Mostrando las entradas para la consulta Marc Behm ordenadas por relevancia. Ordenar por fecha Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas para la consulta Marc Behm ordenadas por relevancia. Ordenar por fecha Mostrar todas las entradas

martes, 27 de octubre de 2020

Marc Behm: La doncella de hielo

 Idioma original: inglés

Título original: The Ice Maiden

Año de publicación: 1983

Traducción: Jorge de Lorbar

Valoración: recomendable y divertida

He de reconocer que en los últimos tiempos me he aficionado sobremanera a la divertida serie de FX para HBO Lo que hacemos en las sombras (sí, ya sabéis, la que trata sobre unos vampiros que viven en Staten Island, basada en una peli del mismo título), quizás incluso hasta un punto que alguien podría considerar como... ejem,  obsesivo (ni confirmo ni desmiento que vaya por casa hablando como Nandor el Implacable). El caso es que esta serie televisiva y el largometraje que la originó, me han recordado a una novela, no menos divertida, que leí hace tiempo, y que me he decidido a releer y reseñar para ilustración y solaz de los seguidores de Un Libro Al Día. 

Se trata, como se puede apreciar, de La doncella de hielo, del peculiar escritor y guionista americano (pero que acabó residiendo en Francia) Marc Behm. trata también sobre las aventuras, o desventuras, más bien, de unos vampiros contemporáneos (es decir, contemporáneos de 1983, que es cuando se publicó la novela.. .Imaginad, pues, a los personajes vestidos como una mezcla de Fame o Tootsie y Miami Vice): la bella Cora Dana y el atractivo Tony Logan que viven -o no viven- con bastantes estrecheces económicas en Nueva York. Porque no sólo de sangre vive -o no vive- el vampiro y el dinero les es necesario, como a cualquier mortal, incluso en aquella ciudad que se supone estaba viviendo su momento más bajo en aquellos años; Cora trabaja de croupier en un casino clandestino de la Mafia y no le llega para pagar el alquiler de su apartamento, mientras que Tony se dedica a tocar el piano en un bar y duerme en un garaje abandonado. Al final se plantean lo que haría cualquiera que tuviese dificultades económicas, poderes sobrenaturales y ningún sentido de la ética o la moralidad: dar un buen palo. En este caso, robar el casino ilegal donde trabaja Cora. Pero, ay, una cosa es contar con esos poderes sobrenaturales -convertirse en murciélago, verbi gratia- y otra saber utilizarlos; la pareja de vampiros se ve obligada entonces a recurrir al antiguo compañero de Tony -de hecho, fue quien le convirtió en chupasangre-, un viejo monstruo que proviene de la Inglaterra medieval llamado Brand y que en ese momento malvive -o no- en las alcantarillas de la Gran Manzana, cual gusano enroscado junto a su corazón.

En fin, no voy a desvelar aquí las muchas peripecias y trapisondas que sufren estas simpáticas criaturas de la noche para llevar a cabo su plan, por si alguien (como así espero) se decide a leer la novela. En todo caso, adelanto que, entre otras circunstancias divertidas -incluso despiporrantes-, hay momentos de desinhibida lubricidad, pues es bien sabido que los vampiros están más salidos que el pico de una plancha y para fornicar lo mismo le da carne que pescado, mortales o inmortales... Sólo comentaré que, según sospecho por la fecha de publicación de este libro, se trata en cierta medida de una parodia, o cuando menos de un reflejo irónico, de otra novela más famosa publicada unos años antes, Entrevista con el vampiro, de Anne Rice, libro que, hasta donde yo sé, supuso un cambio importante en este género o subgénero vampírico, además de dar lugar a una exitosa serie de novelas, una película no menos célebre y toda una pléyade de epígonos literarios, cinemátográficos y televisivos de mayor o menor interés, que reflejaban -o no reflejaban, claro- las vicisitudes cotidianas de los "no muertos", más allá del castillo de Drácula o el barco de Nosferatu. También, por lo que sé, la novela está en la línea de otras de Behm, que parece tenía cierta debilidad por las protagonistas bellas, jóvenes y despiadadas.

Como demérito, no obstante, cabe señalar que algunas expresiones sarcásticas sobre personajes de otras etnias diferentes de la anglosajona o de tendencias sexuales poco normativas quizá fueran muy chistosas hace cuarenta años, pero hoy en día nos chirrían un poco, o mucho... Cierto es que encajan más o menos en el tono jocoso de toda la novela y además, cabe suponer cierta responsabilidad a la traducción, un tanto "pedantresca" (es decir, entre pedante y pedestre), pero en fin, es lo que hay y no se puede ni se debe ocultar... Espero que quien lea la novela se quede sobre todo con la diversión, ironía y originalidad que transmite. Y si no es así, siempre le queda Lo que hacemos en las sombras, qué narices...


Otros títulos de Marc Behm reseñados en Un Libro Al Día: La mirada del observador

sábado, 7 de junio de 2014

Marc Behm: La mirada del observador

Título original: The eye of the beholder
Idioma original: inglés
Traductora: Beatriz Pottecher
Año de publicación: 1980
Valoración: Imprescindible

Comenzaré diciendo que tenía unas ganas tremendas de leer esta novela, por varios motivos: el primero es que me había encantado otra de Marc Behm, La doncella de hielo, una divertida historia de vampiros hedonistas y libidinosos que deciden "darle el palo" a unos gángsters para poder seguir pegándose la buena vida... es decir, muerte (nada que ver con las sagas de Stephanie Meyer o incluso Anne Rice, que conste). En segundo lugar, todas las críticas y opiniones que he leído sobre La mirada del espectador son positivas: en algún lugar se la clasifica como una de las cinco mejores novelas negras de la historia o, incluso como la mejor de todas (puede que tal prestigio tenga que ver con que en 1983 Le Monde la considerase como la mejor historia policíaca de los diez años anteriores). Por si fuera poco, hasta su reedición en 2008 fue un título difícil de encontrar en España, al parecer, lo que la convirtió en una especie de Grial del género negro. Sinceramente, ya me daba un poco de miedo leer este libro: expectativas tan altas son fáciles de decepcionar.

¿Y de qué va la cosa? Se trata, en un principio, de un argumento de la novela negra más clásica (y tópica): un detective, conocido únicamente como El Ojo (de private eye, supongo), es contratado para investigar a la novia del hijo de una familia de posibles. El detective (como mandan los cánones, un tipo solitario, de vuelta de todo, y con la única familia de una foto escolar de grupo, en la que no sabe qué niña es su hija, perdida hace ya mucho tiempo) descubre que la hermosa chica es en realidad una asesina despiadada que se dedica a finiquitar, no sin desvalijar antes, a sus conquistas amorosas, previa boda y todo, en algunos casos. El Ojo, en vez de denunciarla, lo que hace es seguirla por todo el territorio estadounidense, vigilándola a tiempo completo e incluso encubriendo los crímenes de esta "viuda negra".  Y... hasta aquí puedo contar (más o menos, lo que se explica en la contraportada).

Como se ve, es una historia en absoluto convencional, a pesar de que utiliza muchos de los lugares comunes de la novela negra: el detective, la mujer fatal, las persecuciones, tiroteos, el ambiente de los moteles, bares, carreteras solitarias... No obstante, y a pesar de los numerosos asesinatos que van sucediendo, el tono general de la narración es cualquier cosa menos desagradable o sanguinario (bueno, un poco, sí). Los protagonistas, al fin y al cabo, son presentados como llenos de una humanidad conmovedora: la asesina no es solo la mantis religiosa o psicópata vampiresa que aparenta; el Ojo no es en absoluto el voyeur pervertido que cabría pensar. Y el efecto que provoca la narración, en realidad es más parecido al de una ensoñación, de una fábula que transcurriese en un ambiente onírico. Para entendernos: a pesar de que ha habido al menos un par de adaptaciones de la novela al cine (una película francesa y otra americana), creo que el director ideal para ello habría sido, sin duda, Alfred Hitchcock (el Hitchcock de Ventana indiscreta, claro... pero, sobre todo, el de Vértigo). La novela, además,  está recorrida de principio a fin de un erotismo frío (muy "hitchconiano"), que también contribuye no poco a convocar ese tono onírico, a medio camino entre la pesadilla y la duermevela.

Pero La mirada del espectador es mucho más: es una road-story escrita con agilidad y eficacia callejera, soez cuando es necesario, pero también con una elegancia y hasta exquisitez apreciables. Y un sentido del humor zumbón, característico, por lo que se ve, de Behm. Es una novela sobre la paternidad y sus escurridizas obligaciones y certezas. Una novela sobre la desesperanza, sobre el asesino transcurrir del tiempo y sobre cómo el mundo nos pasa por encima si no somos capaces nosotros de pasar por encima de él. Es, por supuesto, una historia de amor. O más de una.

Lo que no sé es si está entre las cinco mejores novelas del género negro, o entre las cien, etc.... Ni siquiera estoy seguro de que sea una novela recomendable, al menos para cierto tipo de lectores. Pero sí sé que es una novela extraordinaria. ¿Imprescindible? No: lo siguiente.