sábado, 17 de diciembre de 2022

Terry Pratchett: Mascarada

Idioma original:
inglés
Título original: Maskerade
Traductor: Javier Calvo Perales
Año de publicación: 1995
Valoración: Muy recomendable (como todo el Mundodisco)

Recuerdo perfectamente la primera vez que me recomendaron los libros del Mundodisco de Terry Pratchett: acababa de entrar en la universidad, era joven y barbilampiño, y aquel mundo del que me hablaban, con brujas y magos y elefantes encima de tortugas y ciudades de nombre impronunciable me daba, en fin, pereza; yo en aquella época quería leer Literatura Seria De Verdad (de Borges para arriba). Y no hice mucho caso a la recomendación. Solo que, unos pocos años más tarde, por circunstancias vitales y laborales, empecé a viajar mucho desde y hacia el Reino Unido, y creé un hábito: comprarme un libro de Terry Pratchett en el aeropuerto, para amenizar las horas de vuelos y esperas. Ya ni sé cuántos me leí, sin ningún orden concreto, pero fueron sin duda más de una docena. Con el tiempo dejé de viajar tanto, y abandoné la costumbre, y al Mundodisco.

Hasta que, la semana pasada, no me pude resistir y volví a comprarme una novela de Terry Pratchett en un aeropuerto: esta Mascarada, que viene a ser la decimoctava novela de la serie del Mundodisco (aunque si las lees desordenadas, como he hecho yo, no te pierdes, porque cada novela es autoconclusiva, aunque obviamente recupere personajes de novelas anteriores).

De hecho, esta novela se integraría en el "ciclo narrativo" de las brujas, Granny Weatherwax y Nanny Ogg (Yaya Ceravieja y Tata Ogg en la traducción española), que ya habían aparecido en Ritos iguales, Brujerías, Brujas de viaje y Lores y damas. Después de ver partir a su joven aprendiz Magrat Garlick, Granny y Nanny buscan a una nueva tercera bruja para componer su modesto aquelarre; quizás la nueva aprendiz pueda ser Agnes Nitt, una rubicunda muchacha de Lancre, solo que Agnes ha decidido viajar a Ankh-Morpok para perseguir su sueño: convertirse en cantante de ópera. Y la ópera en Ankh-Morpk es un poco particular (más particular aún que la ópera por sí sola): hay un fantasma en el teatro, que alterna asesinatos con sugerencias melómanas, un cantante obeso que quizás sea italiano o no lo sea, prima donas que no saben entonar, gastos incesantes que enloquecen al nuevo dueño del teatro y una enorme lámpara de araña que puede que acabe despeñándose, o no, sobre el público. 

Con todos estos ingredientes, Terry Pratchett construye su habitual receta de suspense, humor y parodia, en este caso del mundo operístico, con sus absurdos argumentos, sus excesos dramáticos y sus pretensiones snobs (de hecho, la novela está llena de deformaciones de títulos de ópera, como La Triviata, The Ring of the Nibelungingung o Chicken Lake). Y por supuesto, con referencias obvias a El fantasma de la ópera de Gastón Leroux. Hay también los habituales juegos con las expectativas del lector en relación con las brujas y sus poderes, críticas más o menos ácidas a los estereotipos machistas, racistas o clasistas, y en fin, una infinidad de juegos verbales que deben haber hecho las delicias del pobre traductor, Javier Calvo Perales (aunque yo he leído la novela en inglés así que no puedo juzgar su labor...)

No hay que perder de vista, con todo, en medio de tantos chistes, fantasías y disparates, que Terry Pratchett es también un muy buen constructor de tramas. De hecho esta novela, que como decía antes es ya la 18.ª de la saga del Mundodisco, la técnica y la estructura narrativas son más complejas de lo que podría parecer: se combinan personajes, espacios, tramas y subtramas, con constantes saltos de una sección a otra, y Pratchett consigue que todo funcione como un reloj, que todos los enredos acaben por converger (¿convergir?) en un clímax enloquecido pero coherente. 
 
De hecho, quizás la única pega que se le puede poner a sus novelas sea que suelen acabar con finales bastante convencionales, demasiado "perfectos" para un mundo tan alucinado como el Mundodisco pero, en fin, es una pega menor para un autor que tanto nos divierte y nos asombra y nos entretiene. Y Mascarada no es, en este sentido, una excepción, sino la confirmación que confirma la excepción de la regla. O algo.

También de Terry Pratchett en ULAD: El color de la magia

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