viernes, 30 de noviembre de 2012

Ian McEwan: Chesil Beach

Idioma de publicación: Inglés
Título original: On Chesil Beach
Año de publicación: 2007
Valoración: decepcionante

Pues sí: ésta es una novela decepcionante. Para mí, claro, aunque puedo comprender que haya a quien le guste y quien disfrute de la delicadeza de su lenguaje y de lo significativo de su situación, y no lo digo en tono burlesco. A los que tengan cierta acusada anglofilia y cierta nostalgia por cierto tipo de cultura evocado por libros como los de Jane Austen o películas como las de James Ivory, por ejemplo.

Y una de las causas principales de que me parezca decepcionante es haber leído otros libros del autor, con lo cual sé que McEwan puede no ser tan cursi y relamido, y su intención, escribiendo cosas como lo de la cucharada manando limpiamente u otros eufemismos para definir situaciones sexuales o fisiológicas, no sé si es la de situarse en esos estilos literarios o la de, como consigue conmigo, provocar vergüenza ajena. Ya sé que McEwan no es el amigo cafre que es Welsh, pero es que aquí ni siquiera es el amigo confidente que es Hornby.  Me ha desesperado la levedad de estas páginas, la coartada de una situación que se hace muy ajena, para desgranar, una tras otra, las circunstancias sociales y educativas que convergen hacia la escena central del libro.

Porque este libro narra el difícil (parece, hasta épico) enfrentamiento a su primera noche de bodas de una pareja recién casada, noche a la que los dos acuden vírgenes. Cuestión que se plantea en la primera frase del libro.  A partir de ahí, la novela se esfuerza en detallar todos los factores que provocan esa situación, incluso en 1962, tan anómala. No sé si el libro es una proclama para promover el sexo prematrimonial, para estimular una educación más franca y abierta sobre la cuestión, por parte de padres o de sociedad, para evitar que situaciones así se produzcan. Insisto, ni idea de la intención de McEwan sabiendo, que, en Sábado, por ejemplo, es directo, preciso, y nada pacato.

Pero es que esta historia de tono ineludiblemente british, la de la relación previa entre estos dos jóvenes de clases sociales diferentes, él, hijo de madre con problemas mentales de clase humilde, ella, hija de profesores de Oxford, bien posicionada, de cómo se conocen, de cuáles son sus inquietudes y sus proyectos de futuro, de cuál es el destino que les espera y qué hecho determina sus vidas, ha colmado, por segunda vez, mi paciencia.

Pocas veces seré tan cruel como para decir que es mucho más amena la nota de la contraportada que el  libro en sí: puede que hasta dé más pistas, como lo hacen los buenos trailer de las películas que luego nos decepcionan. Porque si McEwan quería someter a la sociedad británica de la era pre-pop a una dura crítica, por su mojigatería y sentido del decoro, por su ausencia de carnalidad, le sobran páginas a patadas, le sobra ambientación y atrezzo, le sobran eufemismos y sentido de lo trascendente.

A ver, está bien su estilo y su estructura, no hay queja en ellos, y quien quiera que esta historia le sitúe en otros tiempos, con otras mentalidades, ahí tiene el libro para pronunciarse sobre él. A mí me ha parecido una situación tan alargada, una sutileza y ligereza prolongada y sostenida en el aire, tan magnificada y artificialmente convertida en determinante con tal de llenar páginas, y, al final, tan poco creíble que, incluso leído por segunda vez, he acabado este libro con un sustancial cabreo.


También de Ian McEwan en Unlibroaldía: aquí

17 comentarios:

Maese_Salakov dijo...

Pues a mí "Chesil Beach" sí me gustó. No tanto los flashbacks que continuamente interrumpen la historia, pero el argumento central, esa noche de bodas... me pareció que estaba contada con mucho gusto y lograbas empatizar con los nervios de los protagonistas.

Y el párrafo final, que espoilero aquí, es antológico...

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«Cuando pensaba en ella, lo hacía con cierto asombro de haber dejado escapar a aquella chica del violín. Ahora, por supuesto, veía que la propuesta retraída de Florence era totalmente intrascendente. Lo único que ella había necesitado era la certeza de que él le hubiera dicho que no había prisa porque tenían toda la vida por delante. Con amor y paciencia -ojalá él hubiera tenido las dos cosas a un tiempo- sin duda los dos habrían salido adelante. Y entonces, ¿qué hijos no nacidos habrían podido tener oportunidades, qué niña con una diadema podría haberse convertido en un familiar querido? De este modo podía cambiarse por completo el curso de una vida: no haciendo nada. En Chesil Beach podría haber llamado a Florence, podría haberla seguido. No supo, o no había querido saberlo, que al huir de él, convencida en su congoja de que estaba a punto de perderle, nunca le había amado más, o con menos esperanza, y que el sonido de su voz habría sido una liberación para ella, y habría vuelto. Pero él guardó un frío y ofendido silencio en el atardecer de verano y observó la premura con que ella recorría la orilla y cómo las olitas que rompían acallaban el sonido del avance trabajoso de Florence hasta que sólo fue un punto borroso y decreciente contra la inmensa vía recta de guijarros relucientes a la luz pálida.»

Francesc Bon dijo...

Bueno... ya puse yo cierta etiqueta por algún motivo...lo siento, debo expresar mi opinión... y no ha sido una sola lectura. Pensemos que existe la calificación "repugnante", que no usé, aunque busqué "tan inofe nsivo que ofende", que lo hubiera definido bastante bien. Gracias por el comentario.

Marcelo Z dijo...

No diría que está entre lo más granado de McEwan, pero a mi no me defraudó. Lo que consideré llamativo, Francesc, ha sido que el autor sí toma partido por uno de sus protagonistas, Edward, del que cuenta lo que pasó con él después de Florence, relegando a ésta casi al olvido. Respeto tu experiencia y valoro tu honestidad, aun no coincidiendo. Saludos.

Francesc Bon dijo...

Gracias Marcelo, por el comentario Pues mi sensación es que el autor acaba considerando a Florence como una artista pura cuya sensibilidad queda recluida en su expresión a través de la música. Y que en cambio Edward es un tipo más cercano al mundo, menos capaz.

Marcelo Z dijo...

Francesc, ahora tienes en mi espacio lo que opino de este libro. Gracias por recordarme que había hecho la tarea de reseñarlo y jamás lo había publicado. Te la debo. Un abrazo.

Francesc Bon dijo...

Gracias, Marcelo, por el cumplido. Voy a leer tu reseña enseguida.

Patricia dijo...

Cuanto me alegro por la reseña... A mí me lo habían dejado diciéndome que estaba bastante bien. Y a las pocas páginas lo abandoné, me pareció de lo más aburrido... Me alegra saber que no soy la única a la que el libro le pareció decepcionante.

Francesc Bon dijo...

Gracias, Patricia, por tu comentario. Y me gusta que te haya alegrado. ESo sí no que no me lo esperaba.

m dijo...

Reconozco que no es de esos libros que disfrutas leyendo, con una historia bonita, o unos personajes con los que simpatizas, ni una época, ni un lugar... pero me parece que está muy lograda para el tema que trata. En mi opinión, Florence es simplemente una mujer frígida a la que su genialidad como virtuoso del violín la eleva a ese punto que aleja a los grandes genios del resto del mundo. Esta lejanía, así como las particularidades del típico carácter inglés retraído, su inexperiencia y la de su prometido son lo que impiden su vida juntos. Las reflexiones y sobre todo el párrafo final que ha pegado Maese_salakov me parecen bastante buenas. Eso sin mencionar la originalidad del tema y del argumento en sí, algo completamente nuevo para el género novelístico. Quizás no todo el argumento pero si el hecho que lo desencadena. Supongo que cada lector busca algo diferente a la hora de leer un libro, pero el hecho de que éste no haya cumplido con las expectativas del autor de la reseña no me parece suficiente para tacharla de "decepcionante".

Francesc Bon dijo...

Sé que es una calificación tajante. Pero comparo el libro con Sábado, por poner el ejemplo de otro McEwan...y su desarrollo y como se producen los hechos... no me deja otra sensación, y no lo he leído una sola vez.

Anónimo dijo...

Pues a mí me gustó bastante. Aunque reconozco que la base del argumento pueda parecer exagerada y anómala, está muy bien narrada, con sutileza, elegancia e inteligencia. Me pareció muy acertado el desarrollo final, me gusta la idea de esa felicidad común que se negaron de una manera tan evitable pero al mismo tiempo tan inocente.

Francesc Bon dijo...

Gracias por el comentario. En fin, las discrepancias son tantas y tan bienvenidas... A pesar de lo cual, tras dos lecturas del libro me sigue pareciendo (y persiste en el recuerdo) de una cursilería caduca. Dado el autor y dados los tiempos que corren. Quizás no debería analizar tanto la intención, lo reconozco, pero eso ya me deja sin resquicio de dudas. No me gusta nada Chesil Beach.

Criticon dijo...

Que bueno leer esta opinión. Después de ver la película "Expiación", me interesé por este autor y este fue el primer libro que me prestaron. Me pareció muy tedioso y aburrido. Muchos me dicen que siga insistiendo con Mcewan("Sábado" por ejemplo). Pero bueno, por el momento seguiré con Coetzee.
Saludos.

Francesc Bon dijo...

Gracias por el comentario. Sigue pareciéndome una nadería propia del capricho de un escritor encumbrado. Cada día que pienso en este libro (no son muchos, la verdad), mi opinión sobre él es más firme.

Anónimo dijo...

Muy buena novela. Exquisito análisis psicológico el que nos ofrece McEwan. Narrativamente, un acierto la introducción de los flashbacks que nos ayudan a interpretar el presente, en un vaivén muy bien administrado. Aunque el último, y decisivo, capítulo decepciona un poco al principio por la solución que adopta, poco a poco va girando a un final reflexivo y sereno. Recomendable novela.

Francesc Bon dijo...

Ejem.
Gracias por el comentario.

Unknown dijo...

Totalmente de acuerdo. Incluso los flashbacks me parecen descafeinados. "Solar" me ha gustado mucho, pero "sábado" también me parece tediosa e irrelevante.