Idioma original: Inglés
Título original: We Need to Do Something
Año de publicación: 2020
Traducción: Shaila Correa
Valoración: Entre recomendable y está bien
Tenemos que hacer algo es una novela minimalista de terror. Con apenas 200 páginas en la edición que yo he leído (prólogo y epílogo incluidos), transcurre en un único escenario (exceptuando ciertos "flashbacks") y sólo presenta a cuatro protagonistas.
¿De qué trata? Una familia disfuncional se encierra en un cuarto de baño tras recibir una alerta de tornado. Lo que iban a ser apenas unas horas se prolonga indefinidamente, ya que la salida de la estancia queda obstruida.
Imaginaos la tensión que fermenta en ese espacio reducido. Imaginaos los rifirrafes, desencuentros y discusiones que se producen entre esas cuatro paredes. Imaginaos los rencores que se avivan, los conflictos que afloran, la incomodidad imperante.
La narradora de esta historia es Mel, una adolescente carcomida por la culpa. Odia a sus padres; sobre todo a él, un alchólico que la intimida más de lo que se atreve a admitir. También odia a su hermano pequeño, quien disfruta sacándola de sus casillas.
Llegados a este punto, dejad que liste las virtudes de Tenemos que hacer algo:
- Los personajes no son muy complejos, pero creo que se les dota de voces e idiosincrasias lo suficientemente marcadas. Además, sus sinergias llenas de equívocos y dobles sentidos están bastante logradas.
- Aunque los "plot twists" se ven venir, están satisfactoriamente anticipados.
- Tiene escenas que dan un mal rollo increíble, ya se basen en el horror cotidiano u otro más ambiguo.
- Dibuja correctamente la desorientación y paranoia que asalta a los personajes, así como los síntomas de atrofia muscular, malnutrición y falta de sueño que les acometen.
- Goza de un sentido del humor que, a mi juicio, funciona, porque empieza con bromas de pedo caca pis y paulatinamente se va tornando más cáustico.
También le he visto algunos defectos a esta novelita de Max Booth III. A saber:
- No consigue erigir una atmósfera asfixiante convincente, quizá porque nunca describe con exactitud las medidas del cuarto de baño, la iluminación que hay, etc...
- No exprime al máximo todos los elementos psicológicos a su alcance, aunque compensa esto introduciendo el rollo sobrenatural.
- Presenta algún error de continuidad.
- A veces entrega información que se podría haber ofrecido de manera más orgánica.
Por todo lo dicho, recomiendo Tenemos que hacer algo. Su premisa, la agilidad con que se lee, su sentido del humor (que oscila entre lo entrañable y lo cáustico) y sus pasajes siniestros compensan con creces sus discretas limitaciones.
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