jueves, 27 de febrero de 2025

Paul Collier. El club de la miseria


Idioma original: inglés
Título original: The Bottom Billion
Traducción: Víctor V. Úbeda.
Año de publicación: 2007
Valoración: interesante

A lo mejor ese "interesante" algo tibio podría ser acompañado de un "pero bastante deprimente" en función de como, casi dos décadas después, está el mundo. Sobre todo por lo que se produce justo el año en que se publica. Una enésima crisis global que agudiza las desigualdades, añadamos un nuevo estirón de la población mundial que se produce, especialmente, en alguno de los países que más aparecen en este texto, y puede resultar desasosegante pensar que las premisas del libro siguen vigentes, que muchos de los casos que se citan en él siguen pendientes de resolver, en fin, que el texto podría publicarse justo ahora sin grandes cambios estructurales. De hecho, cuenta con una continuación que intentaré leer, aunque no sé si un contenido adicional justificaría una vuelta al tema en forma de una nueva reseña. 

Acudo a El club de la miseria pues se le menciona en varias veces en La última colonia como uno de los textos a los que acudir para comprobar el desigual (o sea: muy malo para muchísimos, aceptable o bueno para unos pocos) devenir de las naciones africanas, una vez su descolonización, aunque fuera sobre el papel, se hizo efectiva, y sus gobiernos eran elegidos en procesos más o menos claros y preferentemente por sus habitantes (carraspeo muy profundo). El resultado es desolador y Collier, que como Sands es fundamentalmente un cargo técnico, en este caso en bancos, instituciones universitarias o adyacentes a la administración, intenta, con la ayuda de especialistas en la matería - economía - tanto de ámbito global como local, desarrollar un texto estructurado abordando, de forma pragmática y algo desoladora, cuáles son los problemas a que se enfrentan - tiempo presente, me temo -los Estados que, a pesar, entendemos, de todos los intentos, no han conseguido sacar a sus poblaciones de la miseria y la precariedad. Relacionar estos problemas nos lleva a territorios temidos y conocidos: desde el factor climático y la dependencia de las ubicaciones geográficas propias y de los países vecinos hasta la pobreza de las infraestructuras, de los sistemas sanitarios y educativos, la trampa de la dependencia de un determinado recurso propio y su proceso extractivo, y, claro, la inestabilidad política y la tendencia a arreglar las cosas a golpes de estado, de tanque o de machete. Y, last but not least, la corrupción que lo pringa todo.

Collier expone datos objetivos y, reitero que este es casi un texto técnico, un estudio con planteamientos y conclusiones, conduce hacia ciertos planteamientos que pueden resultar chocantes: desde la crítica a partes iguales a autoritarismos de izquierda y derecha hasta la defensa, cautelosa pero defensa, de las intervenciones militares de alcance preciso y limitado en casos justificados (...).

No negaré que la lectura resulta un tanto desoladora, especialmente si uno pertenece a uno de esos países, en vez de a los confortables hogares de Occidente, pero sus crecimientos demográficos, su ebullición como continente, muchos pequeños factores ya se suman para que tengamos claro que mirar hacia otro lado ya hace tiempo que ha dejado de ser una opción.

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