Idioma original: español
Año de publicación: 2022
Valoración: fallido
Obviamente uno se suele acercar a los ensayos porque el tema tratado le resulta de algún modo atractivo. También porque el autor sea un ídolo incuestionable y pueda hablar de lo que sea impregnándolo de su personalidad, como Quim Monzó. En el caso opuesto a Carlos Taibo no lo conocía y por el escueto perfil en el libro, interpreto que se dedica exclusivamente a la docencia y a plasmar sus conocimientos en libros como éste. El título, de por sí, es prometedor. Ecofascismo: una introducción. Casi como un tocho de los de las materias en ciertas carreras de ciencias sociales, que prometía segundas y terceras partes donde lo introducido se desarrollaba. Como el término (ecofascismo) siempre me había parecido casi un oxímoron, me hice con el libro ávido de confirmar algunas sospechas que hace años me rondan, como para constatar que esos términos contradictorios (cuando en la vieja Europa los movimientos ecologistas o verdes siempre se han vinculado a la izquierda, incluso a la extrema izquierda) pudieran ser conciliados en lo teórico sin recurrir al socorrido los extremos se tocan.
O sea, salivaba pensando que el autor podía entrar en materia con ejemplos jugosos que emparentarían, aunque forzadamente, los dos conceptos. Pues vaya trastazo. El texto es denso y teórico, algo reiterativo incluso, a la hora de ejemplificar la comunión de los dos conceptos. Tanto, que incluso el más entusiasta de los lectores (excluyamos a los alumnos de Taibo) se encontrará con que los postulados se repiten y se asientan solo en la base de la reiteración, sin exponer nada concreto que demuestre que sí, que la coartada de la conservación de la naturaleza, del manejo racional de los recursos, la bandera de la sostenibilidad que tantos factores sociales (empresarios, políticos, influencers et al) se empeña en ondear, todos esos argumentos tan inequívocamente defendibles, está siendo monopolizada no en defensa de la mejor convivencia en el planeta y una búsqueda consensuada del bien común (o, ejem, global) sino en la preservación de los intereses de unos pocos, ya podemos imaginar quiénes. Taibo se escora algo hacia lo conspiranoico, pero entre la falta de casos concretos a los que echar un vistazo y su tozudez en hacer referencia a multitud de otros textos que, estén o no traducidos, acaba uno teniendo ganas de consultar, como si Taibo sea más un compilador que un autor por derecho propio. Todos esos capítulos, con sus prólogos algo recurrentes y sus párrafos extenuantes, llenos de conceptos, ya sé que esto es un ensayo y quien lo escribe una autoridad en la materia, acaban resultando largos y tediosos, con lo bien que hubiera ido que fuéramos solamente un poco concretos y hubiéramos mencionado nombres, empresas, partidos políticos como nudo de la narración.
Encima, algo que ya me ha resultado algo preocupante, una red flag que se dice ahora, cuando a caballo del momento en el tiempo en que el ensayo se escribe - la post-pandemia del Covid-19 - el autor amaga, no una sino varias veces, coqueteando con el negacionismo o insinuando solapadamente que los intereses de autoridades e industria farmacéutica han obrado de forma coordinada para una especie de prueba beta de sometimiento, renuncia a libertades y acatamiento de la población.
Comparto algunos planteamientos de Taibo y creo que puedo estar de acuerdo en esa idea de una élite consciente de lo limitado de ciertos recursos y partidaria de su preservación, solo para que sean ellos quienes los monopolicen en situaciones de escasez. Pero esa conclusión está construida con demasiado argumento especulativo y sin un armazón de realidades que hagan que uno cierre este libro y apriete el puño o, ejem, se indigne. Con lo cual, al menos en este caso, la oportunidad está perdida.
2 comentarios:
Hace años yo era muy fan de Taibo: leí varios libros suyos relacionados, fundamentalmente, con el decrecimiento; libros interesantes aunque, tras leer varios y, sobre todo, leer a los autores franceses a los que Taibo se refería, mi sensación era que Taibo escribía siempre el mismo libro y al final era, como también dices ahora, un "compilador". En todo caso, también tuve la oportunidad de escucharle en varias charlas y presentaciones y tengo que decir que era un auténtico placer atenderle (explica y discursea llamativamente bien).
Pues bien, hace algunos meses fui a la presentación de este libro (que no había leído aún) y, en vez de querer leerlo, lo borré de mis propósitos. Para empezar, a la vista de lo que explicó, el título me parecía casi un clickbait. Y también percibí el tono conspiranoico/negacionista que explicas, Francesc, y no me gustó nada. Mi impresión fue que Taibo no convenció ni a los convencidos.
Esta reseña me confirma que hice bien quitándolo de la lista de libros que quería leer.
Que los babyboomers hagan apología del decrecimiento una vez llegados a su senectud me parece un ejercicio de cinismo e hipocresía difícilmente digerible. Al menos para mí.
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