domingo, 16 de febrero de 2025

Hampton Sides: En el reino del hielo. El terrible viaje polar del USS Jeannette

Idioma original: Inglés
Título original: In the kingdom of ice: the grand and terrible polar voyage of the USS Jeannette
Año de publicación: 2015
Traducción: Miguel Marqués
Valoración: Muy recomendable

Aunque por el título lo parezca, esta no es una reseña de Frozen. Así que ¡keep calm y a aguantar una nueva turra sobre sueños polares! El viaje que hoy os acercamos (¿se puede considerar esto un oxímoron?) es el de la Expedición Ártica Estadounidense (1879-1882), la cual, a bordo del USS Jeannette y al mando de George W. De Long, pretendía llegar al Polo Norte atravesando el Estrecho de Bering y bordeando la costa siberiana. 

Spoiler: NO LLEGARON. Es más, lo que les pasó, en palabras de George Melville, ingeniero de la expedición, fue:
(...) Que el barco había partido desde América y atravesó el océano, que había quedado atrapado en el hielo y navegó a la deriva durante 2 años, que la banquisa lo aplastó y terminó hundiéndose, que 33 hombres se vieron obligados a marchar durante 3 meses sobre el hielo, arrastrando 3 embarcaciones, hasta encontrar aguas abiertas, que las 3 embarcaciones se habían separado durante una tormenta (...)

Os podéis imaginar, por tanto, que la Expedición del USS Jeannette fue, en su gran mayoría, un catálogo de penalidades, una trágica y dramática historia de héroes y mártires que libran una feroz batalla contra la muerte en la que habrán de hacer frente a decisiones y dilemas que pueden cambiar destinos. 

En este sentido, todo el libro puede ser leído como una gran novela de aventuras, tanto por los hechos en sí como por la estructura elegida por el autor. Ahora que lo pienso, me resulta extraño que no haya alguna serie o alguna película sobre la expedición porque hay una poética muy clara en el libro sobre  todo lo que uno va dejando atrás hasta llegar a la muerte (esposa e hijos, el barco, los trineos, los papeles, los compañeros...) y alguna que otra imagen tiene una potencia visual tremenda (unos hombres emergiendo del lodo en una playa, como si de las criaturas semilegendarias de Ramiro Pinilla se tratara). Fijaos, por ejemplo, en el laconismo de las últimas entradas del diario de De Long, infinitamente menos conocidas que las de Scott pero tan terribles y desoladoras como las del británico:

Lunes, 24 de octubre. Día 134. Ha sido una noche dura.
Martes, 25 de octubre. Día 135
Miércoles, 26 de octubre. Día 136
Jueves, 27 de octubre. Día 137. Iverson está moribundo
Viernes,  28 de octubre. Día 138. Iverson ha muerto a primera hora
Sábado, 29 de octubre. Día 139. Dressler ha muerto durante la noche
Domingo, 30 de octubre. Día 140. Boyd y Görtz han muerto durante la noche. El señor Collins está a punto de morir.

De todas formas, sería extremadamente reduccionista quedarnos con esa lectura porque todo viaje de estas características es fruto de unas circunstancias y de un contexto social, político, científico, cultural, etc. Así, el autor dedica unas 200 de las 550 páginas del libro a ese contexto y para ello se sirve, además del propio De Long, en dos personajes tan antagónicos como el magnate de la prensa, y mecenas de la expedición, James Gordon Bennett y el geógrafo alemán August Petermann. 

A través de personajes como estos, como el naturalista de origen escocés John Muir o el ya citado George Melville, el autor nos habla de una nación en reconstrucción, del sueño ártico como encarnación de las aspiraciones de la joven república de convertirse en una potencia mundial, de los intereses económicos y el escaso o nulo respeto por los pueblos originarios (justo ahora que cierto personaje de piel naranja quiere "comprar" Groenlandia), etc. Son estas otras vertientes del libro las que hacen que este se eleva más allá de una epopeya polar. 

Por terminar, En el reino del hielo es una magnífica y terrible historia muy bien contada, de esas que hacen que uno se pase luego (y durante) horas buscando datos sobre lugares como la Tierra de Wrangel, las islas Diomedes, las islas Aleutianas o Nueva Siberia o pueblos como los yakutos o los chukchis. ¿Será grave, doctor?

3 comentarios:

Félix dijo...

Hola, Koldo. Creo que pusiste Abran donde iba Habrán, je.
Por lo demás, gran reseña, siempre me gusta cuando se trasluce tu entusiasmo.

Koldo CF dijo...

Cierto. Ya está corregido. Muchas gracias por el comentario, Félix

Anónimo dijo...

Tiene muy buena pinta, y algo he leído de este viaje en el libro de Barry López Sueños Árticos. Me lo apunto para leer.