Valoración: Entre está bien y recomendable
La cubierta de este libro es lo suficientemente explícita: la historia dentro de la historia dentro de la historia. Y así hasta el infinito. Así que lo encontraremos ya en el interior no sorprenderá en exceso: el juego, la mistificación, los incisos y desvíos, la historia y la Historia, la escritura y el autor, la ficción y la realidad (¿cuál de todas?), el pasado y el futuro en constante (re)creación, etc.
Nombres que vienen a la cabeza: Perec, Vila-Matas, Calvino, Borges (también es verdad que yo veo a Borges por todas partes), la Cesárea Tinajero de Los detectives salvajes, etc.. Esta última referencia puede, de inicio, chocar pero es que El modelador de la historia es, en líneas generales, la búsqueda de un personaje / autor situado entre la ficción y la historia, entre el pensamiento y la expresión a través de un viaje que comienza en un vuelo (y no es casual esta elección de un escenario que es un no-lugar situado en un no-tiempo) y que continúa por París, Londres y Barcelona.
Así, indicios, pistas y sospechas aparecerán a lo largo del texto dando lugar a la citada "mise en abyme". Libros que no deberían existir pero existen, historias dentro de ellos, autores fantasmas, búsquedas infructuosas o no... diferentes niveles, planos paralelos que al final se tocan porque no existen las líneas perfectas.
Esa multitud de historias tiene su parte buena y su parte no tan buena. Por un lado, el autor consigue mantener el interés pese a esa variedad, hasta el punto de semejar todo un juego de prestidigitación ejecutado a un ritmo vertiginoso; por otro, una vez terminada la lectura queda la sensación de que algunas de las historias no aportan demasiado a la trama y de que no han sido otra cosa que fuegos artificiales.
Y aunque cierta sensación de algo ya leído (ya habéis visto las referencias que menciono en el segundo párrafo) transita por el texto, sus buenos diálogos, sus interesantes reflexiones y sus variopintas historias hacen que la impresión final sea favorable. Que no es moco de pavo, oigan
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