jueves, 8 de noviembre de 2012

Leonardo Padura: Máscaras

Idioma original: español
Año de publicación: 1997
Valoración: Muy recomendable

Después de mi primera experiencia algo decepcionante con La cola de la serpiente, tuvo que ser la insistencia de una colega de departamento la que me convenció para darle una nueva oportunidad a Leonardo Padura. Y me alegro de haberlo hecho, porque, a juzgar por Máscaras, realmente no empecé con lo mejor de Padura. Máscaras es la tercera novela de su tetralogía de las cuatro estaciones: Pasado perfecto, Vientos de cuaresma, Máscaras y Paisaje de otoño. Concretamente, es la dedicada al verano, lo que en Cuba significa calores abrumadores y opresivos cargados de sensualidad y pereza.

Como todas las novelas de la serie de Mario Conde, Máscaras se integra en el género policiaco: el motor de la trama es la aparición del cadáver de un travesti en el Bosque de La Habana. El policía será entonces rescatado de su purgatorio como oficinista para encargarse del caso, lo que le llevará a sumergirse en un mundo que nunca imaginó llegar a conocer: el de los homosexuales cubanos, seres clandestinos en un régimen que los considera depravados y decadentes. A través de este "descenso a los infiernos", Mario Conde descubrirá no solo quién mató a Alexis Arayán, sino también nuevas facetas de sí mismo, de su país y de la condición humana.

Porque, en realidad, más que descubrir al asesino, lo que más interesa en esta novela es precisamente la presentación de ese submundo, y de los mecanismos represivos del régimen cubano, sobre todo en los años 70, contra homosexuales e intelectuales "disidentes". Es inevitable pensar por ejemplo en el caso de Heberto Padilla, escritor encarcelado en 1971, obligado a retractarse de sus posturas "antirrevolucionarias" y posteriormente exiliado a los Estados Unidos; este escándalo fue un punto de inflexión en el apoyo de muchos intelectuales a la causa de la revolución cubana. El propio Virgilio Piñera, dramaturgo cubano represaliado por su homosexualidad y su disidencia, figura en la novela de forma destacada.

Resulta llamativo que un escritor cubano, y que vive en Cuba, pueda escribir con tanta claridad sobre la corrupción de un régimen que permite que algunos se enriquezcan mediante la economía paralela, o que represalía a otros por su condición sexual o por sus ideas, o que premia la delación y la sospecha constantes. Como me decía la amiga que me prestó el libro, "una novela así no habría sido posible hace veinte o treinta años". Ahora mismo, la política cultural cubana ha cambiado mucho: no importa mucho lo que los escritores escriban, siempre que publiquen en el extranjero y traigan divisas a la isla.

Máscaras es, por lo tanto, una buena novela policiaca, que reúne lo mejor de la narrativa policiaca actual: una trama atractiva protagonizada por un detective desengañado en un mundo en descomposición.

También de Leonardo Padura en ULAD: La cola de la serpienteEl hombre que amaba a los perrosHerejes

5 comentarios:

Magdalena dijo...

Me encanta! Están allí también de un modo u otro Severo Sarduy y Antón Arrufat.

Gracias por el guiño :)

Francisco Javier dijo...

Quiero leer algo de Padura cuanto antes, es un autor que tengo pendiente desde hace un tiempo y siempre me llama la atención su forma de escribir.

Buena reseña

Un Saludo

FJ

Maria dijo...

http://llamasdelfenix.blogspot.com.es/

Anónimo dijo...

Aupa Santi y cia!!
Me ha encantado esta novela y más teniendo en cuenta que me voy a Cuba en breves.
Creo que me animaré a leer "El hombre que amaba a los perros".

Me encanta el personaje de Mario Conde y como se va introduciendo en el mundo homosexual, pero que le ofrece además formas diferentes de ver el mundo y relacionarse ante él. Y esa necesidad encubierta que tiene de escribir y que vuelve a brotar al conocer personajes y situaciones que le interpelan a ello.

Muy recomendable....y mil gracias por la reseña!!
Miguel Yuste

shantina dijo...

Lo acabo de escuchar casualmente cuando recibió el Premio de Princesa de Asturias.
"tengo 3 patrias: cuba , mi lengua y mi trabajo". Enignático, humilde y sabio.
Me movilizó el alma escucharlo. Ahora me falta tomar uno de sus libros y dejar fluir mis emociones...