lunes, 13 de julio de 2009

Jorge Luis Borges: Atlas

Idioma original: español
Fecha de publicación: 1984
Valoración: está bien

Quienes sepan de mi confesada admiración por Borges quizá se sorprendan porque no valoro este libro como "muy recomendable" o "imprescindible". La razón es simple: Atlas no es un uno de sus mejores libros, pero sí uno de los más curiosos. Como La vuelta al día en ochenta mundos, de Cortázar, este también es un libro para admiradores. Si uno ha leído a Borges con frecuencia, si sus fobias, sus nostalgias, sus leves asombros le son familiares, entonces se alegrará de encontrarlos reunidos en un solo volumen, escrito, en realidad, sin otra intención que reunirlos. Si uno no lo ha leído, creo que no debe empezar por aquí.

Como su nombre indica, Atlas tiene algo de tratado de geografía, pero que nadie espere una guía turística, claro, ni su versión snob: un diario de viaje. Es un tratado de geografía borgiana: cada ciudad, cada país, cada objeto del que se habla ocupa su preciso lugar, no sobre el planeta Tierra, sino en el universo -libresco y fantasmal- de Jorge Luis Borges. Las asociaciones caprichosas no le serán extrañas al lector asiduo, pero no por ello desconocerá el placer de ver cómo un Borges maduro, pleno conocedor de su arte, las dibuja con un simple trazo ante sus ojos. Así, Estambul le hace evocar de inmediato un verso de Dante y una brioche parisina se convierte en un arquetipo de la filosofía china.

Cada uno de los apuntes que conforman el libro es mínimo: poco más de un par de párrafos. Bastan, sin embargo, para transmitir lo que Borges intuyó -no lo que vio, pues no veía ya más que una neblina amarilla- en Creta, en Egipto, en Japón. Lo que intuye es, muchas veces, una referencia literaria, más o menos camuflada. Él no lo ignora, claro, y por eso dice: "Releo lo anterior y compruebo con una suerte de agridulce melancolía que todas las cosas del mundo me llevan a una cita o a un libro." Esa agridulce melancolía es el tono general del libro. Ese Borges al que sólo le quedan dos años de vida muestra entusiasmo por su mitología privada, pero, al mismo tiempo, el desengaño ante una vida que siempre consideró irreal por literaria.

Atlas es fruto de los viajes que Borges hizo, al final de su vida, acompañado por María Kodama. Se aprecia en muchas páginas el discreto aliento amistoso de esta mujer y la modesta felicidad cotidiana que le procuró. Pero hay también pasajes oscuros, en especial los que narran algún sueño. Borges recordó muy bien sus sueños, durante toda la vida, y no deja de notarse en este libro. Uno de estos sueños rescatados desarrolla una imagen que ha llegado a sintetizar, para mí, todos los horrores que Borges sabe extraer de la Metafísica. Si trato de resumirlo sólo lo estropearé, así que os dejo el vínculo aquí.

Otras obras de Jorge Luis Borges en ULAD: Aquí

2 comentarios:

Santi dijo...

Mmmmmh, un libro de Borges al que no le pones la máxima nota... ¿se estará congelando el infierno? ¿Estarán yaciendo juntos el lobo y el cordero? ¿Volarán los peces? Etc.

Bromas aparte, suena como un libro interesante, como una de esas obras de vejez que regalan a veces los escritores que ya se saben genios y que no necesitan seguir los mandados del mercado, los agentes o los géneros.

Jaime dijo...

Creo que es algo peor que todo eso: ¡se me está pegando tu proverbial hiper-criticismo! ¡Horror!
(Todavía me acuerdo de aquella vez que comentaste los libros que más te habían gustado en el último mes, jajaja..)