Valoración: muy recomendable
Sobre tu escritorio destaca un nuevo libro, no sé si comprado o rescatado de la biblioteca; por ello sientes una suerte de gozo interno. Quieres abrirlo, devorarlo, quieres leerlo con la esperanza que ¡no! tendrás que abandonarlo. Quieres que te llene de vida, que te enseñe lo que necesitas, sin saber qué es. Sientes júbilo o decepción al ritmo en que giras las páginas: con Pétalos, la agitación va aumentando hasta llegar al último relato, a la última página, al último párrafo y te resignas a alcanzar el fin.
Literatura ombliguista y personal, como dice Guadalupe Nettel; su escritura ordenada y de cadencia armoniosa ya ha protagonizado otros días de ULAD. GN vivió unos años en nuestro país. Era joven y moraba los bares de Barcelona con discusiones y elucubraciones febriles sobre literatura, agarrando argumentos y parte de sus propios ahorros para autoeditar la revista Número 0. Fue durante este periodo cuando Anagrama publicó su libro Pétalos y otras historias incómodas. Como ella misma afirma, estaba en un periodo de su vida donde se encontraba más lúcida, más intuitiva y con esta ventaja creó el mundo peculiar que se lee en Pétalos.
Todos somos normales desde fuera, pero una vez aproximamos el zum, nos acercamos también a la verdad o a la imperfección. Un mundo dentro de otro mundo. ¿Qué pueden tener de extraño un fotógrafo (de párpados), un (fiel) marido japonés, una adolescente (solitaria), un olfateador de baños o una pareja de modelos con un pequeño tic que puede llegar a TOC? Los seis relatos que componen el libro muestran que detrás de nuestra fina capa social, todos nos sentimos diferentes, todos somos raros, únicos y cada uno tiene su forma particular de demostrarlo. Cada cuento hurga en el personaje hasta ofrecernos la verdadera imagen del monstruo detrás de la máscara.
Los cuentos de GN a diferencia de otros autores, no se leen como relatos cortos: a toda velocidad. Cada cuento, a su manera, atrapa. Desde el inicio, se proyecta un escenario con personajes definidos en la mente del lector con la estructura de una novela: los personajes no son planos, no sientes urgencia en sus cuentos. No tratan sólo de una anécdota concreta, sino de una historia con un principio y un final, contada como un masaje manual. Cortázar decía que las palabras en los cuentos deben ser las justas; no debe faltar o sobrar una sola palabra. Y esto es lo que consigue GN en sus relatos. Su prosa es concisa y exacta, lo que te evita pensar que estás leyendo palabras vacías, paja, o que estás sentado en el sofá con un libro en la mano mientras podrías estar haciendo algo mejor, como mirar el móvil.
También de Guadalupe Nettel en ULAD: La hija única, El matrimonio de los peces rojos, Después del invierno
Firmado Mirta Noyan
No hay comentarios:
Publicar un comentario