
Título original: 聞かなかった場所 (Kikanakatta Basho)
Año de publicación: 1975
Traducción: Marina Bornas
Valoración: bastante bien
Tsuneo Asai es un modesto, aunque de lo más eficiente, funcionario del Ministerio de Agricultura japonés que, en el transcurso de un viaje de trabajo con su jefe, recibe la noticia de que su esposa Eiko ha fallecido de forma repentina. Tras el estupor inicial y una vez cumplidas las debidas ceremonias funerarias Asai se pone a indagar sobre las circunstancias concretas de la muerte de su esposa, quien, por lo visto, sufrió un infarto y por ello hubo de refugiarse en una tienda de cosméticos de un barrio que no era el suyo, donde al fin falleció. Pero el viudo empieza a sospechar que hay algo raro en todo el asunto y comienza a investigar sobre una posible doble vida de su mujer.
La novela nos va desgranando, al menos en sus tres cuartas partes, toda esta pesquisa del infausto Asai para averiguar la verdad. No se trata, en todo caso, de un thriller trepidante, ya que el protagonista actúa exactamente como lo que es: un funcionario discreto e incluso gris, pero concienzudo y persistente, que va dando todos los pasos necesarios, uno a uno, pera llegar a su objetivo. Lo mismo que hace, por cierto, autor del libro, que elige una narración no diré que morosa, pero sí pausada y exhaustiva, con frecuentes recapitulaciones (quizá innecesarias, aunque tampoco es que molesten demasiado) sobre lo que ha ocurrido hasta ese momento. En todo caso, es una lentitud engañosa, puesto que llega un momento en que los acontecimientos se precipitan y de qué manera... No voy a adelantar nada, claro, salvo que el cuitado Asai acaba metiéndose por caminos que nunca pensó que fuera a transitar...
A Matsumoto, prolífico escritor de novelas no sólo policíacas (también de carácter histórico) se le considera, al parecer, el "Simenon japonés", al haber sido el primero en introducir una importante carga psicológica en la novela negra -más bien noir, en este caso- de su país. No digo que no, pero a mí esta obra me ha recordado más a las de la gran Patricia Highsmith, con sus personajes aparentemente inocuos pero proclives al crimen y sin remordimientos por ello -aunque sí con miedo al castigo-; sus tramas que transcurren en buena medida dentro de los pensamientos de sus protagonistas, su mundo de secretos y recelos... y también de los imprevistos de los que está trufada cualquier vida, por controlada que parezca y que determinan en muchas ocasiones nuestro devenir. Su comprensión de los rincones no sólo oscuros, sino turbios del alma humana y la empatía que no podemos dejar de sentir por sus personajes. Lo mismo que ocurre en este libro de Matsumoto, un escritor al que habrá que seguir leyendo y descubriendo pequeñas joyas como ésta, bisutería de aspecto modesta que pueden esconder brillantes quizá no perfectos del todo pero, precisamente por eso, más interesantes.
1 comentario:
Es un escritor muy interesante. La chica de Kyushu y El expreso de Tokio me dejaron un regusto muy pero que muy agradable.
Aprovecharé tu reseña ahora que voy a realizar mi modesta selección de lecturas para este mes de agosto.
Gracias por tu aporte.
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