viernes, 25 de julio de 2025

Ante Tomic: Milagro en el valle de los Víboras

Idioma original: Croata 
Título original: Cudou Poskokovoj Dragi
Año de publicación: 2009
Traducción: Patricia Pizarroso y Marc Casals
Valoración: Divertidísimo

Hace mucho que no me reía tanto con un libro. De hecho, diría que pocos libros me han hecho reír a carcajada limpia: Wilt, Sin noticias de Gurb, La conjura de los necios y poco más. Eso si la memoria no me falla, ¡claro!

Bien, pues a esta escueta lista hemos de añadir este Milagro en el valle de los Víboras, novela del croata Ante Tomic protagonizada por una familia de subnormales todos locos compuesta por Jozo (padre) y Kresimir, Branimir, Zvonimir y Domagoj (sus cuatro adorables retoños) que vive en estado semisalvaje en una remota aldea montañosa. En fin, una panda de paletos tarados y semianalfabetos, irascibles, violentos, groseros, supersticiosos, etc. Para que os hagáis una idea: unos hillbillies sacados de alguna peli de Tarantino o de los Coen y trasladados a los Balcanes para que salgan en una peli de Kusturica.

Vale, ¿y el argumento?. Bueno, pues por ahí que andan los Víboras haciendo sus cosas (secuestrando a unos empleados de la compañía eléctrica que se acercan por sus dominios para hacerles pagar recibos pendientes desde 1984) cuando uno de ellos, Kresimir, se harta y dice que se larga a Split a recuperar a un "amor" de los tiempos de guerra y poner una mujer en sus vidas.

No me extiendo más. La novela tiene tantos giros y tan disparatados que sería imposible hacer un resumen. Solo diré que hay golpes, tortazos y peleas que ni en las pelis de Bud Spencer (tiene mucho de slapstick esta novela), amenazas, persecuciones, equívocos, clases de ligoteo, corruptelas, veteranos de guerra, neonazis patéticos, orgías armamentísiticas... Pero lo que hay, sobre todo, son muchas risas gracias a un humor absurdo y grotesco.
Tenía un moratón gigante en el muslo derecho, y otro en el costado, y un tercero en el antebrazo izquierdo, e incluso un cuarto debajo del ojo. Le dolía al respirar, como si le hubieran roto una costilla. Además, tenía sendas brechas en el labio, la ceja y la oreja, le habían sacado un diente y otros dos estaban bastante flojos. Por lo demás, estaba bien.

Otros aspectos a destacar del libro son su ritmo endiablado, su agilidad y plasticidad y unos diálogos de lo más loco. No solo eso. Como todo buen libro "de humor", algo hay de crítica al tiempo y lugar en el que transcurre, esa nueva Croacia de lounge bar a la que resulta difícil dejar atrás algunas referencias del pasado más oscuro, y esto podría emparentar en cierta forma a los Víboras con el soldado Svejk o con Ivan Chonkin, pero son asociaciones menos claras.

En cualquier caso, y pasando por alto alguna que otra "incoherencia" o "punto no demasiado claro), un libro divertidísimo y una opción ideal para quienes busquen en sus lecturas veraniegas algo entretenido y ligero, aunque no exento de calidad.

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