Idioma original: Castellano
Año de publicación: 2022
Valoración: Entre recomendable y está bien
Año de publicación: 2022
Valoración: Entre recomendable y está bien
Todo en orden compila once relatos de extensión variable. Once relatos que abordan temas como el ostracismo, la precariedad, la depresión, la soledad y la muerte desde un enfoque pesimista no exento de cierta dignidad.
En general, los cuentos de Luis Sánchez Martín me han parecido correctos; eso sí, creo que un par son más flojillos que el resto y mejorarían con sólo aplicarles algunas modificaciones. Por ejemplo, su prosa se podría pulir, ya que peca de erratas ocasionales, reiteraciones intrusivas, frases excesivamente largas o estructuras redundantes. Asimismo, opino que sus premisas tienen margen de maniobra en lo que a exprimir al máximo su potencial respecta.
Sea como fuere, aprecio el regusto a realismo sucio que dejan las historias de Luis; también el humor negro y la mala leche que supuran. Del conjunto destacaría "Distrito Federal" por su lograda atmósfera y su ambiciosa trama, "Nada en el buzón" por sus inquietantes implicaciones y la pieza que da nombre a la antología por abocarnos a la espiral de venganza de un antihéroe que no tiene nada que perder.
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A continuación adjuntamos un pequeño cuestionario que Luis ha respondido con suma amabilidad:
ULAD: Buenas, Luis. Antes que nada, deja que te diga que me encanta la franqueza que destila Todo en orden. Se nota que no te asusta desnudar tus imperfecciones frente al lector; que no te acompleja mostrarte frustrado, rabioso y resentido con la vida. Eso es de ser un valiente.
L.S.M.: No sé si soy valiente porque lo hago desde una silla frente a un ordenador, pero desde luego planto cara (simbólicamente) a un sistema (llámalo neoliberalismo, llámalo capitalismo) que nos ha hecho creer que la sumisión y el tener el tiempo libre justo para ver un rato la tele(basura) por la noche, porque el resto del tiempo hay que trabajarlo para pagar una hipoteca que se lleva el 70 % del sueldo y un BMW que no necesitamos, es el modo de vida que tenemos que aceptar como normal. No sólo eso, sino que debemos rechazar, “reprogramar” a quien no piense así.
ULAD: ¿No te preocupa que tus cuentos se puedan malinterpretar? Lo digo porque hoy día mucha gente es incapaz de separar al autor de la obra, la ficción de la realidad. Igual alguien lee Todo en orden y se imagina que eres un sádico y un degenerado (risas).
L.S.M.: Y para el modelo de persona que describo en la anterior respuesta quizá lo soy. Mr. Wonderful me come los huevos, reivindico el derecho a estar enfadado y legitimo ciertos tipos de violencia. Creo que deberíamos preguntarnos por qué se considera terrorismo lanzar un cóctel molotov contra una sucursal bancaria, pero no es terrorismo que esa sucursal bancaria deje en la calle a una familia con hijos y sin ingresos (y que la deuda se mantenga aún después de quitarles la casa); por qué no es violencia que te obliguen a trabajar 10 horas de lunes a sábado por 800 euros y sí lo es darle un guantazo a ese empresario. Y así, infinidad de violencias que hemos legitimado y a las que no nos permiten enfrentarnos, pues han creado una burocracia ‘legítima’ y unas leyes que no sirven absolutamente para nada.
ULAD: Se te da bastante bien construir personajes de dudosa moralidad con los que, sin embargo, es fácil empatizar, e incluso simpatizar. ¿Cuál es tu truco?
L.S.M.: Todo es real, tan sencillo como eso. Lo que cuento ocurre, y busco incomodar. Si incomodo y eso ayuda a que la gente vea la realidad de otro modo (o, simplemente, vea LA REALIDAD), sin los filtros del Mr. Wonderfulismo y la “poesía de mierda” (frases de sobre de azúcar, memes con arcoíris de Facebook, etc…), he logrado el objetivo. Y si incomodo porque alguien cree que exagero y se enfada porque ese no es su mundo, también (por idiota, a ver si abre los ojos algún día).
ULAD: Tengo entendido que eres un admirador incondicional de Charles Bukowski. Y lo cierto es que se nota la influencia que ha tenido el autor en tu literatura. ¿Extrapolas deliberadamente su visión del mundo a España o simplemente nuestra tierra se parece, en el fondo, a los EEUU decadentes y sórdidos que él ayudó a desenmascarar?
L.S.M.: No admiro, ADORO a Bukowski. Y sí, creo que nuestra España actual (la del milagro económicJOJOJOJOO) se parece a aquellos EEUU donde él tuvo que dormir en la calle sobre cartones para poder trabajar por unos céntimos la hora. Vivo en la huerta de Murcia, y en los últimos años han salido a la luz varios casos de empresas que tenían a los trabajadores en condiciones de esclavitud, con jornadas de doce horas, descontándoles el tiempo para comer e incluso ir al servicio y durmiendo hacinados en zulos y almacenes. En pleno siglo XXI, empresarios que van en Mercedes paseando sus barrigas y tocando el culo a las camareras porque se creen con ese derecho.
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