martes, 9 de julio de 2024

Elisa Victoria: Otaberra

Idioma original:
español
Año de publicación: 2023
Valoración: Está bien
 
Compré Otaberra empujado por un cierto hype en relación con su autora, Elisa Victoria, sobre todo a partir de su primera novela, Vozdevieja, que también reseñamos aquí muy elogiosamente. También por simpatía por su editorial, Blackie Books, que ha publicado algunas de las obras y autores/as con más desparpajo de los últimos años, como Juarma o la propia Elisa Victoria. Vamos, que tenía las expectativas muy altas las expectativas, y quizás por eso, la novela me ha dejado bastante frío, a pesar de reconocer en ella destellos de una muy buena escritora.

Otaberra se centra en un personaje, que a veces también será narrador y que también es, se entiende, el "autor implícito" de toda la obra que estamos leyendo: Renata, una joven científica con un cierto trastorno que hace que su personalidad se escinda en dos en determinados momentos: el yo que actúa (el "piloto automático"), y el yo que piensa, evalúa y critica lo que ese otro yo está haciendo. Cuando esa disonancia psíquica provoca una especie de "parón mental/temporal" en la vida de la protagonista, saltamos a otro plano, uno situado durante la adolescencia de la protagonista, en el pueblo de Otaberra, en el año 1989, cuando sucedió algo que (como nos anuncia la contraportada del libro, levemente spoileadora) está en el origen del trauma de la protagonista. Conocemos, así, a otro personaje clave en esta historia, Eusebio, un chico sensible, creativo, diferente, probablemente homosexual o bisexual, y que sufre por lo tanto el rechazo y el bullying del resto de los jóvenes del pueblo. Entre Renata y Eusebio surge una complicidad profunda, una amistad que quizás podría ser algo más que amistad, que se ve truncada por ese acontecimiento traumático del que hablaba antes, y que podría ser el origen de la escisión psíquica de Renata. 

Resumiendo así el enredo, podría parecer que nos encontramos ante una novela si no lineal (porque se basa en un gran flashback), sí bastante convencional, y también bastante "psicoanalítica": un personaje central rebusca en su pasado el trauma esencial que explica sus actuales síntomas psicológicos. Lo que pasa es que, quizás precisamente por el miedo a ser demasiado convencional, Elisa Victoria superpone a esta trama básica todo un conjunto de niveles y técnicas narrativas diversas: "inventa" otras dos narradoras, una prima de Renata y su amiga, que comentan e impulsan la labor retro- e introspectiva de la protagonista; incluye fragmentos del diario de Eusebio, en el que paradójicamente se reconstruyen algunos momentos de la vida de Renata; reconstruye un pasado alternativo en el que Eusebio y Renata efectivamente se convierten en una pareja perfecta y empalagosa... Lo que pasa es que, personalmente, no me parece que todos estos juegos de artificio narrativo acaben de añadir gran cosa a la trama principal, no parece que tengan una justificación clara más allá de un cierto virtuosismo formal, y más que enriquecer la novela, la hace más dispersa. 

Y en cierto modo es una pena, porque si consideramos muchos de los fragmentos de la novela como narraciones casi independientes, vemos a una autora con un pulso narrativo firme y una capacidad notable para construir situaciones y personajes, y de hecho los primeros capítulos de la novela, antes de que empiecen los juegos de máscaras, establecen un planteamiento que engancha y que interesa. En otras palabras, quizás si Elisa Victoria hubiese confiado en el poder de la simple historia y de su capacidad para contarla, tendríamos una novela menos rompedora, pero más coherente. (Sé, por supuesto, que si lo hubiera hecho así, ahora mismo algunos críticos, entre los que quizás estaría yo mismo, le podrían acusar de escribir una novela demasiado tradicional, pero creo que en este caso habría valido la pena el riesgo paradójico de no correr riesgos).

Resumiendo: aunque pueda parecer extraño, Otaberra me deja con mejor impresión de su autora que de la obra en sí. Veo perfectamente a Elisa Victoria escribiendo una gran novela (o quizás ya la haya escrito, porque aún no he leído Vozdevieja), si consigue combinar mejor su capacidad narrativa con las técnicas narrativas más adecuadas (convencionales o no) para contar la historia. Otaberra, desafortunadamente, no llega a ser esa gran novela.

1 comentario:

sal dijo...

Una editorial que hace tiempo que bajó mucho el nivel de los primeros años. Editorial para fotos de Instagram y poco más.