miércoles, 4 de enero de 2023

Olivier Tallec: 3x1, reseña global

Idioma original: francés
Título original: C'est mon arbre, Un peu beaucoup, J'aurias voulu
Traducción: editorial Birabiro (en catalán y castellano)
Año de publicación: 2019, 2020, 2021
Valoración: muy recomendable


Empiezo el año lector cumpliendo con uno de mis propósitos: seguir ampliando el contenido del blog con literatura infantil, género que probablemente muchos de nosotros conocemos pero que hemos dejado de lado a la hora de reseñar literatura. ¡Pues vamos a ello!

Olivier Tallec, nacido en la Bretaña francesa el 1970, es un autor graduado en artes gráficas en la Escuela Superior de Artes de París siendo un ilustrador muy prolífico, con más de cincuenta libros infantiles publicados. Entre esta vasta colección de títulos, en esta reseña me dedicaré a los protagonizados por una adorable, aunque algo desvergonzada, ardilla a la que uno le coge mucho cariño pese a su carácter individualista y algo egoísta.

Argumentalmente, y de manera genérica, quien protagoniza esta saga es una ardilla que vive en un bosque. Su día a día (especialmente en los dos primeros libros «Es mi árbol» y «Un poco más» se centran en la relación que tiene con un árbol, SU árbol (como indica el primero de los títulos). Porque claro, como cualquiera de nosotros, ella tiene sus preferencias, y hay un árbol que es el suyo. Pero claro, ¿qué ocurre si intentamos proteger y encerrar demasiado "nuestro mundo"? ¿Nos sentiremos confortables reduciendo nuestro espacio, nuestra vida, a un entorno tan limitado? Este es el argumento principal del primero de los libros que, de manera magistral continua en «Un poco más».

En «Un poco más», la ardilla nos narra la relación con ese árbol que tanto quiere, porque claro, el árbol la proporciona unas deliciosas piñas, leña, sombra... y ella se encarga de cuidarlo (en apariencia) porque, claro, es su amigo. Pero... las necesidades y la avaricia puede que no lo ayuden en ese camino y este es el punto fuerte de este volumen, mi favorito de los tres por las dudas, incoherencias y por el giro final que experimenta nuestra protagonista en la historia.

Ya en «Hubiera querido», el último de los volúmenes, vuelve a la carga la ardilla pero esta vez sus inquietudes ya no giran en torno a su árbol, sino a su identidad. ¿Por qué nadie pide ser una ardilla? ¡Y es que nadie sueña nunca con ser una ardilla! No, sin duda, ser una ardilla no es nada excepcional. Así que se pregunta qué pasaría si fuera otro animal del bosque. Y ahí empieza otra divertida historia en torno, como en todos sus libros, a las incertezas y las dudas.

Como podemos ver, argumentalmente los libros de esta saga giran en torno a las dudas que experimenta la ardilla (extensible a cada uno de los lectores) acerca de la identidad, los puntos fuertes y débiles de nuestra existencia, pero también sobre la conveniencia o no de encerrarnos en nuestro propio mundo, de no permitir compartir nuestro entorno o nuestro espacio con otros. Estilísticamente, el trazo de Tallec es alargado, algo cómico y especialmente centrado en las expresiones faciales en las que destaca la gran capacidad de transmitirnos emociones a través de los ojos de la ardilla y sus caras de sorpresa, enfado o satisfacción. Y es un gran acierto pues la narración se desarrolla completamente en torno a ella y los dibujos centran su protagonismo absoluto. De igual manera, los colores utilizados, si bien acostumbran a ser de tonalidades cercanas a los ocres, naranjas, marrones e incluso rojos, son cálidos y facilitan la integración de la ardilla en su entorno.

Entre las múltiples cualidades de estos libros, más allá del propio dibujo y estilo, lo que más destacaría de ellos es su gran sentido del humor. La ardilla sufre múltiples vicisitudes que le hacen dudar, reflexionar y rectificar en algunos casos acerca de su experiencia vital y, aunque es algo que a menudo encontramos en los libros infantiles, el acierto de Tallec está en hacerlo desde una mirada cómica y divertida que hace que la lectura de los libros (con final abierto) dejen una sonrisa en el lector que contribuye a la sensación de haber pasado un buen rato con la lectura. Y esto es algo que siempre hay que valorar.

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