línea con algunas de las ideas erótico-místicas que profesa el autor. 

Si me extiendo un poco más acabaría reproduciendo el contenido completo, porque tampoco hay mucho más, aparte de una escena final algo más larga y también de alto voltaje sobre la que, si no tenemos nada mejor que hacer, se podría elucubrar un rato. Naturalmente, no es una narración normal, sino una sucesión de flashes, alguno de los cuales, no muchos, pueden sonarnos a surrealismo, ideas a medio formular sobre el placer y el dolor, e imágenes a veces sugerentes, a veces brutales, en las que la temperatura se mantiene siempre en el nivel de ebullición. 

No sé si esto es un juego o la representación plástica de la peculiar filosofía del señor Bataille, y tengo la duda, que espero que Oriol me pueda aclarar, de si esto puede considerarse bizarro en sentido literario. Es extraño, es diferente, puede hacer reír o dar cierto repelús, son unos minutos de inmersión en el mundo de este autor, que perfectamente se puede calificar de sórdido, pero al que también se le pueden encontrar algunas lecturas más. Pero ojo, veamos la advertencia inicial, algo que podría ser una poesía, una amenaza o una broma:

‘Si tienes miedo de todo, lee este libro, pero, antes que nada, escúchame: si ríes, es que tienes miedo. Te parece que un libro es una cosa inerte. Es posible. ¿Y sin embargo, como suele suceder, tú no sabes leer? ¿Deberías temer…? ¿Estás solo? ¿tienes frío? ¿sabes hasta qué punto el hombre es ‘tu mismo’? ¿imbécil? ¿y desnudo?'

Se podrían dedicar horas a pensar, debatir y escribir muchas cosas sobre lo que Bataille esconde tras el pequeño disparate de este librito, probablemente haya quien lo ha hecho. Por mi parte me limitaré a dejar constancia de que existe y de que también es bueno echar de vez en cuando un vistazo a cosas que se salen de lo normal.

Ah, y acabo de enterarme de que allá por los 80 hubo un grupo japonés que rulaba bajo este nombre, Madame Edwarda, en plan after-punk o cosa parecida, bastante en la línea.

viernes, 25 de octubre de 2024

Attila Veres: Negro tal vez

Idioma original: Húngaro
Título original: Éjféli iskolák A valóság helyreállítása
Traducción: Judit Faller / Andrés Cienfuegos
Año de publicación: 2008 / 2022
Valoración: Recomendable

Attila Veres publicó, en 2008 y 2022 respectivamente, dos antologías de corte oscuro. De éstas se nutre Negro tal vez, volumen editado en Estados Unidos en 2022 con cuya traducción al español del 2024 Sexto Piso da a conocer al autor húngaro en nuestra lengua.

Mariana Enríquez firma el prólogo de Negro tal vez. En él, la escritora argentina se declara admiradora de Veres, e incluso relaciona alguno de sus relatos con el incomparable Robert Aickman.

A mí, Negro tal vez me ha gustado bastante. A fin de cuentas, la calidad de los doce relatos que compila es, en general, notable, y la antología tiene cierta cohesión gracias a las similitudes de género, estilo y temática, así como por su inclinación hacia el humor negro. 

Analicemos uno a uno dichos relatos:

En "Morder a un perro", un joven descubre que su novia se dedica a asaltar a perros y que, si quiere conservarla, deberá hacer lo mismo. Es sencillo pero potente, y aborda la oblicuidad de las relaciones de pareja, y la mentalidad contemporánea de que o eres un cazador o eres una presa, desde ángulos moderadamente originales.

"Ciudad de niebla"  nos pone a leer una minuciosa entrada de blog que persigue dos misterios inefables: un libro que jamás llegó a cristalizar y una elusiva banda underground cuya existencia resulta imposible de probar al cien por cien. Sorprende por la solvencia de su factura (sobre todo teniendo en cuenta la ambición de su formato) y por la creatividad de su premisa.

"El tiempo que le queda" trata de unos niños que quieren impedir que sus muñecos de peluche mueran o sufran, pero sólo complican las cosas. Tiene una premisa ingeniosa y aborda la incapacidad infantil por comprender la muerte y sobrellevar el luto a través de un prisma curioso. Aun así, podría haber exprimido mucho más su ambigüedad y su narrador no fiable.

"No es mamífero" va de un hombre y la relación que establece con su vecina. Está lejos de ser redondo; de hecho, presenta muchos ingredientes que no sabe integrar orgánicamente en el conjunto. Sin embargo, su desacomplejado desarrollo y sus extravagantes ideas contribuyen a que funcione en tanto que entretenimiento weird sin grandes pretensiones.

"Retorno a la escuela de medianoche" sobrevuela un pequeño pueblo que se dedica a cultivar una planta extraña, y a un joven de ciudad que intenta integrarse en él y superar la muerte de sus padres. Derrocha imaginación y tiene una sugerente vocación abstracta; sin embargo, para mi gusto se alarga un pelín más de lo necesario.

"Dormiremos en la nieve" nos hace acompañar a una pareja cuyas vacaciones en un spa devienen una auténtica pesadilla, probablemente porque la protagonista ha visto un anillo de compromiso y no quiere recibirlo. Tiene unas logradas atmósfera delirante e imaginería perturbadora.

"Multiplicado por cero" nos enfrenta al viaje de un oficinista a un país regido por entidades primigenias y las religiones que les rinden culto, donde los sacrificios de sangre, desapariciones y fenómenos paranormales son habituales. Tiene momentos brillantes y redobla en el humor negro que permea al volumen. Sin embargo, se me hizo innecesariamente largo, no logra dar el mismo nivel de creatividad y verosimilitud a su formato que "Ciudad de niebla" y se aleja de la crítica al turismo de masas o a lo lovecraftiano que en un inicio tanto prometía.

En "El complejo Ámbar", un excéntrico enólogo invita a unas cuantas personas a una degustación de bebidas que provocan efectos alucinantes a quienes las consumen. Empieza eficazmente como una imitación del mejor realismo sucio y poco a poco va introduciendo conceptos extraños. Asimismo, me han hecho sonreír sus tangenciales referencias a "Ciudad de niebla" y "No es mamífero". 

"La máquina de color sangre" nos presenta un mundo consumido por el absurdo, y un narrador innominado que venera (a la par que teme) a un siniestro y cruel «engranaje protector» que aísla la que antes fue su ciudad de los horrores imperantes. Reflexiona en torno al aciago futuro que nos espera mezclando elementos de la ficción distópica con el imaginario de los creepypastas.

"El cielo lleno de cuervos, y luego nada en absoluto" narra cómo un músico de heavy metal en decadencia se niega a ceder ante el demonio que le insta a «ocupar el lugar que le estaba destinado en el Trono de la Medianoche y desde allí liderar el ejército de los muertos contra el mundo». Es una auténtica delicia que me ha cautivado con su empaque, lirismo y voz narrativa. Su tierna indagación en torno a los perdedores y a los fracasaos vitales están ilustradas a través de un argumento harto original.

En "Está entre vosotros", los adoradores de una religión de corte lovecraftiano tienen que hacer concesiones para que su fe sea aceptada por el resto de húngaros. El desorden cronológico y el abultado elenco no impiden que la historia se lea con fluidez.

"Negro tal vez" narra cómo una familia de urbanitas se instala unos días en un pueblo rural para ayudar a los agricultores que los hospedan, imitar su estilo de vida y revivir las tradiciones. Es satisfactoriamente compacto. Aunque abunda en descripciones de bizarras cosechas y extraños rituales, al igual que "Retorno a la escuela de medianoche", no se recrea tanto en ellos, convirtiéndolos en más sugerentes y dejando espacio a otros apartados.

Resumiendo: Negro tal vez es una antología que hará las delicias de los amantes del terror (ya sea psicológico, rural o cósmico), lo fantástico, lo weird, lo oscuro y lo cáustico. Todos los relatos que compila son, cuanto menos, efectivos; algunos son notables, y otros rozan incluso la genialidad. Sólo por joyas como "Ciudad de niebla", para mí un clásico instantáneo, o el cuento que da nombre al volumen, ya vale la pena descubrir el universo de Veres.

jueves, 24 de octubre de 2024

Eva Illouz: La vida emocional del populismo

Idioma original: inglés

Título original: The Emotional Life of Populism

Traducción: Alejandro Katz
Año de publicación: 2023.
Valoración: bastante recomendable.

Atentos al subtítulo del libro: "Cómo el miedo, el asco, el resentimiento y el amor socavan la democracia". Atentos también a la autora, socióloga de moda que, espero no equivocarme pues las consultas en internet pueden llevar a equívoco, es nacida en Marruecos, residente en Israel y escribe este ensayo en inglés. A priori, semejante mezcla de ascendientes culturales debería aportar un plus de credibilidad, pero ya se sabe en qué tiempos vivimos y nada más lejos que la verdad absoluta cuando se afrontan ciertos temas, y mucho más todavía, en estos tiempos inestables y apasionantes. Porque este libro, para empezar, se escribe antes del 7-10-2023 que es, para el pueblo israelí, su particular recreación del 11-9-2001. Cifras que se marcan a fuego en la memoria porque representan finales de era para sus naciones. Úsese el término que uno prefiera, aunque los más usados suelan ser grandilocuentes y con múltiples facetas: ataques al corazón de las naciones, profanaciones de suelo, y un largo etcétera de términos que, usados de manera abierta o subliminal, acaban ejerciendo la misma reacción hipnótica en la masa: se nos ha atacado, debemos defendernos, esa es una reacción natural.

Pero insisto que La vida emocional del populismo no contempla esos hechos, por apenas unos meses, aunque curiosamente leer este ensayo metido de lleno en sus inciertas repercusiones no hace más que sobreexcitar la sensibilidad del lector. Redacto esta reseña sin que se haya producido aún la respuesta israelí al ataque iraní, pequeño detalle que puede condicionar absolutamente cómo se lea esta reseña por parte del lector.

Illouz empieza el ensayo con una extensa introducción, hasta la página 31 no afrontamos el texto en sí y, aunque parezca que el tema vaya a afrontarse de una manera global, la perspectiva va centrándose y prácticamente el texto acaba hablando sobre la situación política de Israel, concretamente todos los resortes políticos y sociales que han acabado convirtiendo a Netanyahu en una especie de líder venerado e incuestionado ante la masa (local y global), cómo se han usado (por parte de él, pero también por la de sus aliados puntuales o más o menos frecuentes) para, a través de la manipulación de los resortes emocionales, erigirse en una suerte de tercer potencia capaz de decidir la suerte planetaria. Un texto claro, estructurado, algo cautivo de las condiciones particulares de la sociedad israelí, pero ejemplar si uno extrapola su influencia y es capaz de trasladarlo a las confrontaciones básicas de nuestra época: Zelenski/Puti, Trump/Harris, etc.

Y sucede lo que pasa con todo ensayo. Al margen de lo lógico y necesario, que es empujar al lector a la reflexión, quien converja más con lo expuesto, Illouz es bastante crítica, sobre todo por las trampas y el apoyo de los medios que ayudan a Netanyahu, encontrará la lectura imprescindible. Incluso percibo que una crítica favorable o desfavorable defina ideológicamente a quien la suscriba. Leed el libro, cuadrad las fechas, ejerced la opción de la duda razonable, buscad las terceras vías, pues el confrontamiento es el territorio favorito de los extremos. 

miércoles, 23 de octubre de 2024

David Mitchell: La casa del callejón

Idioma original: inglés

Título original: Slade House

Año de publicación: 2015

Traducción: Laura Salas Rodríguez

Valoración: está bien

Clasicazo de la narrativa de terror es el recurso de las casa encantadas, de las que podemos encontrar para todos los gustos, desde la de la clásica y consabida La maldición de Hill House, hasta ejemplos más recientes, como la que aparece en Carcoma o, rizando el rizo irónico, la de Cómo vender una casa encantada de Grady Hendrix. En La casa del callejón encontramos también una, Slade House, situada, qué sorpresa, en el escurridizo Slade Alley, un callejón en los suburbios de Londres o alguna localidad cercana. Una casa encantada habitada por ¿fantasmas? ¿Vampiros? ¿Brujos? Bueno, pues digamos que todo eso a la vez y ninguna de esas cosas... De hecho, ni siquiera podemos afirmar que Slade House sea una casa encantada sensu stricto, sino más bien se trataría de una ¿casa?¿Espacio? ¿Ente? que ofece a quien se qaventura tras sus muros aquello que más está ansiando, ya sea un niño algo rarito y solitario, un policía tirando a viva la Virgen, una joven acomplejada por su peso u otra que busca a su hermana desaparecida. Todos, y algún personaje más, enredados en una trama enrevesada y que se dilata alo largo de diferentes momentos en el tiempo, que ocupan a su vez diferrentes capítulos. 

Novela, pues, con un gran componente fantástico, quizás más que de terror puro y duro, aunque sí que nos puede proporcionar algún que otro momento bastante inquietante. La explicación final sobre lo que sustenta toda la trama me resulta, sin embargo, demasiado prolija y, por tanto, poco satisfactoria, pues siempre he considerado que en este género es conveniente mantener el misterio en todo aquello que se pueda y dejar cierto margen para la sugestión y la imaginación del lector. Cierto es que esta novela corta está, al parecer, emparentada con otra bastante más extensa del mismo autor, Relojes de hueso y tal vez (pues no la he leído) haya querido hacer aquí un epílogo para la misma-o de ambas-; en todo caso, lo mismo que hay detalles muy interesantes y sugerentes, creo que hay otros elementos que juegan en contra del efecto que se pretende conseguir. Por ejemplo, la dinámica entre cierta pareja de gemelos, que recuerdan al Team Rocket de los dibujos de los Pokémon...

En resumen y conclusión: estamos ante una novela fantástica o de terror "suave" que, por las  características de su trama y estilo -más que correcto, pero sin muchas complicaciones- creo que puede ser sobre todo del agrado de los lectores más juveniles (esos que ahora llaman "jóvenes adultos") o de cualquiera que guste de pasar un rato entretenido y algo asustado, pero no mucho. Adictos a las emociones más fuertes, mejor abstenerse.

Otros títulos de David Mitchell reseñados en Un Libro Al Día: Black Swam Green, Escritos fantasma, El atlas de las nubes

martes, 22 de octubre de 2024

Hitomi Kanehara: Serpientes y piercings

 Idioma original: japonés

Título original: Hebi ni piasu (蛇にピアス)

Traducción: Makiko Tsujimoto

Año de publicación: 2004

Valoración: está bien

Hitomi Kanehara es una escritora un tanto particular en la escena literaria japonesa, incluso para la imagen de los japoneses en general. Emergiendo en la escena literaria a mediados de la década de 2000, Kanehara ganó reconocimiento rápidamente con su novela debut "Hebi ni Piasu", la cual explora temas de alienación e identidad dentro de la subcultura juvenil a través de personajes que desafían (o que se mantienen al margen de) las normas sociales mediante modificaciones corporales extremas, como la lengua bífida, que alude el título.

Liu, una joven que huye de casa, inicia una relación con Ama: un marginado, tatuado y perforado, cuyo mayor atractivo para Liu es su lengua bífida; y con Shiba, el tatuador, casi un gurú para Ama y Liu. Fascinada por este nuevo mundo, Liu se deja arrastrar a situaciones límite, incluyendo modificaciones corporales, drogas y sadomasoquismo.

Kanehara incorpora de manera íntima elementos de la cultura underground, reflejando sus propias experiencias de juventud, incluyendo problemas de autoestima y depresión, así como incursiones en el submundo de las perforaciones y modificaciones corporales (estamos hablando de hace 20 años, dentro de una cultura sumamente conservadora). Si buscan fotos de ella en internet, pareciera más una gyaru que una escritora ganadora del Akutagawa. Y no digo esto para reforzar el prejuicio, sino para poner un ejemplo de las razones que la hicieron controversial en su momento. Hoy en día ya es una autora muy reconocida, con su libro incluso adaptado a una película que pueden ver en Netflix (aunque no está muy buena). Estas vivencias personales no solo enriquecen sus historias con autenticidad, sino que también sirven como motor para la búsqueda de autoexpresión y pertenencia en un entorno que a menudo margina lo diferente.

Del lado negativo, hay situaciones que me parecieron un poco inverosímiles y que solo están ahí por el shock value. Además, el principal atributo de Ama es su lengua bífida; fuera de eso, me parece un sujeto equis. No hay una filosofía coherente sobre lo que hace, para eso está el otro personaje, Shiba, el cual pretende dar profundidad a su estilo de vida, lo cual no se cumple del todo. Entiendo que está el elemento de que mucho de su actuar no tiene más objetivo que ir en contra de algo. Sin embargo, algunas situaciones me parecen, simplemente, absurdas.

Por cierto, muchas de las situaciones que ocurren en el libro son supuestamente autobiográficas, incluyendo la parte donde la chica huye de casa. Indagando un poco más, nos enteramos de que el padre de Kanehara era profesor de literatura y continuó apoyando a su hija (y me imagino, dándole para la renta), corrigió el manuscrito, y fue parte importante para que ganara el premio Akutagawa. No quiero restarle su mérito cómo escritora, pero su imagen de marginada puede que sea un poco exagerada.


lunes, 21 de octubre de 2024

Miguel Delibes: Los Santos Inocentes

Idioma original:
español
Año de publicación: 1981
Valoración: Imprescindible
 
Esta reseña es un acto de justicia, de reparación, una obligación casi, porque es imperdonable que después de más de 5700 reseñas publicadas en este blog, todavía no hubiésemos reseñado Los Santos Inocentes, la que me parece (y no creo estar solo en esta opinión) la obra maestra de su autor, quizás junto con Cinco horas con Mario, y una de las novelas fundamentales de la narrativa española del siglo XX. Es verdad que hemos reseñado un buen puñado de obras de Miguel Delibes, pero me parece incomprensible que esta se nos haya escapado hasta ahora...

Realmente creo que la obra necesita poca presentación, porque es ya un clásico de la literatura española, y también porque la adaptación cinematográfica de Mario Camus nos ha dejado una memoria indeleble de algunas de sus escenas (como ese inmenso Paco Rabal repitiendo "milana bonita, milana bonita"). En todo caso, aquí va un resumen rápido: en una dehesa que nunca se localiza claramente, pero que se sitúa cerca de la frontera con Portugal (en Castilla o Extremadura, por lo tanto) vive una familia de campesinos compuesta por Paco, el Bajo; su mujer, la Régula; sus hijos, Rogelio, Quirce, Nieves y Charito, la discapacitada Niña Chica; y el hermano de Réugla, Azarías, que también tiene algún tipo de discapacidad. Sus destinos están marcados por la voluntad de sus "señoritos": la señora Marquesa, el señorito Iván o la señorita Miriam, que los tratan, sobre todo en el caso de Iván, con una mezcla de displicencia, paternalismo y crueldad, en un ambiente de miseria y violencias simbólicas y materiales.

Más allá de este breve resumen, que podría situar a la novela en el ámbito del tremendismo y/o del realismo social de los años 50 o 60 (a pesar de haber sido publicada, insisto, en 1981), esta novela se eleva a otro nivel gracias a la creación de una voz narrativa única: un narrador que no es un personaje, pero que se identifica con los personajes y nos transmite sus pensamientos y sus parlamentos, integrados en larguísimas frases (cada capítulo solo tiene un punto, el punto final), en un estilo indirecto libre muy saramaguiano. Esta voz mezcla los recursos de la oralidad ("a ver, natural, como quien dice...") adoptados de los personajes, con otros fragmentos de un denso lirismo ("el cárabo ejercía sobre el Azarías la extraña
fascinación del abismo, una suerte de atracción enervada por el pánico, de tal manera que al detenerse en plena moheda, oía claramente los rudos golpes de su corazón"), y con la riqueza léxica habitual de Delibes, sobre todo en lo que se refiere al mundo natural del campo castellano, situándose así, perdonadme si exagero, en el nivel de un García Márquez en cuanto a maestría estilística.

No hay duda, por otra parte, que esta novela es una crítica, casi una sátira, del caciquismo y del feudalismo que dominaba (y no sé si aún domina) determinados ámbitos en España: el señorito Iván es "el amo de la burra", como dice el médico, y puede hacer con sus criados, y con sus animales, y con sus posesiones lo que se le antoja, ya sea obligar a Paco, el Bajo a caminar con un tobillo roto, o cegar a todos sus palomos arrancándoles los ojos, o mantener una aventura con Purita, la mujer de Pedro, el Périto. 
 
Mientras tanto, en el otro lado, este poder absoluto, casi medieval, es aceptado con resignación por Paco, el Bajo y por Régula ("ae, a mandar, para eso estamos" es su leitmotiv), mientras que las nuevas generaciones, quizás porque Delibes quería dejar un cierto atisbo de esperanza, muestran su incomodidad o inconformidad con este estado de las cosas ("ninguno salís a tu padre", le dice a Nieves el señorito Iván, que también se queja de que "a los jóvenes les molesta aceptar una jerarquía"). Quizás de hecho el mayor defecto que se le pueda apuntar a la novela es ser maniquea en su presentación de los personajes, convirtiéndose en algo así como una Doña Perfecta de finales del siglo XX; en todo caso, no es un defecto, este maniqueísmo, que impida el disfrute de la novela sino quizás todo lo contrario, sobre todo teniendo en cuenta su desenlace, que intentaré no destripar.

Hay otro aspecto de la novela que me ha parecido muy interesante, ahora que la he releído bastantes años más tarde de mi primera lectura: la relación de los personajes con la naturaleza, y en particular con el mundo animal. Diría que Delibes plantea en el texto una gradación en la integación de los seres humanos en su entorno natural, que va desde Azarías, constantemente comparado con un cachorro, y que tiene la capacidad de empatizar y comunicarse con sus "milanas bonitas", hasta el señorito Iván, cuya relación con la naturaleza es o bien extractiva (el beneficio a través de la explotación agrícola y ganadera) o destructiva (a través de la caza, su afición favorita). En medio se situarían personajes como Paco, el Bajo, también comparado con un perro por su olfato (y por su carácter sumiso), o por supuesto la Niña Chica, que varias veces es identificada ambiguamente con la milana de Azarías. La separación entre lo humano y lo animal, parece insinuar Delibes, no es radical, sino progresiva, y depende de nosotros el modo como la definimos y afrontamos.

Al final, y en parte gracias a la ausencia de una localización geográfica y cronológica claras, Delibes plantea en Los Santos Inocentes una especie de parábola sobre España, sus desigualdades y sus miserias. El hecho de que se publicase ya en democracia, aunque ambientada en el Franquismo, puede ser un intento de llamar la atención hacia las continuidades que, hoy lo sabemos muy bien, existen entre ambos regímenes. En cualquier caso, Los Santos Inocentes es una obra maestra. Leedla, si aún no lo habéis hecho. Por vuestro bien.
 
Otras obras de Miguel Delibes en ULAD: Aquí

domingo, 20 de octubre de 2024

Zoom: Hermana de Jon Fosse

Idioma original: Noruego
Título original: Søster
Año de publicación: 2000
Traducción: Cristina Gomez-Baggethun
Valoración: Recomendable

Dice la faja de Hermana que la obra obtuvo el Premio de Literatura Juvenil de Alemania 2007. No os dejéis engañar: Hermana es un texto perfectamente disfrutable, también, para un público "adulto".

Sea como fuere, estamos ante una nouvelle o relato "largo" de unas 45 páginas (que se lee de una sentada, vaya) que plantea una historia de iniciación en la que miedos adultos y ansias de libertad infantiles se sitúan frente a frente.

Un comienzo melancólico / poético da paso una narración atolondrada y plagada de reiteraciones, producto del uso por parte del autor del estilo libre indirecto. 

Creo que ese es uno de los principales aciertos de Fosse. Porque cuando el protagonista es un niño de 4 años tienes dos opciones:

  • utilizar el flujo de conciencia, la primera persona, y que la voz suene impostada y poco creíble (me viene a la mente El príncipe destronado de Delibes o Helena o el mar del verano de Ayesta (sí, me podéis lapidar), o
  • utilizar el estilo libre indirecto y penetrar así en los pensamientos del protagonista sin cerrarte puertas a descripciones u observaciones de corte más poético que en la voz de un niño de 4 años quedan extraños. No digo que no pueda haber poesía en la mirada de un niño de 4 años, pero el riesgo de descarrilamiento es muy alto.
Además, y como ya decía al comienzo de la reseña, destacaría la complejidad detrás de la aparente sencillez, ya que una historia mínima como esta da pie a reflexiones de mayor calado y contenido de lo que inicialmente podria parecer. ¿Será ese un requisito necesario para hablar de buena literatura juvenil?

En el lado menos favorable cabe mencionar las opciones que asoman y que no acaban de salir a la superficie (ay, la madre de los enanicos). Hermana me deja la sensación de ser un boceto o parte de un proyecto mayor aunque, en el fondo, no creo que importe demasiado.

sábado, 19 de octubre de 2024

Olivier Tallec: Un mejor mejor amigo

Idioma original: francés
Título original: Un meilleur meilleur ami
Traducción: Birabiro editorial
Año de publicación: 2023
Valoración: recomendable


En esta cuarta entrega de la serie de cuentos de Olivier Tallec protagonizados por una inquieta ardilla, el autor sigue el mismo hilo de los anteriores cuentos y mantiene el mismo tono que va entre lo humorístico y lo reflexivo.

En "Un mejor mejor amigo", nuestra atrevida pero dubitativa ardilla se cuestiona qué es la amistad, qué podemos esperar de ella y qué nos ofrece. Con este tema de fondo empieza el cuento con la ardilla paseando por el bosque cuando, al encontrarse una seta, toma la decisión de que será su mejor amiga mientras nos confiesa que hace tiempo que está buscando un mejor amigo, algo difícil pues "a diferencia de las piñas que caen de los árboles, los mejores amigos no lo hacen". Así que ahora parece que ha encontrado uno decide averiguar si esa seta podría ser su mejor amigo. Esta excusa sirve al autor para analizar de qué trata la amistad, qué hace que un amigo se convierta en algo especial en nuestra vida, qué nos ofrece y nos aporta pero también que se espera de uno mismo.

Olivier Tallec saber jugar con el humor para adentrarse en estos temas más profundos donde nos habla de la soledad, de la necesidad de las amistades, de aquellos momentos compartidos que las hacen únicas pero también sobre la inseguridad en nuestras decisiones. De hecho, este es un tema común en sus libros, pues nuestra ardilla se muestra a menudo dubitativa a la hora de tomar decisiones, y este punto es remarcable pues se aleja de los modelos habituales que encontramos en los cuentos infantiles donde los protagonistas acostumbran a ser personajes atrevidos y valientes. Con estas debilidades, Tallec acerca sus personajes a los lectores y comparte con ellos las dudas que podamos tener especialmente en edades tempranas en las que muchas de las decisiones a tomar son sobre cuestiones que recién estamos experimentando por primera vez.

Por todo ello, y tal y como ya destaqué en la reseña global de esta serie de cuentos de Olivier Tallec, se tratan de libros que se acercan a temas relativos a nuestra personalidad y lo hacen desde un punto de vista parcialmente cómico que no ocultan un trasfondo que va más allá de la calidez y gracia de sus dibujos. Eso sí, tenéis que estar preparados para los finales abiertos porque, como en la vida, todo está por decidir y cada uno debe elegir como continua la historia.

Podéis encontrar más reseñas de los libros de Olivier Tallec en ULAD aquí

viernes, 18 de octubre de 2024

Jesús Fernández Santos: Extramuros

Idioma original: castellano

Año de publicación: 1978

Valoración: Está bien


Llegué a Jesús Fernández Santos, igual alguien lo recuerda, a través del Libro de las memorias de las cosas, novela publicada en 1971 en torno a las comunidades protestantes en España. Un tiempo después me decido por Extramuros, por lo visto su obra más celebrada, y llevada al cine al parecer también con bastante éxito. Porque hay que decir que Fernández Santos es también un hombre del cine, que dirigió documentales y escribió varios guiones, entre ellos precisamente el de Extramuros. Por aclararlo mejor, el texto fue inicialmente un guion para el cine, que posteriormente el autor reconvirtió en la novela que tenemos aquí, lo cual es un itinerario no demasiado frecuente, al menos en España, y puede tener su importancia al valorarlo como obra narrativa.

El argumento se desarrolla en un convento de clausura en una época indeterminada que, no sé por qué, veo que algunos sitúan en el reinado de Felipe II. Una devastadora sequía y algo que entendemos como una epidemia provocan el abandono de los campos y los pueblos, de forma que el convento, que vive sobre todo de la caridad, va quedando aislado y en situación cada vez más desesperada. Una de las monjas ideará un truco para llamar la atención de posibles benefactores, y esto desencadena los problemas que ocupan la mayor parte de la narración. Aunque el escenario tampoco es insólito, la idea se puede considerar original y se abre a múltiples desarrollos.

Si esto fuese específicamente una novela perfectamente podría haber avanzado por una trama intimista, como en buena parte ocurre con la que citaba antes del mismo autor, centrándose en cuestiones de conciencia, en la culpa o en la disposición de los fieles a creer en la milagrería. Pero, claro, recordemos que esto era un guion cinematográfico, y para no aburrir al espectador seguramente era necesario añadirle algunas especias que le dieran color y picante. Encontramos entonces una priora (¿o es abadesa?) vieja, taimada y envidiosa, monjas banderizas que disputan sin miramientos, la novicia seducida por un monje rijoso, o el duque protector que coloca a una hija díscola para alejarla de las tentaciones o quién sabe si para algo más. Y, sobre todo, una relación lésbica en el interior de la clausura.

Recordemos que estamos en 1978, y esto de enredar a curas y monjas en asuntos eróticos era algo realmente atrevido y que vendía mucho, que también hay que considerarlo. Lo cierto es que Fernández Santos, aunque lanza desde muy pronto señales de esta escandalosa relación, lo hace, al menos en la novela, con mucho tiento, dejándolo claro pero sin resultar demasiado evidente. Siendo generosos hasta podríamos pensar si esa capa del relato se podría interpretar como una especie de amor místico, una atracción hasta cierto punto íntima e inocente o, visto de otro modo, situada en una zona de indefinición donde se sugiere más que se explicita.

Pero aquí lo que nos importa es el libro, y el problema es que tanto esa relación amorosa como el resto de elementos que irrumpen en la trama principal no aportan nada o casi nada, parecen adornos para animar la narración, fuegos de artificio para no centrarse en un relato que pudiera resultar pesado y poco vistoso en una pantalla. De manera que perfectamente podríamos prescindir de ellos, e igualmente de unos cuantos personajes que parecen poco trabajados y hasta con rasgos caricaturescos. Solo la narradora aporta algo de profundidad, siempre insegura, oscilando entre sus convicciones y la incertidumbre ante el desenlace final del engaño. Y, por decirlo todo, el personaje de la monja conspiradora, visto individualmente, tiene cierto interés en su evolución, siempre que el lector le dedique una reflexión que no siempre merece.

Lo que salva del naufragio a la novela es en todo caso la prosa elegante de Fernández Santos, momentos destacables de esas descripciones de paisajes desolados y muros derruidos, siempre con un tono entiendo que voluntariamente arcaizante, muy logrado, si bien puede llegar a saturar en algunos momentos. Es quizá, como dice con sinceridad inesperada Raúl del Pozo en el prólogo, un autor que ‘escribía más pensando en redactar bien que en contar’. Y eso, en el campo de la novela, puede ser un problema que difícilmente se va a solucionar incorporando elementos efectistas que a lo mejor sí pueden funcionar en otros medios. 


También de Jesús Fernández Santos en ULADLibro de las memorias de las cosas

jueves, 17 de octubre de 2024

Iván Humanes: Teoría del Gran Infierno

Idioma original: Español
Año de publicación: 2024
Valoración: Entre recomendable y está bien

Teoría del Gran Infierno es una antología del catalán Iván Humanes. Compila unos ochenta microrrelatos de entre una y dos páginas de extensión, además de un "Prefacio" y un "Posfacio".

A los microrrelatos de Humanes los hermana una querencia por lo macabro, lo extraño, lo siniestro, lo terrorífico y lo cáustico. De ellos me quedo con la potencia ocasional de su imaginería y, sobre todo, con el humor negro que destilan.

Sus registros son variados: historias de género con desenlaces efectistas, piezas atmosféricas e incluso ejercicios metaliterarios (como los de la página 87).

Muchos de estos  microrrelatos son autoconclusivos. Otros, en cambio, pertenecen a un argumento mayor, iniciado en el antes mencionado "Prefacio"; éste nos presenta a un aquelarre de viejas que escriben, practican brujería y viven en un faro (que parece ser una especie de residencia).

Este argumento mayor me ha dejado un sabor agridulce. Y es que, aunque arranca con fuerza y sirve para aglutinar (algo tramposamente, todo hay que decirlo) el conjunto, va perdiendo fuelle a medida que se desarrolla. A eso hay que añadirle que, para mi gusto, desaprovecha a sus personajes (sobre todo a la narradora y a Albert), sus toques lovecraftianos y su planteamiento metaliterario. Sea como fuere, hay que reconocerle algunas ideas brillantes, como por ejemplo la expuesta en el microrrelato 56.

Los microrrelatos autoconclusivos cuyo argumento no está ligado directamente con la historia de las viejas me han gustado bastante más. Sobre todo aquellos que no dependen de la eficacia de un giro final, sino que desarrollan un concepto o premisa sugerentes con solvencia. Pienso, por ejemplo, en los número 30, 40, 55 y 68.

En suma, Teoría del Gran Infierno es una antología resultona. Contiene una docena de microrrelatos sobresalientes y exhibe una «unidad total» algo tramposa pero consistente. Ha sido editada con mimo por Pez de Plata, que la engalana con una cubierta y contracubierta texturizadas y un puñado de ilustraciones y fotografías interiores.

miércoles, 16 de octubre de 2024

Roberto Bolaño/A.G. Porta: Consejos de un discípulo de Morrison a un fanático de Joyce. Diario de bar

Idioma original: español.
Año de publicación: 1984.
Valoración: bastante recomendable

Habrá quien diga que sabía quién era Roberto Bolaño en 1984. No voy a negar que un libro como este Confesiones… se publique, ya en su momento, y obtenga cierta repercusión posterior, debido al enorme mito generado por sus obras cumbre y, claro, por su trágica desaparición. Dentro de la obra del chileno (que creo, con esta reseña, está prácticamente completa en este blog) podría decirse ya no solo que es una novela de tanteo, sino que registra el inédito hecho de estar escrita a cuatro manos con el escritor barcelonés Antoni García Porta. Una cuestión a la vez curiosa y algo estimulante para el lector bregado: puede uno especular con el reparto de tareas en la configuración de la novela, en partes redactadas por uno y completadas por el otro, en algún curioso vocablo que delate si ésta u otra parte son del chileno o del catalán. Con todo, la novela acaba resultando potente y cohesionada y no he sido capaz de detectar diferencias ni brechas que resulten delatoras. Como en la vigente fiebre de las colaboraciones musicales, y aunque García Porta no haya disfrutado de tal repercusión (pues encima al hombre le ha dado por seguir vivo), el mérito es conjunto e indisociable.

Dije mérito. Desde su curioso título de cierta afectación pop/postmoderna, Confesiones de un discípulo de Morrison a un fanático de Joyce es una novela muy notable, aunque parezca un divertimento punk combinado con algunas gotas de hiperviolencia pre-Tarantino. Son apenas unos días en la vida de Ángel y Ana, dos jóvenes, uno de ellos poeta obsesionado por James Joyce, primer apunte de contextualidad futura con la obra de Bolaño, la otra una chica que es su pareja, o algo así. Uno barcelonés, la otra de fuera. Han cometido un atraco en la turbulenta Barcelona de los primeros ochenta, la del postfranquismo dando coletazos, la de la droga corriendo sin control por toda la ciudad. El atraco ha coincidido con otros sucesos violentos y Ángel y Ana se creen a salvo de la persecución policial recluidos en sendos pisos mientras siguen con su carrera criminal y planifican algún último golpe y una huida a París donde empezarán una nueva vida. Es una narración vertiginosa, atropellada, casi disruptiva, donde Ángel, el poeta, se ha ocultado en un piso destartalado en el barrio de Sants y se cree a salvo de la policía. Piensa en Ana, piensa en Joyce y en Dédalus y se ve proyectado en una chambre de bonne dedicado a la escritura. La posibilidad del último golpe se concreta y se ejecuta.

Por supuesto es una narración vigorosa, casi vertiginosa y poco dada al exceso lírico. Puede que en algún momento se tienda al exceso propio de cierto género criminal, pero todo ello se combina en una especie de atropellada narración donde los estilos se combinan de forma estimulante. De hecho,  la novela nos regala una parte final en forma epistolar. Ángel se dirige a la madre de Ana que, sin haber llegado a venir a España, se ha ido desplazando por el extranjero. Un capítulo final nos muestra a Ángel residiendo en Francia ya como un ciudadano más sin abandonar cierta paranoia de fugitivo cauto y timorato.
La novela se completa con Diario de bar, un opúsculo lleno de fechas y lugares que refiere a la estructura futura de Los detectives salvajes. Obviamente, Consejos… puede parecer una obra menor, un experimento a cuenta de futuros ejercicios más contundentes de estilo. Pero muy lejos de ser algo leve o puramente lúdico: aquí hay chicha de la buena.

De Bolaño en ULAD: aquí

martes, 15 de octubre de 2024

Contrarreseña: La vegetariana de Han Kang

Idioma original: coreano

Título original: Chaesikjuuija (채식주의자)

Traducción: Sunme Yoon

Año de publicación: 2007

Valoración: decepcionante (por el Nobel y el ‘muy recomendable’ de la reseña original)

Obviamente, Kang no tiene la culpa de que le dieran el Nobel y, probablemente, por la expresión que muestra en las entrevistas, tampoco le emociona mucho. Acaso lo sienta como un lastre que tiene que llevar de ahora en adelante (no lo digo por el jugoso premio en efectivo). De no ser así, el mayor de sus problemas será esta reseña negativa.

La fiebre del K-pop y los culebrones coreanos pueden distorsionar nuestra percepción sobre un país sumamente conservador y que, hasta hace pocas décadas, estaba un tanto al margen de las tendencias del mundo occidental. Incluso ahora, el vegetarianismo (veganismo, etc.), como estilo de vida de uso común, es algo propio de la India, Europa y, aunque usted no lo crea, de México. Sin embargo, y salvando las casi dos décadas que nos separan de la publicación de este libro, el vegetarianismo visto como el colmo del retraimiento social parece un poco exagerado. Entiendo que aquí se usa solo como un ejemplo de todo aquello que la sociedad nos empuja por el esófago (literal y metafóricamente), pero, siendo así, no entiendo la insistencia en algunos pasajes sobre el oprobio que cae sobre una familia cuando una de sus integrantes decide dejar de comer carne.

Creo que este libro es bueno. Estoy de acuerdo con la mayoría de los puntos positivos de la reseña original. Pero, como dice la valoración, la decepción proviene de las grandes expectativas que me había hecho. Por lo que les exhorto a leer dicha reseña y el cintillo del libro para que se den una idea de la trama y de los elogios recibidos. Me limitaré aquí a aquellos aspectos que considero negativos.

Los personajes los siento un tanto unidimensionales. Un ejemplo: el marido. Macho, violento, pusilánime, etc. Parece villano de telenovela coreana. Su única razón para elegir esposa fue porque quería precisamente eso, una esposa: sumisa, invisible, obediente, etc. Lo cual me hace cuestionarme las motivaciones de la protagonista. Parece totalmente irrelevante para su propia vida. Vive encerrada en sí misma. Bien podría ser autista, aunque de eso no va el libro. La violencia, el machismo, la presión social, etc., la tienen paralizada, hasta que el hecho de dejar de comer carne, en lugar de liberarla, parece hundirla aún más en ese pozo interno. Una persona derrotada. Espero que no sea por eso que a muchos les llegó al corazón.

Otro punto: el vegetarianismo como alegoría. Elegir la pasividad y la indolencia como alternativa a la violencia me parece que se queda un poco a medias. Me gustaría dar un ejemplo para contrastar. En "Pastoral americana", de Roth, la hija del protagonista se convierte al jainismo de una manera tan radical y aparentemente irracional que acaba por destruir su propia humanidad. Una historia sobrecogedora. A "La vegetariana" (sin ánimo de hacer un juego de palabras) le falta carnita.

Por último, no puedo dejar de recalcar que me parece una buena historia, pero no supera la vara tan alta que le pusieron.

Otras obras de Han Kang reseñadas en ULAD: Actos humanosLa clase de griegoBlanco

Reseña original: La vegetariana

lunes, 14 de octubre de 2024

Zoom: El vampiro de John William Polidori

Idioma original: inglés 

Título original: The Vampyre

Año de publicación: 1819

Traducción: en esta edición no consta

Valoración: imprescindible para fans del género. Para los demás, está bien

Les presento, damas y caballeros al primer y genuino vampiro, el que ha dado lugar a todos los que en la literatura, el cine o incluso los dibujos animados  han sido, el original e inimitable vampiro imaginado por John William Polidori, médico de Lord Byron, aquella legendaria noche del 18 de junio de 1816, "el año sin verano", en la Villa Diodati, a orillas del lago Leman, y que también vio nacer a otra mítica criatura de manos de Mary Wallstonecraft Godwin (aún por entonces), el llamado monstruo de Frank... ¿Cómo? ¿Que no? ¿¡Cómo que no!?

Pues no. O no del todo así, al menos. Para empezar, el de Polidori no es el primer vampiro que aparece en la literatura, aunque sí el arquetipo vampírico que más éxito ha tenido: el vampiro seductor, fascinante, de modales e incluso títulos aristocráticos, subyugador de mujeres y dominador de hombres... ¿A alguien le suena esta descripción?

En segundo lugar, no está tan claro que este relato surgiera aquella famosa noche, cuando Lord Byron propuso a sus compañeros la escritura de sendos cuentos de terror,-al parecer, tras la estimulante lectura del libro Fantasmagoriana, de gran éxito por entonces-; por lo visto, Polidori escribió o al menos pergeñó otro cuento y fue con posterioridad a esa noche cuando compuso El vampiro, a partir de una idea lanzada... por el propio Byron. Porque esa es otra: a pesar de que la primera edición se publicó con la autoría del poeta romántico por excelencia -¿artimaña de los editores para vender más ejemplares, quizá?- no hay duda de la autoría por parte de su médico personal -por breve tiempo-, Polidori. Pero asi la idea original pudo deberse a Lord Byron o no, lo que sí está claro es que él fue la inspiración `para el vampiro de la historia, un noble que causaba sensación en los salones y demás reuniones sociales, especialmente entre las damas, a las que seducía, "utilizaba" (esto suena un poco antiguo, ya lo sé) y luego dejaba tiradas como a un kleenex... más o menos, de lo que se acusaba a Byron en su época (aunque no llegara a beber la sangre de sus "víctimas", que se sepa). Más aún: incluso el nombre del vampiro, Lord Ruthven es una alusión directa a Byron, pues es el nombre que éste recibía en Glenarvon, un roman à clef escrita por Caroline Lamb, amante despechada de éste y parecida ese mismo año. Siguiendo su ejemplo, parece que lo que Polidori escribió fue, ante todo, una venganza contra su eventual patrón, con quien no se llevaba demasiado bien.

Ahora bien, ¿a quién le importa todo esto? Si el infeliz Polidori se ha llevado la gloria por haber creado a todo un arquetipo clásico no ya del género de terror, sino de toda la literatura y lo hizo como una invectiva contra su antiguo jefe, eclipsando, si no la fama de su nombre, sí la de su obra, bien está, después de las burlas y desdenes que hubo de soportar de Byron y sus amigos pijos. Y con esop, además, ya es bastante, porque la novelita en sí -relato largo, más bien- tampoco es que dé para mucho: en ella, el tal Lord Ruthven, después de fascinar a la sociedad londinense, se embarca en un viaje por la exótica Europa continental junto con un joven más bien pánfilo llamado Aubrey -exactamente igual que hicieron Byron y Polidori, casualmente- ; pánfilo y todo, Aubrey acaba descubriendo, aunque sea tarde, que su compañero de viaje no es sino un infame vampiro.... y no os cuento más porque, pese a que, como ya digo, la novela es breve, aún hay algún que otro plot-twist interesante.

El estilo, como cabe suponer en una obra literaria de hace doscientos años, por gótica que sea, resulta hoy en día un tanto relamido y no menos enfático, pero se deja leer con facilidad y aun gusto por un lector actual estándar (yo mismo, por ejemplo). En cualquier caso, el libro se lee en un ratillo...Así que no sé a qué estáis esperando para echarle un ojo: recordad que antes que Bram Stoker, antes que Anne Rice y antes, claro, que Stephen King, estuvo John William Polidori, quizá no el primero, pero desde luego no el último de los creadores de vampiros.

¡Ah, y esta edición cuenta con un prólogo de Mariana Enriquez, que no me negaréis que es un plus!



Como la cubierta de la edición que he leído es bastante sosa, reproduzco aquí también la de la primera vez que se publicó la novela, en la que los cucos editores atribuyeron la autoría a Lord Byron. En honor a la verdad, éste de inmediato negó haberla escrito, pero, dadas sus palabras poco amables, cabe sospechar que más porque se daba cuenta del dardo sátirico que lanzaba contra él que por fair-play entre escritores...

domingo, 13 de octubre de 2024

Kate Folk: Ahí fuera

Idioma original: Inglés


Título original: Out there
Año de publicación: 2022
Traducción: Inga Pellisa
Valoración: Está muy muy bien

Me la juego. Quedan más de 2 meses para que termine el año, pero me atrevo a decir que Ahí fuera estará en mi lista de lo mejor de 2024, al menos en la categoría de relato. Y es que el primer libro de Kate Folk ha sido toda una sorpresa: relatos con arriesgados y originales puntos de partida, con comienzos de esos que te agarran por la solapa, con buen desarrollo de las tramas y subtramas y finales a la altura. 

La casa necesitaba humedad. Eso le dijo a Karl (comienzo de La casa húmeda)

Tengo la idea esta de meterme en el bosque y que me peguen un tiro (comienzo de Ojos de cierva) 

Por la noche, los huesos se nos disuelven en la sangre como azúcar en el te (comienzo de El pabellón óseo)

Quince son los textos que componen Ahí fuera, un volumen en el que se aprecia unidad temática y estilística, algo que no siempre ocurre en los libros de relatos. Temas como la soledad, el amor (o la búsqueda de amor), la inseguridad, la incomunicación o el dolor recorren la práctica totalidad de unos textos protagonizados, en su mayoría, por mujeres de unos 30-40 años que viven en mundos aparentemente distópicos (¿quién no se enamoraría de un blot, eh?) pero terriblemente reales, mundos grotescos y absurdos que no dejan de ser la otra cara (¿o tal vez la misma) de mundos interiores en derrumbe.

En el aspecto genérico, Folk juega con lo distópico, lo terrorífico y lo grotesco, si bien comenzando casi siempre con toques de humor negro. Pero la sonrisa inicial se va borrando a medida que avanzamos en los textos y da paso a una sensación más bien desasosegante, por la tristeza infinita que van dejando a su paso. 

Como ocurre con toda colección de relatos, la valoración de la misma vendría a ser algo así como una media aritmética. En el caso de Ahí fuera, creo que los textos más extensos tienen un nivel general superior a lo más breves. Pese a que las 10 páginas de Ojos de cierva  o que las 4 páginas de Tu novio el sonámbulo resultan impactantes en sus diferentes exploraciones sobre la búsqueda de sentido y resultan notables, los textos que rozan (o alcanzan) el sobresaliente son aquellos en los que la autora opta por un mayor desarrollo de los personajes, por la introducción de diferentes capas, por la utilización de contextos y subtextos tan importantes como los más "visibles".

Así, Kate Folk consigue con Ahí fuera y El Big Sur (me gusta esa circularidad del libro), El refugio, El pabellón óseo o La esposa del viento esas atmósferas turbias y extrañas que, sea o no de forma imperceptible, nos rodean y condicionan.

Para terminar, y por si alguien necesita referencias, tres son los autores que me vienen a la cabeza: Shirley Jackson, Mariana Enriquez y Edmundo Paz Soldán. ¿Podéis imaginar los motivos?

sábado, 12 de octubre de 2024

Joseph Roth: Job. Historia de un hombre sencillo

Idioma original: Alemán
Título original: Hiob 
Traducción (al catalán): Judith Vilar
Año de publicación: 1930
Valoración: Entre recomendable y está bien

Job, de Joseph Roth, es una novela formidable. Una que cuenta una historia sencilla pero emotiva con una prosa también sencilla pero expresiva y vigorosa, cuyos temas, tono y argumento me han recordado poderosamente a los de varias obras de mi admirado Isaac Bashevis Singer.

Su primera mitad transcurre sobre todo en Zuchnov, una villa miserable de Rusia; la segunda parte, en cambio, sucede Nueva York, Estados Unidos. La protagonizan Mendel Singer, un judío devoto, su mujer y sus tres hijos.

Cada uno de los personajes del elenco principal está adecuadamente caracterizado. Incluso algún secundario desfila con la cabeza bien alta, pese al escaso foco que se le da; es el caso, por ejemplo, de Sameschkin, que tiene unas dinámicas muy interesantes con Deborah, la mujer de Mendel, y comparte una escena conmovedora con éste último.

Muchísimos temas se barajan en Job: el sufrimiento del desgraciado, el distanciamiento conyugal, el envejecimiento, la ambivalencia hacia los hijos, la melancolía del apátrida, el choque con la idiosincrasia americana, el desencanto con Dios... Dichos temas se tratan con humildad, pero sin subestimarlos, y se abordan desde la siempre cambiante perspectiva de los personajes, así como en función del tono que impregna la novela en cada momento (sobre todo agridulce o trágico).

El estilo narrativo de Roth es, como adelantaba más arriba, muy potente. Engañosamente sencillo, emplea varios recursos a su favor (como el de la repetición) y regala pasajes, descripciones o reflexiones de gran calado.

Quizá, eso sí, Job sea una obra ligeramente inferior a otras similares. Como estudio de personaje centrado especialmente en Mendel es menos completo y matizado de lo que podría haber sido. Como ficción que gira en torno a lo judío tampoco acaba de alcanzar toda la profundidad posible. Sea como fuere, esto no impide que estemos ante una novela formidable que hace gala de una prosa magnífica, un elenco sólido y unas reflexiones maduras.


También de Joseph Roth en ULAD: Aquí

viernes, 11 de octubre de 2024

Manuel Jabois. Mirafiori

Idioma original: español.
Año de publicación: 2023
Valoración: recomendable

Entiendo los artefactos promocionales de las editoriales. Pero otra vez: buenos comentarios sobre un escritor, en la tapa de una novela, pero referidos a otras obras. 

Jabois puede caeros simpático si seguís sus colaboraciones en diversos medios de corte más bien progresista (sin pasarse) o puede pareceros otro escritor de mediana edad, de aspecto algo hipster, crítico (repito, sin pasarse) con aspectos sociales y con opiniones que, sin ser complacientes con el poder, contienen la justa dosis de polémica para que sean a la vez respetadas y poco proclives a ser alineadas con la mayoría. 

Un perfil peligroso, opino, ya que tras esa imagen bohemian bourgeois uno puede encontrarse a compañeros de andanzas como Ray Loriga, Guillermo Prado o Eduardo Soto Ivars. Comprendo que en ese packaging es casi ineludible escribir novelas. Y que estas tengan regusto a ser protagonizadas por personajes muy parecidos a sus autores, o nos suenen hasta autobiográficas. Y que sus autores siempre parezcan venir de pasar una noche terrible pasada en compañía de tipos como Leyva o Sabina y aspiren (vaya, el subconsciente me traiciona) a ser el eslabón perdido entre Javier Marías y Andrés Calamaro.

Por tanto, Mirafiori solo puede ser una novela agridulce con ciertos detalles de humor negro, siempre humor negro de perdedor al que al final las cosas no le van tan mal, pero es que, si hay algo que todos aceptaremos, es que la felicidad raramente ayuda a producir buena literatura. Una verdad como un templo que escritores como Jabois no van a poner en duda. 

Por lo que la historia irremisiblemente cae en cierto tópico, aunque resulte interesante en sus desarrollos paralelos, el hecho de que estos no acaben de concretarse en exceso y no haya una convergencia, algo parecido a un clímax (si uno se decanta por cierto post-modernismo) no puede considerarse un defecto en sí. Pero volvemos a la cuestión principal. El protagonista es un escritor que, a la espera (¡a la cola !) de la novela que lo consagre, anda dedicado a escribir semblanzas que se usarán cuando sus protagonistas fallezcan. Su antigua novia, Valentina, una joven a la que se le aparecen fantasmas. curiosa condición. ha conocido el éxito como actriz, y ahora, unos años más tarde de que hayan acabado su relación, va a encontrarse con él en Málaga, a donde sus compromisos profesionales les llecvan a coincidir. Bueno: quizás el encuentro pueda parecer el clímax de la novela, si bien la perspectiva de él abre la novela y la de ella la cierra en un epílogo hábil, con cambio de narrador incluído. 

La relación se rememora en el cuerpo del libro, y no le negaré ciertos hallazgos y momentos brillantes aunque esas piezas queden desencajadas: el inicio de los amoríos en la adolescencia, el curso de la relación en la juventud, salpimentado con muchos excesos de época (finales de los noventa, inicio del milenio) que castigan y condicionan, polos de atracción y de repulsión. Alcohol, cocaína, vida sexual con fugaces invitados. Muy propio de la época. Las escenas en que se desenvuelve la novela son atractivas y originales. Nada más conocerse, la madre de Valentina fallece y el narrador conoce a la madre de su novia ya de cuerpo presente. Saldrán ambos de su Pontevedra natal (una ciudad, dice en la que cuesta no encontrarse) y se irán al brillante Madrid de la época, acogedor de talentos y rebosante de oportunidades. Con suerte dispar y con una relación que desemboca en una rutina que Valentina intenta romper con encuentros furtivos. 

Jabois, obviamente, no ha inventado nada y ciertos perfiles son reconocibles. Agradezco el esfuerzo en sacar la novela del puro contexto físico de las relaciones y aportar leves toques casi fantásticos, aunque queden en eso, en apuntes que no toman protagonismo. Aún así, la fugaz relectura que he hecho para redactar esta reseña ha resultado agradable y placentera, cosa que no siempre sucede.

jueves, 10 de octubre de 2024

VV.AA. : Paseando con fantasmas

Idioma original: inglés y francés

Año de publicación: entre 1773 y 1836. Como antología de relatos, 2012

Traducción: Marian Womack

Valoración: recomendable para interesados 

Ya que se acerca Halloween, vamos pues con otros de los personajes  (debería llamarlo "entes", más bien) emblemáticos del mundo sobrenatural y, según los casos, terroríficos. Especialmente populares para disfrazarse, además, por lo sencillo que resulta: basta con hacerle un par de agujeros a una sábana vieja, y p'alante... (quien no me crea, que vea la película A ghost story... interesante, por otra parte). Estoy hablando, cómo no, de los fantasmas. Pero de de unos fantasmas cualquiera, de novela pulp o película de Disney, sino de los que imaginaron toda una serie de escritores de la época seminal del género de terror, Los amantes de lo macabro y los arbotantes, lo tenebroso y el arco apuntado... los góticos. No los que van de negro con piercings, sino los que escribían cosas de (más o menos) miedito hace cosa de doscientos y pico de años.

Porque antes que nada, aviso: lo importante de esta recopilación de relatos escritos en el siglo XVIII y primera mitad del XIX no es el título, Paseando con fantasmas -aunque fantasmas, haylos-, sino el epígrafe posterior: Antología del cuento gótico. Lo comento porque éste es el nexo de unión de todos ellos, su pertenencia a una tendencia literaria que se dio entre los dos siglos mencionados (aunque con ramificaciones e influencia posterior que perdura hasta hoy), más que el hecho de que se trate de historias de espectros, porque el caso es que no en todos los cuentos aquí reunidos aparecen estas apariciones sobrenaturales -sí en muchos-, sino que en otros el ingrediente terrorífico, por así decirlo, se confía, sin más a lo macabro, pero no necesariamente a algo venido del más allá. Permitidme que,  a este respecto, reproduzca aquí las palabras del prologuista del libro, David Roas, que así no tengo que trabajar resultan mucho más pertinentes que las mías:

"Un rápido listado de los principales rasgos que caracterizan a la novela gótica revela la importante dimensión de lo terrorífico y lo macabro en este tipo de historias: apariciones fantasmales y otros fenómenos fantásticos, crímenes y acciones sanguinarias de todo tipo (desde el sadismo desaforado hasta la necrofilia, pasando por la violación), misterios terroríficos (que no siempre tienen que desembocar en lo sobrenatural); maldiciones, gemidos, murmullos, gritos, chirridos y demás sonidos inquietantes; lo que podríamos llamar lo 'terrorífico arquitectónico' (espacios cerrados y amenazantes, habitualmente en ruinas, como castillos)..."

A lo que yo añado, si se me permite (algo habrá que decir), una sobredosis folletinesca de pasiones desbordadas -amorosas y de todo tipo- , secretos de familia, encuentros y desencuentros, contadas con un estilo enfático, alambicado y, en ocasiones, excesivo. Lo habitual en la época, vaya... 

 A la mayor parte de los autores/as que aparecen en esta recopilación de relatos, no obstante, no los conocen ya ni en su casa a la hora de la ouija. Algunos sí, empero, aquí encontramos, por ejemplo, un cuento obra de Lord Byron, nada menos -El enterramiento (1816), sobre un viaje que hace el protagonista con un tal August Darvell por tierras otomanas... cómo no-; otro de su amiga y hoy en día aún más célebre Mary Shelley, El sueño, de 1832 (no, no va de un científico que sueña que crea a un monstruo con cachos de cadáveres, sino de una dificultosa historia de amor durante el reinado de Enrique IV, entre una condesa católica y el hijo de un enemigo protestante); también del autor de lqa que se considera obra cumbre del gótico, Melmoth el errabundo, Charles Maturin, aquí con El castillo de Leixlip (1825), ambientada en la Irlanda del siglo XVIII y que posee un punto metaficcional, al contarnos una historia dentro de otra historia dentro de otra historia más... o William M. Thackeray, quien dicho sea de paso, escribió el cuento que a mí me ha gustado más de este compilación, el muy divertido La apuesta del diablo (1836), lleno de un humor muy británico sobre las vicisitudes del alma de Sir Roger Rollo.

No están tampoco nada mal otro viaje infernal, La expedición al Infierno (1936), de James Hogg, que nos relata el sueño del cochero de Edimburgo George Dobson, en el que lleva a unos clientes al Inframundo o el anónimo de 1819 Danza macabra, un cuento al estilo de los hermanos Grimm en el que un gaitero mágico interpreta una "danza de la Muerte". Aunque el numero de relatos recogidos en el libro asciende a dieciocho, mencionaré aquí ya sólo otra que me ha parecido harto curiosa: Andreas Vesalius, el anatomista, de Petrus Borel (1833) en el que el célebre científico del siglo XVI ha de afrontar las iras del siempre castizo pueblo de Madrid, receloso de sus pecaminosas prácticas científicas.

En fin, que si lo que buscáis es una buena ración de fantasmas, ruinas de la grandeza de otro tiempo, romanticismo exacerbado, momentos macabros, personajes sobrepasados, pasiones y sentimientos llevados al límite... podéis meteros un rato en Twitter... perdón, X o leer este libro. Yo os aconsejo esto último; saldréis ganando en cultura, entretenimiento y no le haréis ganar dinero al cenutrio de su dueño.