Título original: Le Garage hermétique
Año de publicación: entre 1976 y 1979 por entregas en la revista Métal hurlant y ese último año, como recopilación, bajo el título Major Fatal
Traducción: Lucía Bermúdez Carballo
Valoración: imprescindible
Repasando las reseñas de "libros con dibujitos", como dicen algunos filisteos, me he dado cuenta de que no había ninguno de Moebius, también conocido como Jean Giraud, una de las principales luminarias de la Bande Dessinée del siglo XX y comienzos de este XXI. Ni corto ni perezoso, me he puesto a remediar esta ausencia con una de sus obras más destacadas, lúdicas y, hasta cierto punto, inextricable: la celebérrima El garaje hermético.
Resumen resumido (si soy capaz): en el garaje -sí, amigues, lo del garaje no es una metáfora- de Jerry Cornelius el ingeniero Barnier destroza la nave de Jerry cuando el proyector de partículas de doble polarización cromática entra en resonancia con el calibra-niveles, así que huye para no afrontar la ira de su jefe, que se dirige de vuelta a bordo de su vehículo Bertrav 2000. A su vez, su antagonista, el legendario Mayor Gruber, creador de los mundos en que se desarrollan sus aventuras, deja su nave Ciguri al cuidado de su novia, la Damalvina para dirigirse al segundo nivel de la capital Armjouth a lomos de un mabro semiautomático, a fin de saber qué ha ocurrido con su espía Samuel Mohad, que pilotaba un robot gigante Star Metharo. El encuentro entre los dos adversarios, otrora amigos, no presagia nada bueno. Eso, sin olvidar la inquietante figura, aún presente, del Bakelita, a pesar de haber sido asesinado por Gruber...
¿Está todo clarinete, no? Bueno, he de decir que yo he hecho una labor previa de desbroce para poder explicároslo, puesto que en el libro es todo aún más confuso e improvisado. Y digo improvisado porque es así como Moebius fue creando este cómic, sin apenas planificación, simplemente tratando de darle continuidad a las páginas, pero de forma un tanto tangencial y enigmática. Al menos, hasta que llegamos al final y lo entendemos -más o menos- todo. Aunque tampoco es que importe mucho entender o no entender lo que pasa; aquí de lo que se trata es de disfrutar, de dejarse llevar por el despliegue de imaginación, de humor y aventuras que encontramos en estas páginas. Además, claro, del preciosista trazo de las ilustraciones de este autor. Una historia -e historieta- de Ciencia-Ficción tal vez diferente a lo que se suele esperar del género, pero no por ello menos verosímil (quizás incluso más); un alarde, en todo caso, de libertad creativa que, como toda la obra de este creador fundamental, ha tenido una influencia indudable en el cómic y el cine posteriores, pese a su carácter, precisamente, algo hermético (sorry).
Sin duda, éste es un libro imprescindible por derecho propio, pero también como crisol -igual que los demás de Jean Giraud/Moebius, claro- de tantas tendencias artísticas y sociales, tantas inquietudes y hallazgos que tuvieron lugar en el siglo XX que no debemos olvidar en este XXI que comienza ya a estar un tanto pagado de sí mismo, me parece. Y no sé si estamos para tirar cohetes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario