miércoles, 26 de junio de 2024

Juan Rulfo: Aire de la colina. Cartas a Clara

Idioma original: español

Año de publicación: 2000

Valoración: no tengo idea

Dentro de las muchas figuras infames que ha dado mi querido México, el último año ha visto el surgimiento del “Rey del morbo”, Dani Flow. Sus letras son coreadas por niños en festivales escolares y su música usada para medir el ritmo adecuado para dar masaje cardiaco a una persona en paro. ¿Dani Flow es un genio? No lo sé. ¿Sus fans son idiotas? Algunos. ¿Su música es un reflejo de la decadencia de los valores familiares y las buenas costumbres? ¿Qué no lo es hoy en día? ¿El uso de letras sexualmente explícitas fue clave para su éxito? Probablemente. Independientemente de lo anterior, es un hecho que ha logrado conectar con millones de jóvenes, principalmente mexicanos de clase media, insensibilizados al contenido sexual, ansiosos y deprimidos, poliamorosos y, como todos los jóvenes, con un gran desprecio hacia los viejos. No pretendo hacer un análisis musical de sus canciones, o uno sociológico sobre su influencia en la psique de la juventud, pero sí hay algo que me interesa mucho: su ingenuidad. “Naíf” es la palabra que me viene a la mente cuando escucho las letras de Dani Flow (ojo, no la música, eso es otra historia).

He visto algunas entrevistas que le han hecho a Dani Flow, y es evidente que es alguien que realmente no tiene nada interesante que decir. Yo me pregunto, ¿cómo alguien con ideas tan simples hace canciones cuyas letras resuenan con millones de personas? La respuesta más obvia sería el ‘shock value’. La infinidad de sinónimos para los órganos sexuales y el coito es una forma fácil de llamar la atención, algo que puede ser perjudicial en alguien que no tenga el carisma de Dani Flow, pero que él ha logrado agregarle el humor necesario para que todas las vulgaridades que dice pasen como ‘ocurrencias’. Por otra parte, creo que sus frases han cautivado a su audiencia debido a la simplicidad con la que transmite sus sentimientos con ideas tan primitivas.

A pesar de que Dani Flow ya tiene años haciendo música, el salto cuántico lo dio con ‘Las que no tienen papá’ y, al encontrar la fórmula indicada, siguió con otras cuatro o cinco canciones del mismo cariz: ‘Abre las patotas’, ‘Martillazo’, etc. Sus canciones anteriores a las antes mencionadas están compuestas con frases de cualquier rapero/reguetonero genérico, haciendo alarde de su barrio, su dinero, sus ‘viejas’. Con una excepción notable, una canción de amor dedicada a su esposa, con la que ahora tiene una hija pequeña. A pesar de sus mejores intenciones románticas, esa canción, titulada ‘Te vi’, es una cursilería insoportable. Me da la impresión de que Dani, al no tener ningún bagaje cultural, usa frases prehechas, que a él le parecen románticas, al más puro estilo de ‘Baby te quiero, oh’ del ya olvidado Niga.

No es sino hasta que decide quitarse de amarres que escribe sus canciones más románticas, en donde auténticamente expresa sus sentimientos de la única manera que sabe (y que puede): con puras vulgaridades. Pasó del falso “te vi y supe que eras el amor de mi vida” al sincero y de corazón “me gustas un vergo, güilota”. El estilo naíf de Dani Flow para expresar sus sentimientos hacia lo que a su corta edad le es importante (el dinero, el sexo, la fama), me recuerda a un bonito dibujo coloreado a rayones. Como cuando los niños dicen groserías sin saber realmente su significado. Claro, él lo sabe, pero a mi parecer, la misoginia y depravación de sus letras son solo resultado de su ignorancia y, por qué no, de su ingenuidad.

Ahora, les pido una disculpa a los que han leído hasta aquí. ¿Por qué incluí en esta reseña de uno de los máximos escritores mexicanos, Juan Rulfo, este texto sobre Dani Flow? Primero, obvio, por el ‘shock value’. Pero además, tengo otra razón. Rulfo era un maestro del cuento (‘El llano en llamas’ es el mejor libro de cuentos que he leído) y la novela. Creo que eso está fuera de discusión. Pero aquí tenemos un libro totalmente diferente: una serie de cartas, publicadas de manera póstuma, enviadas a su esposa cuando él estaba en alguno de sus viajes. Quiero creer que así de tímido como era Rulfo, no se le pasó por la cabeza que su correspondencia amorosa iba a ser leída por miles de personas después de su muerte, por lo que, al escribirlas, no tenía ningún interés por crear una obra maestra de la literatura. Solo quería, de la manera más honesta y sencilla, expresarle su amor a su querida esposa, Clara. Se puede observar una gran diferencia entre sus cuentos y sus cartas. Lo que más me conmueve de esas palabras a Clara, es lo naíf de las frases que elige para decirle que la ama y que la extraña (la llama ‘chiquilla’ 🥺). Y con esto no me refiero a palabras cursis, sino a su ingenuidad y simplicidad. Para ponerles unos ejemplos (esperando que se animen a leerlas): “soñé que te besaba los ojos, arribita de las pestañas, y resultó que la boca me supo a azúcar”, o “mi madre murió hace 15 años; desde entonces, el único parecido que he encontrado con ella es Clara”, o “también he concluido por saber que los cachetitos, el derecho y el izquierdo, los dos, tienen sabor a durazno, quizá porque del corazón sube algo de ese sabor”. Estas palabras, que parecen dichas por un niño a su mamá, me parecen más tiernas y entrañables que cualquier canción de amor, palabras que son inconcebibles en una persona tan huraña como Rulfo.

Este libro es, claramente, puro fan service. Pero, precisamente los fans encontrarán muy interesante esta otra faceta de Juanito, el esposo enamorado.

Ahora, no pretendo comparar las cualidades literarias de Rulfo con las letras de Dani Flow, pero no logro evitar pensar que de estar en un contexto diferente, Dani Flow cambiaría el “zorra, estupida, bastarda, te amo” por el “Clara: hoy he sembrado un hueso de durazno en tu nombre”.


Otras obras de Juan Rulfo reseñadas en ULADPedro PáramoEl llano en llamas

2 comentarios:

Dragan Dabic dijo...

Me ha encantado esta reseña. Sólo un apunte: no tenía ni idea de la existencia del tal Dani Flow y he tenido que buscarlo. Haberme asomado a tamaña hediondez no te lo perdonaré nunca.

AlainRD dijo...

Hola Dragan,
Estoy totalmente de acuerdo contigo. Por otro lado, cada día se descubre algo nuevo.
Gracias por pasarte por el blog.