martes, 25 de febrero de 2025

Francois Boyer: Juegos prohibidos

Idioma original: Francés 
Título original: Jeux interdits
Año de publicación: 1952
Traducción: Vanesa García Cazorla
Valoración: Recomendable 

Año 1940. Francia ocupada. Filas de hombres, mujeres y niños vagan por las carreteras huyendo de los bombardeos. Una de esas niñas es Paulette quien, a sus 9 años, asiste a la muerte de sus padres y queda sola, completamente sola.

Año 1940. Francia ocupada. Los Dollé viven a escasos kilómetros de una de esas carreteras, trabajan como mulos y viven aparentemente ajenos a la guerra. Uno de los miembros de la familia es Michel, también de 9 años y también solo en un mundo de adultos.

Tan lejos y tan cerca. Dos realidades separadas que entran en contacto gracias a Paulette y Michel, dos seres en un mundo de códigos, gestos, rituales y símbolos incomprensibles para ellos, dos personas que tratan de apre(he)nderlos como buenamente pueden.

Este vendría a ser, de una forma muy aproximada, el argumento de la novela. Pero como toda aproximación, uno siempre deja cosas fuera y es conveniente no obviarlas porque son parte fundamental del texto. Así, es necesario indicar que la novela se construye, además de lo ya indicado sobre niños y adultos, en base a varios planos opuestos que se contraponen y acrecentan la sensación de ajeneidad: el campo y la ciudad, lo "público" y lo doméstico, los hombres y las mujeres, lo terrenal y lo celestial, etc. Sin estas contraposiciones será imposible entender la novela.

Centrándome ya en aspectos valorativos de Juegos prohibidos, varios son los puntos a destacar:
  • las voces infantiles. Mira que es difícil poner voz literaria a los niños y que no suene impostado. Boyer hace que los niños hablen y actúen como niños, aunque sea en un contexto muy especial.
  • la utilización de recursos cercanos al cuento, que complementan esas voces infantiles. Sirven de ejemplo las constantes enumeraciones, los juegos más o menos inocentes, etc.
  • su evidente simbolismo. 
  • su humor, que va de lo inocente a lo macabro, con algunos toques muy muy franceses (¿por qué siempre hablamos de humor inglés y no de humor francés, por ejemplo?)
  • su carácter crítico hacia un mundo completamente embrutecido y deshumanizado.
Como aspecto menos favorable, me queda una cierta sensación de desaprovechamiento de algunos de los materiales de la novela. Por ejemplo, una mayor profundización en las relaciones entre los miembros de la familia Dollé o entre estos y sus vecinos, los Ganard. Aunque eso quizá sería otra novela y alejara el foco de Michel y Paulette, de sus traumas, de sus pobres vidas.

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