Título original: Epiphania
Años de publicación: 2017 (#1 y 2) y 2019 (#3)
Traducción: Jorge García Valcárcel
Valoración: recomendable
Sobre un planeta Tierra agotado por los desmanes ecológicos que causamos los seres humanos caen tres mereoritos que provocan un desastroso tsunami. Cuando se retiran las aguas, cientos o miles de bultos empiezan a surgir del suelo en jardines, parques o bosques... pero no se trata de setas o champiñones, sino de nuños que van creciendo en la tierra -a la manera de amanece que no es poco, apra entendernos-, aunque cuando se consigue sacar alos primeros con vida, se comprueba que no son exactamente humanos, sino que comparten algunas características físicas con diversos animales: morros de cerdo, hocicos de perro, trompas, pezuñas de cabra, cuernos... Son los llamados "mixbodies"-aunque luego ellos preferirán el nombre de "epiphanians"-, que son internados en campos para su estudio y control, excepto los más afortunados, que son adoptados por familias que tratan de integrarlos en la vida humana normal. Éste es el caso del pequeño Koji, adoptado por el músico David, pero pese a haber sido criado rodeado de amor, al llegar a la adolescencia -mucho antes que en sus coetáneos humanos- y ante el rachazo de la sociedad en general, el joven Koji siente crecer una ira en su interior, un odio hacia las personas que acaba por conducirle hacia un camino sin retorno.
Cierto es que el mensaje ecologista que recorre toda la historia -los tres libros, pero sobre todo el tercero- se hace un poco repetitivo, aunque también se pueden extraer otros temas importantes de estos cómics, como son el miedo al diferente o el recelo ante los inmigrantes o simplemente los cambios que se producen en nuestra sociedad. pero, sin duda, es el daño que los humanos le causamos a nuestro planeta (nuestro en el sentido de que vivimos en él, no que nos pertenezca) el tema que articula toda la historia y sobre el que su autor, a través de la fantasía, pretende que reflexionemos. No sé si ésta será la manera más adecuada para hacerlo, pero al menos estos libros serán un goce visual para quien los lea. Quizás no representen una epifanía planetaria, pero, para alguien, tal vez sí estética.
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