domingo, 7 de abril de 2024

Stephen Graham Jones: El único indio bueno

Idioma original: inglés

Título original: The Only Good Indian

Año de publicación: 2020

Traducción: Manuel de los Reyes

Valoración: recomendable 

Cuando uno ya lleva unos cuantos años reseñando libros de forma profesional (sí, profesional, porque no veáis la morterada que cobramos aquí, amén de las dietas, más las mordidas que nos pagan las editoriales) aprende a manejar ciertos conceptos propios de la intelligentsia literaria, aunque no tenga ni zorra idea de lo que significan por complejos que puedan parecer para el profano; así ocurre, por ejemplo, con "alteralidad", "metaficcional", "flujo de conciencia" y un largo y no menos pedante etcétera. Una de estas interesantes expresiones es la de "suspensión de la incredulidad", siempre presente, necesariamente, en cualquier narración de ficción, pero que pocas veces he encontrado de forma tan ostensible... por contradictoria, como en esta novela del celebrado, al menos en los últimos tiempos, Stephen Graham Jones.

Me explico: El único indio bueno (ya se sabe lo que decían los pioneros del Salvaje Oeste, esos intrépidos forjadores de la Tierra de la Libertad, Home of the Braves, etc.: el único indio bueno es el indio muerto...) va precisamente de eso, de indios (emplearía lo de "nativos americanos", pero si el autor, que es todo un Pies Negros, no lo hace, no voy a enmendarle yo la plana) que si no están muertos, es de milagro. O mejor aún, ya están muertos pero aún no lo saben. Se trata, en este caso, de los amigos Ricky Costillas Marcadas, Lewis A. Clarke ( sí, es un chiste), Gabe Pistolas Cruzadas y Cass Ve Ciervos - a.k.a. Piensa Dos Veces-, Pies Negros como SGJ, que sufren la persecución de un ente preternatural que busca venganza por un acto que cometieron los colegas diez años atrás (acto, dicho sea de paso, que tal vez resulte terrible y hasta imperdonable en la cultura indígena norteamericana, pero que no llama tanto la atención en la España de los festejos taurinos a cascoporro, las monterías pijas en plan La escopeta nacional y los cazadores con pulseritas de España y de VOX que amenazan a cualquier agente del SEPRONA que se les ponga por delante). El objetivo de tan implacable  venganza, que a fin de cuentas de eso trata esta novela, no serán únicamente nuestros four little indians (fijaos en la elegante alusión a esa canción infantil un tanto racistilla; la idea no es mía, pues se menciona también en el libro... y de hecho, y perdón por el posible spoiler, en eso consiste su trama), sino también sus seres más queridos e incluso alguno que otro que pasaba por allí... quien busca vengarse no ha de andarse con remilgos, amigos.

Bueno, vale, pensará alguno de nuestros lectores o lectoras más susceptibles: este tío ya nos ha soltado su habitual ración de chorradas, se ha metido con VOX, ha hecho comentarios que no vienen al caso y, en definitiva, se ha ido por los cerros de Úbeda... Pero en realidad apenas nos habla del libro y mucho menos nos explica a qué viene la digresión del primer párrafo, a no ser que sea una forma de alimentar su ego, sin más... Pues habéis acertado... quiero decir, no en lo del ego (bueno, un poco, sí), sino en que me estoy yendo por los cerros de por ahí. Tengo mis razones, empero. La primera, es que estoy tratando de hablar de esta novela sin estropearle a nadie su posible lectura, cosa fundamental, por motivos obvios, cuando hablamos de thrillers de terror, como es el caso, pero también muy difícil de evitar, por los mismos motivos... de ahí tanta palabrería, reconozco que prescindible.

En segundo término, porque, lo admito, me cuesta un poco concretar lo que he  mencionado en el primer párrafo, mis reticencias a si en esta novela el autor ha conseguido la famosa "suspensión de la incredulidad en el lector". En este lector, al menos, no del todo. Que igual si yo fuera un nativo americano o de alguna etnia a la que se supone mayor conexión tanto con el mundo natural como con el sobrenatural lo vería de otro modo y ya sé, además que en cualquier narración de tipo fantástico hay que tener un poco de manga ancha y concederle al elemento irreal  el beneficio de la duda, pero, lo siento, no me acaba de convencer la amenaza que se cierne sobre nuestro grupo de amigos Pies Negros... y no porque las dotes narrativas de este escritor sean escasas; muy al contrario, SGJ hace todo lo que está en su mano para que la cosa resulte creíble y aun ominosa, pero mira, chico, cuando es que no, es que no...

¿A qué viene entonces la valoración de "recomendable", se extrañarán entonces nuestros muy avispados/as lectores y lectoras? Pues porque, dejando aparte esa reticencia mía ( que no deja de ser subjetiva) a aceptar el componente fantástico de la historia, todo los demás que aparecen en la novela estás MUY, PERO QUE MUY BIEN: la ambientación, magnífica, en una parte de EE.UU. -una reserva india en Montana- que rara vez encontramos en la ficción y que nos permite conocer la realidad de los indios norteamericanos actuales, más allá de idealizaciones y misticismos; los personajes, perfectamente construidos, con una mayor complejidad de lo que puede parecer, dada la naturaleza de la novela; la prosa de SGJ, estupenda, más elaborada y sutil de lo que se acostumbra en muchos thrillers y narraciones de terror... En suma, que, si os gusta el género (y si no, también, ¿por qué no?), haréis bien en dedicarle un tiempo a esta novela, sin tener demasiado en cuenta las pegas que pueda poner un humilde reseñista como yo... al que ya le gustaría ser capaz de escribir algo de este nivel, por otra parte ; )

sábado, 6 de abril de 2024

Marguerite Duras: El hombre sentado en el pasillo

Idioma original: Francés
Título original: L’homme assis dans le couloir
Año de publicación: 1980
Traducción: Arnau Pons Roig
Valoración: No sé

El hombre sentado en el pasillo, relato erótico de Marguerite Duras, describe los encuentros amorosos de un hombre y una mujer. Semejante premisa, tan simple como efectiva, adquiere factura artística y opacidad conceptual gracias al estilo de la autora, al tono que impregna la historia, a la elección de la voz narrativa y al papel que juega el escenario en el conjunto.  

Duras entrega, pues, una ficción de vocación metafórica y acabado abstracto; una ficción bellamente escrita, densa en contenido e incómoda dadas sus implicaciones; una ficción llena de contrastes en la que el deseo se funde con la violencia y la pulsión de muerte.

Más que disfrutarla, la he apreciado. De hecho, no puedo recomendarla a todo el mundo, ya que me parece que su hermetismo, sus inquietantes reflexiones y su prosa lacónica pueden llegar a frustrar a la mayoría de lectores.

En la edición que yo he leído, publicada en catalán por Afers, un extenso epílogo acompaña a El hombre sentado en el pasillo. En dicho epílogo, Arnau Pons teoriza sobre el relato de Duras y su vinculación con el resto de la obra de la autora.


También de Marguerite Duras en ULAD: Aquí

viernes, 5 de abril de 2024

Jorge Volpi: Leer la mente

Idioma original: español

Año de publicación: 2007

Valoración: recomendable (muy recomendable para interesados)

Es hora de preparar la cena y quieres sorprender a tu pareja. Dudas si cocinar pollo o pescado. Te decides por el pescado. A tu pareja le parece delicioso y recibes tu recompensa esa noche. Al siguiente día, estás con ganas de acción, así que, tomando en cuenta el éxito de la noche anterior, preparas pescado nuevamente. Tu amorcito tiene náuseas con el puro olor del guisado. Te sacas de onda mientras tienes que recurrir a Internet esa noche. ¿Cuál fue tu error? Tomaste solo en cuenta los resultados inmediatamente anteriores para guiar tus decisiones. A partir de ese día decides preguntarle a tu pareja sus actividades del día, checar el clima, la situación política del país, etc., y tomando en cuenta esa información, determinas el contenido de la cena que le caerá mejor a tu pareja, y que la ponga de humor para el lecho matrimonial (si es que la gente se sigue casando). Un gran acierto. Decidiste crear un modelo de tu relación gastronómica con tu pareja.

Nuestra vida sería muchísimo más fácil si pudiésemos crear modelos para todas las situaciones posibles en nuestra vida, pero debido a nuestra condición de simples mortales, tenemos el tiempo y las oportunidades limitadas para hacerlo. ¿Qué nos queda entonces? Hacer como que las vivimos. Creer que las vivimos. Crear un escenario hipotético para situaciones probables. ¿Qué pasaría si leyese muchos libros de caballería? ¿Qué pasaría si matase a una viejita usurera para solventar mis gastos? ¿Qué pasaría si viajara al pasado y me encontrara con mi propia madre dentro de un automóvil? Lo que nos queda es crear ficciones.

Lo anterior es una respuesta plausible de un neurocientífico a la pregunta ¿Para qué sirve leer (o escribir) novelas? En “Leer la mente”, Jorge Volpi representa ese papel.

Volpi es conocido por explorar diversos temas: artísticos, históricos, científicos, etc., tomándose el tiempo necesario para documentarse exhaustivamente. Si considerásemos lo variado de las temáticas de sus libros, podríamos decir que es una especie de erudito, esa rara especie de eras remotas. Aunque en este caso, la característica de Volpi que hace de este libro un éxito es su prudencia. Volpi evita meterse en temas que están más allá de su conocimiento o que son irrelevantes para entender la trama, porque sí, aunque no lo parezca, esto sigue siendo en gran parte una narración.

“Leer la mente” es el resultado de las reflexiones de Volpi acerca de cómo nuestro cerebro es capaz de crear ese rasgo que abre una brecha enorme entre el ser humano y todas las demás creaciones del señor: la ficción. Esa capacidad que tenemos los Homo sapiens para predecir el futuro (bueno, un futuro hipotético, jeje). Volpi nos platica todos los malabares que hace el cerebro para sacarnos de ese paraíso que solo habitan los animales, el eterno presente, para traernos a este mundo donde tenemos que preocuparnos por cosas como ¿Qué pasaría si Hitler hubiera ganado la Segunda Guerra Mundial?

Este libro es una muy buena entrada al campo de las neurociencias, mejor aún si te interesa la literatura y eres un poco nihilista: aquello que llamamos realidad, no es más que una representación del mundo producida por la actividad de nuestro cerebro, esa masa gelatinosa que sabe riquísima en unos taquitos.

Otras obras de Jorge Volpi en ULAD: Una novela criminalLa tejedora de sombras

jueves, 4 de abril de 2024

James Baldwin: La próxima vez el fuego

Idioma original: inglés
Título original: The Fire Next Time
Traducción: Paula Zumalacárregui para Capitán Swing
Año de publicación: 1963
Valoración: muy recomendable


Me produce cierto sonrojo observar, que tras más de cinco mil libros reseñados a lo largo de la vida de ULAD, siguen faltando autores que, ya sea por su obra o por su pensamiento, son personajes clave en la historia de la literatura. Y, a pesar de que James Baldwin ha aparecido citado en alguna reseña mía y reseñé un libro de relatos de varios autores que, justamente por su título «Esta vez el fuego», le hace un claro homenaje, nos faltaba un libro suyo. Y qué mejor ocasión para hacerlo que en 2024, año en el que se celebra el centenario de su nacimiento.

A modo de introducción, cabe decir que James Baldwin es una figura crucial en la historia de la literatura, el pensamiento y el activismo en los Estados Unidos durante el siglo pasado pues centró su obra especialmente sobre temas de gran importancia social como los derechos civiles, la homosexualidad, la religión y el racismo. En una vida a caballo entre Estados Unidos y Francia, el autor se volcó en la búsqueda de su identidad y en defensa de los derechos civiles, una defensa que le permitió relacionarse con figuras como Malcolm X y Martin Luther King. 

Considerado una obra de referencia en aspectos raciales y de derechos civiles, el libro que nos ocupa contiene dos breves ensayos en los que aborda de manera clara aspectos como el racismo, la religión y la identidad. En el primero de ellos, «Tembló mi celda» (ensayo muy breve con poco menos de diez páginas) consta de una carta que el autor escribe a su sobrino para prepararle sobre lo que se encontrará en la vida (de manera similar a la carta que Ta-Nehisi Coates escribe a su hijo en «Entre el mundo y yo») y a quien pone sobre aviso al indicarle que «lo único que puede destruirte es que creas a pies juntillas los insultos racistas de los blancos». Así, Baldwin habla a su sobrino sobre las personas aparentemente inocentes y bienintencionadas advirtiéndole que «te escribo esta carta para intentar aconsejarte sobre cómo tratar con ellos» y le recuerda así mismo que cuando nació lo hizo «para que te amáramos, criatura, con locura, de una vez y para siempre, para curtirte en un mundo sin amor» porque «gracias al amor, hagamos que nuestros hermanos se vean tal y como son, dejen de huir de la realidad y empiecen a cambiarla. Pues este es tu hogar, amigo mío, no dejes que te destierren; grandes hombres han hecho aquí grandes obras y volverán a hacerlas: podemos hacer de los Estados Unidos el país que está llamado a ser». Así, en este primer ensayo, el autor narra la dificultad de ser negro en un mundo dominado por blancos, pero insta a su vez a defender la negritud, apelando al orgullo de una etnia que se sabe necesaria para devolver al país a lo que de él se espera.

En el segundo relato, «A los pies de la cruz», el autor toma consciencia en sus inicios de la adolescencia de su situación social, de los peligros que acechan a los chicos de su edad, raza y clase; unos peligros que evidencia al afirmar que «durante el año en que cumplí catorce años, sentí, por primera vez en mi vida, miedo: miedo tanto del mal que había dentro de mi como del que había fuera (…) las prostitutas, los chulos y los mafiosos de la Avenida se habían erigido en una amenaza personal. Nunca se me había ocurrido que yo pudiera terminar como ellos, pero en aquel momento me di cuenta de que éramos fruto de las mismas circunstancias». Baldwin, consciente del lugar que el mundo blanco quería destinar a los negros expone, de manera clara, que «el miedo que detecté en la voz de mi padre cuando se dio cuenta de que de verdad me creía capaz de hacer lo mismo que un niño blanco y tenía toda la intención de demostrarlo (…) era otro miedo: el miedo de que el niño, al desafiar las presunciones del mundo blanco, estuviera exponiéndose a la destrucción». Así, con la clara influencia de su padre predicador baptista empieza a interesarse por la religión, como refugio y como guía, una práctica común entre los miembros de su comunidad y que le conmueven y asombran hasta el punto de afirmar que «nunca he visto nada que iguale el fuego y la emoción que a veces, sin previo aviso, llenan la iglesia y la hacen ‘estremecerse’» pero expone  a su vez su desconfianza hacia las religiones afirmando que, al leer los evangelios, «recuerdo la vaga sensación de que el mensaje encerraba una especie de chantaje. La gente, pensaba yo, tendría que amar al Señor porque sí, no por miedo a ir al infierno». De esta manera, en este segundo relato más orientado a la religión, el autor habla sobre el poder y la intención del cristianismo cuando este llegó a África y asevera sin tapujos que «la difusión del Evangelio —con independencia de las motivaciones, la integridad y el heroísmo de algunos misioneros— era una justificación absolutamente indispensable para clavar la bandera». Así, constata y defiende de manera taxativa que «no es exagerado decir que cualquier ser humano que ansíe alcanzar una cierta estatura moral (…) Debe desvincularse primero de todas las prohibiciones, crímenes e hipocresías De la Iglesia cristiana. Si el concepto De Dios tiene alguna validez o utilidad, solo pueden ser la de hacernos más grandes, libres y amorosos. Si Dios no es capaz de conseguir eso, ya es hora de que nos deshagamos de él».

Gran defensor de la integración social, James Baldwin expone que «construir una nación ha resultado ser una tarea complicadísima: desde luego, no es necesario formar dos, una negra y una blanca» y es necesaria la colaboración de todos y su empeño porque, tal y como indica, «a una civilización no la destruyen personas malvadas; no es necesaria la maldad: basta con que les falte carácter». Un carácter que sin duda él poseía y que le permitió defender con orgullo sus ideas y sus principios, unos valores personales que hacen que llegue a afirmar, con convicción inquebrantable, que «tenemos una responsabilidad hacia la vida: es el pequeño faro de esa aterradora oscuridad de la que venimos y a la que terminaremos regresando. Debemos negociar ese pasaje con la mayor nobleza posible, por el bien de aquellos que nos sucederán». Y la verdad es que, como lema vital, me parece irrefutable.

miércoles, 3 de abril de 2024

Werner Herzog: Cada uno por su lado y Dios contra todos. Memorias

Idioma original: Alemán 
Título original: Jeder für sich und Gott gegen alle - Erinnerungen
Año de publicación: 2022
Traducción: Marina Bornas
Valoración: Imprescindible (hala, ahí tenéis)

Werner Herzog, ese tipo extraño y solitario, adicto a las historias peculiares, es uno de los máximos exponentes del cine del último cuarto del siglo XX y su "trilogía" Nosferatu - Aguirre, la cólera de Dios - Fitzcarraldo forma una especie de Santísima Trinidad cinematográfica para mi. Esto es un arma de doble filo; las expectativas no siempre se ven cumplidas y uno puede terminar, aunque sea de forma injusta, algo decepcionado. Vamos, un poco lo que me ocurrió con Conquista de lo inútil, diario de rodaje de Fitzcarraldo. 

En el caso de Cada uno por su lado y Dios contra todos las expectativas se han visto superadas, hasta el punto de que puedo afirmar, aunque aún estemos en el mes de abril, que este libro figurará en mi lista de "lo mejor del año 2024". Y, además, lo voy a razonar.

Siguiendo un orden por lo general cronológico, Herzog va entrelazando vida y obra en un texto que puede ser leído, obviamente, como autobiografía, pero también como novela de formación, novela de aventuras o crónica de viajes. 

Quien tenga interés en su cine, ya sea de ficción o documental, encontrará en estas páginas algunas de las claves que se observarán en su obra. En este sentido, hay dos frase determinantes: "lo que vimos de niños lo sigo viendo hoy" "hay una serie de motivos recurrentes en mi cine que casi siempre se basan en experiencias de la vida real". La infancia y adolescencia como claves que condicionan y explican el futuro, como punto de partida de un primer tercio del texto de lo más bernhardiano, con quien el autor comparte tiempo y espacio; la vida como escenario.

Entre lo anecdótico y el contexto sociopolítico de la época, la infancia y adolescencia a finales de la Segunda Guerra Mundial, las complejas relaciones familiares, su devoción por dos de sus hermanos, su pasión por el fútbol, su etapa escolar, sus diferentes formas de buscar la trascendencia (a través los viajes, de la religión, etc) configuran una novela de formación que puede ser leída, perfectamente, por alguien que no conozca la obra del alemán. Interesantísimo retrato de un tiempo y un lugar muy determinados, pero por ello profundamente universal, posee por sí solo un alto valor literario.

A medida que avanza el libro y que Werner Herzog se hace adulto, el texto se centra en el cine. Desde aquellos comienzos autodidactas y autofinanciados hasta los últimos documentales, pasando por sus adaptaciones operísticas, el autor repasa sus diferentes proyectos, fallidos o no. Siempre caminando por la cuerda floja y siempre atraído por historias al límite y personajes extravagantes, Herzog desgrana historias de sus rodajes, de sus relaciones con diferentes miembros de su equipo (Klaus Kinski (cómo no), Walter Saxer, etc) y con personajes tan sumamente interesantes como Bruce Chatwin, Mike Tyson (!!!) o Reinhold Messner. Es esta vertiente del texto la que lo sitúa más cerca de la novela de aventuras y la crónica de viajes, además de historia del cine, por supuesto. 

Su parte final, en cambio, pasa a centrarse en aspectos más confesionales e íntimos, más reflexivos o ensayísticos. Lo personal y familiar se unen a sus visiones de futuro y cierran el círculo que comienza con una epifanía de juventud.

Tres son, especialmente, las cosas que más me gustan de las memorias de Werner Herzog:
  1. Ya lo he comentado, pero el texto trasciende lo meramente personal y este me parece fundamental en libros de este tipo.
  2. Que no haya "ajustes de cuentas". Con una vida de este tipo y con la multitud de gente con la que se ha cruzado Herzog, sus memorias podrían haber tomado derroteros más sensacionalistas. No lo hacen y se agradece.
  3. El ritmo. Herzog nos mantiene pegados a las páginas del libro y maneja la tensión narrativa a la perfección. Resulta sorprendente, por la escasez de casos, que el autor maneje dos lenguajes tan diferentes como el literario y el cinematográfico con tanta soltura y solvencia.
En fin. Creo que lo todo anterior sirve para dar una imagen general de lo que son estas memorias y de los motivos de la valoración, ¿no os parece?

martes, 2 de abril de 2024

Fernando Savater: Ética para Amador

Idioma original: castellano

Año de publicación: 1991

Valoración: Está bien


Libros sobre ética hay un montón, desde clasicazos de la filosofía hasta basurillas de diversas tendencias, porque a fin de cuentas es una disciplina que analiza la conducta humana e intenta definir lo que está bien y mal, en definitiva una reflexión de tales dimensiones que muy bien podría terminar siendo una página en blanco que cada uno, desde sus convicciones, va llenando de contenido. En todo caso, como es lógico, es algo que siempre ha preocupado a los pensadores y filósofos, que han intentado en cada momento encontrar las respuestas correctas.

Savater, que fue o es profesor precisamente de Ética, seguramente no podía evitar escribir un libro sobre la materia, uno (no sé si hay más) entre la imponente producción ensayística y literaria del filósofo donostiarra. Lo enfoca el autor, como bien indica el título, como un libro dirigido a su hijo Amador cuando este tiene quince o dieciséis años, y por extensión a los adolescentes y jóvenes en general. La decisión es arriesgada, porque semejante enfoque parece implicar el uso de un tono ligero, salpicado de humor y ejemplos accesibles a ese tipo de público, y esto es un poco andar sobre el alambre. Personalmente, no me gustan este tipo de textos (estoy pensando en cierto título de moda hace unos años, también de materia filosófica, absolutamente infumable), porque el esfuerzo de un adulto por acercarse al lenguaje y la perspectiva de un adolescente no solo me parece abocado sin remedio al fracaso, sino de resultado bastante patético. Pero bueno, es la apuesta de Savater, que al parecer le granjeó cierto éxito, supongo que por el tirón que puede tener un libro sobre asuntos muy serios formulado de forma llana y accesible.

En algún momento viene a decir el autor que tampoco es un texto sobre Ética ni contiene reglas para conducirse por la vida. Entiendo que lo que pretende es más bien mostrar esa página en blanco y subrayar la importancia de vivir conforme a unos principios que cada cual debe ir elaborando. La clave de todo esto es la libertad, máxima expresión del ser humano que le diferencia de otras especies, el margen para decidir en base al raciocinio y a los valores que uno vaya asumiendo como propios. La libertad, claro está, no es plena, o no lo es siempre, está mediatizada por las órdenes, las costumbres, y a veces sometida al capricho o confundida con él. La libertad, entonces, no deja de estar sometida a cierta tensión, generalmente procedente del entorno, aunque a veces también mediatizada por las circunstancias propias del individuo.

La oferta de Savater consiste en tener claro este espacio y disponer de él para construir una vida plena, en la que la satisfacción radica en haber optado por el camino correcto, solo eso, o nada menos que eso. Aunque no encontraremos apenas recetas para identificar ese camino, la más importante tendría que ver con el acercamiento a otros seres humanos, la conciencia de que todos formamos parte de un colectivo donde lo que le ocurre a uno repercute en todos, para bien o para mal, algo que podríamos llamar empatía, y que tiene un parentesco muy claro con lo que exponía Nuccio Ordine en este libro que trajimos aquí hace poco. Se plantean dilemas, algunos ya clásicos, en los que uno debe decidir entre varias opciones, incógnitas que hay que resolver, encrucijadas ante las que uno mismo decide en base a sus valores. Humanidad o sentido de la justicia serían conceptos que vendrían a contribuir a la elección correcta, pero conviene analizar todas las opciones y sopesar las consecuencias, porque el ejercicio de la libertad implica también responsabilidad.

En este aspecto creo que encontramos lo más valioso del libro: al carecer de un listado de normas a seguir, la decisión es de cada uno, en base a esa libertad y a un criterio propio, que es justamente lo que se pretende poner en primer plano. Lo dice ya en el prólogo: 'el objetivo no es fabricar ciudadanos bienpensantes, sino estimular el desarrollo de librepensadores'. Algo tan viejo, de lo que muchos otros hablaron antes, pero tan difícil de conseguir, y tan necesario ahora mismo, no sé si más o tanto como en otras épocas.


lunes, 1 de abril de 2024

Quim Monzó i Sergi Pàmies: Si la memòria no ens falla

Idioma original: catalán
Año de publicación: 2023
Valoración: muy recomendable

Quizás  el término francotiradores pueda resultar exagerado, pero me parece particularmente apropiado para definir lo que representan Monzó y Pàmies para la cultura catalana de las últimas décadas. En muchos ámbitos aparte del estrictamente literario, pero ya que estamos hablando de libros, pasemos de puntillas sobre su presencia en otros medios y restringámonos a la poderosa influencia de su obra escrita. Dos tipos maduros a los que las opiniones ajenas les dan bastante igual. La pura estampa de ambos tomados de la mano en la portada de este libro ya es indicativa de esta condición. No son pareja sino dos abueletes que hacen esa especie de broma.

Julià Guillamón, otro crítico y escritor de referencia, los reúne en el estudio de Monzó y los entrevista a través de varios días. O más bien diserta con ellos y deja que el diálogo fluya y se produzca un intercambio de experiencias, algunas de las cuales, así de pequeño y modesto es el universo cultural catalán, son comunes. Las conversaciones se producen en un tono distendido, incluso dan para alguna sesión de fotos de la que sale la foto de la portada. Las temáticas son apenas sugeridas y a partir de ahí todo fluye. Guillamón interviene lo justo, para recomponer lo que puede ser un discurso algo caótico, pues hablamos de dos talentos tan locuaces como para llevar cualquier conversación hacia el otro extremo desde la pura banalidad hasta cierto sentimiento crepuscular, que hablamos de dos señores con un bagaje vital. Siempre eludiendo trascendencia y aparatosidad, no en vano tenemos a dos columnistas de presencia periódica, no solo creadores en su narrativa sino habitualmente obligados a sacar partido de meras anécdotas.

Otros libros reseñados de Sergi Pàmies en ULAD: aquí

Otros libros reseñados de Quim Monzó en ULAD: aquí