Título original: Razorblade Tears
Año de publicación: 2021
Traducción: Miguel Sanz Jiménez
Valoración: Se deja leer (aunque es entretenida)
Lágrimas como navajas es tan entretenida y amena como estereotipada y previsible. Aunque esta definición no le hace justicia a la novela negra de S. A. Cosby; y es que por más que abunde en liviandad y clichés, también lo hace en escenas conmovedoras, protagonistas que resultan simpáticos y cierto subtexto relativo al racismo o la discriminación LGTBI que espesa sus temas. Por tanto, es un "bestseller" de género algo formulaico que al mismo tiempo exhibe un poquitín de ambición.
Trata sobre Ike y Buddy Lee, dos ex convictos, uno negro y otro blanco, que unen fuerzas para vengar el asesinato de sus hijos, una pareja gay que se involucró con una persona poderosa. En el transcurso del relato, ambos padres forjarán una entrañable amistad y lidiarán con su retorno a la criminalidad, el dolor de la pérdida, el remordimiento de haber sido unos progenitores nefastos y la aceptación de las orientaciones sexuales alternativas.
La prosa de Lágrimas como navajas es funcional y eficaz. Asimismo, imprime un buen ritmo al conjunto. No obstante, por momentos se antoja excesivamente taquigráfica, pues escatima en descripciones (sobre todo de escenarios o atmósferas); a eso hay que añadir que emplea símiles algo ramplones (una herida que «lloraba igual que una novia con el corazón roto», un coche «verde como el dinero», etc...).
Por otro lado, el mensaje de Lágrimas como navajas no es precisamente sutil, pero tampoco insulta a la inteligencia del lector, dado que se vincula con el arco de personaje de Ike y Buddy Lee, amén de establecer un paralelismo entre los hijos de ambos y la esquiva Mandarina.
Como curiosidad: he detectado que Miguel Sanz Jiménez se ha tomado una licencia en la página 208 al traducir la obra. Y es que mientras que en el original se dice «woman with the most severe I want to speak with the manager haircut he'd ever seen», pasaje cuyo significado es difícil de trasladar al español, Jiménez sale del paso con «el típico aspecto de señora pelmazo».
Resumiendo: Lágrimas como navajas es la clase de "bestseller" de género que se lee de una sentada, pero también es una obra cuyas cualidades la hacen destacar sobre la media. Creo sinceramente que, pese a que no se la puede reivindicar como una ficción memorable, compleja o profunda, exhibe méritos más que suficientes para entretenernos durante una tarde e incluso hacernos reflexionar brevemente. Suficiente, ¿verdad?
2 comentarios:
me pareció flojita flojita, con un final que hemos visto cientos de veces en películas
Hola, Anónimo. Tienes razón en que no es una novela negra de alto calibre, pero creo que tampoco lo pretende. Yo supe perdonarle su previsibilidad y sencillez porque me pareció un mero divertimento que, al menos en lo que a su manejo temático respecta, es incluso mejor de lo que esperaba.
Publicar un comentario