Título original: Pa ski over Gronland
Año de publicación: 1890
Traducción: Mario Puertas
Valoración: Bastante recomendable
A finales del siglo XIX, y pese a nombres que ya forman parte del mito (Bellinghausen, Ross, Nordenskjold, etc), la exploración polar se encontraba "en pañales" y muchas terra incognita esperaban aún el momento de ser holladas por el ser humano. La historiografía y la literatura se han centrado en la carrera por los polos o en expediciones en las que la tragedia ocupa un lugar fundamental, ya sea como amenaza o como realidad. Bien, ya es hora de reivindicar otras expediciones y otros personajes.
El viaje que hoy os traemos a ULAD es el que Fridjtof Nansen (y cinco compañeros: los noruegos Sverdrup, Dietrichson y Kristiansen y los lapones Balto y Ravna) realizara en 1888 cruzando en esquís y trineo, por primera vez en la historia, el hielo continental groenlandes, partiendo desde la costa Este y llegando a Godthab (actual Nuuk) después de un par de meses.
Más allá del innegable valor que la travesía de Groenlandia tiene desde el punto de vista estrictamente "deportivo", el viaje de Nansen y sus compañeros tiene importancia por tratarse de una de las primeras expediciones modernas en cuanto a personal, logística, etc, así como por las relaciones que establece con los pobladores locales. En este sentido, creo que Knud Rasmussen bebe mucho de Nansen en su magnífica De la Groenlandia al Pacífico.
Pero como ya hemos dicho alguna vez, el viaje a través del hielo no comienza en el momento en el que Nansen y compañía pisan el hielo continental y, así, el libro de Nansen abarca desde la etapa de formación "polar" de Nansen hasta el invierno que hubieron de pasar en Godthab, pasando por aspectos logístico - organizativos de la expedición, historia de la exploración polar, el viaje de Noruega a Groenlandia (vía Islandia), el contacto con comunidades inuit o la propia travesía.
Cuatro son las vertientes que, en mi opinión, conviven en el Nansen escritor y personaje y hacen del noruego uno de los exploradores más amables: la poética, la didáctica, el humanismo y la humorística.
Las descripciones del feroz paisaje islandés, de las costas groenlandesas o de las auroras boreales no tienen nada que envidiar a las que pudieran trazar escritores "profesionales"
Al encontrarnos en medio de fiordo, el ocaso del sol descendente acariciaba con su resplandor las montañas de basalto del Isafjord; sus laderas occidentales sonreían a la luz del atardecer, mientras las sombras frías se arrojaban, ocultándose en todas las grietas de los rellanos situados cerca de las cumbres y colándose en las hendiduras que el agua ha ido enterrando en la verticalidad de los laterales, dejando resaltar con más nitidez las singulares formaciones horizontales.
El carácter didáctico de Nansen y sus textos se deja ver en la parte dedicada a la logística de la expedición, en sus comentarios acerca del hielo, la geología, la vulcanología, etc. y, especialmente, en la recapitulación de anteriores expediciones por Groenlandia y en el aprendizaje obtenido de ellas.
Su vertiente humanista se percibe en la relación que establece con las comunidades con las que se cruza y con las que ha de convivir en el invierno de 1889, en cómo interactúa con ellos, en cómo observa y habla de sus costumbres, modos de organización social, etc. Son capítulos cercanos a lo antropológico y nos dejan una visión bastante avanzada en comparación con otros "prohombres polares" de la época bastante más cabroncetes. Otro punto que habla a favor de Nansen es el recurso a los testimonios de sus compañeros de travesía. No es tampoco muy habitual.
Y por último, el humor, que siempre sobrevuela la narración de Nansen. Ya sea en el barco que les lleva de Islandia a Groenlandia, en las peripecias de Balto y Ravna o en sus penalidades a través del hielo, Nansen se aleja de lo "épico" y opta por una vía más humorística y sorprendente.
Lo único que hace que la valoración no sea superior es, curiosamente, la parte de la travesía propiamente dicha. No sé si se debe a ese alejamiento de lo "épico" por parte de Nansen, pero me resulta algo reiterativa y aburrida. Al menos, si la ponemos en relación con otras partes del libro.
En cualquier caso, y como decían en Amanece que no es poco, en este pueblo lo que hay es verdadera devoción por Nansen. ¿O era por Faulkner?
P.S.: Me encantan los libros de viajes que incluyen fotografías, mapas, etc. En este caso, un montón de fotos tomadas por Nansen (y sin retocar, ojo) acompañan al texto y dan testimonio de la aventura.
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