jueves, 5 de mayo de 2022

Ognjen Spahic: Hijos de Hansen

Idioma original: Serbocroata
Título original: Hansenova djeca
Traducción: Luisa Fernanda Garrido y Tihomir Pistelek
Año de publicación: 2004
Valoración: Recomendable

La última leprosería de Europa, situada en un rincón perdido de los Cárpatos, y el año 1989 son los escenarios espaciotemporales elegidos por el montenegrino Ognjen Spahic para situar los terribles sucesos que tienen lugar en este "Hijos de Hansen". Ni el espacio ni el tiempo son baladíes: aquel por ser un mundo cerrado, oscuro y aislado (todos somos un mismo cuerpo que vive la enfermedad, duerme con la enfermedad y muere por ella), este por tratarse de los últimos meses del régimen de Nicolae Ceaucescu (y esposa), ambos por funcionar como metáfora del siglo XX en Europa del Este.

Porque aunque el "texto principal" transcurre en la leprosería y alrededores, el "subtexto" histórico-político es evidente  y extensible a toda la región, y a la putrefacción física se une la putrefacción moral que genera una dinámica de sucesivas y variadas violencias dirigidas contra las minorías más vulnerables. En fin, un continuo "dejà vu" tristemente de actualidad.

Como podréis imaginar, "Hijos de Hansen" es una novela claustrofóbica y oscura, referencias bíblicas incluidas, en la que apenas se observan leves destellos de esperanza, especialmente en la historia de amistad de sus dos principales protagonistas. 

Tres son los aspectos más destacables de la novela: su lado sensorial (texturas, olores, sabores), la recreación de ese ambiente opresivo  y el brutal contraste entre la crudeza / violencia y la belleza / poesía de las imágenes que construye Spahic. 
"(...), en los últimos años semejantes recuerdos suscitaban cada vez menos emociones. (...)deambulaban por mis pensamientos como la última manada de una treintena de bisontes en los bosques septentrionales de Polonia"

En este sentido, la primera mitad de la novela me recuerda a clásicos balcánicos como Danilo Kis o Aleksandr Tisma, gracias a esa mezcla de poesía y crudeza y a la inserción de los destinos individuales en el curso de la Historia. Por el contrario, la segunda mitad de la novela, esa en la que la triste paz del leprosario explota, supone un giro radical y se convierte en algo mucho más "bestia" y acelerado, tanto es así que creo que a Spahic se le llega a ir la mano en ambos sentidos.

Pese a esto, "Hijos de Hansen" es una novela de una potencia brutal, aunque no siempre aprovechada del todo y no apta para estómagos sensibles.

P.S.: Hace unos días Santi reseñó el primer libro de un autor de Lietchenstein. Hoy es el turno de Montenegro. Ya nos quedan menos países "a conquistar".

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