Idioma original: inglés
Título original: The Last Colony
Traducción: Francisco J. Ramos Mena.
Año de publicación: 2023
Valoración: recomendable
Una pequeña cuestión preliminar sobre La última colonia que cabe aclarar al lector. Philippe Sands es
abogado y profesor de Derecho a la par, obviamente, que escritor y autor de
este libro. Se trataría de una curiosa integración de dos desempeños
profesionales que confluyen en textos como este, y que, cabe advertir al
lector, pueden hasta cierto punto confundirse, al existir una especie de tensión narrativa paralela al desarrollo de una cuestión de índice legal.
Así que la trama, o el caso, se centra en un Archipiélago, Chagos, perteneciente a Mauricio, un estado insular africano situado en el Océano Índico, famoso por sus playas, por su relativa proximidad a la Seychelles, por su usualmente venerado proceso de descolonización, que lo convirtió en uno de los países africanos más prósperos. Resulta que Chagos fue elegido como ubicación idónea para una base militar estadounidense. Y que esa elección entraba en conflicto tanto con la constitución como estado de Mauricio como con la presencia de población autóctona que vivía allí. La solución fue una chapuza: para poder alojar la instalación militar, los habitantes fueron coaccionados de malas maneras para que aceptaran la ofertas para abandonar sus hogares. Se tomaron medidas como cortar las comunicaciones y los suministros para que entendieran que ejercer su derecho de continuar residiendo en sus casas no les traería nada bueno. Finalmente, se les conminó a abandonar sus hogares acarreando con unas pocas pertenencias.
Philippe Sands relata aquí el proceso iniciado por los habitantes, centrando la narración el caso de Liseby Elysé, víctima junto a su familia de esa deportación encubierta y testimonio en el juicio, a través de varias sesiones en que explicó su experiencia. Sands extrapola el caso no solo a la comunidad residente en Chagos, si no a todo el proceso de descolonización que ha acabado (pero esto será objeto de otra lectura y otra reseña) con un enorme continente y una enorme masa de población desplazada del epicentro de decisiones global, con las repercusiones de las economías de corte extractivo y del propio diseño de fronteras y naciones que los descolonizadores se cuidaron muy bien de dejar bien orquestado para minimizar futuros ajustes. Sands conduce la narración con algún altibajo: disfrutamos más de las experiencias personales (como ese regreso a lo que fueron sus hogares, esa visita a los parajes evocando sus recuerdos) que de la inevitable letanía de obstáculos legales (decretos, comisiones, trámites burocráticos diseñados, sobre todo, para evitar tanto la reversibilidad de la operación como un elevado impacto económico de las indemnizaciones) que dejan en muy mal lugar al gobierno británico en su empeño por complacer la voraz hambre del imperialismo estadounidense. Que vaya momento para comentarlo, por cierto.
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